«Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir»

Es la izquierda una posición político-ideológica mucho más incómoda que la derecha. La primera genera todo tipo de molestias articulares, parestesias, desgarros musculares o, incluso, puede llevarte a la amputación de uno de tus miembros (quizás por anquilosamiento o inacción), abandonado éste a la mera potencialidad teórica: el brazo que puede ejecutar un movimiento ascendente para golpear, pero nunca termina de llevarlo a cabo. O, como ejemplifica Ferlosio en alguno de sus pecios: “Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir” (el problema de la izquierda es que no termina de soltar la mano, dejar partir a la flecha, pues teme errar el tiro, no hacer diana).

Ser de izquierdas duele. Y ese dolor, en ocasiones, si llega a ser insoportable, puede llevarte a la autolesión. Los que nos situamos en el amplio y heterogéneo espectro de la izquierda, lo hemos podido comprobar no sólo en este tiempo presente sino en los libros de historia: ¿cuántas veces los partidos y movimientos de izquierdas se han enzarzado en luchas intestinas y dinámicas perversas de autodestrucción, dejando el camino libre al avance de las derechas? Eso está pasando hoy, como bien sabemos.

Posicionarse en la derecha es mucho más cómodo, más confortable; diríamos, incluso, que es casi de sentido común: si nuestras acciones se rigieran, exclusivamente, por el cerebro reptiliano (el que gestiona los instintos, también el de supervivencia) es seguro que asumiríamos los postulados conservadores de manera natural. Porque el adjetivo conservador procede del verbo “conservar” y no hay instinto más poderoso que el de la conservación de la propia especie, empezando por uno mismo: que todo se conserve, que nada cambie. “En política [es conservador quien se muestra] especialmente favorable a mantener el orden social y los valores tradicionales frente a las innovaciones y los cambios radicales” (RAE). Todo cambio implica riesgos, toda innovación genera incertidumbres en sus resultados. Pero “quien no arriesga, no gana”, quizás por eso ser de izquierdas es arriesgar (también sufrir).

Si estos tiempos convulsos que vivimos/sufrimos nos pueden enseñar algo, es que el avance de las derechas –en tantos casos en su versión más dura– se ha producido por la inacción de la izquierda, por esa tara que parece irresoluble y cíclica –como las crisis económicas–, que es asumida como un defecto genómico incrustado en el ADN de cualquier idea de progreso. Ese brazo que sabiéndose con capacidad de movimiento, de impacto, opta por el inmovilismo, por el confort de lo puramente teórico, dejando que la praxis vaya quedando en una especie de visión utópica, que lo potencial no llegue a ser acto: que la flecha nunca abandone el arco. Porque esa posibilidad necesaria implicaría asumir riesgos y, en la política actual, esos riesgos te pueden llevar a un espacio de incertidumbre, a la pérdida de votos, a salirte de un statu quo que está tan asentado que parece irresponsable dinamitar algunos de sus postulados, reventar alguno de esos pilares que lo sostienen (esa es la gran obra del neoliberalismo: habernos convencido, a todos, que ciertas cosas no pueden cambiarse, que han sido, son y seguirán siendo intocables para la supervivencia de las democracias occidentales).

 

Extrema derecha: el brazo fuerte del neoliberalismo

Aunque no sea un análisis muy técnico –incluso pueda pecar de conspiranoico– pareciera que una década de crisis económica era el mal/ bien necesario para que el brazo armado del neoliberalismo –la extrema derecha en sus distintas versiones, también la populista– venga, ahora, a hacer el trabajo sucio: proclamar los postulados más conservadores, las medidas más extremas, los posicionamientos más crudos. El neoliberalismo siempre ha manejado bien la corrección política y los paños calientes –es así como ha conseguido que sus tesis hayan calado de manera transversal–, pero ha llegado el momento de que su perro guardián, su brazo ejecutor, destroce, definitivamente, los principios de la izquierda que aún subsisten en las sociedades modernas, aunque sea de forma residual, pero firme.

Vienen los expertos en demolición, y llegan sin disfraces. Si la izquierda quiere defender lo que nos queda, debe confrontar, aparcar el “sentido de Estado” (que nunca tuvo la derecha), el espíritu conciliador, los mensajes melifluos y los gestos dulzones y buenistas (ya vendrán tiempos mejores); ahora toca actuar de manera conjunta, en bloque, y con liderazgos fuertes y diversos. Y sobre todo: soltar la flecha.

Marcos Ruiz Cercas | Dpto. de Comunicación de FeSMC-UGT

Recuperar la “identidad de clase”

Una vez culminada la formación del gobierno de Andalucía, los partidos políticos han comenzado de hecho la precampaña electoral, que finalizará en las próximas elecciones del 26 de mayo (municipales, CCAA y europeas) sin conocer aún la fecha de celebración de las próximas elecciones generales. En este contexto, el enfrentamiento político, que se ha producido en las elecciones andaluzas, seguirá previsiblemente siendo inevitablemente. La gran mayoría de los analistas políticos tienen asumido que el bloque de derechas (PP, Ciudadanos y Vox) no cejará en su demagogia política, en sus declaraciones populistas y tampoco en su estrategia de confrontación ideológica en su afán de conseguir el poder a cualquier precio y a todos los niveles.

Para ello no dudarán en continuar desprestigiando al gobierno socialista; si es preciso con mentiras, insultos y falsedades (“el PSOE destroza y rompe España” y, como consecuencia, se defiende “la épica de la reconquista”), a pesar de los estériles y nefastos años de Mariano Rajoy, prisionero de la corrupción, de su incapacidad para frenar a los independentistas catalanes y de la malísima gestión de la crisis basada en la aplicación de brutales políticas de austeridad. Cualquier observador ha podido comprobar que Pedro Sánchez, en sus pocos meses de gobierno, y en una situación de extrema debilidad parlamentaria, ha tomado decisiones de especial audacia, que han terminado con el mito de la imbatible capacidad de gestión de la derecha para gobernar. Sánchez ha desarrollado una frenética actividad en política internacional, ha reducido la tensión  del conflicto catalán (muy a pesar de los independentistas), apostado decididamente por la igualdad de género y por la profundización de las libertades, desarrollado medidas bien valoradas en relación con la inmigración (aún con notables contradicciones) y, por último, tomado decisiones de especial relevancia en torno a la llamada Agenda Social.

El Plan de Empleo Juvenil (2019-2021), el fuerte incremento del SMI (900 euros por 14 pagas), la revalorización de las pensiones ligada al IPC (1,6%), el aumento de las pensiones más bajas (3%), la aplicación del Acuerdo sobre la retribución de los empleados públicos y el Acuerdo para mejorar la protección social de los trabajadores autónomos son ejemplos muy significativos. A ello hay que añadir la presentación de los PGE-2019 y sus previsiones de inversión pública y de aumento del gasto social financiados por un incremento fiscal muy moderado a los que más tienen (impuesto de Sociedades y con ingresos muy altos). En cualquier caso, hay que poner en valor estas medidas, al margen de los resultados que se obtengan en los próximos debates parlamentarios ante la incertidumbre del voto independentista catalán.

