Los pueblos de Europa toman las calles para gritar ¡Alto a la guerra!

El pasado viernes se cumplió un año desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania. 1 año que ha destruído la vida de millones de ucranianos, y que también ha trastocado la vida de millones de rusos, y de europeos.

Mientras los líderes Zelensky, Putin, Biden y los jefes de Estado de los países de la Unión Europea no cejan en animar el conflicto bélico y mientras la escalada bélica pone en riesgo la seguridad nuclear del mundo entero, centenares de miles de personas toman las calles en toda Europa para exigir el alto el fuego.

En Madrid y Barcelona: «Ni Putin ni OTAN»

En el caso de Madrid, distintas organizaciones se han congregado para reclamar el fin de la guerra, bajo la premisa «ni Putin ni OTAN». En la marcha por la paz se ha condenado «los presupuestos guerreristas» del Gobierno y el envío de los tanques Leopard a Ucrania, También en Madrid, unas cincuenta personas de nacionalidad rusa se han concentrado en la plaza de España para protestar contra la invasión “cruel e injusta” por parte de Rusia a Ucrania, expresar su apoyo al pueblo ucraniano, y manifestar su rechazo al presidente ruso, Vladímir Putin, a quien acusan de ser “un criminal de guerra”.

Los ciudadanos, pertenecientes a la comunidad de rusos en Madrid que se oponen a la guerra de Ucrania, han mostrado pancartas con lemas como ‘rusos contra la guerra’, ‘stop Putin’, ‘esta es la guerra de Putin’ o ‘victoria para Ucrania, libertad para Rusia’.

En Barcelona: Unas 1.200 personas se han concentrado en la plaza de Sant Jaume bajo el lema «Ucrania. Por un alto el fuego inmediato». En el acto, los actores Enric Majó y Pepa Arenós leyeron un manifiesto conjunto en el que se pide «el regreso a la mesa de negociación y la prohibición de todas las armas nucleares».

El viernes 24 de febrero se convocaron concentraciones en todos los ayuntamientos para exigir el Alto a la guerra.

Concentración en el ayuntamiento del Vendrell para exigir el Alto a la guerra

Berlín: Más de 50.000 personas se manifiestan contra la guerra

La convocatoria original de la dirigente del parti- do La Izquierda Sahra Wagenknecht y la activis- ta por los derechos de las mujeres Alice Schwarzer han reunido a más de 50000 manifestantes contra la guerra, En su discurso, Wagenknecht ha reiterado la necesidad de que cese el suministro de armas a Ucrania y haya negociaciones. Se trata de «poner fin al terrible sufrimiento y la muerte en Ucrania» y hacer a Rusia una oferta de negociación «en lugar de munición para una interminable guerra de desgaste con más y más armas nuevas».

Bruselas y París

Las concentraciones fueron igualmente multitudinarias en Bélgica, donde la protesta, fue convocada por la organización Promote Ukraine, la Asociación de Mujeres Ucranianas en Bélgica y la Red Europea de Solidaridad con Ucrania, se enmarca en la semana de acciones internacionales contra la guerra y exigió la «retirada inmediata de las tropas rusas de todos los territorios ucranianos», así como «el freno incondicional de los bombardeos».

En París cientos de personas, han salido a la calle con banderas ucranianas y pancartas, en las que se podían leer mensajes como «Parar a Putin».

Baltasar Santos
Miembro del Comité de Redacción de TS

Misiles o pensiones

Un artículo de La Vanguardia del 23 de enero resumía con este título la situación de Francia, tras el levantamiento de la clase obrera francesa contra la reforma de las pensiones anunciada por el Presidente Macrón mientras, paralelamente, también anunciaba un aumento del gasto militar que llega a los 413 000 millones de euros (un aumento del 35%). Más de 2 millones de trabajadores participaban de la huelga y las movilizaciones. Sin embargo, a pesar de la resistencia de la clase trabajadora, la reforma se ha concretado en el aumento de la edad de jubilación de 62 a 64 años, aumentar de 42 a 43 los años para tener la jubilación al 100 por cien y empezar a desmantelar los regímenes especiales. La lucha en defensa de las pensiones continúa en Francia liderada por La Francia Insumisa haciendo tambalear al gobierno de Macron.

Pero, si en Francia se produce esta batalla, «cuando veas las barbas de tu vecino cortar…». Hace unos días, la Comisión Europea lanzaba una amenaza a España: la penalización máxima del Fondo de Recuperación si incumple con la reforma de las pensiones. ¿Y cuál es esta reforma de las pensiones que exige la UE para los españoles?

Cómputo de la pensión

La ampliación progresiva del periodo de cómputo de la pensión a 30 años, pero descartando los dos peores años cotizados. UGT y CC.OO piden. que, en líneas generales, se mejore el acceso a la jubilación porque «no hay ningún país en el que se exijan 15 años para cobrar una pensión».

Factor de sostenibilidad

Europa exige que España tenga un factor de sostenibilidad que automatice el equilibrio de las

pensiones, pero este sistema, aprobado por el PP en 2013, no lo quiere el PSOE. España quiere un Mecanismo de Equidad Intergeneracional para que las pensiones suban un 0,6 % de los cuáles el empresario se haga cargo del 0,5 % y el resto lo ponga el trabajador.

Aquí no se tiene en cuenta el aumento progresivo de la esperanza de vida y, por lo tanto, de cobro de pensiones durante más tiempo ni de otros aspectos demográficos como la natalidad o la inmigración.

Por la auditoría a las cuentas públicas

Mientras el debate sobre las pensiones cruza las fronteras para cernirse sobre nuestro país, sigue sin cumplirse la auditoría pública a las cuentas de la seguridad social, que demostraría la viabilidad del actual sistema de pensiones, y el expolio de la caja única de las pensiones cuyos fondos se han saqueado a lo largo de los años para trasladarlos a otros fines. Una vez más, desde Tribuna Socialista trasladamos la exigencia de cumplir con este compromiso.

Más presupuesto para misiles

Mientras se exige menor gasto en pensiones, por otra parte los compromisos adquiridos con la OTAN se van cumpliendo, produciéndose un incremento del gasto militar que este año está previsto en 12317 millones de euros.

Por ello, entre pensiones y misiles: ¡Pensiones!

¡Alto a la guerra!

Baltasar Santos
Comité de Redacción de TS

Primer año de Guerra

El 24 de febrero de 2022 es una fecha que pasará a la historia. Es el aniversario de la invasión de Ucrania, por parte del ejército de Putin. El balance en vidas es pura barbarie: 200.000 soldados muertos, 100.000 por cada bando, 40.000 civiles ucranianos, según datos del general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., dados el 10 de noviembre de 2022 a la BBC. Un país, Ucrania, está siendo destruido y casi 8 millones de ucranianos han tenido que huir de su país.

No quiero limitarme a describir las cifras del desastre. En este artículo quiero intentar entender por qué, unos y otros, parecen decididos a mantener esta locura en el tiempo. Decir que esta guerra es una guerra contra los pueblos es una expresión que se puede cuantificar; en las cifras de muertos ya señaladas y con los datos económicos que ya conocemos del pasado año. Veamos algunos de ellos:

Las multinacionales de los combustibles: BP (británica), ExxonMobil (estadounidense), Shell (británica constituida en Países Bajos), Chevron (estadounidense). Solo estas cuatro multinacionales, suman más de 150.000 millones de dólares de beneficio en 2022, año de guerra. Unos beneficios récord y exorbitantes.

