Declaracion tras el 28M

Los malos resultados de la izquierda tienen explicación.

Ahora hay que acertar en la rectificacióN.

Han sido muchas y muy rápidas las lecturas que se han hecho del resultado de las elecciones del 28 de mayo. Tribuna Socialista quiere dar su punto de vista, pues no en todo coincidimos con lo leído y escuchado.

La valoración cuantitativa, es negativa para la izquierda. Mientras en las municipales de 2019, el PSOE le sacó al PP 1.598.577 votos, el pasado domingo, el PP le ha sacado al PSOE 757.727 votos. Ciudadanos ha tenido una caída del -84%, de lo que se han beneficiado PP y VOX. El proyecto de Sumar ha terminado restando, y Podemos ha corrido casi la misma suerte que Ciudadanos.

La participación media en 2019 fue del 65,2%, frente al 63,91 de este pasado domingo, o lo que es lo mismo, la abstención ha alcanzado en las dos últimas contiendas electorales el 35% del electorado.

Los resultados tienen un denominador común: el ascenso de PP y VOX. Ell PP ha obtenido 1.988.092 votos que se nutren de 1.574.707 que han dejado de recibir las candidaturas de Ciudadanos, más los 368.212 que han dejado de votar al PSOE y que probablemente han migrado al PP.

Sin embargo, esta pauta no se ha producido en todas las comunidades y municipios. Nadie está resaltando que el PP, en su flamante Comunidad de Madrid, donde ha obtenido más diputados, lo ha hecho con -44.623 votos que en 2019 (-2,73%). La clave de este resultado está en la desaparición de Podemos, que, a pesar de recibir 158.831 votos no ha obtenido ningún diputado (Podemos obtuvo en 2019, 263.871 votos). Hay que decir que si Podemos hubiese entrado en la Asamblea de Madrid no hubiesen dado los números para gobernar, aunque sí para que Ayuso no tuviese mayoría absoluta.

En Extremadura, la derrota del PSOE sólo es atribuible al propio PSOE, que ha caído un -15,73% en sus votos (-45.253 votos). Mientras que el PP ha recibido 67.108 votos más que hace cuatro años. Este es uno de los casos en los que es muy evidente el trasvase de votos del PSOE al PP.

En el País valenciano el contexto ha sido diferente. La coalición de Gobierno de PSOE con Compromís y Podemos se podría haber reeditado si no se hubiesen hundido las dos últimas, pues el PSOE ha crecido en 4 diputados y en 47.806 votos: Compromís ha perdido 2 diputados (-94.594 votos) y Podemos ha perdido sus 8 diputados por una caída del 60% de los votos. A lo anterior hay que sumar que PP y VOX se han repartido los 434.630 votos de Ciudadanos.

Si las circunstancias en las diferentes comunidades son variadas, en los municipios más si cabe. Sin embargo, hay casos muy llamativos. Uno de ellos es el de Arroyomolinos (Madrid), donde la alcaldesa del PP está imputada por varios casos de corrupción. Pues bien, en este municipio, el PP ha duplicado sus votos y ha pasado de 5 a 8 concejales. Mientras que, en Móstoles, otro municipio cercano al anterior, donde la alcaldesa presuntamente corrupta es del PSOE; sí se ha impuesto la coherencia: El PSOE ha pasado de 10 a 7 concejales y, consiguientemente, perderá la alcaldía.

La casuística es muy diversa, pero el repaso cuantitativo de estos ejemplos nos permite sacar nuestros puntos de vista cualitativos.

La primera conclusión, no por novedosa, es que el electorado de derechas no castiga la corrupción, mientras que el electorado de izquierdas no la tolera; prueba de esto es el caso de Móstoles, o el enorme daño que ha hecho en Andalucía el caso de los ERE, en tanto que al PP no le pasan factura sus desmanes.

La segunda es que el PP ha ganado estas elecciones dopado con los votos de Ciudadanos, un partido que ha ejercido de mamporrero del PP desde sus comienzos con Albert Rivera, hasta el final de sus días, dejando más de 1,5 millones de votos de herencia al PP y a VOX.

La tercera conclusión es que la izquierda ha venido gobernando, como casi siempre, con paños calientes (políticas liberales) en las políticas económicas y con paños socialdemócratas en las políticas sociales, algunas de estas última no ejecutadas con demasiada fortuna. Es la constatación de que cuando se pretende contentar a todos se suele molestar a la mayoría, principalmente a la mayoría del voto natural de la izquierda.

A lo anterior hay que añadir decisiones que el electorado de izquierdas ni entiende ni le gustan, por ejemplo:

  • En lugar de avanzar hacia el laicismo, o como mínimo respetar la aconfesionalidad constitucional, el Gobierno ha extendido a todas las religiones las exenciones de la que goza la Iglesia católica.
  • La posición de los partidos que se reclaman de la izquierda respeto a la defensa de los servicios públicos es poco clara, cuando no se han puesto de perfil. Es el caso de la escasa o nula implicación que los partidos y candidatos de la izquierda han tenido, salvo para hacerse fotos en las movilizaciones, en la defensa de la Sanidad Pública, recayendo el esfuerzo en las asociaciones médicas corporativas y en el resurgente movimiento vecinal, al menos en Madrid.

Tanto en los programas electorales, como en sus declaraciones, no queda clara la posición respecto a la colaboración público-privada como vía para la privatización. Lo que si suele quedar claro es la posición favorable a estas colaboraciones, y en coherencia ni una palabra respecto a compromisos que reviertan las políticas privatizadoras de la derecha, y de algunos gobiernos autónomos progresistas.