Estas decisiones sorprendentes- y a la vez positivas-, han tenido muy poco eco mediático y, por lo tanto, han carecido del reconocimiento esperado de la opinión pública. Desgraciadamente, el “Procés”, Andalucía, el fenómeno de la inmigración, las reacciones contrarias a la igualdad de género y la reiterada “Unidad de España” están prevaleciendo sobre “la identidad de clase”, las políticas sociales y los intereses reales de los ciudadanos- sobre todo de los más vulnerables-, lo que hace difícil mantener el protagonismo de las políticas redistributivas, además de la lucha contra la desigualdad, la pobreza y la exclusión social. Una realidad que el PSOE debe estudiar y corregir a fondo si pretende ganar las próximas elecciones, sobre todo cuando sabemos que la gran mayoría de los medios de comunicación, los poderes fácticos y las fuerzas conservadoras no van a facilitar las opciones de izquierda.  En relación a este asunto, el PSOE no debe olvidar que su estructura partidaria debe defender sin fisuras las políticas del actual gobierno y, en segundo lugar, que las debe implementar a todos los niveles, lo que exige unidad y disciplina en todos los ámbitos de la organización, sobre todo cuando cuenta con lo más importante: el apoyo (condicionado) de Podemos y de los sindicatos.

En este marco, y a pesar de los importantes logros obtenidos, los sindicatos han acordado movilizarse en los próximos meses. La UGT y CCOO plantean al gobierno y a los empresarios acelerar la recuperación de los derechos perdidos y avanzar en la corrección de los efectos perniciosos producidos por la gestión de la crisis económica (deuda social). Los sindicatos plantean al gobierno y, en particular, a la ministra de trabajo, que presente sus proyectos y concrete las medidas a desarrollar de acuerdo con la ya mencionada Agenda Social. Resulta muy comprensible que los sindicatos sean mucho más exigentes con este gobierno socialista que con el de Mariano Rajoy y que, además, estén interesados en que se discutan a fondo las políticas sociales, por encima de las declaraciones tabernarias de la derecha: la “Unidad de España”, la bandera, la identidad de género, la inmigración, la reducción ficticia de impuestos…

Por eso, en primer lugar, exigen discutir sobre el fuerte desempleo a partir del Plan de Empleo Juvenil recientemente aprobado por el gobierno. Y, en concreto, reflexionar a fondo sobre las políticas activas de empleo y las subvenciones a la contratación (transferencia de dinero público a las empresas), que nunca se han justificado ni existe evidencia clara de que hayan servido para crear empleo en términos reales; garantizar la participación de los sindicatos en una formación profesional renovada; reformar las oficinas públicas de empleo en su tarea de intermediación; y, finalmente, supervisar y valorar el trabajo desarrollado por las empresas de trabajo temporal en la cesión de trabajadores  y en la recolocación de trabajadores en paro. Todo ello acompañado de las propuestas de otros ministerios encaminadas a dimensionar el tamaño de las empresas, avanzar en el cambio de nuestro modelo productivo y fortalecer nuestro tejido industrial y su extensión a zonas despobladas, depauperadas y sin futuro aparente (industrializar el sector agrario).

En segundo lugar, el PSOE debe clarificar su posición en relación con el mercado de trabajo y, sobre todo, con la intolerable precariedad (contratación temporal (27,5%), a tiempo parcial no deseada, falsos autónomos, subcontratación…). En todo caso, esta es una de las reivindicaciones de los sindicatos que justifican las movilizaciones en curso y que tienen una relación directa con la derogación de la reforma laboral y la negociación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores. El argumento esgrimido por el gobierno de que carece de relación de fuerzas en el parlamento, para abordar semejantes medidas, resulta insuficiente y, como se está demostrando, este argumento no es asumido actualmente por los sindicatos. Y eso lo debe tener en cuenta un gobierno que se califica de socialdemócrata, sobre todo después de haber presentado los PGE-2019.

En tercer lugar, hay que abordar la protección social. Los sindicatos exigen respuestas claras y precisas sobre las pensiones, la cobertura de desempleo y la dependencia. En relación con las pensiones sigue pendiente el eliminar el Factor de Sostenibilidad (derogar la reforma de Rajoy), blindar el poder adquisitivo de las pensiones y, por último, garantizar la viabilidad del Sistema Público de la Seguridad Social (SS), lo que requiere abordar prioritariamente la participación del Estado en el capítulo de los ingresos  (recurso a la fiscalidad). En cuanto a la cobertura de desempleo (recuperar el subsidio para los mayores de 52 años) y la dependencia de nuestros mayores, se está a la espera de que se aprueben los PGE-2019 y, por lo tanto, las partidas correspondientes dedicadas a estos fines.

En cuarto lugar, el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social (MTMSS) debe potenciar las políticas de seguridad y salud en el trabajo, fortalecer el combate contra los accidentes y enfermedades profesionales y supervisar las actuaciones y financiación de las Mutuas. En concreto, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) debe asumir un mayor protagonismo en la lucha contra esta lacra (según UGT, en los tres primeros trimestres de 2018 se registraron casi un millón de accidentes: 9.500 más que en el mismo periodo del año anterior), que generó cientos de muertes al año por accidentes de trabajo (583 fallecidos de enero a noviembre de 2018) y produjo incontables casos de enfermedades profesionales. En este sentido, el  ejemplo (significativo) de la Dirección General de Tráfico (DGT) debe ser un estímulo para que el INSST asuma también el protagonismo y la creatividad que tiene la DGT en relación con los accidentes de carretera. Todo ello al margen de potenciar la necesaria coordinación entre los organismos encargados de aplicar la ley y las normas de Prevención de Riesgos Laborales (INSST, Fiscalía Especial, Inspección de trabajo, Ministerio de Sanidad…).

En quinto lugar, el MTMSS debe revisar los protocolos de actuación de la Inspección de Trabajo en su lucha contra la economía sumergida, el fraude en las cotizaciones a la SS, el abuso de la contratación temporal (sin causa que lo justifique) y la proliferación de falsos autónomos y plataformas digitales. La Inspección de Trabajo, bajo un gobierno socialista, debe desarrollar una política diferente a la practicada hasta ahora y, desde luego, debe ser más exigente y eficaz y, por lo tanto, mucho menos permisiva con la ilegalidad que vienen practicando algunos empresarios. Ello exige una clara voluntad política y un notable aumento de las plantillas coordinadas con la Inspección Fiscal.

En sexto lugar, hay que revisar a fondo el funcionamiento de los diversos institutos del MTMSS y, desde luego, del Consejo Económico y Social (CES), así como la participación de los sindicatos en la elaboración de los Planes de Actividades anuales y en las valoraciones posteriores que justifiquen su propia existencia.

Por último, y en séptimo lugar, el MTMSS debe asumir un mayor protagonismo en relación con la inmigración. En todo caso, el fenómeno de la inmigración no se puede reducir a un problema de orden público y, por lo tanto, esta política debe ser abordada, de una vez por todas, por el área social del gobierno en sus políticas encaminadas a regular los flujos migratorios, propiciar la integración social de los inmigrantes y fomentar la cooperación con los países emisores de inmigrantes.

