Las sentencias a muerte por ahorcamiento en Irán impiden que este año no finalice la sección cultural de Tribuna Socialista: Canciones con Poder, sin traer la canción de Javier Krahe “La hoguera”.
Este es un tema que formó parte del álbum “La Mandrágora”, lanzado en 1981, en el que, junto a Krahe, participaron Alberto Pérez y Joaquín Sabina. Con su característica ironía y retranca, Javier Krahe denuncia y rechaza, a su manera, la pena de muerte. Hacía tan solo 6 años, el 27 de septiembre de 1975, que se había ejecutado en España a los últimos 6 condenados a muerte por el franquismo.
Si bien es cierto que la Constitución de 1978 no contempla la pena de muerte, España, hasta 1985, no ratifica el Convenio nº 6 de la Convención Europea de Derechos Humanos, por el que se abolía la pena capital, excepto para tiempos de guerra. Y se mantendrá la pena de muerte hasta 1995, en el Código Penal Militar. Por tanto, la creación de Krahe se enmarca en el contexto histórico en el que se puede decir que la pena de muerte en nuestro país se va extinguiendo, pero no se extinguirá del todo hasta 14 años después de editada esta canción.
Por desgracia para la humanidad, la pena de muerte continua en vigor en muchos países. Según datos de Amnistía Internacional, en 2021 se registraron en el mundo 579 ejecuciones, en países como Arabia Saudí, China, EE.UU., Egipto, Emiratos Árabes Unidos (Abu Dhabi, Dubai…), India, Irán o Japón… y así hasta 92 países. Esta cifra representa un 20% de incremento en ejecuciones respecto a 2020, año en el que tan solo en los Estados Unidos se ejecutó a 17 personas.
El catálogo de formas que describe Krahe en su canción está muy vivo, si se me permite la ironía:
EE.UU., utiliza principalmente la silla eléctrica y la inyección letal.
China, Corea del Norte, Somalia o Vietnam se decantan por el fusilamiento
Japón, Singapur y los países musulmanes, en los que hay pena de muerte, prefieren la horca.
En el caso de Arabia Saudí se utiliza, junto a la horca, la decapitación.
El Estado teocrático de Irán, donde la religión dictamina la política, vive una ola de represión contra su pueblo. Todo comenzó el 13 de septiembre de este año con la detención y agresión brutal a la joven Masha Amini, por parte de la policía guardiana de la moral; por llevar el velo mal colocado. Su muerte no cuenta en la estadística de ajusticiados, pero el resultado de la detención y la brutalidad fue la muerte.
Tres meses después, hay 28 condenados a muerte, varios de ellos ya han sido ahorcados, sin contar los más de 300 muertos en la criminal acción de los cuerpos represivos del Estado.
Estoy convencido de que Javier Krahe hubiese entonado “La hoguera” ante estos hechos y ante la despreocupación social general al respecto.
Roberto Tornamira, Comité de Redacción de Tribuna Socialista
Sugiero escuchar la irreverente versión de Whenpacovenga
El presidente de Perú, Pedro Castillo, fue detenido el día 7 de este mes de diciembre y desde ese momento permanece encarcelado. Sin duda que este señor habrá cometido errores, pero eso solo corresponde juzgarlo al pueblo peruano. Queda claro, una vez más, como en otros países, que la derecha acosa y derriba hasta hacerse con el poder, por las urnas o por las malas.
Los lobbies y las instituciones del capital financiero no permiten que los gobiernos se salgan de las directrices marcadas por estos organismos no sometidos a la democracia. Instrumentos de poder financiados por el capital financiero internacional, y por los propios gobiernos, como es el caso del Fondo Monetario Internacional (FMI), por mencionar un ejemplo.
El férreo marcaje a los gobiernos no se produce solo en países que no sean primeras potencias, y si no que se lo pregunte a Liz Truss, de Gran Bretaña. La primera ministra británica no cesó porque su pueblo la rechazase por no hacer nada por paliar la carestía de la vida, ni por deteriorar el Sistema Público Sanitario, no, dimitió por contrariar los intereses de los inversores al generar dudas sobre la capacidad de pago de la duda externa británica, al proponer, en un exceso de celo para con los privilegiados, cuando quiso aplicar bajas radicales de impuestos; eso sí, para los ricos.
A Pedro Castillo no le perdonan su pasado sindical como líder del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), ni han olvidado su liderazgo en la huelga de enseñanza de 2017. Y quizá lo más importante, no han aceptado que ganase las elecciones a Keiko Fujimori, el “caballo” por el que el capital, nacional e internacional apostaba, para llevar a cabo las reformas que empobrecen a los pueblos para enriquecer más si cabe a los ricos.
Pedro Castillo ha sido acosado política, judicial y mediáticamente, como antes lo fueron Lula en Brasil o Evo en Bolivia. Los golpes de Estado ahora se dan sin ejército, aunque si es necesario no lo descarten.
Utilizan a la advenediza Dina Boluarte, una de esas figuras políticas “independientes”, que resultan ser independientes solamente del pueblo trabajador. Un personaje que se presentó a las elecciones por el mismo Partido que Pedro Castillo, pero que siempre se ha jactado de no pertenecer a ningún partido. En eso no mentía, ella solo obedece a los intereses de la burguesía peruana.
Es lógica la posición que ha adoptado la Confederación General de Trabajadores Peruanos (CGTP), al repudiar el cruel asesinato de más de veinte trabajadores, algunos de ellos menores de edad, en Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Arequipa, Junín y La Libertad, asesinados a manos de las fuerzas policiales y del ejército.