  • Es llamativo el “dejar hacer”, aun con posicionamientos de cara a la galería, en el seguidismo que nuestro país está haciendo del atlantismo. ¿Desde cuándo la izquierda avala el militarismo? Se echa de manos la posición del PSOE contra la guerra de Marruecos, plasmada en “El Socialista” del 19 de agosto de 1921, donde señalaban los dos tipos de patriotismo que había en España: el de las exaltaciones y el de los trabajadores. Rechazaban la guerra que siempre esconde intereses económicos, pero que son los hijos de la clase trabajadora quienes pagan con su vida. O el contundente rechazo de la guerra en Irak, en 2003.

Mientras se escatima en Educación, en Sanidad y en Dependencia, no se duda en incrementar los presupuestos militares.

  • A finales de 2021, se aprobó la Ley 21/2021. Esta Ley, aprobada con los votos de toda la izquierda, no se está cumpliendo en el importante mandato legal que establece que el Gobierno encargaría una Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social, en el plazo de un mes (plazo que venció a finales de enero de 2022) y que presentaría un Informe de la Auditoría en el plazo de seis meses, plazo que venció a final de junio de 2022). De esta Auditoría depende se clarifique cuál es la cuantía de la “hucha de la Pensiones”. En lugar de cumplir con estos preceptos legales, se lleva a cabo una nueva reforma del sistema y se mantiene el falso mantra de la insostenibilidad de las Pensiones Públicas.
  • Los paños calientes del PSOE, junto con alborotos innecesarios de los socios de Gobierno, han dejado intacta la Ley Mordaza. Una Ley intolerable heredada del Gobierno del PP (Rajoy) que ataca derechos como la libertad de expresión y movilización.
  • Mientras que las grandes empresas y los comisionistas se han llenado los bolsillos, la clase trabajadora: asalariados y pensionistas, han visto como se han empobrecido con el alza de los precios (2021 y 2022 se ha perdido mucho poder de compra). Mientras que desde el Gobierno se adoptaban medidas paliativas de escaso y limitado alcance.

Ahora nos cuentan que el IPC está moderándose, que no significa que los precios bajen. Mientras el precio de la vivienda, en alquiler y en propiedad, no para de subir y se incrementa en cantidad insoportable los precios de las hipotecas.

Se podrían poner muchos otros ejemplos, pero el listado sería largo.

La izquierda debe dejar de hacer seguidismo del liberalismo que lleva a la clase trabajadora a la ruina y al mundo a la barbarie. Debe ser fiel a su razón de ser: un partido político es una herramienta para resolver problemas, si no es para eso es un estorbo.

Los partidos de la izquierda, incluidos muchos de sus militantes, asumen los mantras que se les imponen desde la derecha. Es llamativo que los apoyos que Bildu ha venido dando a lo largo de la legislatura; la mitad de esta campaña pasada ha versado sobre los exmiembros de ETA que figuraban como candidatos en la lista de ese Partido. Nosotros nada tenemos que ver con el mundo abertzale, pero nos negamos a cuestionar a ciudadanos que han cumplido sus penas y ahora se insertan la sociedad por la vía política. Por el contrario, se está asumiendo como “normal” que un partido abiertamente fascista (negacionista de la libertad y la democracia) forme parte de gobierno en todos los ámbitos del Estado.

Tanto los colaboradores de TS en sus artículos, como el Comité de Redacción en nuestras editoriales, lo venimos diciendo desde hace tiempo: entre la mayoría social se detecta la sensación de una gran orfandad política.

La misma determinación que ha demostrado el presidente del Gobierno para anticipar las elecciones generales al 23 de julio nos gustaría verla a la hora de adoptar políticas económicas que afronten los problemas de la mayoría y para cumplir con las promesas electorales que se hicieron, y eso va por todos y todas.

Comite de Redacción

Noticias de la campaña internacional

¡Alto a la Guerra! ¡Alto el fuego inmediato, sin condiciones!

Próximos actos:
  • 31 de mayo, en Madrid, el Club de Amigos de la Unesco (CAUM) organiza una Mesa Redonda sobre la necesidad de alcanzar la paz y el desarme nuclear, en relación con la guerra de Ucrania. A las 19:00 en C/ San Bernardo, 20 – 2ª planta (Puerta 5). Habrá una participación de Tribuna Socialista. Acto pendiente de concretar.
  • 8 de junio, el CATP de Madrid y la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto, organizamos un acto de presentación del Manifiesto internacional ¡Alto a la Guerra! Acto pendiente de concretar.

Otras noticias:

El manifiesto por la paz lanzada por Sahra Wagenknecht y Alice Schwarcer, publicado en el Boletín Informativo de la campaña internacional ¡Alto a la Guerra!, ha superado las 800.000 adhesiones.

DESPUES DEL 28M, NO PODEMOS PARAR

Cuatro décadas preparando la privatización de nuestro Sistema Público Sanitarios

Con la Ley de Ordenación Sanitaria de Catalunya de 1990, que permitía el uso de hospitales privados con financiación pública, y el informe Abril Martorell de 1991, que pretendía reducir el nivel de aportación de cotizaciones a la Seguridad Social al Sistema Nacional de Salud, y con copagos de los usuarios por los servicios reducidos, se inicia el proceso de privatización de nuestro Sistema Sanitario Público. Estos procesos se paralizaron parcialmente por la ciudadanía en la calle. Sin embargo, leyes de calado privatizador como la 15/97 es un apoyo más a las políticas privatizadores, al permitir que en la gestión de los servicios sanitario puedan intervenir entidades públicas y privadas.

En 1999 se crea en la Comunidad Valenciana el primer modelo público de gestión privada en España, el llamado modelo Alzira. La senda privatizadora continúa con Esperanza Aguirre con la construcción en la Comunidad de Madrid, en el periodo entre 2005 y 2008, de seis hospitales nuevos con gestión privada.

En octubre de 2012, el entonces Consejero de Sanidad Fernández Lasketty, intentó privatizar seis hospitales y 27 Centros de Salud. Las condiciones que constaban en los pliegos hechos públicos en el BOCM dejaban bien a las claras que estas medidas suponían asegurar el beneficio de las empresas que participarían en la gestión hospitalaria, más que proteger el Sistema Sanitario Público y la propia asistencia médica a la población.