La simple enumeración de estos puntos demuestra que los próximos meses van a ser decisivos para avanzar en la defensa de las ideas socialdemócratas, la aplicación de las políticas redistributivas y la igualdad de oportunidades, tanto en nuestro país como en el marco de la UE, donde España debe encabezar estas políticas. Por lo tanto, sólo queda manifestar que, para incrementar el empleo, mejorar los servicios públicos y superar las desigualdades sociales, es fundamental aumentar los ingresos fiscales a través de la lucha contra el fraude fiscal y la participación de los que más tienen, en coherencia con el camino emprendido hacia una fiscalidad más justa, eficiente y progresista. Con estas políticas, no lo olvidemos, se pueden ganar unas elecciones generales, sólo faltan partidos políticos que se lo crean y se afanen en conseguirlo movilizando a sus militantes y al conjunto de la ciudadanía. Todavía estamos a tiempo.

Antón Saracíbar.

Llamamiento al movimiento obrero y democrático de todos los pueblos del Estado español Llamamiento a los trabajadores, a los demócratas, a los jóvenes, a sus organizaciones de todos los países de Europa

Reunidos este 26 de enero en Madrid, en la librería Blanquerna, responsables políticos, sindicalistas, trabajadores, demócratas, ciudadanos de Madrid con participantes de otras poblaciones. En reunión impulsada por el Comité por la Alianza de Trabajadores y Pueblos, con el apoyo de Unidad Cívica por la República, diputados de ERC en el Congreso, Tribuna Socialista, Izquierda Castellana, Coordinadora 25 S, Información Obrera y decenas de colectivos, con el apoyo de militantes socialistas, militantes de Unidos Podemos, con delegaciones de responsables obreros de Portugal, Francia y Alemania.

Tras oír las intervenciones de sus portavoces, juntos concluimos y constatamos:

– Que desde hace años se están produciendo retrocesos alarmantes en los derechos y libertades en nuestro país.

– Prueba de ello es la Ley Mordaza, decretada por el gobierno del PP en plena crisis económica, como medio para reprimir la resistencia de los trabajadores frente a sus medidas antisociales, poniendo en cuestión derechos fundamentales como la manifestación y la libertad de expresión.

– En el mismo sentido ha ido la acción de la Fiscalía y de los tribunales de Justicia, encausando a más de 300 trabajadores por ejercer su legítimo derecho de huelga. Una acción judicial que ha abusado del artículo 315.3 del Código Penal como medida de criminalización de la huelga.

– El preocupante retroceso en los derechos y libertades deviene de las mismas instituciones de Justicia, las cuales han judicializado el conflicto catalán en connivencia con el Partido Popular.

Son dichas instituciones las que dirigen el juicio oral que se abre en los próximos días contra nueve dirigentes republicanos catalanes, que supone un gravísimo atentado a las libertades, difícilmente conquistadas después de la muerte de Franco.

Los supuestos delitos de los que son acusados son, de toda evidencia, inexistentes, como dicen más de 400 juristas de todo el Estado.

Consideramos que esta actuación de la justicia recuerda las viejas prácticas de tiempos felizmente superados. Y constatamos que esta misma justicia permite condenar desde titiriteros a jóvenes como los de Alsasua, que clausura exposiciones de arte, que secuestra obras literarias…

Como demócratas, como amantes de la libertad, consideramos que ésta es indivisible.

Los reunidos hoy en Madrid tomamos el compromiso de desarrollar la más amplia actividad en todos los pueblos del Estado español, en el seno de todas las organizaciones, para que se pronuncien y actúen por la libertad de los republicanos catalanes, exigiendo también la abolición del artículo 315.3 y de la “Ley Mordaza”.

Nos comprometemos a organizar todo tipo de actos y a participar en todas las iniciativas que vayan en este sentido. Nos dirigimos también solemnemente a los trabajadores y demócratas de toda Europa y a escala internacional para que se pronuncien al respecto.

La causa de las libertades en España es la causa de todos los trabajadores y demócratas a escala internacional. Así fue en el pasado, así es en el presente,

 

La fraternidad entre los pueblos vencerá

 La causa de la democracia y la libertad vencerá

 Es urgente la derogación del artículo 315.3 del  Código Penal y de la Ley Mordaza, y de inmediato

 ¡Libertad de los dirigentes republicanos catalanes!

 conferencia.catp@gmail.com

Crónica del Mitin Internacional “Por la libertad de los presos republicanos catalanes”

El pasado sábado 26 de enero en Madrid, en la librería Blanquerna, responsables políticos, sindicalistas, trabajadores, demócratas, reunidos a iniciativa del Comité por la Alianza de Trabajadores y Pueblos, con el apoyo de Unión Cívica por la República, Tribuna Socialista, Izquierda Castellana, Coordinadora del 25 S, Información Obrera y decenas de colectivos, con el apoyo de militantes socialistas, junto con delegaciones de responsables obreros de Portugal, Francia y Alemania, reivindicaron la: LIBERTAD DE LOS DIRIGENTES REPUBLICANOS CATALANES, DEROGACIÓN DEL ARTÍCULO 315.3, DEROGACIÓN DE LA LEY MORDAZA!.

Como preámbulo se ha informado por parte del moderador del mitin, que la preparación de este acto se reservó con mucha antelación en el salón de actos del Ateneo.

Ha continuado expresando, que la prohibición de celebrarlo allí, viene a querer esconder la falta de libertades democráticas existentes. La presión que se ha ejercido por las instituciones, que tienen sus tentáculos muy alargados, es la causa que ha producido esta denegación. En todo caso nuestra respuesta ha sido la de continuar con dicho acto y por ello estamos aquí, siendo ya una conquista de los derechos democráticos.

La mesa formada por el conjunto de las organizaciones arriba nombradas, constató que la unidad de la izquierda es posible en la defensa de los derechos democráticos que tanto costo conquistar en este país.

En el conjunto de las intervenciones, no faltó la denuncia ante el alarmante retroceso de los derechos y libertades en nuestro país, constatando que las bases de la vieja dictadura siguen estando instaladas, con los mismos apellidos.

Especial referencia a la Ley Mordaza, qué decretada por el Gobierno del PP en plena crisis económica, ha supuesto la represión de la resistencia de los trabajadores frente a sus medidas antisociales. Poniendo en cuestión derechos fundamentales como la manifestación y la libertad de expresión. Prueba de ello son las más de 50.000 denuncias por delito de ofensa a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado.

Mención por parte de muchos intervinientes, ha sido la actuación de la fiscalía y de los tribunales de justicia, encausando a más de 300 trabajadores, criminalizando el legítimo derecho a huelga. Una acción judicial que ha abusado del artículo 315.3 del Código Penal, como medida de criminalización de la huelga.

Así como, el preocupante retroceso en los derechos y libertades que deviene del deterioro de las instituciones de justicia, las cuales han judicializado el conflicto en catalán en connivencia con el Partido Popular.