La CGTP cumple con su responsabilidad de defensa de los intereses de la clase trabajadora peruana, al rechazar la declaración de estado de emergencia nacional y el encarcelamiento de líderes populares, y exigir su inmediata puesta en libertad.
Es obedeciendo a los intereses del capital internacional por lo que Boluarte se niega a convocar elecciones presidenciales de manera inmediata; quieren tiempo para implementar las reformas exigidas y para garantizar que cuando se convoquen las elecciones ganará la opción que representa los intereses de la minoría social.
Dicen haber depuesto al ex presidente por querer dar un autogolpe de Estado, y es efectivamente eso lo que están aplicando Baluarte y la derecha peruana: reprimiendo salvajemente al pueblo trabajador, encarcelando a todo opositor y cercenando la frágil democracia de Perú.
Las organizaciones de la clase trabajadora peruana han situado la salida a esta situación, mediante el adelanto de las elecciones generales y otorgando todo el poder al pueblo, a través de una Asamblea Constituyente que ponga los intereses de la mayoría social por encima de los intereses de los oligopolios y las mafias enquistadas en las instituciones del Estado.
Como trabajador que se siente internacionalista, consciente de que los problemas que afijen a los trabajadores en cualquier país tienen el mismo origen y por eso solo la solidaridad y la organización a nivel internacional pueden solucionarlos, me siento consternado ante lo que está ocurriendo en Perú, donde las libertades han sido cercenadas, las manifestaciones prohibidas y donde los manifestantes son asesinados en las calles.
Es urgente que pare la represión criminal que Boluarte ha desatado contra el pueblo trabajador peruano. Es imprescindible la disolución del Congreso y la constitución de una Asamblea constituyente.
Si el pueblo es soberano, denle, de inmediato, la capacidad de establecer la democracia.
Nuestro derecho penal, derecho democrático, se fundamenta en nuestra Constitución y su contenido. Se diferencia del derecho penal anterior, derecho de una dictadura, por no ser un derecho penal meramente punitivo y represivo; aunque aún contiene reminiscencias del pasado que deben ser actualizadas, acorde al contexto del derecho penal de los países de nuestro entorno. Es el caso de la necesidad de reformar el “delito de sedición”, figura penal cuya formulación en nuestro Código Penal data del siglo XIX, y reforzada en el s. XX por el régimen franquista.
Nuestro derecho Moderno, en este ámbito penal se orienta hacia un carácter rehabilitador y/o retributivo, sobre todo.
Es decir, tenemos un Código Penal que no sólo persigue y castiga los delitos de los ciudadanos, no sólo represor de hechos y conductas, sino que principalmente busca rehabilitar y que se asuman responsabilidades por los ciudadanos que han incurrido en algún tipo penal.
Estas ideas responden a nuestra forma de comprender la sociedad democrática que compartimos, a saber: una sociedad democrática, madura y corresponsable. Y lo es en todos los ámbitos que la componen, sin excepción. De ahí que frente a los problemas que enfrentamos de orden político no es admisible una tipificación simplista de los delitos contemplados, ya que nos adentramos en una complejidad lógica que se determina por nuestro derecho constitucional.
Este punto de partida sirve para observar que nuestro ordenamiento político-territorial, derivado de nuestro artículo 137 de la Constitución, se fundamenta en la arquitectura de instituciones territoriales, Municipio, Provincias, y Comunidades Autónomas, que garantizan la convivencia pacífica y el equilibrio territorial.
Este modelo cuasi federal, además, resolvió nuestro furibundo centralismo ademocrático, permitiendo con diferentes variables la convivencia de autonomías y nacionalidades.
De la misma manera, ésta lógica de convivencia, respeto y equilibrio nos ha permitido avanzar y mejorar sustancialmente en nuestras normas e instituciones territoriales, a pesar de conflictos más o menos graves. Conflictos que no han conseguido romper ni nuestra Constitución, ni nuestro país, a pesar de haber supuesto un riesgo cierto en su intento de quebranto desde el Gobierno catalán como en la respuesta que se dio por el Gobierno central durante los acontecimientos del 2017. Nuestros tribunales, en sus diferentes interpretaciones, resolvieron los diferentes problemas de carácter penal, y determinaron las penas.
Lo único que podía romperse era una determinada visión de «nuestra España»…una idea que pervivía al margen de nuestra Constitución. Sin embargo, nuestra actual España, ni se rompió, ni desapareció, al contrario, se mantiene más vital y plural que nunca, afortunadamente y se demostró que los problemas políticos deben resolverse mediante la política, y no con sanciones y penas.
De nada sirve castigar a independentistas irredentos para que todo siga igual, ni imponer castigos para ejemplo de herejes, ni resuelve el problema, ni evita su enquistamiento.
Hemos aprendido desde hace tiempo, y estos hechos refuerzan esa visión, que solo el diálogo, la conciliación y el acuerdo fomentan la convivencia y permiten avanzar en la solución de conflictos, por lo que debemos legislar en esa dirección. Y en nuestra democracia se legisla en el Las Cortes, mediante un proceso legislativo soberano y respetuoso con nuestro ordenamiento, modificando y elaborando normas, leyes y acuerdos para favorecer la convivencia y el respeto a los derechos humanos de los ciudadanos y no a conceptos sacrosantos.