El proceso de privatización de Lasketty suponía el despido de más de 5.000 profesionales sanitarios. La respuesta no se dejó esperar. Una histórica Marea Blanca se hizo visible en las calles. Los ataques contra nuestro sistema sanitario público que comenzaron en los años 90 llenan las calles dos años después del nacimiento del 15 M.

El 15 M devolvió la ilusión a la ciudadanía. Los sindicatos volvieron a estar beligerantes en defensa de lo público. Las medidas privatizadoras que habían pasado desapercibidas toman cuerpo en el mismo momento que Ignacio González y el Consejero de Sanidad Lasketty sacan a la luz el plan que intenta transformar el sistema.

Un espacio en defensa de la salud y la vida basado en la autoorganización

En 2022 el dúo Ayuso-Lasketty, retoma la senda privatizadora. Aprovechan la pandemia para desmantelar otro poco más la Atención Primaria, primer escalón fundamental de nuestro sistema sanitario público. La cartera de servicios se ve mermada. Cientos de miles de usuarios se ven privados de asignación de médicos. Más de seiscientos mil niños se encuentran sin pediatras. Se cierran los Servicios de Urgencias Extrahospitalarias (SUAP). El consejero Ruíz Escudero, presenta un nuevo modelo de Atención Primaria basado en la enfermería y video consultas.

La respuesta no se deja esperar. Esta vez corre a cargo de los usuarios de la Sanidad Pública. Con los cierres de los SUAP la ciudadanía de barrios de clase trabajadora se laza a las calles. Carabanchel, Latina y Villaverde se movilizan semanalmente. Concentraciones, manifestaciones semanales recorren las calles de los barrios de estos distritos. Durante dos años las movilizaciones no cesan. La idea de autoorganización va calando en las vecinas y vecinos de estos barrios. Las Asambleas semanales que dan paso a las manifestaciones o concentraciones son cada vez más numerosas y la implicación ciudadana también. Tareas como pegada de carteles y mesas informativas va creando un espacio de compromiso ciudadano por la apertura de las urgencias, por la demanda de más personal médico y por la defensa de una Atención Primaria que está siendo programada desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid hacia su destrucción.

En julio de 2022, los barrios de Carabanchel, Latina y Villaverde hacen un llamamiento a organizar una gran movilización. A este llamamiento se unen barrios y municipios de la Comunidad de Madrid que llevaban un proceso movilizador idéntico. Rivas Vaciamadrid, Arganzuela, Puente de Vallecas, Ciudad Lineal, Getafe, Guadarrama. En julio de 2022 una Asamblea en la que participan representantes de Asambleas de barrios, municipios, colectivos sociales, asociaciones vecinales constituyen el espacio Vecinas y Vecinos de Barrios y Pueblos de Madrid.

El 13 de noviembre se produce la primera convocatoria de este espacio. Las calles de Madrid se convierten en una riada ciudadana que accede a la Plaza de Cibeles en cuatro columnas, convirtiéndose en la manifestación más multitudinaria que haya existido en nuestro país hasta esa fecha, por la defensa de la Sanidad Pública.

Los planes de Ayuso siguen adelante y, en febrero, de nuevo la ciudadanía toma la calle con una manifestación más numerosa que la celebrada en el mes de noviembre.

En el mes de abril Vecinas y Vecinos de Barrios y Pueblos de Madrid, ante la continuación de los planes del Gobierno Ayuso organiza una Consulta Ciudadana por la Sanidad. Más de 324.000 ciudadanos y ciudadanas participan en la misma exigiendo al Gobierno de la Comunidad de Madrid como tarea prioritaria la financiación necesaria que permita la dotación de personal y medios necesarios para la Atención Primaria, Servicios de Urgencias Rurales, Summa 112 y Hospitales de la Comunidad de Madrid.

En esta consulta en la que no participan, UGT, CC.OO., FRAVM, SOCIEDADES MÉDICAS adquiere un gran valor de auto organización. Miles de voluntarios, convierten la consulta en una acción que ha servido para aumentar el compromiso por la defensa de la Sanidad Pública, estableciendo una conexión directa con la ciudadanía y sus preocupaciones por el deterioro de nuestro sistema sanitario público.

Gobierne quien gobierne la Sanidad Pública se defiende

Este lema es repetido hasta la saciedad en las múltiples movilizaciones en defesan de la Sanidad Pública. Sea el que sea el resultado de las próximas elecciones Autonómicas, la movilización no va a parar hasta frenar los procesos de destrucción de nuestro sistema sanitario público. El próximo 29 de mayo, la lucha se retoma. No hemos ganado nada todavía, en lo que se refiere a frenar los planes de destrucción de los servicios públicos. Sin embargo, ahora mismo hemos acumulado un capital inmenso. Las ciudadanas y ciudadanos de la Comunidad de Madrid hemos conseguido un espacio de lucha y auto organización. Un espacio que nace de la movilización. Un espacio que está siendo capaz de organizar grandes movilizaciones. Un espacio que tenemos que expandir a todos los barrios y municipios de la Comunidad de Madrid. Un espacio en el que tienen cabida todos los barrios y municipios que se movilizan por la defensa del derecho a la salud y la vida que es lo que nos une.

Damián Caballero Martínez
Presidente de la PLAFHC
Miembro del Grupo Técnico de VHC del Ministerio de Sanidad.

La lucha en defensa de las Pensiones Públicas continua

El 25 de mayo ha tenido lugar una concentración de pensionistas frente al Congreso de los Diputados. Una movilización más de las muchas que se han llevado a cabo desde 2013, cuando el Gobierno de Rajoy impuso la devaluación de las Pensiones Públicas, al revalorizarlas durante años con un ridículo 0,25%.