Reseñar por otro lado, las evocaciones realizadas a los procesos judiciales de “los de la manada” y el “caso Alsasua”, donde se ha puesto en evidencia que en este país no hay una justicia justa.

Estas instituciones que dirigen el juicio oral, que se abre en los próximos días contra nueve dirigentes republicanos catalanes, supone un gravísimo atentado a las libertades de todos, difícilmente conquistadas después de la muerte del genocida y dictador Franco. Su mantenimiento en prisión preventiva desde hace más de un año es un atentado a los derechos más elementales de los acusados.

Los supuestos delitos de los que son acusados son, de toda evidencia, inexistentes, como dicen más de 400 juristas de todo el Estado.

En el más amplio sentir, las intervenciones han reflejado qué como demócratas, como amantes de la libertad, se ha de considerar que los derechos sociales no pueden ir separados de los derechos democráticos siendo por tanto indivisibles.

Por último, se adoptó el llamamiento por todas las organizaciones en el desarrollo con la más amplia actividad, para que se pronuncien y actúen a favor de la libertad de los republicanos catalanes, por la derogación del artículo 315.3 y la “Ley Mordaza”.

Reproducimos el llamamiento en un nuevo post

 

Jose A. Fernández Guerras

Corresponsal en el Mítin internacional

Comité de Redacción de Tribuna Socialista

 

 

 

 

¡Sra Díaz, Tiene que irse!

Desde las elecciones autonómicas en Andalucía, no han sido pocas las voces que piden un cambio de rumbo en el partido socialista andaluz. Muchos compañeros y compañeras callan para no dar carnaza a los adversarios políticos, siguiendo las consignas (no escritas) de la Dirección del partido. Otros en cambio, piensan que la mejor forma de recuperar el partido socialista para que vuelva a ser depositario de la confianza de la mayoría de andaluses es decir lo que piensan. Así lo hace Rafael Martín de Agar, militante socialista en la agrupación del PSOE de Alcalá de Guadaira.escribiendo esta carta a Susana Díaz, publicada en El Confidencial, y que nos solicita publicar en este primer número del año de Tribuna Socialista  

A/A Excelentísima Señora Presidenta y, de momento, Secretaria General del PSOE de Andalucía

Señora Díaz: Usted sabe que tiene que dejar inmediatamente su cargo orgánico. Lo sabe, en primer lugar, porque tiene mucho más conocimiento y trayectoria política intensa que una gran mayoría de los compañeros, entre los que me incluyo.

Pero le voy a dar algunas razones, muy breves y sin ánimo de ser exhaustivo; destacaré sobre todo dos fundamentales: la primera, porque usted se comprometió públicamente y está obligada a cumplir con el compromiso; de otra manera, ¿Cuánto valdrá a partir de ahora su palabra en cualquier debate político que tuviera, sea en el Parlamento o en cualquier otro ámbito?. Pero es que además, se comprometió dando razones, diciendo que era la cultura del partido, y ponía como ejemplo a varios líderes históricos, como Felipe González, Almunia, Zapatero, etc. y además daba una razón aún más contundente: “porque el partido está por encima de las personas”.

Lo decía usted hace bien poco ¿o ya se le ha olvidado?. Usted fue quien puso el listón y usted no solamente ha hecho bajar al PSOE en número de votos (por cierto, con una campaña tremendamente personalista en torno a su imagen), sino que además usted ha perdido las elecciones.

Se lo voy a explicar otra vez: En una democracia parlamentaria pierde quien no es capaz de formar coalición para llegar al gobierno y gana quien es capaz de coaligarse para alcanzar la investidura.

Y con la misma legitimidad que en el 2012, a pesar de sacar el Partido Popular más votos que nosotros, Griñán fue capaz de conseguir una alianza con IU, y estaba perfectamente legitimado para gobernar, como así hizo, primero él, y a partir de 2013 usted, ahora, si bien el PSOE ha sido el partido que ha sacado mayor número de votos, está claro que usted no puede gobernar porque no es capaz de completar una mayoría en el Parlamento andaluz…

Pues éstas son las razones fundamentales, aunque podría darle muchas más, pero no es preciso, porque Ud las conoce perfectamente. No voy a extenderme sobre el daño que puede causar a miles de candidatos en las inminentes elecciones municipales,…

Su problema, señora Díaz, no es que usted no sepa que se tiene que ir, (que usted bien que lo sabe). El problema es que usted no sabe adónde ir. Pero permítame que le diga, que ese es SU PROBLEMA, y no tiene derecho a trasladar el problema a todo el partido. No es justo, ni tiene derecho a hacerlo, si es verdad lo que usted dice, que tanto quiere a este partido. Y no puede retrasarse más porque sabe que cada día que usted siga sin dimitir, está haciéndole un daño mayor al partido, en Andalucía, y en España. Ese partido al que según usted dice, tanto le ha dado y que, según pensamos muchos, tantísimo le ha dado a usted. Y no quiero pensar que usted le esté poniendo precio a su amenaza de seguir porque, como le digo, ni es justo, ni se lo vamos a permitir.

Todos los que hemos ejercido responsabilidades públicas hemos tenido claro que era un trayecto efímero, no permanente. Y la inmensa mayoría hemos sabido retirarnos cuando ha llegado el momento, cada uno por una razones u otras. No me puedo creer que usted no haya aprendido eso. Por eso le pido, una vez más, que se vaya, que se vaya ya, que se vaya dignamente antes de que haya que utilizar otros medios para que tenga que abandonar esa responsabilidad, con todo lo que supondría para su futuro y para el del partido.

Le ruego, por favor, que no se vaya de forma indigna y que no haga más daño al partido.

Y desde luego, en el futuro le deseo lo mejor, le deseo una nueva etapa profesional en la que ejerza también dignamente su trabajo.

Y termino como empecé: Usted sabe que se tiene que ir, pero no sabe adónde.

 Rafael Martín de Agar

Militante socialista en la agrupación del PSOE de Alcalá de Guadaira.

Crónica de una muerte anunciada…Andalucía

Con la investidura de Juanma Moreno, del Partido Popular, como presidente del Gobierno de la Junta de Andalucía se pone fin a 36 años de gobierno socialista y se cierra un ciclo en Andalucía, un ciclo que ha durado diez legislaturas consecutivas con presidencias socialistas. La trascendencia del cambio político que se acaba de producir va más allá de las fronteras de Andalucía y adquiere relevancia para todo el país, si tenemos en cuenta que hablamos de la comunidad más grande de España.

El PSOE ha gobernado siempre la Junta incluso en la preautonomía (constituida en abril de 1978) que contó hasta las primeras elecciones con dos presidentes socialistas, Plácido Fernández Viagas y Rafael Escuredo (el primero elegido por las urnas).

Susana Díaz ha sido la última presidenta de la Junta de Andalucía hasta el momento y ha tenido que pasar por el tremendo trago de entregarla al PP, la formación que durante los mismos 36 años ha aspirado sin éxito a desbancar a los socialistas del poder autonómico.

