Hablemos

Desde hace relativamente poco tiempo, asistimos a un comportamiento político que niega el principio democrático de respeto a la convivencia en paz, de falta de respeto a quien no piensa lo mismo que ellos, y de no aceptación a los resultados electorales, cuando no son favorables a su Partido.

Este proceder, caracterizado por el uso constante de verdades alternativas, convierte a los demás en enemigos que deben ser perseguidos con saña e incluso encarcelados. Puede parecer una barbaridad, que lo es, pero actualmente se utiliza este proceder por la derecha, de forma reiterada sin ninguna prudencia ni por supuesto justificación. Con distintos grados de intensidad: modo Brasil, al asalto; o a la manera Plaza de Colón, modo faltón, buscan generar un clima de “enfrentamiento civil”, cuando la realidad es que sólo una parte muy reducida de la sociedad se sitúa en esa clave, quedando en evidencia que esa actitud carece de fundamento alguno.

Digo desde hace poco tiempo, pensando noviembre de 2019 en Bolivia, cuando Evo Morales fue acosado hasta tener que pedir refugio político en Argentina, o en enero de 2021 cuando fue asaltado el Capitolio de los USA, o en diciembre de este pasado año 2022 en Perú, donde la maniobra de acoso de la derecha política ha conseguido el encarcelamiento de Pedro Castillo y ha sumido al país en un caos de represión y muerte. Pero recordamos menos otras épocas donde está manera de fomentar el odio derivó en gravísimas consecuencias, como fue la creación de un clima de inestabilidad política para justificar el golpe de Estado militar contra la Segunda República española.

La tergiversación del juego democrático, mediante actitudes y declaraciones que generan un falso clima de enfrentamiento social, hacen desviar la mirada de la actividad normal de cualquier parlamento con su acción deliberativa y legislativa, coloca al ciudadano en una situación donde lo que parece importar de verdad es la diferencia con el otro, diferencia que si no existe se inventa, donde se convierten argumentos en piedras y se sobredimensionan los problemas, negando además su resolución pacífica mediante la discusión y la conciliación. Todo esto sería imposible sin la colaboración necesaria de una preocupante mayoría de medios de comunicación de masas.

El recurso irresponsable a esta forma de actuar en una democracia, mediante la violencia verbal y gestual, es utilizada a conciencia por parte de la derecha y la ultraderecha que ven como su mito ultraliberal se cae hecho pedazos ante las consecuencias de sus crisis constantes y las graves desigualdades sociales que genera. La aparición tormentosa de líderes ademocráticos como Trump, Bolsonaro, Orban, etc., que, dentro de sistemas democráticos, intentan alargar la agonía del capitalismo neoliberal, cómo un epílogo inaplazable de este sistema económico.

Ni siquiera la deriva del social liberalismo, bajo un falso manto de socialdemocracia, ha podido evitar la miseria de un modelo de regresión e injusticia social, que finalmente dejó a la vista sus carencias y su verdadera faz para afrontar una epidemia o para evitar una guerra. Y como ha ocurrido otras veces, instituciones constitucionales creadas para garantizar el respeto a las normas y al juego democrático, instituciones garantes del respeto a los derechos y libertades fundamentales, han sido intencionalmente manipuladas, léase Tribunal Constitucional, Consejo General del Poder Judicial…

Sorprende el alcance de estas actitudes irresponsables de ciertos políticos y/o magistrados y de ciertos medios de comunicación, ante las consecuencias de la ruptura de esos delicados equilibrios. Es un sinsentido esta puesta en riesgo de la arquitectura constitucional para conseguir que determinada opción política obtenga lo que no le otorgan los ciudadanos por vías democráticas, y por tanto es aún más impresentable e inaceptable por destruir algo tan importante para un fin tan espurio.

Ante esta situación, donde esos determinados partidos de la derecha antidemocrática practican únicamente ruido y enfrentamiento, buscando el conflicto civil para conseguir el poder por el poder, no podemos responder más que con participación y lucha democrática/pacifica, por ejemplo defendiendo bienes comunes como la Sanidad Pública o las Pensiones, en la más absoluta normalidad, demostrando que el discurrir del juego democrático permite que los conflictos expresados por el pueblo soberano se resuelvan en el Parlamento, sean los que sean y tengan la gravedad que tengan.

Eduardo Hernández Oñate
Militante Socialdemócrata de Madrid

No todo está perdido

Por Martin Lozano

Cuando parece que no hay solución, cuando ves que todo está perdido, cuando estás a punto de tirar la toalla porque no hay ninguna salida y desfallecido sientes que no hay ninguna esperanza. Cuando piensas que no tiene objeto la lucha y miras dentro de ti y solo ves el vacío. Cuando buscas y rebuscas sin encontrar nada que te traiga la luz, de repente en el horizonte un destello te hace que te detengas y que mires en aquella dirección. Escuchas con atención y oyes un murmullo que poco a poco va aumentando de volumen y distingues las palabras, sigues observando y el fogonazo de luz se amplía y distingues las formas.

