
El próximo 26 de agosto es la fecha clave para proceder a la investidura de Salvador Illa como 133º Presidente de la Generalitat o convocar nuevas
elecciones. Las conversaciones y negociaciones no trascienden a la opinión pública, más allá de aquellas cuestiones que sí que conocen, como la defensa del
catalán y un nuevo sistema de financiación, que en el caso de Cataluña sería singular.
La última reunión de Pedro Sánchez y el todavía presidente Aragonés, parece que van en la línea del entendimiento. De momento, se va cumpliendo los
compromisos alcanzados para la investidura de Pedro Sánchez. El traspaso de los fondos para la gestión del ingreso mínimo vital es una buena prueba de ello.
Esa era la exigencia previa de Marta Rovira para alcanzar un nuevo acuerdo. Un nuevo acuerdo cuya piedra angular parece ser que se sitúa en el desarrollo de la empresa pública energética que ha aprobado la Generalitat, y la financiación singular de Cataluña, lo que no parece que vaya a plantear demasiados obstáculos cuando el PSC llevaba ya en su programa electoral la puesta en
marcha del consorcio tributario catalán que prevé el Estatut de Cataluña y que podría ser una buena herramienta al servicio de un avance significativo en
materia de la financiación de Cataluña que reclama ERC.
La cuestión aquí no es tanto si PSC y ERC llegarán a un acuerdo que es previsible que así sea, sino si las bases de ERC refrendarán ese preacuerdo para poder investir a Illa como Presidente. Recordemos que tras las elecciones autonómicas las bases de ERC están revueltas entre los partidarios de una renovación total de la cúpula de ERC y aquellos otros que ven con buenos ojos la estrategia del acuerdo de izquierdas, y dejar a Puigdemont fuera de juego.

Para acabarlo de complicar, Puigdemont, que es la persona que cataliza el independentismo de derechas plantea su vuelta que podría ser el día 1 de agosto, para hacer ruído el día en que ERC tiene previsto votar el preacuerdo, o el mismo 26 de agosto, fecha tope para la investidura. En cualquier caso, el regreso de Puigdemont puede ir acompañado de su detención, lo que asegura el ruído mediático, y la presión para que como mínimo algún diputado de ERC no apoye la investidura, y se repitan las elecciones como quiere Puigdemont.
Para intentar que Junts y el Presidente del Parlament Josep Rull, no tengan el control del calendario de investidura, parece ser que PSC, ERC y los comunes podrían aprovechar que las dos primeras semanas de agosto el Parlament no depende de la Mesa del Parlament, sino de los 23 diputados de la Diputación permanente para convocar una sesión de investidura exprés, preavisada con un plazo de 48 horas siempre que las bases de ERC aprueben el hipotético acuerdo de investidura.
Así pues, todo apunta a que si se llega a un preacuerdo de investidura, y las bases de ERC lo ratifican, la sesión de investidura podría tener lugar el
7 de agosto o cualquier otro día dentro de las dos primeras semanas de agosto.
Mientras tanto, Junts sigue su campaña para forzar la repetición electoral, y utiliza su papel clave en el parlamento español para romper la unidad de los
partidos que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez, votando junto al PP y VOX como ocurrió en el último Pleno parlamentario.
Desde el punto de vista de los avances para la clase trabajadora, interesa que el bloque de la investidura se mantenga en el Parlamento, y que en Cataluña se
pueda llegar a un pacto de las izquierdas y no a una repetición electoral. Sin embargo, cualquier escenario es posible tanto en un sitio como en otro, y lo mismo podríamos estar hablando del fin de la legislatura para Pedro Sánchez y de una nueva convocatoria electoral tanto para las generales como para Cataluña.
Aunque todo es posible y nada es descartable, creo que en pocos días podremos tener sesión de investidura en Cataluña y a Illa como presidente de la
Generalitat.