Los números en Andalucía iban narrando un final anunciado, la bajada de votos desde que Susana Díaz se hiciera con el control de la Federación andaluza del PSOE ha sido de 600.000, en las elecciones de 2015 mantuvo los 47 escaños de su antecesor en el cargo a pesar de perder 200.000 sufragios, 2018 le depararía la pérdida de 14 escaños y 400.000 entre los que se quedaron en su casa por no sentirse motivados a votar y los que decidieron votar otras opciones.

Lo cierto es que se percibía cierto ambiente de desencantamiento en una comunidad que históricamente ha sido socialista.

Las elecciones de 2015, fueron definitivas en cuanto al cambio de rumbo político decidido por el PSOE-A, el pacto con Cs fue una muestra clara de hacia dónde caminaba y la puesta en marcha de políticas de derechas al PSOE, tenemos experiencias nacionales que demuestran que nunca le fueron bien y le hicieron perder escaños, exactamente lo mismo que ha sucedido en Andalucía, donde los andaluces han percibido mensajes que les hablaban de todo lo conseguido por un lado, mientras que  percibían por  otro, recortes en sanidad y educación, por ejemplo.

Sin embargo, a pesar de las sombras que planean sobre 36 años de mandato, incluida la imputación de dos expresidentes y 20 altos cargos de sus gobiernos, a ninguno de ellos se les acusa de enriquecimiento ilícito, el mensaje lanzado por la derecha y la percepción de un “régimen” que necesita un cambio político, ha calado en muchos andaluces y andaluzas.

El PSOE ha sido el partido que tuvo la responsabilidad de construir una estructura política inexistente y comenzar a gestionar competencias en un régimen democrático poco después de salir de 40 años de dictadura.

 Juanma Moreno Bonilla, con el peor resultado de la historia del PP desde los ochenta, ha logrado lo que no pudo Javier Arenas, quien durante veinte años fue líder de los populares andaluces y quien estuvo cerca de alcanzar San Telmo cuando ganó las elecciones en 2012, algo que impidió la coalición de izquierdas PSOE-IU.

Unos años después de aquello, es el PSOE el que gana las elecciones, también con el peor resultado en su historia, pero la mayoría que suma el PP con dos partidos nuevos de la derecha, Cs y Vox, nos le permitirá gobernar.

La etapa que ahora se cierra de casi cuatro décadas tendrá sus luces y sombras cuando se analice con distancia, de momento el panorama se presenta como un escenario en el que el PP ha firmado un pacto con Cs y VOX y en el que las dos fuerzas de derecha necesitan a la extrema derecha para poder gobernar, algo que nos da pistas claras de por dónde caminará el parlamento andaluz durante los próximos años.

El análisis como decía más arriba corresponderá hacerlo cuando pasen algunos años para verlo todo con distancia, sin embargo y para ser justos es necesario añadir que la Andalucía de los 80 nada tiene que ver con la de ahora.

La Andalucía que hereda el PP también aporta otras cifras a pesar de los recortes del gobierno de Susana Díaz, como que se haya pasado de 233 a 1.515 centros sanitarios, 49 hospitales públicos y diez universidades o que el analfabetismo no exista, eso en el HABER, en el DEBE cifras que reflejan problemas estructurales sin resolver: Tasa de paro de más del 22% de la población activa o que el peso relativo de Andalucía en el PIB nacional apenas haya variado, del 12,8% en 1980 al 13,3% en 2018.

La importancia del ciclo que se cierra va más allá de la gestión que el PSOE ha realizado en Andalucía tiene que ver con el propio PSOE, para el que Andalucía ha sido su gran bastión, sin olvidar que andaluces han sido los dos más destacados líderes del PSOE, Felipe González y Alfonso Guerra.

El PSOE gana las primeras elecciones generales en octubre de 1982, solo seis meses después de las andaluzas que inauguran la etapa autonómica. El protagonismo del PSOE andaluz persiste, gracias a su poder en la Junta de Andalucía, en las etapas posteriores a Felipe González a pesar de apostar en contra de los ganadores de los congresos, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, la Federación mantuvo su peso en la dirección nacional, incluso en el primer tiempo de Pedro Sánchez.

 Todos los presidentes y presidenta del partido han sido andaluces a excepción de la actual presidenta, Cristina Narbona.

Breve Historia del PSOE en Andalucía

Sólo conociendo todos los datos se puede comprender que los cambios a Andalucía llegaron más tarde que al resto de España.

Manuel Chaves, Secretario General del PSOE-A desde 1994, dejó el cargo en 2010, la sucesión planeada desde Ferraz en favor de Griñán fue un fracaso que fracturó al partido en dos en Andalucía y con esta fractura abierta, ascendió una generación de militantes sin ninguna experiencia profesional y curtidos en las luchas internas en las Juventudes Socialistas de Andalucía.

Y fue así como Susana Díaz accedió al poder, sin pasar por las urnas y creó un modelo de mando en Andalucía distinto al de sus antecesores, un modelo absolutista que impidió cualquier tipo de crítica interna sobre ella o su gestión.

Sus aspiraciones de conquistar Ferraz, como candidata del aparato provocaron el golpe que acabó con la dimisión de Pedro Sánchez, siendo vista por los militantes del PSOE como la responsable de tan vergonzoso episodio en la historia de un partido con 140 años a sus espaldas. La frase “Lo quiero muerto hoy” pronunciada por Díaz a la presidenta de Baleares junto a la retransmisión del comité del día 1 de octubre en TV en el que Sánchez presentó su dimisión, fueron una crónica anunciada de lo que pasaría a partir de ese momento.

El resto, es de sobras conocido, perdió las primarias ante un candidato que no apoyó ningún aparato del partido ni medio de comunicación, sólo la militancia, algo que precipitó la derrota del 2D, cuyas causas son indudablemente múltiples.

Lo paradójico es que el análisis que hace Díaz sobre la pérdida de la Junta se debe “a la incomprensión de parte de su electorado de la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa con el apoyo de los independentistas catalanes”, resulta poco serio, porque ella como líder del PSOE andaluz representaba desde el primer momento la antítesis de estas políticas. Los electores no identificaban a Díaz en ningún momento con una postura favorable a los nacionalistas catalanes, sino justo con la posición contraria.

Su hundimiento en Andalucía, una tierra que no le importó abandonar para pelear por un sillón en Ferraz, es responsabilidad exclusivamente suya y es necesario e incluso sano, asumir en primera persona un fracaso político histórico porque a pesar de haber ganado las elecciones en Andalucía, ha perdido 14 escaños y ha perdido la Junta,  eso son datos objetivos.

El resultado es que es el PSOE de Susana Díaz el que pierde la Junta, no el PSOE de Sánchez, aunque PP y Cs tenían muy claro que sacar a los socialistas de San Telmo era asestarle al presidente una estocada con la vista en la Moncloa.

La cuestión ahora para el PSOE andaluz es qué va a pasar tras la salida de San Telmo y si esto significa, como señaló Ferraz, el punto de partida para abrir el debate sobre el liderazgo del partido en Andalucía.

A pesar de la pérdida de la Junta, el PSOE cuenta con 448 alcaldías en Andalucía de los 786 municipios y claro el temor a que se repita la triple alianza de la derecha que le ha desalojado de la Junta crece entre los alcaldes, entre ellos capitales como Sevilla y Córdoba. Muchos de ellos, han hecho llegar a algunos dirigentes de Andalucía e incluso a Ferraz, el temor a que Díaz reste más que sume.

Díaz intenta resistir y prepararse para una guerra civil que puede terminar de destrozar al PSOE y que la puede llevar a morir políticamente hablando intentando arrastrar a Pedro Sánchez; cualquier movimiento que realice la dirección, no será fácil e incluso puede acabar con el PSOE porque si Sánchez pierde la Moncloa, los socialistas quedarían condenados a la oposición y entonces, la pérdida de la Junta de Andalucía se convertiría en el legado político de Susana Díaz, algo muy difícil de asumir.

María Iglesias Domínguez- Periodista

Andalucía, año cero

Me duele en el alma lo que está sucediendo en Andalucía. Me produce temor el estado de cosas surgido a raíz del resultado de las últimas elecciones andaluzas por la llegada al gobierno autonómico del tripartito de la derecha. A decir verdad, todos ellos han sido en su conjunto hasta ahora el cuerpo nutriente de la derecha hispana hegemónica, la representada por el Partido Popular, hoy desgranada en tres partes. Por tanto, no debiera preocupar tanto a los ciudadanos demócratas en Andalucía como en el resto de España la existencia de un gobierno conservador –con tendencia de manera natural a poner en práctica políticas reaccionarias y antisociales–, aunque sí inquiete la aparición de una fuerza política antisistema y neofascista como Vox, sino las constantes cesiones en aspectos fundamentales de un Estado de derecho como consecuencia de exigencias y coacciones en la acción política entre cada uno de dichos componentes del tripartito derechista en su permanente puesta en escena para hacerse valer.

Es de temer la nueva situación si se echa mano de eslóganes, soflamas y pretensiones que no se escuchaban desde hace décadas en nuestro país. En este sentido, sí han marcado una línea muy definida, casi a la par ante los acuerdos suscritos, tanto el PP como Vox, yéndoles a la zaga pero no demasiado lejos Ciudadanos, que ha jugado el papel de rémora; es decir, lo que hace este pez voraz que se alimenta de despojos al adherirse a otros vertebrados para ahorrar esfuerzo. Es de suponer que estas alianzas y apoyos tengan su correspondiente coste electoral a no tardar.

Existen variados factores que han contribuido a este reciente y no tan sorprendente escenario producido en Andalucía –sería prudente decir de momento–. No sólo ha acaecido el trance por la permanencia del PSOE al frente de la Junta de Andalucía a lo largo de casi cuatro décadas, ni siquiera los ERE’s han sido la causa, o el hecho de que dos presidentes y otros dirigentes del Ejecutivo socialista estén procesados, sino la dejación y el abandono paulatino de los principios socialdemócratas y la pérdida del respeto hacia los más vulnerables constituye la raíz del quebranto electoral, que se concreta en el menoscabo de dos millones de votos en los últimos diez años. Y aquí, una responsabilidad indiscutible la tiene indudablemente el Gobierno de Susana Díaz y ella misma, a la que cabe preguntar qué ha hecho –o mejor, qué no ha hecho– para que dejaran de votar más de cuatrocientos mil de sus electores.

El esfuerzo que dedicó Susana Díaz en fracturar el Partido Socialista debiera haberlo dedicado a defender la historia del socialismo en Andalucía y los beneficios que las políticas de sus gobiernos han supuesto para la propia Comunidad Autónoma y para el conjunto de España. Sin embargo, estaba más dispuesta a ser cabeza de león como un fin sin reparar en los medios. Los andaluces no olvidan que por mucho que se envolviera en la enseña blanquiverde, ella pretendía otras tribunas y otros altares, y fracasó en el intento, dejando platos rotos por todos los sitios. En ésas se ha estado mientras desde los despachos y salones del palacio de San Telmo no se estaban apreciando suficientemente bien las necesidades de los ciudadanos, confiados sus titulares en que la inercia del clientelismo y la autosuficiente sensación de ser dueños de la Casa bastaban para seguir unas cuantas décadas más. No vale, por tanto, echar las culpas al empedrado. Hay que dejar las banderas y las banderías en otro lugar; en todo caso, porque ellos, los que han asaltado el poder, siempre tienen más banderas y más grandes. Por eso lo más conveniente, si se respetan como se debe las siglas y la historia del Partido Socialista Obrero Español, es hacer el petate y fortalecer el Partido en la base y desde la humildad. Es la única forma para que en las próximas citas electorales, ya tan cerca, aquellos ciudadanos y ciudadanas que se quedaron en casa reconsideren su abstención.

Fernando Ruíz Cerrato

Afiliado en la agrupación de PSOE-Madrid Fuencarral.

«El invierno de nuestro descontento»

Comenzamos 2019 mirando nuestro horizonte político más cercano e importante: las elecciones de mayo, con la esperanza de ganar y recuperar un gobierno decente, de izquierdas, para la Comunidad y un Gobierno socialista en la alcaldía, restableciendo para los ciudadanos sus derechos y los servicios públicos.

El final abrupto del 2018 es la muestra de las consecuencias de nuestros propios problemas, con la extrema derecha más desvergonzada: VOX, la más vergonzante: PP, y la más avergonzada: Ciudadanos, aliadas para ocultar sus miserias y deshacer nuestro estado de bienestar mediante la apropiación de lo público con privatizaciones que encubren sus negocios particulares, en beneficio de sus allegados y de ellos mismos. Más de lo mismo, privilegios para la minoría.

Mientras, las consecuencias de las políticas de la derecha están muy claras, con un claro deterioro de los servicios públicos: saturación de las urgencias hospitalarias, desabastecimiento de algunos medicamentos, recorte de los horarios en los Centros de Atención Primaria, recorte del profesorado en la Educación Pública, problemas derivados de la movilidad, deterioro del servicio de Metro por la falta de plantilla, el desarrollo urbano asocial, etc. La izquierda no termina de fijar las causas, lo que resulta indispensable para realizar propuestas de solución a los problemas que padece la ciudadanía. Son problemas que parten de la gestión política de la derecha, una política corrupta e ineficaz

Demasiada energía desperdiciada en luchas fratricidas y cainitas entre organizaciones de izquierda y en el seno de las organizaciones. Es llamativo que en la campaña electoral andaluza el primer objetivo de Podemos haya sido desalojar al PSOE del Gobierno andaluz. Como es lamentable la ruptura de Podemos en Madrid o qué en el seno del PSOE de Madrid, a fecha de editar el número 98 de Tribuna Socialista, no se haya abierto el proceso de primarias para elegir democráticamente al o a la cabeza de lista para el Ayuntamiento de Madrid. De estos procesos mal enfocados, solo devienen la falta de participación democrática de las bases y acusaciones a posteriori buscando culpables a los que endosar los fracasos.