El oligopolio de las cinco grandes compañías de la energía en España: Iberdrola, Repsol, Endesa, Naturgy y Cepsa, han obtenido 13.300 millones de euros, un incremento promedio del 49% de beneficio neto, más que en 2021.

Son los sectores de la energía y los combustibles los que iniciaron la espiral inflacionaria que recorre Europa. Unos incrementos de precios que, a la vista de los descomunales beneficios, no corresponden a las necesidades de la producción sino a la avaricia por el beneficio y el reparto de dividendos, a esa competencia absurda (salvo para la lógica del mercado) por la capitalización de las empresas.

La ola inflacionaria provocada por los grandes del gas, el petróleo, etc., ha sido la excusa para que otros sectores, como la banca, también se sumen a la fiesta de los beneficios récord. El oligopolio financiero conformado por: Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankinter y Unicaja, han ganado 20.850 millones de euros, un 28%, en promedio, más que en el ejercicio anterior.

Si el sector energético se está beneficiando de la guerra a corto plazo, el del armamento lo está haciendo en el corto, medio y largo plazo. Solo la industria del armamento estadounidense, ha experimentado un crecimiento del 49% en sus beneficios en 2022, al obtener 52.000 millones de dólares. La llamada a la compra de munición a las presiones a seguir abasteciendo al ejército de Zelensky hacen pronosticar pingües beneficios para los próximos años.

En la otra cara de la moneda está el empobrecimiento de las familias trabajadoras, en todos los países de Europa. El IPC medio en España se ha cerrado para 2022 en el 8,5%, pero el IPC de los alimentos y las bebidas no alcohólicas, lo que llamamos normalmente «la cesta de la compra», ha alcanzado el 15,7%.

Frente al incremento de los precios, la subida salarial media en nuestro país ha sido del 3,24% (eso, para los 880 convenios colectivos registrados en 2022 y los 2204 que se firmaron en años anteriores con incrementos previstos para 2022). Esto afecta a unos 9 millones de trabajadores y trabajadoras, por tanto, hay otros 8,4 millones de asalariados por cuenta ajena que no han tenido incremento salarial, subida 0.

Hasta junio no sabremos la variación del índice del riesgo de pobreza y exclusión social. En 2021, el 27,8%, es decir 13,1 millones de personas en España, estaba en riesgo de pobreza y exclusión social. La pérdida brutal de poder adquisitivo presagia un incremento de este nefasto índice.

Estas son solo algunas cifras, positivas para la minoría y negativas para la gran mayoría, de lo que es la guerra y para qué es la guerra.

Ya sabemos que Putin no es demócrata. Los ciudadanos rusos lo saben bien; no pueden posicionarse contra la guerra, ello les puede costar la cárcel, como poco. A pesar del perfil antidemocrático y, si se quiere, criminal de Putin, no es verosímil decir que esta guerra se libra en nombre de la libertad y la democracia; no si quien lo dice mantiene relaciones y apoya a países como Israel, que tiene sometido a más de medio millón de personas en Gaza, y que, desde 1948, ha expulsado a más de 7 millones de palestinos (1,2 viven en campos de refugiados en Líbano, Jordania…). O con Arabía Saudí, donde la libertad es, solo, cosa de hombres. O, si quien lo dice es quién organiza y/o participa en un mundial de fútbol en Qatar, Estado-manantial de corrupción, véase el «Qatargate» en el Parlamento Europeo y se muestra insensible ante los miles de trabajadores muertos en la construcción de los estadios -según el diario “The Guardian” (29nov22), al menos 6.500 muertos-, en una absoluta indiferencia por la vida humana.

Esta es una contienda de intereses entre los oligarcas rusos protegidos por Putin, los descendientes de los sepultureros de la Revolución de octubre de 1917, esos que se apropiaron de los sectores estructurales del Estado que la revolución proletaria había colectivizado. Y por otra parte las multinacionales para quienes la OTAN, según el periodista de investigación Seymour Hersh (Premio Pulitzer en 1970 por su cobertura de la masacre de My Lai, en la guerra de Vietnam) ha reventado los gaseoductos que suministraban gas a Alemania y a otros países de Europa (Nord Stream 1 y 2), llevaron a cabo un sabotaje que ha posibilitado que los USA hayan aumentado sus exportaciones de gas natural licuado (GNL) en un 137%, en los 10 primeros meses de 2022.

Esta dinámica de guerra es una irresponsabilidad de consecuencias históricas, y nada apunta a que vaya a parar. El Senado de los USA ha aprobado el mayor presupuesto militar de su historia, 858.000 millones de dólares. Putin por su parte ha decidido que el presupuesto para la guerra será ilimitado. Una de las derivadas en Europa es la presión para que los gobiernos envíen tanques, aviones de combate y que multipliquen la fabricación y compra de munición.

No tengo porqué tomar partido por una de las partes de esta contienda. Por eso, en favor del pueblo ucraniano, para que pare la destrucción y la muerte; en favor del pueblo ruso, para que dejen de llegar ataúdes con hijos, padres y hermanos, y en favor de todos los pueblos de Europa, contra quienes, de un modo u otro, se libra esta guerra, digo

¡Alto a la guerra!

Roberto Tornamira Sánchez
Miembro de la Coordinadora estatal del CATP

Alto a la guerra, sin condiciones

Son muchas las razones por las que deberíamos decir “¡¡¡BASTA YA!!!”

No hay ninguna duda que la peor parte de este conflicto la está pagando la clase trabajadora; los pueblos ucraniano y ruso, que sufren las victimas mortales, refugiados, heridos graves y la violación de los derechos humanos desde hace 10 meses, en una injusta guerra, iniciada brutalmente por la oligarquía que lidera Putin y alimentada por los gobiernos de la coalición atlántica que forman la OTAN.

Los pueblos de toda Europa también están sufriendo esta guerra. Está afectando gravemente al Estado de bienestar social que la clase trabajadora ha conseguido, nadie se lo ha regalado, desde el final de la II GM. Está impactando con mayor dureza en los países subdesarrollados, donde las hambrunas, las enfermedades mortales se ceban particularmente en niños, niñas y personas mayores.

El incremento presupuestario que se aprobaron en la cumbre de la OTAN, celebrada en Madrid el pasado mes de junio, y que apoyan y respaldan todos los gobiernos que la forman, acuerdan ampliar el gasto armamentístico hasta alcanzar el 2% del PIB; eso según las cifras oficiales asignadas al Ministerio de Defensa, porque la realidad es que sumando las partidas en industria, investigación… que también redundan en la carrera armamentística, el incremento de los presupuestos militares es mayor que el 2%. En esta línea de actuación presupuestaria, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en la sesión plenaria de la 68 Asamblea Parlamentaria de la Alianza, celebrada a finales de noviembre en Madrid, ha dicho que “el esfuerzo económico que supone la Defensa no ha hecho más que comenzar. El 2% de inversión en Defensa no es el techo, es el umbral». Por tanto, unos y otros dan legitimidad a una guerra injusta, llevando a todos los pueblos a sufrir una situación de crisis muy preocupante.

