Editorial: La barbarie sionista se ceba en Palestina

Los pueblos de la tierra asistimos indignados y perplejos a otro capítulo de barbarie, esta vez es uno más contra el pueblo palestino, puede que el más brutal, cruel y despiadado, la historia dirá. El aparato propagandístico internacional israelí, en su intento por acallar las voces discrepantes contra su acción criminal, ha llegado a acusar de antisemita al Secretario General de
Naciones Unidas, han pretendido iniciar una campaña de persecución de futbolistas por el simple hecho de ser de origen árabe y llaman a controlar a los colectivos de jóvenes universitarios norteamericanos; muchos de ellos y ellas judíos también, para que no critiquen el genocidio que se está perpetrando, no en su nombre. Pero las voces de rechazo e indignación ya se escuchan hasta en
Jerusalén.
Tenía razón Guterres cuando dijo que “los ataques de Hamás no vienen de la nada”. Desde que Naciones Unidas propusiese en 1947 la creación de dos Estados, se han producido cuatro guerras: 1948, 1956, 1967 y 1973 y numerosos levantamientos palestinos (intifadas), como respuesta a las provocaciones sionistas y a la constante vulneración de las resoluciones de la ONU. La
consecuencia son miles de muertos y 5 millones de desplazados a campos de refugiados en los países limítrofes, además de los que, con más suerte, hayan podido emigrar a otros países.
Habrá quién considere utópica la solución de un solo Estado en Palestina, laico y democrático, sin integristas islámicos ni ortodoxos judíos, no, al menos, en las instituciones del Estado, pero la aplicación de la solución de dos Estados separados ha llevado a la catástrofe humanitaria histórica que desde 1948 se está perpetrando en contra el pueblo palestino.
Hoy, 2 millones de personas se encuentra “enjauladas” en la franja de Gaza, con la única salida cerrada, el paso de Rafah. El pueblo gazatí está siendo masacrado: ya son más de 8.000 los muertos, la mitad de ellos niños y niñas.
Ante tamaña barbaridad, de las instituciones europeas solo escuchamos tímidas llamadas al respeto del Derecho Internacional y de los derechos humanos, cuando estos se están vulnerando de forma salvaje y flagrante. Los gobiernos de la UE, están de acuerdo en apoyar a Israel, solo discrepan en si balbucear o no las timoratas llamadas a un alto el fuego humanitario, dicen.
Proponen una Conferencia de Paz para dentro de seis meses ¿quedará vivo algún palestino?, ¿quedará alguien en la Franja de Gaza?
Por su parte, los Estados Unidos han pactado que la ayuda humanitaria pase con cuenta gotas por el paso de Rafah, pero más bien parece una excusa, un camuflaje propagandístico, para justificar que Israel continúe con los bombardeos y la invasión terrestre iniciada en estos últimos días.
Israel no podría llevar a cabo su política de exterminio sin el apoyo político y militar de los EE.UU., por ende, esta es una de las formas que toma la política de guerra de los USA en el mundo, al que, directa o indirectamente, tiene empantanado en 34 conflictos armados: Ucrania, Nagorno-Karabaj, Siria, Yemen, Etiopía, Myanmar…En 2022 murieron 238.000 personas en estos conflictos, un 96% más que en el año anterior, dato publicado en la 17ª edición del Índice de Paz Global. Hasta hace poco fue Irak y Afganistán. El resultado de esta política de guerra es un reguero de Estados fallidos, como Libia o Irak.
Como si la situación no fuese ya suficientemente terrorífica, pareciera que se quieran resolver las desavenencias comerciales con China abriendo otro conflicto más en el Mar de China. Se amenaza a Irán constantemente, que es sin duda un Estado teocrático que ejecuta a sus mujeres por no llevar
velo y ahorca a los jóvenes que las defienden. Un Estado que apoya al fundamentalismo islámico de
Hamás y Hezbolá. Pero la solución no puede ser destruir ese país como hicieron con Irak o con Libia.
Decía hace unos días Josep Borrell, el Comisario de Exteriores de la Unión Europea, que: “La UE no puede remplazar a los Estados Unidos en la guerra en Ucrania”. Lo decía el 5 de octubre en el periódico “El Comercio”, dos días antes de la incursión de Hamás en territorio israelí. Es como si la opción de la guerra fuese inevitable. Es evidente que Europa no puede sustituir a los Estados Unidos
en el campo militar, el hecho de formar parte de la OTAN, una estructura militar liderada por EE.UU., está poniendo a los pueblos de Europa en una difícil situación social, por las consecuencias económicas derivadas de la guerra.
Los pueblos, en las manifestaciones masivas que están teniendo lugar en las grandes ciudades, tienen otra lógica distinta a la guerra. Una lógica contraría a los intereses de las multinacionales del armamento, la energía y las finanzas, que, entre otros sectores, se están lucrando como nunca. Los pueblos rechazan la acción de estos intereses económicos que influyen sobre las instituciones y los gobiernos a través de lobbies, cabildeos y comisionistas de todo pelaje; recodemos el escándalo “Qatargate” en referencia a cómo se actúa. El lobismo es una actividad que lesiona la democracia, cuyo caldo de cultivo es la corrupción, al dejar a un lado la intención del voto soberano emitido en las urnas.
Lo urgente es un ¡Alto el Fuego! Inmediato, sin condiciones, en Palestina, en Ucrania y en cualquiera de los conflictos armados que están abiertos a fecha de hoy.
La solución pasa por el respeto a la democracia, pero la de verdad, no a los intereses económicos disfrazados de democracia.
El pueblo judío y el pueblo palestino merecen tener la oportunidad de convivir en democracia, sin sufrir las consecuencias del fanatismo religioso ni de los intereses geoestratégicos de terceros países en Oriente Medio.

Comité de Redacción
Avatar de Desconocido

Autor: Tribuna Socialista

Tribuna libre de expresión. Fomentando el debate y las propuestas entre socialistas.

Deja un comentario