La derecha no soporta gobiernos de izquierdas, tampoco en Perú

El presidente de Perú, Pedro Castillo, fue detenido el día 7 de este mes de diciembre y desde ese momento permanece encarcelado. Sin duda que este señor habrá cometido errores, pero eso solo corresponde juzgarlo al pueblo peruano. Queda claro, una vez más, como en otros países, que la derecha acosa y derriba hasta hacerse con el poder, por las urnas o por las malas.

Los lobbies y las instituciones del capital financiero no permiten que los gobiernos se salgan de las directrices marcadas por estos organismos no sometidos a la democracia. Instrumentos de poder financiados por el capital financiero internacional, y por los propios gobiernos, como es el caso del Fondo Monetario Internacional (FMI), por mencionar un ejemplo.

El férreo marcaje a los gobiernos no se produce solo en países que no sean primeras potencias, y si no que se lo pregunte a Liz Truss, de Gran Bretaña. La primera ministra británica no cesó porque su pueblo la rechazase por no hacer nada por paliar la carestía de la vida, ni por deteriorar el Sistema Público Sanitario, no, dimitió por contrariar los intereses de los inversores al generar dudas sobre la capacidad de pago de la duda externa británica, al proponer, en un exceso de celo para con los privilegiados, cuando quiso aplicar bajas radicales de impuestos; eso sí, para los ricos.

A Pedro Castillo no le perdonan su pasado sindical como líder del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), ni han olvidado su liderazgo en la huelga de enseñanza de 2017. Y quizá lo más importante, no han aceptado que ganase las elecciones a Keiko Fujimori, el “caballo” por el que el capital, nacional e internacional apostaba, para llevar a cabo las reformas que empobrecen a los pueblos para enriquecer más si cabe a los ricos.

Pedro Castillo ha sido acosado política, judicial y mediáticamente, como antes lo fueron Lula en Brasil o Evo en Bolivia. Los golpes de Estado ahora se dan sin ejército, aunque si es necesario no lo descarten.

Utilizan a la advenediza Dina Boluarte, una de esas figuras políticas “independientes”, que resultan ser independientes solamente del pueblo trabajador. Un personaje que se presentó a las elecciones por el mismo Partido que Pedro Castillo, pero que siempre se ha jactado de no pertenecer a ningún partido. En eso no mentía, ella solo obedece a los intereses de la burguesía peruana.

Es lógica la posición que ha adoptado la Confederación General de Trabajadores Peruanos (CGTP), al repudiar el cruel asesinato de más de veinte trabajadores, algunos de ellos menores de edad, en Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Arequipa, Junín y La Libertad, asesinados a manos de las fuerzas policiales y del ejército.

La CGTP cumple con su responsabilidad de defensa de los intereses de la clase trabajadora peruana, al rechazar la declaración de estado de emergencia nacional y el encarcelamiento de líderes populares, y exigir su inmediata puesta en libertad.

Es obedeciendo a los intereses del capital internacional por lo que Boluarte se niega a convocar elecciones presidenciales de manera inmediata; quieren tiempo para implementar las reformas exigidas y para garantizar que cuando se convoquen las elecciones ganará la opción que representa los intereses de la minoría social.

Dicen haber depuesto al ex presidente por querer dar un autogolpe de Estado, y es efectivamente eso lo que están aplicando Baluarte y la derecha peruana: reprimiendo salvajemente al pueblo trabajador, encarcelando a todo opositor y cercenando la frágil democracia de Perú.

Las organizaciones de la clase trabajadora peruana han situado la salida a esta situación, mediante el adelanto de las elecciones generales y otorgando todo el poder al pueblo, a través de una Asamblea Constituyente que ponga los intereses de la mayoría social por encima de los intereses de los oligopolios y las mafias enquistadas en las instituciones del Estado.

Como trabajador que se siente internacionalista, consciente de que los problemas que afijen a los trabajadores en cualquier país tienen el mismo origen y por eso solo la solidaridad y la organización a nivel internacional pueden solucionarlos, me siento consternado ante lo que está ocurriendo en Perú, donde las libertades han sido cercenadas, las manifestaciones prohibidas y donde los manifestantes son asesinados en las calles.

Es urgente que pare la represión criminal que Boluarte ha desatado contra el pueblo trabajador peruano. Es imprescindible la disolución del Congreso y la constitución de una Asamblea constituyente.

Si el pueblo es soberano, denle, de inmediato, la capacidad de establecer la democracia.

Rogelio Obrador
Militante socialista de Madrid

Autor: Tribuna Socialista

Tribuna libre de expresión. Fomentando el debate y las propuestas entre socialistas.

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