Y por cierto, nuestro Parlamento y Senado se renuevan cada cuatro años desde el respeto a los procesos democráticos. ¿Qué se puede decir de la institución que, estando obligada a renovarse, se niega a ello? ¿Qué le decimos alguien que por su voluntad ademocrática se perpetúa en el poder?
Quizás cuando leáis esto, me consideréis un nostálgico, no suelo serlo, pero en lo que se refiere al tema del que os quiero hablar hoy, sí que lo soy. Cuando yo comencé a militar en nuestro querido Partido los “barones”, eran unas personas, muy lejos del socialismo, con un título nobiliario que en España y en otros países es inmediatamente inferior al de vizconde. que en la edad media formaban parte de la corte, a veces como bufones del Rey, otras pretendiendo derrocarle y siempre viviendo del pueblo dominado.
Hoy los llamados Barones, dentro de nuestra organización, vienen a ser algo parecido, lo que ocurre es que en pleno siglo XXI esto chirria, a mí me parece anacrónico, impresentable e indecente. La estructura de los títulos nobiliarios, propios de la edad media, nada tenía de social, ni de solidario, ni tampoco democrático, pues eran nombrados por el Rey, cuyo único mérito era la fidelidad a la corona.
Hoy los Barones a los que me refiero, están instalados en su poltrona, gracias a los votos de los ciudadanos, pero a lo único que son fieles, es a su ansia de mantenerse en su escaño, cueste lo que cueste, porque realmente lo han hecho su forma de vida, han hecho de la política, un medio de mantener un estatus, que en cualquiera de sus hipotéticos empleos, no hubieran soñado nunca.
Pues bien, algunos de estos “Barones”, viendo peligrar su poltrona, ante el riesgo de perder en su baronía, el apoyo de esos capitalistas a los que tanto protegen, se revelan ante cualquier intento de ajuste social, que implique que los que mas tienen mas aporten. Por eso, están tan molestos con la estructura orgánica actual de nuestro gobierno, que tiene que realizar auténticos malabarismos, para poder aprobar unas leyes y unos presupuestos, cuya tendencia sea la protección de los más débiles.
Es absolutamente bochornoso, lamentable y patético el espectáculo, que alguno de estos “Barones “, protagoniza día tras día, uniéndose en sus planteamientos, por una parte a la derecha mas rancia de nuestro país, y por otra, a nuestros impresentables dinosaurios políticos, que solo fueron socialistas en la clandestinidad, y que después de destruir gran parte de nuestras señas de identidad, se colocaron vergonzosamente mediante las puertas giratorias, en las posiciones más que relevantes, que en ningún caso les corresponden y que utilizan, para un bombardeo constante, a la labor más o menos adecuada de los compañeros, que tienen la responsabilidad actual de gobernar nuestro país, que evidentemente no lo hacen como me gustaría, pero que al menos, aunque sea por necesidad, permanecen más a la izquierda, que lo hicieron ellos en su día.
A mí, evidentemente no me entusiasman, algunas de las compañías, de las que nuestro presidente se rodea, pero vista la calidad de los políticos actuales, me doy con un canto en los dientes, pues al menos crean un grupo mas social, que en mi opinión obliga a legislar, de una manera mas solidaria con los mas necesitados
Queridos “Barones”, seguramente que tenéis el carné del PSOE, como yo, pero al margen de ese papelito, si en algún momento de vuestras vidas, habéis sido socialistas, os pido, os ruego, no que volváis a serlo, pues eso seguramente es imposible, pero al menos que dejéis trabajar al que lo intenta, por una sociedad algo mas justa. No os preocupéis, seguro que ya tenéis apalabrada, alguna de las abundantes puertas giratorias, que injustamente garantice vuestro futuro.
Felicidades a socialistas y también a los que no lo son, no solo en estas comerciales fiestas sino siempre.
De nuevo Europa en guerra, y, como otras veces, un dictador disfrazado de elecciones plebiscitarias ha decretado una invasión y la guerra a otro país, siempre más débil.
Putin, de manera larvada antes y abiertamente ahora, está arrasando a la barbarie al pueblo ruso, y masacrando al ucraniano.
Otra vez asistimos a maniobras de contención y condena, a intentos de apaciguamiento para «convencer» al lobo de que respete las vidas ajenas…los nuevos Sudetes y Polonia (Donbas, y Crimea) no sirven para que veamos sus verdaderas intenciones ni para, finalmente, evitar la guerra abierta.
Y en medio los seres humanos, muerte tras muerte.
¿Y, qué hacemos los demás? Enviamos material bélico, hacemos declaraciones e imponemos sanciones, mientras la guerra continúa.
La guerra, la destrucción, las masacres, las constantes violaciones de todos y cada uno de los derechos humanos continúan sin que seamos capaces de frenar esta locura.
En medio de semejante situación, es comprensible que se ayude a Ucrania, refugiados, hospitales, ayuda material de reconstrucción, e incluso material bélico, ya hubiese querido nuestra 2 República…y sin embargo esta política de «ayuda» se asemeja demasiado a aquella de » No intervención». Ni evita la guerra, ni la pone fin, tan sólo la alarga y las personas siguen sufriendo y muriendo.
Y no se nos olviden las guerras de Yemen, Afganistán, Sudan, Sahara, etc.
¿Qué hacer?
Lo sabemos perfectamente.
Solo organismos internacionales de Paz, con el reconocimiento y respeto inexcusable de todos serían capaces de imponer la paz. La paz humanitaria, no la paz romana.
La ONU, y otros organismos internacionales deben ser respetados y tenidos por garantes absolutos de la paz y el respeto de los Derechos Humanos.