En el otro lado de los pueblos están los inversores de la industria armamentística, fundamentalmente estadounidense, como es el caso de Loockheed Martin que en los últimos 12 meses acumula un rendimiento bursátil de más del 55% y de las multinacionales del gas de esquisto, en su práctica totalidad estadounidenses, cuyas cotizaciones en bolsa no paran de crecer. La revista digital de mercados MarketScreener publicaba el 7 de abril de este año:

Al menos una docena de ejecutivos de gas de esquisto de Estados Unidos se reunieron el miércoles con funcionarios europeos de energía para discutir la expansión de los suministros de combustible de Estados Unidos a Europa, en medio de la lucha por reemplazar las importaciones rusas”.

Este es el trasfondo de la guerra que sufren los pueblos, la lucha de las multinacionales de la energía y las materias primas, frente a los oligarcas rusos que se apropiaron de los sectores estratégicos del pueblo ruso.

la clase trabajadora europea tiene que organizarse y llevar a cabo sus reivindicaciones y protestas a la calle, pese a la represión que muchos gobiernos ejercen sobre los manifestantes que se oponen a apoyar el conflicto y a la presión de los medios de comunicación que ocultan dichas protestas, bajo el yugo de sus consejos de administración.

Nos encontramos a más de 3.700 km de distancia del lugar del conflicto, donde la destrucción de las bombas, las muertes, y las violaciones de los derechos humanos no cesan, pero no por ello debemos ser meros espectadores.

La guerra no se combate pidiendo medidas que topen los precios de productos básicos para la alimentación de las familias, aunque está bien o dando ayudas para el transporte, que también es positivo. Pero, estas medidas paliativas suenan, a dormidera, a que pretenden mantenernos callados y quietos ante esta guerra y las situaciones de precariedad que derivan de ella, aprovechando en shock que sufre la clase trabajadora, y la inmovilidad de las organizaciones de los trabajadores. En 2008 fue la crisis inmobiliaria y financiera, en 2020 y 2021 la pandemia y ahora la guerra. Parece que el sistema económico imperante solo es capaz de hacer beneficio a partir de la destrucción y del ataque permanente a los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

Todas las movilizaciones y reivindicaciones de la clase trabajadora que se han desarrollado y las que están pendientes de celebrarse deben estar bajo el lema “ALTO A LA GUERRA SIN CONDICIONES “, ya que todos los males que estamos sufriendo, como son los bajos salarios, incrementos de los precios de las energías, alimentos básicos, alquileres de viviendas, recortes en sanidad y educación, reformas en el sistema público de pensiones…son algunas de las consecuencias de esta guerra, o eso argumentan ellos.

Debemos, sin excusas, ejercer nuestro derecho de ciudadanía, para preservar y salvaguardar los intereses sociales y públicos, que requiere un sistema democrático y de derecho.

Es necesario que trabajadores, desempleados, estudiantes, organizaciones sindicales, movimientos sociales, pensionistas, familias enteras, salgamos a la calle en grandes manifestaciones por el ALTO A LA GUERRA INMEDIATA, SIN CONDICIONES, RETIRADA DE LAS TROPAS RUSAS DE UCRANIA, CONTRA LA POLITICA ARMAMENTISTICA. Es necesario un movimiento social contra la Guerra.

Tal vez este invierno pasemos frio, hay quienes ya lo han pasado en inviernos anteriores porque el sueldo no llega para todo, eso que llaman “pobreza energética”, pero no lo pasaremos callados, como desean quienes nos presentan la Guerra como si fuese un destino natural. Pretende legitimar tanto el conflicto como sus consecuencias. De este modo se busca un único culpable a la vista del inminente desastre social y ecológico.

Juan Fernando Díaz Mayordomo Martínez, Militante socialista y afiliado a UGT en Madrid
Silvia Font Jurado,
Militante de la UGT en Madrid

Cuidado con las sanciones económicas

Las sanciones económicas a países, como las multas a los ciudadanos y ciudadanas, no siempre son justas ni siempre tienen el efecto deseado: se da el caso que a los muy ricos les compensa pagar la sanción, mientras se hunde en la miseria a los más pobres. En ocasiones, tienen un efecto boomerang, que golpea a quienes lanzan la sanción.

Un ejemplo histórico de las consecuencias de los bloqueos económicos, ahora conocidos como sanciones, lo tenemos en los decretos que Napoleón dictó contra Gran Bretaña, en 1806 y 1807: Decreto de Berlín y Decreto de Milán, respectivamente, por los que se prohibía el comercio de los productos británicos en el continente europeo.

La primera consecuencia, para la Francia imperial, fue la necesidad de mantener presencia militar en los puertos a los que llegan los productos manufacturados o en aquellos desde los que salían las materias primas entre Gran Bretaña y los países europeos.

En principio, los beneficiarios directos de este bloqueo fueron los productos franceses y los de los territorios anexionados por Napoleón. Sin embargo, Francia no tenía la capacidad de absorber los productos que el resto de países europeos exportaba a Gran Bretaña. Una consecuencia concreta fue un gran incremento del contrabando.

El “Bloqueo Continental” produjo un grave perjuicio para el comercio británico, que sufrió una contracción del 25%, pero también para el de los países europeos, incluida Francia.

Gran Bretaña, con una notable mayor capacidad naval que Francia y sus aliados, se lanzó a la potenciación de los mercados en el sudeste asiático, China, India… Y reaccionó con las Orders in Council de 1807, por las que prohibía a sus socios ultramarinos el comercio con Francia.

Estados Unidos, vio la oportunidad de aprovecharse de la situación, para conseguir mejores condiciones a sus productos y en sus compras, aprobó el Acta de Embargo del 1807, por el que se prohibía el comercio de sus buques con Francia y Gran Bretaña. Y claro, como dijo Karl von Clausewitz, quien participó con el ejército prusiano en la guerra contra Napoleón, y sabía bien de lo que hablaba: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios”. La política lleva mucho tiempo al servicio de la economía. Por ello, el resultado, entre otros motivos, como por ejemplo el intento de los USA de anexionarse Canadá (en aquel momento colonia británica), fue el estallido de la guerra anglo-estadounidense que se desarrolló entre 1812 y 1815.

Por su parte, Napoleón, para hacer cumplir sus “sanciones económicas” quiso invadir Rusia en 1812 movilizando a más de 500.000 hombres, la Grande Armée, pues el zar Alejandro I había decidido retomar el comercio con Gran Bretaña. Toda esta guerra económica desembocó en la tumba del Imperio francés.

Todos estos acontecimientos acaecieron en poco más de un lustro, como derivadas de las sanciones de unos y otros.

Sin extenderme en detalles, no puedo dejar de mencionar el bloqueo económico que los Estados Unidos le impusieron a Cuba en octubre de 1960, que sigue en vigor 62 años después, para salvaguardar los intereses de las empresas norteamericanas, muchas de ellas vinculadas a la mafia en los sectores del juego y la prostitución en la isla. Bloqueo que ha pasado por diferentes fases de mayor o menor crudeza, llagando a provocar la escasez de alimentos y medicinas para la población civil.

Citar también las sanciones que, a instancias de los USA, Naciones Unidas le impuso a Irak en 1990, tras invadir Kuwait el ejército de Sadam Husein. El pueblo iraquí, sufrió la guerra que había iniciado su sátrapa y, además de la muerte y la destrucción que provocó la primera Guerra del Golfo, en la que intervino una fuerza multinacional compuesta por: Estados Unidos, Arabia Saudí, Francia, Egipto, Reino Unido y Siria, sufrieron el hambre y la muerte por falta de los productos más básicos. Eso sí, en 1996, con el país esquilmado y destrozado, el Consejo de Seguridad de la ONU establecía el programa “Petróleo por alimentos”.