Las movilizaciones de pensionistas han motivado algunos avances para las pensiones públicas, como la revalorización del 8,5% que el actual Gobierno decidió para este año 2023 (decisión que se tomó una semana antes de la gran manifestación de pensionistas del 16 de octubre de 2022, en Madrid). Las movilizaciones de los pensionistas también han conseguido que la Ley 21/2021 obligue al Gobierno a encargar una Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social:

La exigencia de realizar una Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social comenzó siendo una reivindicación del movimiento de Pensionistas, a partir del informe que en 2020 hizo público el Tribunal de Cuentas del Estado en el que, tras estudiar el periodo 1989 a 2013, se establecía que el Estado ha utilizado de manera sistemática e indebida más de 103.000 millones de euros. Recientemente, el ministro Escrivá ha dicho en la prensa que la deuda del Estado con las Pensiones Públicas asciende a 140.000 millones de euros.

La Ley 21/2021, en su disposición adicional sexta, obliga al Gobierno a encargar una Auditoría que estudie el periodo 1967 a 2021. El Gobierno debería haber encargado la Auditoría en enero de 2022 y haber presentado el Informe de Auditoría antes de final de junio de 2022. El Gobierno no ha cumplido aún con esta obligación legal, mientras que sí ha cumplido con la condición que le imponía la UE de realizar una nueva reforma de las Pensiones Públicas.

Si el Gobierno admite que el Estado le debe, como mínimo, 140.000 millones de euros a la caja de las Pensiones ¿qué necesidad había de realizar una nueva reforma de las Pensiones, aunque fuese para incrementar los ingresos?

Si el Tribunal de Cuentas del Estado ha detallado en su informe de 2020 que los distintos gobiernos, en el periodo 1989 a 2013, han utilizado indebidamente más de 103.000 millones, y ahora el ministro de Seguridad Social admite que ya son 140.000 ¿cuántas decenas de miles de millones le debe el Estado al Sistema Público de Pensiones para el periodo 1967 a 2021?

¿Por qué se insiste en la falsedad de la insostenibilidad del Sistema Público de Pensiones?

Basta de alimentar los beneficios de las grandes corporaciones privadas con los derechos fundamentales: Pensiones, Sanidad, Educación y Dependencia.

En la concentración estaba convocada para exigir, entre otras, las siguientes reivindicaciones:

  • Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social, ¡Ya!
  • Pensión mínima igual al SMI: 1.080 € (La pensión mínima en 2023 se sitúa en 783 €).
  • Pensión de viudedad al 100% de la Base Reguladora del finado/a (hoy es del 52%).
  • Revalorización de las pensiones con el IPC, por ley, para todos los años.

Las intervenciones en el cierre de la concentración de pensionistas de esta mañana han dejado claro que la lucha por la Defensa del Sistema Público de Pensiones continuará tras el verano de este año.

Gobierne quien gobierne, las Pensiones se defienden.

Roberto Tornamira Sánchez
Miembro del Comité de Redacción de Tribuna Socialista

28M, sin alternancia, sin esperanzas

Hoy se publican dos noticias que leídas juntas dejan poca esperanza en que las cosas puedan ir a mejor en Bizkaia y en Euskadi tras el 28M.

El diario el “El Correo” nos cuenta como el 56% de los municipios bizkainos siguen gobernados por el mismo partido político desde 1979, y nos da la lista de municipios, entre ellos su capital Bilbao, donde las cosas nunca cambian. Otro Diario “Argia” confirma la culminación de la privatización de la gestión del agua en Bizkaia tras acabar con todos los consorcios del agua, el ultimo el de Busturialdea.

Vivo en Barakaldo, margen izquierda del Nevión, cuna del socialismo bizkaiano y capital de la zona minera, de lo que ya no queda más que el recuerdo, tanto de lo uno como de lo otro y algo del paisaje. Mi municipio es de los que se sale de ese 56% que menciona el correo, aunque por muy poco, estuvimos gobernados por el PSE/PSOE desde el 1983 hasta 2015, 32 años, desde entonces estamos en manos del PNV, partido que consiguió la primera alcaldía de la democracia de 1979 a 1983. Como se puede ver no hay una gran alternancia política en Barakaldo, menos si tenemos en cuenta el pacto de gobierno que une a estos dos partidos en las instituciones vascas y que suele llegar hasta las políticas municipales. Las políticas de unos y otros son muy difíciles de diferenciar, si buscamos políticas “Socialistas”, por ejemplo, resulta chocante que el PSE/PSOE, como aspirante a recuperar el ayuntamiento, en sus promesas electorales se incluyan mejoras en barrios degradados, que llevan más de 30 años degradados y por los que poco hicieron en su día.

El partido socialista en Bizkaia y en Euskadi tiene muy fácil el distanciarse del PNV y de sus políticas conservadoras sin tener que recurrir a grandes obras en las infraestructuras de nuestros barrios, bastaría con defender simples ideales “Socialistas” como la lucha por lo público y contra las privatizaciones o por una laicidad real empezando por los municipios y llegando al gobierno autonómico.

El pasado mes de abril las centrales sindicales vascas, ESK y ELA, denunciaban la privatización de los almacenes de Osakidetza, el objetivo real de Osakidetza no es otro que el de cerrar los diferentes almacenes con los que cuenta hoy en las diferentes Organizaciones de Servicios, gestionados con medios y personal propio, para centralizarlos en la futura plataforma logística, cuya gestión se va a subcontratar a una empresa externa y por lo tanto, a privatizar. No es el primer ataque de privatización que sufre el Servicios Vasco de Salud, como es práctica habitual en todos los servicios de Salud del Estado, empiezan con derivaciones de pacientes a centros privados “colaboradores” para ciertos procedimientos, siguen el engorde de las listas de espera que hasta para la atención primaria pasa de horas o dias a semanas. Y acaban con el cierre de servicios, como el módulo psicosocial de Cruces, en mi municipio, que este sí que llevaba funcionando desde 1979.