No podemos perpetuar las condenas tibias e inútiles, las intervenciones militares catastróficas las ayudas de material bélico a los contendientes, aunque sea justificable a quien se defiende de la agresión, son inútiles.
Hay actitudes de algunos países dignas de consideración, de reconocimiento por la ayuda que prestan ante las desgracias y miserias de la guerra, pero sólo son paliativas, y aunque decentes no frenan la barbarie.
Lo demás son buenas intenciones, y en algunas ocasiones… tráfico de armas.
NO A LA GUERRA, es ilimitado, incuestionable, e inexcusable.
El capitalismo neoliberal ha extendido su control sobre las conciencias, con una eficacia nunca vista en otros periodos de la historia. Es una forma insidiosa de totalitarismo que impregna al conjunto de la sociedad, genialmente anticipado por el escritor George Orwell (1903-1950), combatiente antifascista en la Guerra de España.
Oligarquía y Fuerzas Armadas en el Estado español
La razón última esgrimida por el Estado es la razón de la fuerza. Ante una crisis terminal el Ejército pasa a primer plano. En tal situación éste puede sentirse impelido a sostener la Monarquía en declive o, por el contrario, a dejarla caer.
El Ejército está organizado y jerarquizado de forma que la ideología imperante entre sus cuadros de mando tiende a identificarse con los intereses de la oligarquía financiera, que es la que realmente manda; tanto más cuanto más altos se encuentran aquellos en la pirámide jerárquica.
La oligarquía, o clase dominante, controla la inmensa mayoría de la actividad social, ejerciendo su influencia mediante los aparatos ideológicos que domina, puestos a su servicio: TV, prensa, enseñanza, clero, etc. El capitalismo neoliberal ha extendido su control sobre las conciencias, con una eficacia nunca vista en otros periodos de la historia. Es una forma insidiosa de totalitarismo que impregna al conjunto de la sociedad, genialmente anticipado por el escritor George Orwell (1903-1950), combatiente antifascista en la Guerra de España.
La severa alienación impuesta por los poderes financieros, solo puede ser contrarrestada en parte por mecanismos de comunicación independientes, no controlados por el poder establecido; como lo son, en cierta medida, las redes y colectivos sociales.
El relativo aislamiento de los militares, generalmente forzado, promueve la endogamia y el mantenimiento de rancias tradiciones familiares, creando un mundo estanco a los valores de la mayoría social.
Algunos apellidos conocidos se repiten a lo largo de generaciones en las altas jerarquías de los ejércitos; son los llamados príncipes de la milicia, y constituyen una casta privilegiada. Esta forma de clasismo fomenta un sentido patrimonial de la institución, llegando estos a percibirla como si de su propio feudo o cortijo se tratase.
El Rey, como jefe del Estado y jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, refuerza el carácter oligárquico de las cúpulas militares, pues constituye un elemento de referencia ideológica y de clase entre la oficialidad, desde el inicio de su carrera en las Academias, o en la Escuela Naval, hasta su pase a la situación de reserva o de retiro.
La oficialidad se identifica emocionalmente con el Rey, pues él también fue cadete o guardiamarina, por tanto “compañero”.
El rey Felipe VI ya no necesitará escenificar de nuevo un golpe de efecto para afianzar su corona, como en el famoso 1 de octubre, o durante su infame discurso dos días después; ni tampoco la irrupción, pistola en mano, de ningún coronel en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. Decenas de escaños fascistas y ultramonárquicos, incluidos generales retirados, son ahora el brazo político de su guardia pretoriana, decidida a impedir cualquier progreso democrático.
El pasado 16 de octubre, un exdirigente y exmiembro del partido ultraderechista con representación parlamentaria, denunció en el programa “Salvados” cómo un destacado fundador y dirigente de la organización incita a sus militantes a portar armas.
Imperialismo, militarismo y conflictos bélicos
El reparto territorial del mundo entre las potencias imperialistas es especialmente visible en la actual fase de acumulación capitalista. Su impacto en la configuración de las alianzas militares, sus implicaciones geoestratégicas, así como la generalización de los focos de conflicto armado, presentan un oscuro panorama y un trágico balance de sufrimiento y destrucción.
El imperialismo moldea la ideología de sus Fuerzas Armadas, y las de los países sobre los que ejerce su supremacía, imponiendo un militarismo favorable a sus intereses.
La competencia por el dominio de los mercados y los recursos materiales entre potencias imperialistas fue la causa de la I y II Guerra Mundial. La segunda (1939-1945) tuvo como preludio la Guerra de España (1936-1939), provocada por el golpe militar del 18 de julio contra el gobierno legítimo de la II República, golpe inmediatamente apoyado por la Alemania nazi y la Italia fascista.
Una nueva colisión imperialista a gran escala está gestándose en el corazón de Europa. Las causas no hay que buscarlas en la mente diabólica de ningún dirigente, sino en las contradicciones que se vienen dando en la esfera internacional, tras la disolución de la URSS y la transformación de la República Popular China en un gigante económico, en evidente conflicto de intereses con los USA.
El imperialismo hegemónico intenta seguir manteniendo su supremacía global. Su pretendido altruismo -la defensa de la democracia- no tiene la menor credibilidad. Washington utiliza la guerra como medio de imponer su hegemonía a escala planetaria. Para ello ha establecido un férreo cerco militar, instrumentado por la OTAN, que aprieta como un dogal sobre el cuello de Rusia, potencial aliado de China.