Reflexionas y preguntas. Miras en internet y, como siempre, la máquina te da respuestas: vídeos de entrevistas, canciones; explicaciones de la ‘Wiki’ sobre su vida; observas pequeños retazos inconexos de definiciones sobre su ideología y sobre su género, si los tiene, o si los que tenía entonces son los mismos que ahora; grabaciones de su participación en sesudos y profundos concursos gastronómicos de la televisión pública, teniendo que aguantar a su repelente tocaya y nieta del descubridor del ‘gen rojo’. Inquieres a tus cercanos más jóvenes y recibes todo tipo de opiniones; a los más mayores no te atreves ni a preguntar.

Me alegra que una persona como Samantha o Iván, pues atiende a los dos nombres gracias a su no binarismo militante haya evolucionado, a sus 22 años, desde aquel trabajo de su asignatura de ‘Cultura Audiovisual’ por el que recibió una controvertida nota de 9, titulado ‘Maricón’, hasta este último ‘Por España’. Aquel, con rimas sencillas y fáciles, marcadas por un machacón ritmo tecno-máquina, imagino que exprimiendo sus posibilidades técnicas y musicales del momento, seguramente escasas. Este con un despliegue de producción audiovisual con todo lujo de medios a su alcance, escenografía, elenco de actores y escenarios, pasando por distintos géneros musicales, pasodoble electrónico, acid bacalaero, para terminar rapeando y con un final por sevillanas. En cuanto a la letra no tiene desperdicio, pidiendo que le den caña por España y circulando por todos los tópicos típicos ultraderechistas, fascistas y franquistas, con lucimiento de signos, banderas y Caudillo incluido, finalmente atacado, el Generalísimo, por una bandera tricolor.

Acaba de salir su último trabajo y además este mes de noviembre es perfecto para escribir sobre Samantha Hudson o Iván González Ranedo, una persona que ha evolucionado de adolescente maricón a joven patriota, dispuesto a sufrir todo por España. Me llena de esperanza que una ‘petarda’ loca y desquiciada pueda hacer un audiovisual como este ‘Por España’. Me hace no perder la esperanza sobre los jóvenes de mi país. Noviembre y su maravillosa luz otoñal se abre con las festividades de recuerdo a los muertos, a todos los muertos, los nuestros, los de los demás. Que continúa con la conmemoración del comienzo del asedio de la ciudad de Madrid, bombardeada, masacrada y no rendida hasta marzo del año 39, ciudad mártir no reivindicada ni por los propios madrileños, me refiero a la mayoría de ellos, los que votan a la liberticida Ayuso, esa que mata todo lo que nombra, al alcalde portavoz de los descendientes de los que cañoneaban y arrojaban las bombas sobre nuestros barrios. Y que acaba con el aniversario de la muerte de tres figuras señeras (¿se dice así?) de nuestra historia: Durruti, de cuya figura no cabe ninguna duda sobre su virilidad, apodado ‘el gorila’, líder de un movimiento, el libertario, en el que históricamente ha tenido cabida, entre otros, los sectores más marginales de la población, homosexuales y lesbianas, transexuales, prostitutas, ecologistas, nudistas, esperantistas, vegetarianos, presos, etc; Francisco Franco, ‘Paquita, la culona’, que siempre fue objeto de burlas sobre su masculinidad, por su voz, por sus ademanes, su fragilidad física, sus heridas de guerra, que han llevado a cuestionar hasta su posible paternidad; y José Antonio Primo de Rivera, ‘el Ausente’, de un atractivo sexual incuestionable, como la ambigüedad sobre sus preferencias amatorias con las hipótesis lorquianas, pendientes sus escuadras de la Revolución falangista, mirando los camaradas de la camisa azul en la soledad de la noche a los luceros, figura literaria esta un poquito gay. Revolución traicionada desde el principio por la temprana virilización de sus huestes y el apego al machismo más rancio de sus seguidores, al mismo tiempo que perdían su republicanismo, su laicismo, su socialismo de salón, relegando a la mujer al hogar, a la crianza de los hijos, a su Sección Femenina. Depredadores en sus incursiones nocturnas de rojos y maricones, para ellos tan cercanos unos y otros. Pobres fascistas, en estos tiempos deben estar pasándolo muy mal, su querida patria en manos de quien está. Samantha, ten cuidado con los del brazo en alto, hay cosas sobre las que no admiten bromas y el culo y su uso es una de ellas.

Gracias Samantha. Salud Compañeros.

Epílogo: no es que yo sea muy moderno (¡qué palabra más antigua!), es que tengo una hija Generación Z, qué no sé ni lo que significa (si se refiere a que es la última generación, es verdad, es mi última hija) y me tiene informado siempre de lo que se lleva (como se decía en los años sesenta).

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