También en estos días, y cara a la actual campaña a las elecciones municipales para el 28M, desde la asociación “Langilen Informazioa” nos hemos dirigido a los candidatos para que incluyan en sus mítines y en sus discursos la discusión sobre el proyecto de ley que prepara Gobierno Vasco en el que se va un poco más allá del pacto que ha alcanzado el gobierno de Pedro Sánchez con diferentes religiones. La propuesta del gobierno vasco obliga a los municipios a reservar terreno público para cualquiera de las confesiones religiosas, esta carta ya la publicamos en el número 143 de TS ( https://tribunasocialista.com/2023/05/02/ley-de-culto-en-euskadi/ ), como bromeaba, y no sin razón, un periodista de La Cadena Ser, nos vamos a convertir en el paraíso para las STARTUP religiosas.

También hemos preparado una mesa redonda en Leioa, para el próximo día 25, a la que hemos invitado a los candidatos a estas municipales a significarse en favor de la Auditoria a las cuentas de la seguridad social, algo que por ley aprobada en el congreso se debería haberse llevado a cabo hace meses.

Estos son los ejemplos más cercanos y recientes del poco interés de los candidatos en Euskadi por políticas “Socialistas”, porque el problema que siempre queda patente del PSE/PSOE en Euskadi es el pacto con los conservadores que le ata de pies mi manos para poder hacer suyas cualquiera de estas políticas por lo público, contra las privatizaciones, por una laicidad real en nuestros municipios, un pacto que se hace notar hasta en Madrid cuando el Gobierno de Pedro Sánchez quiere sacar adelante los presupuestos generales del Estado con el apoyo de los abertzales.

Iñaki Merino
Comite de Redaccion de TS

Fuentes:

Derechos sociales. Servicios Públicos y de calidad

Bajo este lema tuvo lugar el pasado día 20 de mayo otra gran manifestación en Madrid, a una semana de las elecciones municipales y autonómicas. Una Manifestación convocada por distintos colectivos vecinales, pensionistas… a la que nos sumamos como Comité para la Alianza de Trabajadores y Pueblos (CATP).

Una vez más, miles de personas recorrieron las calles de Madrid para pedir respeto a los servicios públicos y exigir:

  • que se deje de privatizar la Sanidad Pública, dotándola de recursos económicos que eviten la precariedad y la infra remuneración del personal sanitario.

Que se termine con la colaboración público-privada, vía por la que se trasvasa dinero público al negocio de la salud y se deteriora lo público.

Que se dé marcha atrás a todas las políticas privatizadoras hospitalarias y que se reabran todos los centros de Atención Primaria, con personal suficiente.

El desastre de la gestión sanitaria del Gobierno del PP en Madrid ha llevado a que los nuevos médicos que terminan su periodo de formación (MIR) no quieran trabajar en Madrid en la Atención Primaria, concretamente en las especialidades de Medicina de Familia y Pediatría. Ya son dos años consecutivos en los que la Comunidad, que preside Isabel Díaz Ayuso (IDA), no consigue cubrir el 16% de las plazas ofertadas.

  • una Educación Pública de calidad a la que se destinen todos los recursos económicos que hoy se desvían a la educación concertada (en un 80% en manos de la Iglesia, en muchos casos para segregar a niños y niñas). Que se acabe con la Educación concertada, un negocio en el que predomina el beneficio sobre la enseñanza.

La Educación Pública está siendo “descapitalizada”: los fondos públicos para la educación concertada crecieron diez veces más que los destinados a la educación pública en el decenio 2010 a 2020. Esta descapitalización provoca que no haya profesorado suficiente para cubrir bajas, con la consecuente pérdida de horas lectivas para el alumnado en los centros públicos.

  • la desprivatización de las Residencias, para que el dinero público vaya a una alimentación digna para nuestros mayores y la dotación de personal profesional suficiente, en lugar de a la cuenta de beneficios de las empresas y fondos buitre que las gestionan.

Los manifestantes no olvidaron a los 7.291 fallecidos en las Residencias de Madrid, como consecuencia del protocolo criminal del Gobierno de Ayuso; por el que se les negó la asistencia hospitalaria en la pandemia.

  • la realización de la Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social, para el periodo 1967 a 2021, cumpliendo de una vez con la Ley 21/2021 que hasta hoy está incumpliendo el Gobierno.

Hay que terminar con la utilización indebida del dinero de las Pensiones Públicas. Las Pensiones son sostenibles, lo insostenible es su saqueo. El Tribunal de Cuentas del Estado emitió un informe en 2020 en el que asentaba que el Estado ha estado haciendo un uso indebido del dinero de las pensiones públicas, por lo que la deuda del Estado con la caja de las Pensiones ascendía a más de 103.000 millones de euros (para el periodo 1989 a 2013). Recientemente, el ministro Escrivá elevaba esa deuda a los 140.000 millones de euros. Por tanto, las pensiones sí son sostenibles, lo insostenible es el saqueo al que el Sistema Público de Pensiones viene siendo sometido, por todos los gobiernos, desde los franquistas años 60 de siglo XX.

Basta de incrementar los presupuestos para alimentar la Guerra; dinero para matar, mientras se escatima en los presupuestos para curar, para educar y para vivir con dignidad.

Tras las elecciones del 28 de mayo continuará la lucha por la defensa de la Sanidad, la Educación, las Residencias, las Pensiones y de todos los servicios públicos.

Gobierne quien gobierne los servicios públicos se defienden
Crónica de Roberto Tornamira, para Tribuna Socialista

La ideología y el voto

Estamos de nuevo ante un proceso electoral. Dada la situación actual de la política en general en nuestro país, este, es uno de los mas preocupantes de los que yo he vivido en mi ya larga vida, como votante y como militante de nuestro veterano partido.