La escalada de provocaciones ha situado a la corrupta oligarquía rusa, contestada internamente, ante un grave dilema. Lamentablemente, el presidente Vladimir Putin ha elegido el camino equivocado. Su intervención militar directa en el conflicto civil originado en 2014 tras el golpe del Maidán, bajo análogos pretextos que la corrupta oligarquía occidental, ha desembocado finalmente en la Guerra de Ucrania.
Un primer paso de la estrategia puesta en práctica por los USA, en competencia global con la República Popular China, está consistiendo en la utilización de Ucrania como ariete contra Rusia a fin de fragmentarla y, de ese modo, alcanzar el control sobre sus recursos -minerales, gas y petróleo- primordiales para su supremacía tecnológica.
Determinados minerales estratégicos son esenciales para la industria moderna, en particular para la producción de materiales especiales y fabricación de armamento moderno. China posee un tercio de las reservas mundiales de tierras raras y controla el 75 % de su producción, seguida de Brasil, Vietnam y Rusia. Por otra parte ha superado a los USA en el desarrollo y producción de tecnología 5G para la telefonía móvil. Mantiene a su vez un esfuerzo titánico para el desarrollo y producción de microchips avanzados, a fin de asegurarse el autoabastecimiento de estos dispositivos, base de la digitalización, que está impulsando vertiginosamente la nueva revolución industrial y mediática.
El objetivo inmediato de los USA es la erradicación definitiva de toda colaboración existente entre los países de la Unión Europea y Rusia, asestando de paso un serio golpe a la industria alemana, motor económico de la Unión. El sabotaje de los gaseoductos imposibilita el suministro de gas ruso, imponiendo de este modo Washington su gas licuado y su petróleo, procedentes del fracking, de elevado precio, mediante transporte marítimo.
El rey Felipe VI, jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas, ha tomado descaradamente el partido de la guerra, es decir el de la OTAN, dominada por los USA, de la que es un ferviente fan, poniendo en grave riesgo la seguridad nacional.
Los USA sitúan a nuestro país, por su posición geoestratégica, como primera línea de batalla en su guerra contra la Federación de Rusia. Las provocadoras declaraciones del Sr. Borrell y de la ministra de defensa Sra. Robles no dejan lugar a dudas. Mientras tanto, la República Francesa pide contención en la escalada verbal.
Los pueblos europeos -sobre todo los ucranianos y rusos, golpeados directamente por el conflicto- se oponen a la guerra y abogan por una solución política al desastre.
Las élites políticas de Occidente, subordinadas a la supremacía de los USA, siguen pretendiendo a toda costa una derrota humillante de Rusia. Algo difícil de imaginar sin que se produzca una escalada sin freno, que desembocaría en la III Guerra mundial, de la que España no saldría indemne.
Manuel Ruiz Robles es antiguo miembro de la Unión Militar Democrática
El grupo de “Sindicalistas por la Auditoría y en defensa de las Pensiones Públicas” inició, el pasado mes de julio, un diálogo con el Gobierno para exigir la puesta en marcha de la Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social que exige la Ley 21/2021 y para rechazar la reforma de pensiones que pretende el ministro Escrivá. La carta que inicia este diálogo fue firmada por casi 250 sindicalistas (fechada el 16 de julio), y publicada en número de septiembre Tribuna Socialista 136 (páginas 16 y 17).
El director del Gabinete de Presidencia del Gobierno, Oscar López, respondió con fecha 18 de noviembre. Este documento de respuesta fue publicado, junto a la carta al presidente, en Tribuna Socialista de noviembre, nº 138 (páginas 14 y 15).
En la reunión mensual del grupo de sindicalistas celebrada el 29 de noviembre se decidió continuar el diálogo con el Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el señor Escrivá, en tanto que en la respuesta de Moncloa se indicaba que habían trasladado el asunto a este Ministerio.
En este último número de 2022 de Tribuna Socialista (TS-139), en la página
Las sanciones económicas a países, como las multas a los ciudadanos y ciudadanas, no siempre son justas ni siempre tienen el efecto deseado: se da el caso que a los muy ricos les compensa pagar la sanción, mientras se hunde en la miseria a los más pobres. En ocasiones, tienen un efecto boomerang, que golpea a quienes lanzan la sanción.
Un ejemplo histórico de las consecuencias de los bloqueos económicos, ahora conocidos como sanciones, lo tenemos en los decretos que Napoleón dictó contra Gran Bretaña, en 1806 y 1807: Decreto de Berlín y Decreto de Milán, respectivamente, por los que se prohibía el comercio de los productos británicos en el continente europeo.
La primera consecuencia, para la Francia imperial, fue la necesidad de mantener presencia militar en los puertos a los que llegan los productos manufacturados o en aquellos desde los que salían las materias primas entre Gran Bretaña y los países europeos.
En principio, los beneficiarios directos de este bloqueo fueron los productos franceses y los de los territorios anexionados por Napoleón. Sin embargo, Francia no tenía la capacidad de absorber los productos que el resto de países europeos exportaba a Gran Bretaña. Una consecuencia concreta fue un gran incremento del contrabando.
El “Bloqueo Continental” produjo un grave perjuicio para el comercio británico, que sufrió una contracción del 25%, pero también para el de los países europeos, incluida Francia.
Gran Bretaña, con una notable mayor capacidad naval que Francia y sus aliados, se lanzó a la potenciación de los mercados en el sudeste asiático, China, India… Y reaccionó con las Orders in Council de 1807, por las que prohibía a sus socios ultramarinos el comercio con Francia.