Hace diez meses que estalló la guerra en Ucrania, con motivo de la criminal invasión del territorio ucraniano por parte del ejército de Putin. Junto a la contienda bélica se está desarrollando una contienda económica con un intercambio de medidas y agresiones, cuyas consecuencias definitivas están por verse aún.

De momento, una ola inflacionaria recorre Europa y está empobreciendo a la mayoría social de todos los países del continente. Empobrecimiento cuya otra cara de lo moneda son las indignantes cifran de beneficios de las empresas que componen los oligopolios de los sectores estratégicos, como el energético o el financiero, entre otros, además del armamentístico.

La inflación iniciada por las empresas de la energía, incluso meses antes del estallido de la guerra, se ha trasladado a la bolsa de la compra haciendo muy difícil el reto que millones de personas tienen por llegar a fin de mes.

Conviene saber que Estados Unidos lleva años ampliando su capacidad de exportación de gas natural licuado (GNL). Hoy ya es el mayor exportador de este combustible, con una capacidad de 14.000 millones de pies cúbicos diarios, capacidad que pretenden incrementar en un 41% hasta 2025. Solo desde 2019 a hoy, han duplicado la producción de GNL. Como cabe deducirse, desde que Putin invadió Ucrania, los USA han duplicado sus ventas de GNL a Europa.

No solo se está aprovechando de la guerra para vender más, además están sacando tajada con los precios. A tal punto es el abuso que Robert Habeck, el 5 de octubre, el ministro alemán de Economía lamentaba los precios «astronómicos» que están marcando los países «amigos» de Alemania, empezando por Estados Unidos, por proveerle el gas necesario para compensar el corte de suministro ruso.

Por su parte, las grandes empresas de gas y petróleo ruso, en manos de los oligarcas próximo al Kremlin incrementan sus ventas a China e India, y muchos países compran productos rusos en barcos anclados en aguas internacionales.

Como dije antes, las consecuencias definitivas del intercambio de sanciones están por verse. De lo que no cabe ninguna duda es de lo que dijo Clausewitz: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político…”, en este caso al servicio de la Política Económica.

Roberto Tornamira Sánchez, Miembro del Comité de Redacción de TS y de la Coordinadora estatal del CATP

¿El fin de la abundancia? ¿de qué abundancia hablamos?

Hace unas semanas, en una intervención solemne en la cumbre de la OTAN en Madrid, el presidente francés, Emmanuel Macrón, afirmó que habíamos llegado al fin de la abundancia. Ante el contexto actual de escasez de bienes y suministros de primera necesidad, Macrón apelaba a evitar el derroche. ¿qué derroche?

Hace mucho tiempo que ni franceses, ni españoles, ni italianos, griegos o alemanes podemos permitirnos malgastar ni despilfarrar porque vivimos al día. La pobreza se ha extendido a más población, y la vulnerabilidad energética y económica no solo sacude los bolsillos de quién no tiene un empleo, sino también los bolsillos de trabajadores asalariados, autónomos y pensionistas que ven que sus ingresos actuales no bastan.

Nadie sabe a ciencia cierta si a lo que Macrón llama “abundancia” es, en realidad, el “estado de bienestar” que lleva años en franco retroceso.

Sería bueno que Macrón recordara que quien se ha llevado las fábricas a Asia para abaratar costes (y salarios) no han sido los trabajadores europeos, sino las direcciones de las empresas multinacionales que están dejando un gran reguero de destrucción productiva y de creciente desempleo.

Sería bueno que Macrón recordara que quién ha asfixiado hasta la extenuación a la clase trabajadora de viejo continente han sido las políticas neoliberales y austericidas, con las que la clase trabajadora ha pagado los excesos y las burbujas del poder financiero internacional.

Antes de pedir nuevos sacrificios a la clase trabajadora, haría bien Macrón en reconocer que ni las privatizaciones del sector público, ni los recortes en pensiones y en derechos de la clase trabajadora han servido para apaciguar a los hambrientos mercados, pero sí para precarizar las economías familiares de quien no tiene más sustento que el fruto de su trabajo.

Harían bien Macrón y todos los líderes europeos en reconsiderar si las políticas energéticas e industriales de Europa se han ajustado a las necesidades de los europeos. Harían bien en reconsiderar que la dependencia energética del gas ruso, argelino o estadounidense no son las soluciones de los europeos necesitan ni las fábricas europeas necesitan.

Haría bien Macrón en concretar la definición de la abundancia de la que anuncia el final, porque como ya le ha advertido el Secretario General de la CGT francesa, no hay trabajadores, en ningún país europeo, que naden en la abundancia.

Habrá que preguntarle a Macrón si “el fin de la abundancia” es consecuencia del seguidismo a la política militar expansionista de estados unidos y la OTAN,

con tanta responsabilidad sobre la escalada de provocaciones que han dado lugar a la guerra como culpa tiene Putin y sus oligarcas, por ser el primero en condenar a su pueblo y al ucraniano a una guerra fraticida.

Habrá que preguntarle a Macrón si por abundancia se refiere a llevar una vida digna y normal, mediante la que las personas puedan tener un frigorífico, una lavadora, calefacción y poder acceder a alimentos saludables.

Habrá que preguntarle a Macron si el fin de la abundancia es un nuevo ataque a los derechos y conquistas sociales de los trabajadores en Europa, fundamentalmente en coberturas sociales como las prestaciones por desempleo y las pensiones, o la educación o la sanidad.

El anuncio del fin de la abundancia está provocando que la población tome conciencia de que Rusia se había convertido en el granero del mundo y principal proveedor de Gas a centroeuropa, y China en la fábrica del mundo, y que las políticas europeas no han hecho otra cosa que facilitarlo.

La escasez de componentes para el sector de la automoción y materias primas para la industria, el encarecimiento de las energías y combustibles y con él, el encarecimiento de todos los productos, especialmente los de primera necesidad, no son consecuencia de la guerra sino consecuencia de años de destrucción de la otrora Europa social.

La vil invasión de Putin a Ucrania ha acelerado las consecuencias de las políticas liberales y austericidas de Europa, poniendo al descubierto el desabastecimiento energético, que pone en peligro la producción industrial, aumenta los costes de distribución y deja en situación de pobreza energética a varios millones de europeos, generando una inflación que la clase trabajadora no puede permitirse durante mucho tiempo.

La verdadera caracterización de la guerra es el dominio económico de los “mercados”, principalmente el mercado europeo del gas, codiciado por las empresas estadounidenses que ven como su gas licuado, obtenido mediante la técnica del Fracking se configura como la gran solución para evitar el desabastecimiento de energía en Europa, y el colapso industrial. De momento, EEUU ya ha desbancado a Argelia como primer suministrador de gas licuado a España, y Europa se debate entre traer ese gas a través del Midcat o a través de un nuevo gaseoducto que atraviese desde España hasta Italia. Eso sí, en cualquier caso, el gas americano siempre será más caro que el gas ruso, algo que los empresarios alemanes están comenzando a cuestionar. Dice el refrán que a río revuelto ganancia de pescadores, y aquí hay unos pescadores muy interesados en que el río continúe revuelto.