La descomposición sistemática en lo que se refiere a valores, principios éticos de honradez y decencia, que en mi opinión se le suponen a alguien que se quiera dedicar al noble arte de la política últimamente son escasos y en ocasiones inexistentes, se están dedicando a esta básica y fundamental actividad cada vez más, esos ciudadanos que sin ningunas ansias de mejorar la sociedad, se van introduciendo en los engranajes políticos, ante la ausencia de los militantes concienciados poseedores de ese espíritu solidario imprescindible a la hora de legislar y que al menos en nuestro partido yo sé que existen, aunque su alto grado de dignidad les frena, al intentar introducirse en ese estercolero en el que poco a poco se está convirtiendo la política a todos los niveles.

Es evidente que, a la hora de emitir mi voto, tengo muy en cuenta mi ideología de Izquierdas, en todas y cada una de las convocatorias electorales, pero no es menos evidente que en el caso de las Municipales la influencia sobre mi decisión es mayor la personalidad de los candidatos, su forma de trabajar demostrada y sus valores éticos y morales, mas aun al tratarse en mi caso, de una zona históricamente olvidada del rural, con un alto grado de depresión subsanada brillantemente por la actual corporación, y que por lo tanto tendrán mi voto aunque no sean militantes de mi partido por la valentía de ejercer como verdaderos artífices del bien social.

Distinto es cuando se trata de unos comicios mediante los cuales tenemos que decidir quien estará encargado de legislar para un futuro, pues en este caso sí que mi interés será siempre el que las leyes sean progresistas y busquen la igualdad de oportunidades, siendo vital para ello evitar por todos los medios posibles la derechización de las instituciones, animando para ello a nuestros políticos más honrados, decentes y solidarios que den un paso hacia adelante con valentía para impedir la derechización de nuestras estructuras organizativas internas.

Esto, que siempre ha sido muy difícil de entender por parte de algunos compañeros de Partido, que ahora se autodenominan Socialdemócratas, es muy sencillo para los que hemos vivido el socialismo real dentro del mismo, cuando sin dejar de ser demócratas, nos llamábamos Socialistas sin complejos.

Yo, en las Elecciones Municipales de mi pueblo, seguiré apoyando al mejor gestor, al que mejore la vida de sus vecinos, sin importarme de qué color político sea, evidentemente sería más fácil para mí que ese gestor tuviera una ideología similar a la mía, pero si lo hace bien tendrá mi voto.

De todas formas, el día 28 todos a votar, con fanatismo o sin él, pero ejerciendo nuestro derecho, si puede ser en conciencia mejor aún.

Paco Ascón
Militante socialista de Xares (Ourense)

Editorial: No somos neutrales

Una vez más, Tribuna Socialista toma posición ante un proceso electoral; inequívocamente llamamos a ir a votar y a votar a las candidaturas de los partidos que se reclaman de izquierdas.

No participamos de los eslóganes del tipo “todos son iguales”, “no nos representan”… Los partidos de la derecha representan en nuestro país la continuidad del franquismo, por mucho que hayan cambiado de siglas – de AP a PP- o hayan adoptado distintas tonalidades corporativas -cambiando el azul PP por el verde VOX o el naranja de Cs-. No hay derecha radical y derecha moderada, cambian las formas para conseguir los mismos objetivos: mantener los privilegios de la minoría social.

Como miembros de la clase trabajadora, no somos neutrales frente a quienes justifican y defienden la monarquía corrupta heredada del franquismo (ver editorial de TS 143). Los líderes de la derecha aún se permiten decir que se insulta al Rey, cuando la realidad es que es la institución monárquica la que ha faltado gravemente al respeto a los pueblos y trabajadores del Estado español.

No podemos poner en el mismo nivel a quienes se empeñan en preservar las viejas instituciones judiciales franquistas, por mucho que de la noche a la mañana cambiasen la nomenclatura del Tribunal de Orden Público por el de Audiencia Nacional. Ni a quienes mantienen la indecencia de un Consejo General del Poder Judicial sin renovar desde hace casi cinco años. Es cierto que no todos los jueces son de derechas, pero sí una importante mayoría; entre la que el PP en particular tiene una fracción militante.

Los trabajadores y trabajadoras no podemos votar a quienes siempre ponen obstáculos a la subida de las pensiones, se oponen al incremento del SMI y apoyan a la patronal para no subir los salarios ni tan siquiera en la misma cuantía que se incrementa el IPC. Son los mismos que salen en tromba a defender a los bancos, las eléctricas, las gasistas, las grandes superficies de la alimentación… ante cualquier insinuación de la izquierda de iniciativas para controlar los precios, por muy moderadas que sean estas iniciativas.

La mayoría de la sociedad no puede votar a los partidos que privatizan lo público: la sanidad, la educación, las residencias. Hospitales y centros de especialidades que se entregan a empresas privadas para que hagan negocio priorizando el beneficio sobre la salud de los pacientes; para que hagan beneficio a costa de la educación, la alimentación y demás servicios que prestan a los niños y niñas en los colegios concertados; para que escatimen en el personal y en la alimentación de los mayores residentes, con el objetivo de engordar sus cuentas de resultados y el reparto de dividendos.

Mención concreta merece el crimen, no juzgado aún, cometido en Madrid por el Gobierno del PP, presidido por Isabel Díaz Ayuso, que tubo como resultado de sus decisiones la muerte de 7.291 ancianos en pandemia, al negarles la atención hospitalaria.

A la hora de votar no se puede olvidar quienes, con sus políticas de gestión del suelo (Ley de liberalización del suelo de 1998. Gobierno de Aznar), nos llevaron a la mayor crisis económica de los últimos 100 años. Como no debemos olvidar quienes vendieron la poca vivienda pública de que disponíamos a Fondos Buitres. Políticas y decisiones que han generado un drama para la emancipación de nuestros jóvenes y un gran problema social con la vivienda.

No podemos avalar con nuestro voto el entramado de privilegios sociales e impunidad que la derecha viene disfrutando de manera ininterrumpida desde 1939.

Sin embargo, nuestra no neutralidad no nos impide ser críticos con los partidos de la izquierda.