Estados Unidos, vio la oportunidad de aprovecharse de la situación, para conseguir mejores condiciones a sus productos y en sus compras, aprobó el Acta de Embargo del 1807, por el que se prohibía el comercio de sus buques con Francia y Gran Bretaña. Y claro, como dijo Karl von Clausewitz, quien participó con el ejército prusiano en la guerra contra Napoleón, y sabía bien de lo que hablaba: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios”. La política lleva mucho tiempo al servicio de la economía. Por ello, el resultado, entre otros motivos, como por ejemplo el intento de los USA de anexionarse Canadá (en aquel momento colonia británica), fue el estallido de la guerra anglo-estadounidense que se desarrolló entre 1812 y 1815.
Por su parte, Napoleón, para hacer cumplir sus “sanciones económicas” quiso invadir Rusia en 1812 movilizando a más de 500.000 hombres, la Grande Armée, pues el zar Alejandro I había decidido retomar el comercio con Gran Bretaña. Toda esta guerra económica desembocó en la tumba del Imperio francés.
Todos estos acontecimientos acaecieron en poco más de un lustro, como derivadas de las sanciones de unos y otros.
Sin extenderme en detalles, no puedo dejar de mencionar el bloqueo económico que los Estados Unidos le impusieron a Cuba en octubre de 1960, que sigue en vigor 62 años después, para salvaguardar los intereses de las empresas norteamericanas, muchas de ellas vinculadas a la mafia en los sectores del juego y la prostitución en la isla. Bloqueo que ha pasado por diferentes fases de mayor o menor crudeza, llagando a provocar la escasez de alimentos y medicinas para la población civil.
Citar también las sanciones que, a instancias de los USA, Naciones Unidas le impuso a Irak en 1990, tras invadir Kuwait el ejército de Sadam Husein. El pueblo iraquí, sufrió la guerra que había iniciado su sátrapa y, además de la muerte y la destrucción que provocó la primera Guerra del Golfo, en la que intervino una fuerza multinacional compuesta por: Estados Unidos, Arabia Saudí, Francia, Egipto, Reino Unido y Siria, sufrieron el hambre y la muerte por falta de los productos más básicos. Eso sí, en 1996, con el país esquilmado y destrozado, el Consejo de Seguridad de la ONU establecía el programa “Petróleo por alimentos”.
Hace diez meses que estalló la guerra en Ucrania, con motivo de la criminal invasión del territorio ucraniano por parte del ejército de Putin. Junto a la contienda bélica se está desarrollando una contienda económica con un intercambio de medidas y agresiones, cuyas consecuencias definitivas están por verse aún.
De momento, una ola inflacionaria recorre Europa y está empobreciendo a la mayoría social de todos los países del continente. Empobrecimiento cuya otra cara de lo moneda son las indignantes cifran de beneficios de las empresas que componen los oligopolios de los sectores estratégicos, como el energético o el financiero, entre otros, además del armamentístico.
La inflación iniciada por las empresas de la energía, incluso meses antes del estallido de la guerra, se ha trasladado a la bolsa de la compra haciendo muy difícil el reto que millones de personas tienen por llegar a fin de mes.
Conviene saber que Estados Unidos lleva años ampliando su capacidad de exportación de gas natural licuado (GNL). Hoy ya es el mayor exportador de este combustible, con una capacidad de 14.000 millones de pies cúbicos diarios, capacidad que pretenden incrementar en un 41% hasta 2025. Solo desde 2019 a hoy, han duplicado la producción de GNL. Como cabe deducirse, desde que Putin invadió Ucrania, los USA han duplicado sus ventas de GNL a Europa.
No solo se está aprovechando de la guerra para vender más, además están sacando tajada con los precios. A tal punto es el abuso que Robert Habeck, el 5 de octubre, el ministro alemán de Economía lamentaba los precios «astronómicos» que están marcando los países «amigos» de Alemania, empezando por Estados Unidos, por proveerle el gas necesario para compensar el corte de suministro ruso.
Por su parte, las grandes empresas de gas y petróleo ruso, en manos de los oligarcas próximo al Kremlin incrementan sus ventas a China e India, y muchos países compran productos rusos en barcos anclados en aguas internacionales.
Como dije antes, las consecuencias definitivas del intercambio de sanciones están por verse. De lo que no cabe ninguna duda es de lo que dijo Clausewitz: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político…”, en este caso al servicio de la Política Económica.
Roberto Tornamira Sánchez, Miembro del Comité de Redacción de TS y de la Coordinadora estatal del CATP
Son muchas las razones por las que deberíamos decir “¡¡¡BASTA YA!!!”
No hay ninguna duda que la peor parte de este conflicto la está pagando la clase trabajadora; los pueblos ucraniano y ruso, que sufren las victimas mortales, refugiados, heridos graves y la violación de los derechos humanos desde hace 10 meses, en una injusta guerra, iniciada brutalmente por la oligarquía que lidera Putin y alimentada por los gobiernos de la coalición atlántica que forman la OTAN.
Los pueblos de toda Europa también están sufriendo esta guerra. Está afectando gravemente al Estado de bienestar social que la clase trabajadora ha conseguido, nadie se lo ha regalado, desde el final de la II GM. Está impactando con mayor dureza en los países subdesarrollados, donde las hambrunas, las enfermedades mortales se ceban particularmente en niños, niñas y personas mayores.