Si el fin de la abundancia es el fin del estado de bienestar, me temo que ni en Alemania, ni en Francia, ni en España, ni en ningún país, la clase trabajadora va a estar de acuerdo con ese final.

Baltasar Santos
Miembro del Comité de Redacción de Tribuna Socialista

Fragmentos de la entrevista a Ségolène Royal, sobre la guerra de Ucrania

Fragmentos, publicados en Informations Ouvrières (n.º 723, del 15 al 21 de septiembre de 2022), de la entrevista a Ségolène Royal, sobre la guerra de Ucrania, por Ruth Elkrief, emitida en la cadena de televisión francesa LCI el 6 de septiembre.

Ségolène Royal, miembro del Partido Socialista francés, fue ministra de Ecología en el gobierno de Pierre Bérégovoy, entre 1992 y 1993. También Ministra Delegada a la Educación Escolar (1997-2000) y luego a la Familia, Infancia y Personas Discapacitadas (2000-2002) en el gobierno de Lionel Jospin. En 2004 ganó la presidencia de la región de Poitou-Charentes, el bastión del entonces primer ministro Jean-Pierre Raffarin.

Fue elegida la candidata oficial del Partido Socialista para las elecciones presidenciales de Francia de 2007, elecciones que finalmente perdió en segunda vuelta ante el candidato derechista Nicolás Sarkozy.

Ségolène Royal: “Creo que no debemos ir a ciegas hacia el desastre. Nosotros, nuestra generación tenemos la responsabilidad de dejar a nuestros hijos y a las futuras generaciones una Europa en paz y un planeta reparado. No tenemos derecho a permanecer inertes ante este conflicto y debemos exigir que comiencen las negociaciones de paz.

Ucrania está siendo atacada, eso es obvio. He tenido la oportunidad de repetirlo. Pero cuando pregun­tas por las razones por las que no hay proceso de paz, por qué Europa no pide a los protagonistas que se sienten alrededor de una mesa, es porque estamos asustados por lo que está pasando. Es muy importante, nunca he negado los bombardeos, todos los días hay muertes y por eso tiene que parar esta guerra.

La guerra es siempre un fracaso de la política. La guerra es siempre la victoria de las fuerzas del mal. La guerra no puede resolverse con más armamento. La guerra se resuelve mediante la negociación, la discusión y creo que todas nuestras fuerzas políticas deben orientarse hacia la búsqueda de la negociación con Ucrania sin premisas, porque el pueblo ucraniano es también el que más sufre y anhela la paz.

¿Qué pueblo no aspiraría hoy a la paz?

Ruth Elkrief: Ya sabes que los muniqueses, en 1938 decían: paz, paz.

Es todo lo contrario. El acuerdo de Múnich se basó en abandonar a los Sudetes. Hubo una cobardía horrible. Hoy sucede al revés, los que no quieren la paz son los cobardes, en cierto modo, porque hay muchos intereses económicos en esta guerra. Muchos participan ganando mucho dinero en esta guerra y en particular todos los que especulan con el precio de las materias primas, que están debilitando a los países más pobres. Porque lo que está ocurriendo con las materias primas es una especulación desvergonzada. Así, los que replican son fuerzas económicas que no quieren que la guerra se detenga. Pero yo apuesto positivamente porque todos los responsables políticos, incluso los que hoy están en guerra entre sí, quieren la paz. Y si no apostamos por ella, la paz no llegará.

R.E. En 1938, algunos dijeron que no vieron nada, que no vieron el avance de Hitler, y que ahora estaría pasando lo mismo mismo con Putin.

Pero 1938 fue la consecuencia de la guerra de 1914. Y cuando Jaurès pidió la paz, fue asesinado porque molestaba. La forma en que se cerró la guerra de 1914 provocó el ascenso de Hitler. Por tanto, ¿vale la pena detener la guerra? ¡Si no hubiera tenido lugar la guerra del 14, no habríamos tenido el ascenso de nazismo, no habríamos tenido el Holocausto, ni la Segunda Guerra Mundial!

R.E. En cuanto a las sanciones, Salvini, Le Pen, incluso Jean-Luc Mélenchon, coinciden en estar en contra, con diferencias, porque las sanciones son duras, deben ser detenidas. ¿Cuál es tu posición?

Mi posición es que las sanciones no son tan efectivas como nos hubiera gustado. No han conseguido llevar al gobierno ruso a la mesa de negociación. En segundo lugar, observamos hoy que el dólar sube y el euro baja. Mientras estamos hablando, cada minuto que pasa enriquece a las empresas norteamericanas y empobrece a las europeas, porque pagamos para comprar energía, que se paga en dólares. La degradación y el retroceso del nivel de vida de los europeos puede ir muy, muy rápido. ¿Qué queremos dejar a nuestros hijos? ¿Una Europa en que el nivel de vida haya bajado un 40% y en que todos los servicios públicos hayan sido destruidos? Porque en un momento dado el dinero que se da para armar a Ucrania, el dinero que se está dando a esta guerra es dinero de menos que va a los servicios públicos, como la educación. ¡Esto es lo que la gente ve! Y la gente ya no quiere seguir aceptándolo. Además, hay manifestaciones por la paz.

Encuentro Europeo contra la Guerra, la OTAN y la Explotación

En continuidad con la conferencia europea telemática celebrada el 9 de abril, en la que Tribuna Socialista participó junto a otros colectivos y organizaciones del Estado español y de 19 países del continente europeo, se ha celebrado presencialmente este Encuentro Europeo en la misma semana en que está teniendo lugar la cumbre de la OTAN en Madrid.

Delegaciones venidas de Andalucía, Canarias, Castilla La Mancha, Cataluña, Euskadi y País Valenciano, junto a compañeros de la comunidad de Madrid, se dieron cita en la Escuela sindical de CCOO “Juan Muñiz Zapico”, para poner en común las luchas y reivindicaciones en las que los miembros de las delegaciones están comprometidos: jóvenes, pensionistas, trabajadores de la enseñanza, la industria y los servicios.

Los más de 50 delegados y delegadas del Estado español se trasladaron seguidamente a la Escuela sindical de la UGT “Julián Besteiro”, para debatir con los delegados y delegadas llegados de Francia, Alemania, Bélgica, Rumanía, Portugal y Grecia. Producto del debate se aprobó la siguiente Resolución.

Resolución final del Encuentro Europeo contra la Guerra, la OTAN y la Explotación, celebrado en Madrid, el 25 de junio de 2022

¡Ni OTAN ni Putin!

Trabajadores, jóvenes y militantes de organizaciones populares y obreras de Alemania, Grecia, Bélgica, Portugal, Rumanía, Suiza, Francia y Estado español, nos hemos reunido el sábado 25 de junio en Madrid para actuar contra la guerra, contra cuantos la organizan o se benefician de ella. También hemos recibido mensajes de Suiza, Austria, Italia, Irlanda, Dinamarca y Moldavia.

El presidente Biden presidirá en Madrid los días 29 y el 30 de junio la Cumbre de la OTAN acogida por el Gobierno español, en presencia del rey de España, de los jefes de Estado y los jefes militares de los países de la OTAN. El objetivo de esta Cumbre es añadir guerra a la guerra.