Cuando los votantes naturales de la izquierda nos abandonan, se abstienen y no van a votar, tenemos la mala costumbre de culpar a los votantes, a los que no han ido a votar y a los que votan a otros. Nos centramos en discutir lo inevitable, sin atender sus necesidades, permitiendo, por pasiva, que esta derecha apolítica, amoral, llegue al gobierno.

Muchos socialistas creemos que debemos mirar con seriedad al pasado más cercano mirando experiencias de pactos y al futuro más inmediato, que tenemos que mostrar respeto por los ciudadanos, por nuestros votantes y por nosotros mismos, nuestras ideas y por nuestras organizaciones; que debemos considerar prioritarios esa Sanidad y Educación públicas, la movilidad sostenible, y asumir como un deber improrrogable recuperar derechos y libertades conculcadas. Necesitamos recuperar la lógica que nunca debimos perder:  la de la defensa de los intereses de nuestra clase social, la mayoría de la sociedad, frente a los intereses de la minoría privilegiada.

Creemos que las consecuencias de algunos de los problemas de nuestra comunidad, se agravan por las desavenencias entre la izquierda.

Cuando colaboramos, como en el Ayuntamiento de Madrid, gobierna la izquierda y damos esperanza a las personas desde ideas de justicia social y progreso igualitario.

Ésta, creemos, es la tarea más urgente para los socialistas: encontrar lo que nos une a la izquierda y conciliar nuestros intereses.

Si lo conseguimos, si ofrecemos consenso político desde la izquierda, obtendremos un gobierno decente y anclado en la justicia social.

Comité de Redacción-Tribuna Socialista Territorial-Madrid.

Acto de presentación de Tribuna Socialista (Agrupación PSOE Madrid-Centro)

El 24 de Enero tuvo lugar un acto de presentación de Tribuna Socialista en la Agrupación PSOE Madrid-Centro. Este acto fue presentado y dirigido por José Manuel Davila Pérez (Secretario General de la Agrupación del PSOE Madrid-Centro) y la presentación de Tribuna Socialista quedo a cargo de Roberto Tornamira Sánchez (miembro fundador de Tribuna Socialista).

El acto se inicio con la presentación de José Manuel y Roberto por parte de la compañera María José Menchón, que aparte de hacer un recorrido por la actividad política de los intervinientes, dio unas pequeñas pinceladas sobre Tribuna Socialista.

José Manuel nos habló del momento político en el que estamos inmersos y la gran importancia de poder tener foros de debate, así como tratar la resolución de problemas, la utilidad que tienen las redes sociales, pero no la exclusividad que están teniendo de un tiempo a esta parte, de ahí la importancia de Tribuna Socialista un foro de debate y contenidos donde tienen cabida todas la opiniones e ideas de izquierda. Agradeciendo ese trabajo y alentando a su continuidad.

El compañero Roberto hace un recorrido por las distintas presentaciones que se han venido realizando de Tribuna Socialista, agradeciendo especialmente que en esta ésta estén presentes miembros de la Comisión Ejecutiva local, con su Secretario General a la cabeza. Hace un recorrido, para poner en antecedentes a los presentes, de dónde, cómo y por qué se crea Tribuna Socialista, haciendo una especial mención a Diego Pérez Torres, compañero que en Julio del 2005, en su Agrupación en Silla (Valencia) propone la idea de esta revista. No es una revista oportunista nacida en una época especialmente convulsa: 2005 vivíamos un momento económico aparentemente ideal.

El recorrido de Tribuna Socialista ha pasado por distintos gobiernos, (PP, PSOE) manteniendo sus criterios y valores iniciales. Desgraciadamente, el compañero, reconoce que la revista nace con la ambición de fomentar el debate entre socialistas, a la vista de que no en todas las agrupaciones socialistas hay la actividad que desearían los afiliados y militantes. Tribuna Socialista pretende fomentar el debate político es una revista abierta, no solo a afiliados sino agrupar a la izquierda, ya que los puntos comunes son más que nuestras diferencias.

Fue una revista que en un primer momento se pensaba para el debate pero que pasó a la acción. Diferentes cartas enviadas a José Luis Rodríguez Zapatero en el momento en el que era Presidente del Gobierno, por distintos temas; intercambio epistolar que está publicado en Tribuna Socialista.

Que Tribuna tiene la peculiaridad positiva de ser activa, lo acredita la carta enviada y firmada por 811 firmantes, a Pedro Sánchez, con toda la repercusión que ha tenido.

En Cataluña, los compañeros de T.S., también se dirigieron a Montilla, y desde luego no iban mal encaminados en sus apreciaciones, el tiempo les ha dado la razón y el escenario que preveían ha llegado.

Roberto hizo referencia a los distintos comités de redacción que ya están formados en Cataluña, Euskadi y Madrid y la próxima formación de un comité de redacción en Andalucía. Comenta el funcionamiento del Comité de Redacción Estatal, y la realización de la editorial de la revista. Hace referencia al acto del 16 de Febrero de 2019, acto estatal, a asistir y participar a los presentes.

Los distintos actos y movimientos en los que Tribuna Socialista esta presente, como el día 26 de Enero de 2019 Mitin Internacional por las Libertades y las dificultades que se han tenido para la ubicación del acto, por un problema con el centro reservado.

Tribuna Socialista siempre ha sido crítica, por ello hace compatible iniciativas de apoyo al Gobierno con apoyar las reivindicaciones de los sindicatos de clases UGT y CCOO, para que el Gobierno de Pedro Sánchez modifique, al menos en parte, ciertos artículos de la reforma laboral por ejemplo: la cuestión de la ultraactividad, la devolución de la primacía de los convenio de sector sobre los de empresa y el establecimiento por ley del control de la jornada.

En estos momentos el empeño principal para Tribuna Socialista es la Republica como modelo de Estado. Pero no una Republica porque si, argumentando el porqué de este cambio, llenándolo de debate, argumentos etc… y salir a la sociedad a decirlo, considerando que la Constitución actual ha quedado obsoleta. Sirva de ejemplo la Justicia y sus métodos de elección de los jueces, que la figura del rey antes que rey es militar, o que la Iglesia, en los hechos pone en evidencia el supuesto aconfesionalismo del estado.

Tras la exposición, se abrió un debate muy interesante, en el que participaron la práctica totalidad de los presentes, en el que se trataron temas como la importancia de la recuperación de la ideología socialista y de cómo últimamente da la sensación que se está perdiendo pasando de puntillas por problemas a los que no se les da solución.

Los compañeros y compañeras pusieron en valor la importancia de la Educación y la Formación ideológica e histórica. Se habló también de la crisis de la izquierda a nivel mundial, los mensajes de la fragmentación de España tan manejados por la derecha. Y que el enemigo no esta a nuestra izquierda, está frente a nosotros. Una idea clara dejar el miedo y empezar a atrevernos a defender nuestras ideas de izquierdas, las de siempre, puestas en actualidad con la vida real y política de la mayoría social, los problemas que el modelo económico genera a esa mayoría de la sociedad, y al medio ambiente.

Concluyó el acto con que dentro de la izquierda hay mucha diversidad pero nuestros valores son comunes.