Partimos de reconocer que este periodo de cuatro años ha sido un ciclo que se recordará históricamente como el de las crisis encadenadas, cuando aún millones de conciudadanos no habían salido de la crisis de 2008 entramos de lleno en la pandemia del COVID-19, y cuando aún coleaban las distintas cepas mutadas del virus estalló la guerra en Ucrania. Por si estos tres hechos fuesen insuficientes, la isla de La Palma ha sufrido la erupción del volcán de Tajogaite y todos los pueblos del Estado español sufrimos la mayor sequía desde tres décadas.

Nadie puede prever la expansión de un virus, aunque sí su contención y sus efectos. No se puede prevenir la erupción de un volcán, pero sí paliar sus consecuencias. Y no se puede combatir una pertinaz sequía de repente, pero se debería aprender y tomar medidas rigurosas para prevenir los efectos de la siguiente con una eficiente gestión del agua.

La crisis inmobiliaria de 2008 y la guerra de Ucrania no son achacables a fenómenos de la naturaleza. En nuestra opinión, son consecuencia directa de la dinámica del “libre” mercado y la competencia entre capitalistas. En el primero de los casos: la Ley de Liberalización del suelo que decretó el Gobierno de Aznar y su convicto ministro, el Sr. Rato, en 1998. En el segundo caso es la competencia entre oligarcas rusos defendidos por Putin, y los propietarios de multinacionales, fondos de inversión… defendidos por Biden.

La cuestión es qué pintamos la izquierda, aquí y en Europa, defendiendo a uno u otro bando ¿es mejor la propuesta social de Putin que la propuesta social de Biden, o viceversa? ¡NO! Como tampoco es defendible ni es mejor el modelo social de China. Lo que las tres grandes potencias actuales tienen en común es la explotación salvaje de sus propios pueblos y la necesidad imperiosa de ganar cuotas de mercado para sus sectores estratégicos, aunque sea mediante la guerra.

Es por esto que nos identificamos con la posición del presidente de Brasil, Lula da Silva “de la guerra se habla cuando hay paz, cuando hay guerra lo que hay que hacer es pararla”. Claro que la guerra sólo puede parar si el que ha invadido un territorio que no le corresponde saca sus tanques y tropas de dicho territorio, y si unos y otros aceptan un ¡Alto el fuego inmediato y sin condiciones! Pero la guerra también se para si no se alimenta con armas y si todas las partes se afanan en presionar a ambos contendientes a sentarse en la mesa de la negociación.

Parar la guerra debe ser la prioridad y se debería realizar el máximo esfuerzo, pero los tiros van por otro lado; los gobiernos atlantistas están destinando cantidades ingentes de los presupuestos para reponer los arsenales que se han vaciado en estos quince meses de guerra. Igual que Putin a anunciado presupuestos ilimitados para la guerra. Mientras, se escatima en contratar médicos y demás personal sanitario y, a los que hay, se les niegan unas condiciones dignas y acordes con su responsabilidad y aportación social, no incrementan los presupuestos para la guerra.

Insistimos, es cierto que ha sido un periodo muy difícil y extraordinariamente complicado, pero no pensemos que a la ciudadanía se la puede engañar. Nos pasó en 2011, con Zapatero. Ocurrió en Grecia, en 2019, con Alexis Tsipras, ha ocurrido en Chile con Gabriel Boric en las elecciones para consejeros constitucionales del 7 de este mismo mes de mayo. Ha ocurrido muchas veces, cuando la izquierda se pliega a los dictados de los organismos internacionales del capital, le abre las puertas de para en par a la derecha. Es un hecho probado que el incumplimiento de promesas electorales da alas a la derecha y desmoviliza a muchos sectores de trabajadores.

Vender humo está muy feo. No es de extrañar que la patronal aplauda la reforma laboral última; deja prácticamente intacta la que impuso Rajoy en 2012. Es lógico que el Rey reciba y se haga fotos con los líderes sindicales, y con el de la patronal, para celebrar el acuerdo intersindical que sólo garantiza la paz social hasta 2025, -aunque los sectores en lucha opinan otra cosa-, pues no garantiza que no se siga perdiendo poder adquisitivo y menos aún que se recupere el poder de compra perdido en 2021 y 2022. No sabemos si es la forma que ha tomado el deseado pacto de rentas, pero, si es así, los capitalistas firmarían esos pactos todos los días, máxime en un periodo en el que las grandes empresas baten récords de beneficios todos los trimestres.

No podemos entender por qué el Gobierno no cumple la Ley 21/2021 y no encarga una Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social: en 2020, el Tribunal de Cuentas cifró en más de 103.000 millones de euros la deuda del estado con las Pensiones (sólo para el periodo 1989 a 2013. La Ley 21/2021 obliga al Gobierno a encargar una Auditoría para el periodo 1967 a 2021). Recientemente, el ministro Escrivá, hablaba de una deuda de 140.000 millones de euros– no decía en qué periodo se había generado, ni informaba de en qué estudio se basaba-. Pero, a pesar de estas ingentes cantidades de dinero de las Pensiones públicas que el Estado ha gastado indebidamente, se continúan aplicando reformas al Sistema Público de Pensiones y manteniendo el falso mantra de la insostenibilidad del sistema.

En última instancia, para sectores crecientes de trabajadores y jóvenes el hecho de que ninguna fuerza de izquierda responsa a reivindicaciones esenciales: contra la OTAN, contra su guerra, contra los planes de austeridad de la UE, que no cuestionen a la Monarquía… provoca una sensación de orfandad electoral y política que genera la sensación de acudir a votar sin ningún entusiasmo.

Analizaremos los resultados del 28 de mayo, esperemos que sean positivos para la izquierda. Aún quedan meses para las generales, todavía hay tiempo de legislar y de ganar credibilidad entre la mayoría social.

Comite Redaccion Tribuna Socialista.