Nosotros, que hemos exigido desde el primer día un alto el fuego y la retirada del ejército de Putin de Ucrania, queremos denunciar el torrente de mentiras con que nos inundan cada día.

Esta guerra no es ni una guerra para defender a Rusia, como pretende Putin, ni una guerra «en defensa de los valores de Europa», como pretenden Biden, Scholtz, Johnson, Macron y Draghi. La guerra que devasta Ucrania, enfrenta, por el control de la distribución de materias primas, a los oligarcas rusos representados por Putin con los jefes de los monopolios imperialistas, representados por los jefes de Estados miembros de la OTAN.

Es una guerra entre depredadores que han tomado como rehén al pueblo ucraniano; es una guerra cuyo horror sirve de pretexto a la más formidable campaña de rearme de toda Europa. Cada día que pasa nuestros Gobiernos anuncian que han llevado allí los materiales bélicos más sofisticados.

Se ha puesto en marcha un engranaje mortífero.

Contra lo que dice la propaganda de nuestros Gobiernos, los 100 000 soldados del ejército norteamericano radicados en las 120 bases de la OTAN en Europa solo traen guerras al corazón de nuestro continente. Los miles de soldados norteamericanos, de bombarderos y buques de guerra instalados en tres grandes bases militares del sur de España, están ahí contra los pueblos y no por la paz en el Este.

El ejército norteamericano radicado en las bases de la OTAN de Grecia y de Turquía contribuye a los conflictos y a la implantación de regímenes autoritarios. Recordemos que fue la OTAN, con sus bombardeos indiscriminados y mortíferos, la que causó miles de muertos en Serbia y en Kosovo.

La OTAN es la guerra, es la intervención directa del imperialismo norteamericano en Europa, pisoteando toda soberanía de los pueblos, imponiendo el vertiginoso aumento de los presupuestos de guerra. La Unión Europea y los Gobiernos europeos votan más y más miles de millones para la guerra y los detraen de la enseñanza, la sanidad, las pensiones. La guerra combinada con la especulación trae consigo penuria y subidas de precios que sumen a millones de personas en la miseria, en Europa y en todos los continentes.

¡Solo la clase obrera y los pueblos de Europa pueden detener ese engranaje mortal!

Solo la clase obrera y los pueblos de Europa pueden echar atrás los presupuestos de armamento e imponer que esos cientos de miles de millones asignados a la guerra se destinen a la reconstrucción de los sistemas sanitarios, de los sistemas de enseñanza pública, etc.

La militarización de los países de Europa, la intervención de la OTAN en los asuntos internos, van parejas con la mengua creciente de libertades y de democracia.

Movilizaciones, protestas contra la guerra, se están desarrollando en los diferentes países. Militantes, responsables, cargos públicos, organizaciones, rechazan la Unión Nacional exigida por los Gobiernos para hacer la guerra. En Alemania, algunos diputados votaron en contra de los 100.000 millones de euros adicionales para la guerra. Uno de ellos dijo: «Habiendo disparado las sanciones los precios de la energía, Rusia espera ingresos adicionales de casi 14.000 millones de euros para este año… Por lo tanto, la política de sanciones solo beneficia a los principales grupos energéticos -Gazprom, así como ExxonMobil, Shell, BP o Aramco- y perjudica a los consumidores y empleados que deben temer por sus puestos de trabajo…».

Con todas esas movilizaciones, exigimos:

¡Cierre de las bases de la OTAN, que los soldados vuelvan a casa!

Nuestros Gobiernos, al tiempo que atacan todas las conquistas sociales, pretenden que las organizaciones sindicales renuncien a las reivindicaciones más inmediatas, a las reivindicaciones fundamentales: pensiones, protección social, servicios públicos…

Saludamos la huelga del 20 de junio en Bélgica y a los 80.000 manifestantes con sus sindicatos en Bruselas, exigiendo el aumento salarial y el restablecimiento de la escala móvil.

Mañana, 26 de junio, estaremos en las calles de Madrid, en la manifestación convocada por numerosas organizaciones, junto con los sindicatos, contra la guerra y contra la OTAN.

Es responsabilidad de todo militante obrero, de todo demócrata, llevar adelante la lucha contra la guerra, unificar el movimiento antiguerra con la lucha por el pan, la paz, la salud y la libertad, por la congelación de precios y el aumento de salarios, contra los gobiernos y el capitalismo bárbaro.

Celebramos una Conferencia telemática contra la guerra el 9 de abril, convocada por la NAR y el POI, estableciendo un primer vínculo con participantes de 19 países. Hoy, nuestro encuentro en Madrid y nuestros intercambios muestran que están comenzando a congregarse fuerzas más importantes. Llamamos a agruparse para la acción y constituimos un Comité de Enlace.

Es hora de poner fin a un sistema capitalista que, a través de la guerra, y con la ganancia como regla única, destruye todo, vidas, ciudades, civilización y medio ambiente.

Cese inmediato de las hostilidades militares. Corresponde al pueblo ucraniano decidir su destino. Que Rusia se retire de Ucrania, que la OTAN y la UE dejen de intervenir y expandirse en Ucrania y en cualquier otro país. Estamos con aquellos que se están movilizando contra la entrada de su país en la OTAN. Luchamos contra las alianzas militares (OTAN, AUKUS…).

Ningún suministro de armamento, puesto que ello participa de la escalada bélica.

Luchamos por la cancelación de los presupuestos militares. Dedicar los miles de millones a la sanidad, la educación, los desempleados, las necesidades sociales, y no a las armas.

La movilización de millones de personas contra los Gobiernos, la UE y la OTAN es el único camino para detener las guerras del capital.

Aprobada por unanimidad, el 25 de junio.

Ante la criminal actuación de los cuerpos de seguridad marroquíes y españoles en la valla de Melilla, de cuyos hechos y datos de muertos fueron llegando en pleno desarrollo del Encuentro, se aprobó la siguiente Resolución de Urgencia:

Resolución de urgencia aprobada por la unanimidad de los delegados y delegadas el “Encuentro contra la Guerra, la OTAN y la Explotación”, celebrado en Madrid el 25 de junio de 2022.

No menos de 23 han sido los inmigrantes muertos en la frontera de Melilla. Es la barbarie organizada por los gobiernos español y marroquí

Las imágenes son espeluznantes. Decenas de inmigrantes heridos, y, según las distintas fuentes de información, entre 18 y 46 muertos, en un intento desesperado de cientos de inmigrantes, que huyen del hambre, de la miseria y de la guerra, de cruzar la valla criminal de Melilla. Le llaman “asalto”, para criminalizar a las víctimas, los mismos que piden la libre acogida a los refugiados de Ucrania.

Es el resultado de la destrucción de África, cuna de la Humanidad, por la política del imperialismo y de los gobiernos que se someten a él. Destrucción acelerada por la guerra y la hambruna que ésta anuncia. Y el resultado, también de la alianza criminal entre los gobiernos del reino de España y el reino de Marruecos, sellada recientemente por el cambio de postura del Gobierno español sobre la cuestión del Sahara Occidental, que sigue la estela de la decisión al respecto del amo yanqui.

Denunciamos la política del gobierno español de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, que eleva vallas de más 6 metros, erizadas de cuchillas que desgarran la carne de quienes intentan atravesarlas, para cerrar el paso a quienes sólo quieren huir de la destrucción de sus países.