Ana Rubio Encinas

Comité de Redacción de Tribuna Socialista-Madrid

 

 

República es la salida al deterioro de las instituciones

Desde Tribuna Socialista queremos continuar contribuyendo a la legítima reivindicación de la República. Ya lo hemos dicho en otros escritos e intervenciones; no como una cuestión romántica, ni porque pensemos que el cambio de modelo de Gobierno o de Estado, sea la panacea que todo lo soluciona.

Sin embargo, sólo con echar un vistazo a la situación de los poderes del Estado, es fácil darse cuenta de que el deterioro es más profundo de los que los medios de comunicación al servicio del régimen monárquico actual nos cuentan cada día.

El poder judicial está en racha, 2018 ha sido el año de los despropósitos y de la puesta al descubierto de la realidad de este poder del Estado, del que se puede decir cualquier cosa excepto que es independiente.

Cuando hablamos del poder judicial, no nos referimos en exclusiva al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ni al Tribunal Supremo (TS), a la Audiencia Nacional (AN) – hay que recordar que fue creada en enero de 1977, dos años antes que la proclamación de la Constitución de diciembre de 1978, por ende es una instancia judicial pre constitucional-, la Abogacía del Estado o a la Fiscalía. Nos referimos al deterioro de la justicia en su conjunto, del desprestigio supino de este pilar del Estado.

Por citar algunos hitos: es el caso de Carlos Divar, acusado por sus propios compañeros del CGPJ, pero no condenado, por malversación y estafa, al utilizar fondos públicos para darse la gran vida. Un parásito, que comenzó su carrea judicial en 1969. Tomó buena nota del “modus vivendi” de aquella etapa oscura.

O el caso de Francisco Pérez de los Cobos, afiliado al PP, al corriente de pago mientras era magistrado, fue nombrado Presidente del Tribunal Constitucional; una vulneración flagrante del Artº 127 de la Constitución que este individuo decía defender. Hijo de Antonio Pérez de los Cobos, falangista de toda la vida y candidato por Murcia, en las listas de Fuerza Nueva.

Qué decir de Carlos Lesmes, hoy todavía Presidente del TS y del CGPJ, que ejerció de Director General de Relaciones con la Justicia en el periodo 2000-2004, nombrado por el Gobierno Aznar.

El problema puede parecer sutil, subjetivo, pero es obligado contextualizar a este tipo de personajes, que forman el grueso de la judicatura actual, que están relacionados por su pertenencia a la clase social dominante en la etapa del franquismo de la cual hoy continúa extrayéndose la gran mayoría de los jueces y fiscales.

Posiblemente sería más sencillo explicar que la filosofía del Tribunal de Orden Público (TOP), pervive en los altos tribunales de justicia. Alguien puede decir que lo anterior es exagerado, pero qué diferencia sustancial existe entre la sentencia a 10 años de cárcel a Timoteo Buendía, por “cagarse en Franco”, en 1963, primera sentencia del TOP; y el encausamiento del actor Willy Toledo; por “cagarse en Dios”. O con el secuestro del libro “Fariña”; por poner negro sobre blanco la relación de Alianza Popular (hoy PP) con el narcotráfico gallego. O con la detención y encausamiento de los titiriteros de El Retiro, por introducir en sus diálogos una frase en vasco. El TOP perseguía la asociación ilícita a partidos y sindicatos, como hoy jueces y fiscales persiguen a trabajadores por hacer huelga y participar en piquetes, apoyándose en el Artº 315.3 del Código Penal.

Para entender el paralelismo entre el pasado y el presente, hay que recordar que diez de los dieciséis primeros miembros del Tribunal Supremo y de la Audiencia Nacional provenían del TOP. Pongamos por ejemplo a José Hijas Palacios, quien presidió el TOP y se jubiló en el Tribunal Supremo en 1984.

Por si alguien tenía todo esto olvidado, el señor Ignacio Cosidó, portavoz del PP en el Senado, nos ha recordado este pasado mes de noviembre que “los jueces están controlados por los partidos políticos”, en particular por el suyo; el Partido más corrupto de la historia de España, que se ha estado esquivando la acción de la justicia, con policías de la “vieja guardia”, como Villarejo, triturando a jueces como al Sr. Baltasar Garzón, o destruyendo pruebas, como el nuevo caso que estamos conociendo de robo de documentos en el domicilio particular del condenado por corrupción Sr. Bárcenas, o la burda destrucción de discos duros; avisados de la llegada de la policía.

Todo lo anterior podría sonar a anécdotas; si se tratasen como hechos aislados. Pero aun pudiendo profundizar más en lo concreto, nos parece suficiente para establecer en su conjunto que el poder Judicial, como otras instituciones del Estado español, están fuertemente vinculadas al pasado más oscuro de este país, tanto por las personas y sus contextos sociales, como por la filosofía filofranquista en la que se formaron.

Esta descripción nos ayuda a entender sentencias como la de la manada, en la que “casi se sentencia más a la víctima” que a los agresores. Nos ayuda a comprender el escandaloso episodio de estos meses pasados, cuando el Tribunal Supremo se ha desdicho así mismo, en favor de la banca. Nos permite entender la actitud del fiscal en el caso Noos, ejerciendo más de abogado defensor de la señora Cristina de Borbón que de fiscal. Y nos facilita entender el último escándalo de la justicia, uno más de tantos, con el sobreseimiento del “Caso Pasarelas” contra el Sr. Pedro Antonio Sánchez, ex Presidente de Murcia (PP), aun siendo evidente su acción prevaricadora y corrupta.

Estos son los tribunales de justicia en los que se tienen que resolver situaciones tan graves para la convivencia, como el conflicto en Cataluña. Las editoriales de Tribuna números 96 y 97 abordan los antecedentes y hechos por los que el nacionalismo

españolista y el catalanista nos ha traído hasta aquí; conflicto en el que sin duda, uno de los elementos de distorsión ha sido la judicialización de las desavenencias políticas.

Los tribunales de justicia están utilizando la justicia, en connivencia con el PP, abusando de la prisión preventiva. Han generado una situación de confusión, además de una vulneración de la libertad de pensamiento ideológico y de expresión. Son cientos los juristas que han expresado y argumentado razones para dejar en libertad a los políticos catalanes que reivindican el derecho a decidir del pueblo catalán. La Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, no pueden continuar obstruyendo y bloqueando una solución política, por la acción de una opción ideológica, la derecha más retrógrada: el PP.

Los antecedentes, como los hechos que estamos viviendo, son motivos suficientes para avalar la necesidad de una reforma profundar de la Justicia en España; comenzando por sus anclajes en la Constitución.

No se trata de un debate técnico constitucionalista. Es un debate político. Ni se trata tampoco de una reforma constitucional en este o aquel artículo, para resolver los problemas de esta o aquella institución. La necesidad de reforma de la Constitución del 78 es muy profunda y afecta a su conjunto. Por ello tomamos posición para una nueva Constitución republicana, que nos desligue de los lazos que se mantienen con el pasado.

Roberto Tornamira Sánchez

Miembro del Comité de Redacción de Tribuna Socialista

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