El incremento presupuestario que se aprobaron en la cumbre de la OTAN, celebrada en Madrid el pasado mes de junio, y que apoyan y respaldan todos los gobiernos que la forman, acuerdan ampliar el gasto armamentístico hasta alcanzar el 2% del PIB; eso según las cifras oficiales asignadas al Ministerio de Defensa, porque la realidad es que sumando las partidas en industria, investigación… que también redundan en la carrera armamentística, el incremento de los presupuestos militares es mayor que el 2%. En esta línea de actuación presupuestaria, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en la sesión plenaria de la 68 Asamblea Parlamentaria de la Alianza, celebrada a finales de noviembre en Madrid, ha dicho que “el esfuerzo económico que supone la Defensa no ha hecho más que comenzar. El 2% de inversión en Defensa no es el techo, es el umbral». Por tanto, unos y otros dan legitimidad a una guerra injusta, llevando a todos los pueblos a sufrir una situación de crisis muy preocupante.
En el otro lado de los pueblos están los inversores de la industria armamentística, fundamentalmente estadounidense, como es el caso de Loockheed Martin que en los últimos 12 meses acumula un rendimiento bursátil de más del 55% y de las multinacionales del gas de esquisto, en su práctica totalidad estadounidenses, cuyas cotizaciones en bolsa no paran de crecer. La revista digital de mercados MarketScreener publicaba el 7 de abril de este año:
“Al menos una docena de ejecutivos de gas de esquisto de Estados Unidos se reunieron el miércoles con funcionarios europeos de energía para discutir la expansión de los suministros de combustible de Estados Unidos a Europa, en medio de la lucha por reemplazar las importaciones rusas”.
Este es el trasfondo de la guerra que sufren los pueblos, la lucha de las multinacionales de la energía y las materias primas, frente a los oligarcas rusos que se apropiaron de los sectores estratégicos del pueblo ruso.
la clase trabajadora europea tiene que organizarse y llevar a cabo sus reivindicaciones y protestas a la calle, pese a la represión que muchos gobiernos ejercen sobre los manifestantes que se oponen a apoyar el conflicto y a la presión de los medios de comunicación que ocultan dichas protestas, bajo el yugo de sus consejos de administración.
Nos encontramos a más de 3.700 km de distancia del lugar del conflicto, donde la destrucción de las bombas, las muertes, y las violaciones de los derechos humanos no cesan, pero no por ello debemos ser meros espectadores.
La guerra no se combate pidiendo medidas que topen los precios de productos básicos para la alimentación de las familias, aunque está bien o dando ayudas para el transporte, que también es positivo. Pero, estas medidas paliativas suenan, a dormidera, a que pretenden mantenernos callados y quietos ante esta guerra y las situaciones de precariedad que derivan de ella, aprovechando en shock que sufre la clase trabajadora, y la inmovilidad de las organizaciones de los trabajadores. En 2008 fue la crisis inmobiliaria y financiera, en 2020 y 2021 la pandemia y ahora la guerra. Parece que el sistema económico imperante solo es capaz de hacer beneficio a partir de la destrucción y del ataque permanente a los derechos de los trabajadores y trabajadoras.
Todas las movilizaciones y reivindicaciones de la clase trabajadora que se han desarrollado y las que están pendientes de celebrarse deben estar bajo el lema “ALTO A LA GUERRA SIN CONDICIONES “, ya que todos los males que estamos sufriendo, como son los bajos salarios, incrementos de los precios de las energías, alimentos básicos, alquileres de viviendas, recortes en sanidad y educación, reformas en el sistema público de pensiones…son algunas de las consecuencias de esta guerra, o eso argumentan ellos.
Debemos, sin excusas, ejercer nuestro derecho de ciudadanía, para preservar y salvaguardar los intereses sociales y públicos, que requiere un sistema democrático y de derecho.
Es necesario que trabajadores, desempleados, estudiantes, organizaciones sindicales, movimientos sociales, pensionistas, familias enteras, salgamos a la calle en grandes manifestaciones por el ALTO A LA GUERRA INMEDIATA, SIN CONDICIONES, RETIRADA DE LAS TROPAS RUSAS DE UCRANIA, CONTRA LA POLITICA ARMAMENTISTICA. Es necesario un movimiento social contra la Guerra.
Tal vez este invierno pasemos frio, hay quienes ya lo han pasado en inviernos anteriores porque el sueldo no llega para todo, eso que llaman “pobreza energética”, pero no lo pasaremos callados, como desean quienes nos presentan la Guerra como si fuese un destino natural. Pretende legitimar tanto el conflicto como sus consecuencias. De este modo se busca un único culpable a la vista del inminente desastre social y ecológico.
Juan Fernando DíazMayordomo Martínez, Militante socialista y afiliado a UGT en Madrid
Los profesionales sanitarios y los usuarios de la sanidad pública andaluza protagonizaron la primera movilización multitudinaria contra el Gobierno de mayoría absoluta del PP, que preside Juan Manuel Moreno Bonilla.
El colapso de la atención primaria, la necesidad no solo de más médicos, sino de mejores condiciones laborales para evitar que se vayan de la comunidad y el avance en la privatización sanitaria han sido las principales reivindicaciones de los convocados por Marea Blanca: “La realidad sanitaria es muy precaria y cunde el desánimo entre los profesionales de la salud y los ciudadanos”, ha reclamado Esperanza Morales, médico de familia e inspectora jubilada, en la lectura del manifiesto con el que ha concluido la marcha en la capital hispalense.