Sin ninguna solidaridad o compasión por los muertos y heridos, Pedro Sánchez alababa la “cooperación” de la gendarmería marroquí, declarando que se trataba de un “asalto violento, bien organizado y bien resuelto por parte de los dos cuerpos de seguridad”. ¡Bien resuelto cuando hay más de 100 heridos y decenas de muertos!

El presidente de Melilla –enclave colonial español en Marruecos- Eduardo de Castro, ha declarado que la OTAN debe implicarse en la defensa de Ceuta y Melilla. Como si se hiciera eco de sus palabras, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaraba, con respecto a Ceuta y melilla, que estaba “absolutamente convencido de que los aliados de la OTAN estarán al lado de España si se enfrenta a amenazas y desafíos”. Y el gobierno español, pide, ante la cumbre de la OTAN, mayor implicación de este aparato militar en el norte de África.

Los cuerpos de seguridad heredados del franquismo reclaman “mano dura”. La prensa recoge declaraciones de los guardias civiles de Melilla, que se quejan de que “sólo nos dejan utilizar gases lacrimógenos y con ello no podemos frenarles”. El secretario general del pseudosindicato SUCIL, mayoritario en la Guardia Civil, Ernesto Vilariño, ha declarado que “la plantilla de guardias civiles resulta escasa, solicitamos de nuevo la intervención de unidades del Ejército”.

Nos repugnan estos hechos. Exigimos la libre acogida de todos los inmigrantes, el fin del saqueo de África por las multinacionales, el reconocimiento de todos los derechos a los trabajadores inmigrantes que viven en España, incluyendo al millón de trabajadores marroquíes, el derribo de las vallas de la infamia de Ceuta y Melilla y la devolución a Marruecos de todos los enclaves coloniales. Y justicia para las víctimas de la masacre de Melilla.

Manifestación anti OTAN en Madrid, 26 de junio.

Complementariamente a las actividades del Encuentro Europeo, los delegados y delegadas participaron en la masiva (no menos de 20.000 manifestantes) Manifestación que el día 26 por la mañana discurrió por la calle de Madrid, con lemas contra la OTAN, contra la Rusia de Putin y contra las guerras del capital.

A pesar del alarmismo que las instituciones y los medios de comunicación quisieron crear en las vísperas de la movilización, la marcha transcurrió pacíficamente ante un desproporcionado despliegue policial.


Roberto Tornamira para Tribuna Socialista

Editorial

Ni un euro para la guerra

Puede que al Gobierno le llene de orgullo albergar la cumbre de la OTAN que se va a celebrar en Madrid los días 29 y 30 de junio. Sin embargo, para las personas y organizaciones de izquierdas, que se mantiene leal a sus valores y principios, es una vergüenza y motivo de rechazo. Es por respeto a uno mismo y porque los hechos, pasados y presentes, son irrefutables. Quizá la falta de respeto a los valores y principios sea lo que esté detrás del ascenso de la derecha en el mundo; no tanto por acierto de a la derecha como por la pérdida de apoyo de la izquierda.

Rechazamos con rotundidad la invasión que la Rusia de Putin está llevando a cabo desde hace tres meses en Ucrania. En distintos actos que hemos participado en nombre de Tribuna Socialista hemos dejado claro que la acción expansionista de, carácter militar, llevada a cabo por la OTAN no justifica la acción criminal de Putin. De la misma manera que la guerra iniciada por Putin no justica la aceleración de los planes de OTAN por tomar posiciones en el este de Europa. Nuestra posición está en defensa de los pueblos; del ucraniano en primer lugar, como del ruso y de todos los pueblos del continente europeo.

No olvidamos que en septiembre de 1953, el Gobierno franquista firmó el vergonzoso “Pacto de Madrid” con la Administración de Eisenhower: los EE.UU., se comprometían a suministrar a la España de Franco material de guerra de segunda mano, concedía créditos (a devolver) al Gobierno de Franco por valor de unos 1.500 millones de $, a condición de comprar productos estadounidenses, y a cambio Franco y su Gobierno le cedían espacio en Rota, Torrejón, Zaragoza y Morón a los EE.UU., para que estableciese bases militares y el ejército franquista y la Guardia Civil ejercían de guardianes y protectores de dicha bases. Estos acuerdos se han ido ajustando y modificando a lo largo del tiempo, como cuando en julio de 1974 el actual Emérito suplió a Franco en funciones de jefe del Estado para ratificar estos acuerdos con la Administración Nixon.

¿Se puede decir que hoy la izquierda asume las decisiones políticas de los ilegítimos gobiernos franquistas?

La OTAN nace el 4 de abril de 1949, no por casualidad en Washinton D.C., bajo los auspicios de los EE.UU., con 10 países (hoy la conforman 30 países). Los Estados Unidos dirigen esta estructura militar que no ha parado de crecer hacia el este de Europa. Tienen en su historial la curiosa manera de “salvar vidas” bombardeando ciudades y causando miles de muertes; es el caso de la intervención de la OTAN en 1999 en la extinta Yugoslavia.

Fue el Gobierno de Calvo Sotelo quien, en mayo de 1982, hace ingresar a España en la OTAN. En la práctica, nada cambió respecto al periodo 1953/1982.

En enero de 1986, el Gobierno de Felipe González convocó un referéndum (que se celebró el 12 de marzo de 1986) para ratificar la permanencia de España en la OTAN. Un referéndum plagado de manipulación mediática, cuyo voto favorable solo obtuvo el 56,85%, con una abstención del 60%.

Nadie que se reclame de izquierdas puede asumir estos antecedentes: decisiones franquistas, decisión de un Gobierno salido de un intento de Golpe de Estado y el referéndum que avergonzó y avergüenza a tantos y tantas socialistas en el Estado español. Rechazar la OTAN es rechazar ser partícipes de una estructura militar al servicio de los intereses del mayor imperialismo del planeta, y sus consecuencias para los pueblos que componen el Estado español.

Siendo presidente de los Estados Unidos Barack Obama, en la cumbre de la OTAN celebrada del el 4 y 5 de septiembre de 2014, en Cardif, acordaron incrementar el gasto en defensa al 2% del PIB, hasta 2024. Estos acuerdos fueron asumidos por el Gobierno de M. Rajoy.

Según datos del Ministerio de Hacienda, en 2014, España destino 5.743 millones de euros a Defensa(1). El presupuesto ha crecido el 70,49% en estos 8 años, hasta los 9.791 presupuestados para este año 2022(2). El actual Gobierno ratificará, previsiblemente, el acuerdo de 2014 en la cumbre del próximo mes de junio. Esto significa que en los próximos dos años tendrán que aumentar el gasto militar hasta el 2% del PIB comprometido, es decir, llegar a los 24.000 millones de euros; teniendo en cuenta que el PIB español se situó en 2021 en 1,2 billones de euros.

Es políticamente importante señalar que las administraciones de Obama, Trump y Biden, mantienen exactamente la misma política expansionista y de fomento de la industria militar.

Es inaceptable este incremento en gasto militar mientras mantenemos un paro cronificado por encima de los 3 millones de trabajadores y trabajadoras sin puesto de trabajo, mientras la tasa de temporalidad duplica a la media de la UE, mientras 2021 cerró con 1.024.000 familias con todos sus miembros en paro, mientras la tasa de paro juvenil está, a cierre de 2021, en el 30,7%.