Sin novedad en el frente

El ¡Alto a la guerra! llevado al cine

La novela antibelicista de Erich Maria Remarque, publicada en 1929, recogía su experiencia como soldado en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y recogía el horror y el terror que sufrieron todos los soldados que van participar en ese conflicto y que los traumatizó durante muchos años después de su final.

Ante los estallidos de violencia limitada en el tiempo y en el espacio de las batallas que caracterizaron los conflictos anteriores, en la Gran Guerra se impuso la potencia letal de armas nuevas, el terror de los gases asfixiantes, la aparición aviación como herramienta de destrucción y de los blindados.

El conflicto se eternizó y se enquistó en una ida y vuelta continua de millones de hombres a lo largo de un frente de miles de kilómetros de largo, pero únicamente con cientos de metros de una anchura cubierta de trincheras, alambre, minas antipersonas y francotiradores. Remarque tuvo el talento de captar la brutalidad y la falta de sentido de un conflicto que transformó a los soldados en máquinas programadas para matar y sobrevivir, que luchaban por no perder totalmente su humanidad.

Se trata de la tercera adaptación al cine de la novela antibelicista de Erich M. Remarque y retrata con brutalidad y crudeza el absurdo de la guerra, alejada de la épica de las películas de guerra más popularesy de la precisión aséptica e impersonal de los video-juegos.

Producción alemana de 147 minutos de duración, dirigida por Edward Berger, adaptación de la novela homónima de Dan Simmons; y protagonizada por Felix Kammerer y el actor hispano-alemán Daniel Brühl.

La película se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto y posteriormente pasó a Netflix, donde se estrenó el 28 de octubre de 2022. La cinta fue una de las ganadoras de la última edición de los premios Oscar con los galardones a mejor película extranjera, mejor fotografía, mejor banda sonora y mejor diseño de producción.

También recibió el premio a mejor película y mejor director en los premios BAFTA. La novela antibelicista de Erich Maria Remarque, publicada en 1929, recogía su experiencia como soldado en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y recogía el horror y el terror que sufrieron todos los soldados

que van participar en ese conflicto y que los traumatizó durante muchos años después de su final. Ante los estallidos de violencia limitada en el tiempo y en el espacio de las batallas que caracterizaron los conflictos anteriores, en la Gran Guerra se impuso la potencia letal de armas nuevas, el terror de los gases asfixiantes, la aparición aviación como herramienta de destrucción y de los blindados. El conflicto se eternizó y se enquistó en una ida y vuelta continua de millones de hombres a lo largo de un frente de miles de kilómetros de largo, pero únicamente con cientos de metros de una anchura cubierta de trincheras, alambre, minas antipersonas y francotiradores. Remarque tuvo el talento de captar la brutalidad y la falta de sentido de un conflicto que transformó a los soldados en máquinas programadas para matar y sobrevivir, que luchaban por no perder totalmente su humanidad.

Im Westen nichts Neues forma parte de la mejor tradición del cine antibelicista, como las adaptaciones anteriores de la misma novela y otras obras maestras como Apocalypse Now de Francis Ford Coppola.

Baltasar Santos
TribunaSocialista

La V República en entredicho

El sábado 15 de abril, con nocturnidad y alevosía, el presidente de la República francesa, Enmanuel Macron, promulgó la Ley de Financiación Rectificativa de la Seguridad Social para el 2023, es el nombre oficial de la conocida popularmente como reforma de las pensiones, que pretende retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años.

Esta ley, que fue enviada al Consejo Constitucional, una institución que podríamos asemejar al Tribunal Constitucional español, pero formado por algunos ex ministros de Macron, dio luz verde a la propuesta de ley en el punto más conflictivo: prolongar la edad de jubilación dos años más.

Nada más conocerse la decisión del Consejo Constitucional, los sindicatos pidieron al Presidente que no promulgara la Ley, pero este hizo caso omiso y la promulgó, con la arrogancia que le caracteriza no quiso ni oír a los sindicatos que, unánimemente llevan meses convocando huelgas y manifestaciones en contra de la reforma de pensiones. Pero si Macron fue rápido en promulgar la Ley, igualmente rápidas fueron las caceroladas y manifestaciones que de forma espontáneas se concentraron en calles y plazas de todo el país, mostrando de esta forma que los trabajadores y la inmensa mayoría del pueblo francés no está dispuesto a aceptar la imposición de una ley que es sentida como una agresión intolerable a uno de los derechos más valorados por los trabajadores franceses.

En el centro de las movilizaciones está la clase obrera con todas las organizaciones sindicales haciendo la unidad y han conseguido el apoyo de la juventud y toda la sociedad francesa.

Pero la reforma de Macron que es la reforma del capital, no solo significa quitar dos años de merecido descanso a los trabajadores franceses, significa prolongar dos años más la explotación de esos trabajadores, soportar los próximos recortes que Macron tiene en cartera y por tanto incrementar dos años más el beneficio que esos patrones extraen de cada uno de los trabajadores afectados.

Como muestra la disposición aprobada por el Consejo Constitucional francés, cada día aparece con más claridad el papel de las instituciones de la V República, que actúan en contra de la gran mayoría de la sociedad francesa, en defensa de una legalidad antidemocrática que permite actuar en beneficio de una minoría y al presidente de la República mostrarse como un monarca. Es por eso que una mayoría de franceses no da legitimidad al presidente para que aplique una Ley que, ni tan siquiera se ha votado en el parlamento.

Macron está en un callejón sin salida, solo, aislado, enfrentado a su pueblo y sin capacidad de respuesta ante la oleada de movilizaciones que recorre todo el país desde hace meses y que seguramente este Primero de Mayo, en las calles de las ciudades de toda Francia volverá a resonar el grito de repudio a Macron y su Ley.

José A. Iniesta
Miembro del Comité de Redacción de T.S.
Militante del PSC en la agrupación socialista de Sant Boi
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