La manifestación ha sido convocada por la Coordinadora andaluza de mareas blancas, la manifestación, a la que han asistido más de 20.000 personas, ha partido desde el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia del Gobierno andaluz, y ha culminado en la Plaza de la Encarnación llegando a colapsar algunas zonas de la ciudad a su paso.
Los participantes han reclamado también la estabilización de los 12.000 contratos de médicos en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) que fueron contratados como refuerzo durante la pandemia, así como la atención presencial en 48 horas desde que se pide la cita y que haya una atención de 12 minutos por paciente y que se potencien las urgencias rurales y la atención comunitaria preventiva entre otras muchas.
Tras el éxito de la manifestación de Madrid, los organizadores de las manifestaciones de este sábado eran conscientes de que el Gobierno de la Junta apelaría a la comparación en el número de asistentes para desmarcarse de la gestión sanitaria de Isabel Díaz Ayuso. Con todo, tanto Marea Blanca como los partidos políticos PSOE, Por Andalucía y las formaciones que la integran, Adelante Andalucía que ha estado presente a través de sus diputados a título particular, los sindicatos UGT, CCOO, CGT, USTEA y SAT y las más de veinte asociaciones que secundado la marcha se han mostrado muy orgullosos y satisfechos por la asistencia.
Durante la misma, Sebastián Martín, médico de familia jubilado y portavoz de la marea blanca, ha destacado el apoyo «como antes no se había visto» en una protesta similar y, tras subrayar que en Andalucía hay cerca de 2,5 millones de pólizas de sanidad privada, ha dicho que «es importante que la sociedad civil se ponga enfrente».
“No estamos en la misma situación que Madrid, pero nos vamos pareciendo cada vez más”, continuó diciendo Sebastián Martín,
El Gobierno de Andalucía presume de inversiones récord en sanidad 4.000 millones desde 2019 y un incremento del 17,94% respecto de 2022 para el año que viene y de 30.000 contrataciones y sin embargo es importante destacar que una cosa es decir que se incrementa el presupuesto público para sanidad y otra muy distinta que vaya destinado a la sanidad pública y es que es importante destacar que el 33% del gasto en las cuentas para 2023 se destina al sector privado. La realidad es que para el año que viene, los presupuestos contemplan la derivación de 245.000 pacientes a hospitales concertados, un 25,16% más que en 2022 (195.745).
Y en lo que se refiere a la platilla, es importante recordad que durante la pandemia se contrataron 20.000 sanitarios con fondos COVID, de los que 8.000 fueron despedidos en octubre de 2021 y en lo que se refiere al futuro de los 12.000 restantes, cuyo contrato expira el 31 de diciembre, a fecha 23 de diciembre aún están en el aire.
Los miles de manifestante que recorrieron las calles de Sevilla, exigían además de su renovación, la contratación de 4.000 profesionales para cubrir el déficit de la atención primaria y de otros 4.000 para poder abrir por la tarde 20 hospitales públicos en lugar de sufragar infraestructuras a los privados.
La manifestación de Sevilla transcurrió de manera pacífica en un ambiente reivindicativo en el que los usuarios mostraron su indignación mientras que los profesionales de la sanidad dejaron evidencia de su cansancio y resignación por las duras condiciones en las que tienen que trabajar, condiciones que cada vez van a peor.
Por un lado, los médicos de atención primaria atienden una media de 50 citas diarias en la que la presión asistencial cada vez es más alta porque los recursos están más al límite y a los pacientes no se los puede atender con calidad, razón por la que los nuevos MIR no quieran esta especialidad, además de la diferencia entre la sanidad Andaluza y de otras comunidades como la Euskadi donde muchos de nuestros sanitarios emigran por tener mejores condiciones económicas.
Para dibujar un mapa realista de la sanidad en Andalucía, es importante destacar que, en los municipios de 2.000 habitantes, tardan seis días en tener cita, no se cubren las bajas médicas y nos derivan a las consultas telefónicas. La situación en los municipios de menos de 20.000 es aún más complicada.
Si nos centramos en barriadas sevillanas como los tres barrios que figuran en las estadísticas como uno de los siete barrios más pobres de España, la población es completamente envejecida y con una renta muy baja algo que no les permite tener seguros privados.
Si el PSOE vio como sus posibilidades de seguir gobernando se vieron muy afacetadas por una sanidad deficiente, el PP es consciente de que la sanidad es sin duda su talón de Aquiles y que las movilizaciones le producen un tremendo desgaste y por ello el descontento que se ha apoderado a pocos meses de conseguir su victoria electoral por el colapso en la atención primaria, pueden ser un preámbulo de lo que les espera,
Y es que además de la renovación de los 12.000 profesionales tenemos que sumar episodios verdaderamente sangrantes como por ejemplo la confirmación de algo que denunció UGT en su momento que “Moreno Bonilla inauguro 17 quirófanos del hospital militar de Sevilla en abril antes de las elecciones y a día de hoy no están funcionado”.
Los profesionales de la sanidad anuncian un año muy caliente en lo que a manifestaciones se refiere si no se soluciona su situación algo que parece que está lejos de suceder.
La percepción general es que esta situación puede empeorar porque hay un programa que cumplir y ese programa empeorará sin duda la sanidad en Andalucía pasando a ser casi un recuerdo de unos años en los que era la joya de la corona, una joya que a base de recortes, de precarizar el trabajo de los profesionales, de privatizar…va camino de ser desmantelada para dejarla claramente en manos de quienes en la sanidad solo ven oportunidades de negocio.
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