No aceptamos este brutal incremento del gasto militar para mantener la política imperialista de la OTAN y los Estados Unidos, en tanto que la Sanidad, la Educación y la Dependencia públicas continúen en franco deterioro por el recorte de los presupuestos en gasto social. Recorte del gasto que ya se anuncia, en base a las llamadas del FMI y de la Comisión Europea a rebajar deuda y a que en los próximos meses volverán las reglas, suspendidas por la pandemia, de control del déficit público.

En este contexto se pide un “Pacto de Rentas” a patronal y sindicatos. A lo que la patronal exige que los salarios se incrementen por debajo del IPC, lo que equivale a continuar devaluando los salarios. A la par que desde Bruselas se indica que las pensiones no deben revalorizarse por encima del IPC; ya en 2021 se han devaluado un 4% por debajo del IPC (subieron el 2,5% frente al IPC interanual del 6,5%).

Estos planteamientos los hacen cuando las 35 empresas del IBEX han batido récord de beneficios en 2021, más de 58.000 millones de euros, y se encuentran entre las principales responsables de que la inflación esté desbocada. Estos beneficios, en el caso de las empresas de la energía, demuestran que es falso que los costes de producción de la electricidad obliguen al alza del precio de la luz. Lo que obliga a subir el precio de la luz es la presión de los inversores por incrementar el reparto de dividendos multimillonarios. Esta es la interpretación que hacen los empresarios del “Pacto de Rentas”.

Por ende, rechazamos la política de sometimiento de nuestro Gobierno a los dictados de la OTAN o, lo que es lo mismo, de los USA, consistente en incrementar los presupuestos militares en detrimento de los gastos sociales. Poco ha cambiado en este aspecto desde 1953, quizá tenga que ver con que la jefatura del Estado no ha dejado de estar en manos de un militar desde 1939.

Tribuna Socialista participará y llama a participar en el Encuentro Internacional que se prepara para el 25 de junio en Madrid, así como en la Manifestación unitaria que recorrerá las calles de Madrid en la mañana del 26 de junio.

(1)https://www.defensa.com/espana/defensa-recorta-presupuesto-3-2-para-2014-gasto-defensa-espana

(2)https://www.europapress.es/nacional/noticia-espana-aumentado-20-presupuesto-defensa-ultimos-anos-sigue-lejos-pib-20220301134826.html

¿Qué hacer contra esto de la guerra?

No lo sé, realmente no tengo ni puñetera idea de qué puedo hacer yo personalmente para ayudar a acabar con esta guerra brutal, injusta y demoledora que están sufriendo los ucranianos en su tierra, los rusos en su economía y el resto del mundo en los mil factores en los que influye el maldito conflicto bélico, añadiendo a cada uno de estos grupos su desigual cuota de muertos.

Estoy un paso más allá de Socrates y de Platón, porque al contrario que ellos sí sé que lo que hago no sirve de nada o de muy poco: llevar una escarapela encima del corazón con los colores de la bandera ucraniana no sirve de nada o solamente para que algunos comiencen a explicar en voz alta, a quien les quiera oir, que las milicias ucranianas están infectadas de nazis (Batallón Azov) y que Zelensky es un fascista que ha prohibido los sindicatos; también intento escribir o explicar que estoy a favor de la gente de Ucrania, pero también de los rusos que mueren dentro de un blindado en cualquier carretera en las proximidades de Mariupol; que mi postura no conlleva el apoyo a la OTAN, ni a la política armamentística; y por último procuro ayudar al máximo número de ucranianos a encontrar un lugar de refugio entre amigos, familiares y conocidos, esos que ya no aparecen en los medios de comunicación, que se han esfumado, más de seis millones de personas para las que ninguna organización de izquierdas pide su acogida; amén de enviar algo de dinero a alguna asociación de allí para la compra de herramientas o material que necesiten. Si individualmente no sé que hacer, grupalmente estoy más desorientado aún.
¿Por qué alguien sabe que habría hecho Putin en caso de una victoria fulminante sobre Ucrania? ¿Ucrania hubiera resistido tres meses sin armas y pertrechos? ¿Que hubiera debido hacer la población ucraniana? ¿Recibir a los tanques rusos con ramos de flores, como los salvadores que son? Les estaban librando de un gobierno autoritario, corrupto, Por favor que sigan avanzando esas libertadoras divisiones blindadas por todo el Cercano Oriente, el norte de África, crucen el estrecho de Gibraltar, tras liberar Marruecos y salven Andalucia de caer en manos de Vox y que lleguen a Madrid y nos rescaten de este gobierno que nos azota, que nos libren de la égida de Ayuso y Almeida. Juro que les recibiré como en Budapest y en Praga a los tanques del Pacto de Varsovia. Pero si yo estoy desorientado y no sé que hacer, a la izquierda también la encuentro un tanto perdida. Por un lado la oficial está dispuesta a seguir los postulados de la OTAN, la venta o suministros de armas al gobierno legítimo de Zelensky, aunque algunos ministros no aplau-
dan o censuren al presidente ucraniano por su escasa legitimidad democrática; por el otro, la izquierda sin acceso a ministerios, con la que mantengo más contacto y se podría decir a la cual pertenezco, conserva una postura en la que por darle cera al imperialismo americano, a la OTAN, a los grupos de poder especulativos occidentales y a todo bicho viviente se olvidan de lo principal: de la guerra que están sufriendo seis millones y pico de exiliados, que se suman a los que ya habían salido del país por las innegables pesimas condiciones de vida en Ucrania, la inestabilidad política y las deficiencias democráticas; pasan por alto los miles de muertos y la destrucción de todo un país a manos de un despota con las ínfulas de un Secretario General de Comite Central, a ser posible nacido en Georgia,pero no la americana, la de los negros y las plantaciones de algodón, sino la de Jósif Stalin; o con los humos de un Zar por su nacimiento en San Petersburgo.
Si bien, aquí en España, hay una organización, maestra en esto, pues como Dios tiene el poder de la ubicuidad, que gracias a su partido/organización/coalicción matrioshka está en el Gobierno y lidera la contestación popular, canalizada y culminada mediante una manifestación unitaria por supuesto, les encanta todo lo que huela a unitario, entendiendo por tal aquello que siga exclusivamente sus postulados, aunque como se puede ver están en misa y repicando. Al resto de las izquierdas extraparlamentarias las encuentro muy vintage, con sus postulados ‘OTAN NO, BASES FUERA’.
Yo para que no digan que soy un tocacojones, que voy a la mía, que soy un anarquista de mierda, pero reservandome un punto iconoclasta e intentando salvar mi heterogeneidad, me pintaré una flor en la frente y el no menos antiguo y famoso ‘PEACE & LOVE’. ¡Ah, sí! Me iré frente a la embajada rusa, junto a los pocos nazis ucranianos que queden allí, para pedir que se acabe con esta mierda de guerra de una puta vez. Servirá lo mismo que la otra, pero me quedaré mucho más en paz conmigo mismo.

Salud Compañeros.
Martin Lozano


Epílogo. Espero ver terminar esta guerra y que no sea el capítulo inicial de la temida tercera Mundial, pues el único comienzo de algo con ese ordinal que aguardo, sin esperanzas, es el de nuestra tercera República.

A %d blogueros les gusta esto: