
Mediante las siguientes líneas espero entendáis un poco mejor la visión que existe desde dentro de una de las partes que forman la compraventa de Air Europa por Iberia.
Estamos en la recta final de la venta de Air Europa al grupo IAG al cual pertenece Iberia. Es pronto para poder saber si es una “unión” positiva o negativa. Normalmente la Empresa absorbida tiene todas las de perder, y es en este punto donde se encuentra Air Europa. La incertidumbre que tiene la inmensa mayoría de la plantilla está plenamente justificada. Después de llevar décadas trabajando en la misma Empresa, nos encontramos con que no sabemos qué ocurrirá con los derechos adquiridos, qué será de nuestros puestos de trabajo, cómo se afrontarán las duplicidades y un largo etcétera que nos lleva a la conclusión, de que en una fusión o compra uno más uno, no son dos.
Un entorno tan cambiante y competitivo como el aéreo, nos hace temer por las pérdidas que vamos a tener en nuestros empleos y condiciones. Necesitamos certezas, y el apoyo de nuestros gobernantes para defender que no se pierda nadie en el camino ni los derechos conseguidos. Detrás de cada trabajador, hay una historia, una familia, una vida… Que nuestros gobernantes no se dejen seducir por lo que otros verán… unos simples números sin alma ni vida.
Empresarialmente, la compra puede resultar muy atractiva. Es una manera de crecer y de tener una marca más potente, con más destinos y perspectiva internacional. De hecho, los planes de IAG pasan por potenciar el aeropuerto de Madrid creando un gran nudo de conexiones. Esta fortaleza no puede ser entendida con la merma de condiciones laborales de una y otra Empresa. No caigamos y no permitamos caer en un regateo de condiciones que lo único que harán será perjudicar a los trabajadores de uno y otro lado por ver quién impone las condiciones más baratas y ventajosas para operar las rutas que sin duda serán utilizadas para rebajar nuestras condiciones.
Pero tanto Air Europa como Iberia son algo más que el aeropuerto de Madrid. Son el resto de aeropuertos españoles, son trabajadores de oficinas, de mantenimiento, de handling, tripulaciones… y un amplio abanico de trabajadores trabajadoras que está con una gran incertidumbre.
El desenlace está próximo y aunque se confirme la venta después vendrá un duro trabajo sindical en un terreno desconocido, y tras las garantías que se puedan imponer en un principio vendrá la dura realidad. Uno más uno, no son dos.
Una solución que podría ayudar al colectivo de Tripulación de Cabina de Pasajeros (TCP), sería la inclusión de nuestra profesión en el Real Decreto de trabajos penosos, para poder acceder antes a nuestra jubilación. De la mano de un gobierno progresista, esta discriminación que sufrimos ha de ser corregida. De sobra son conocidos los intentos de rejuvenecer plantillas para abaratar costes por parte de todas las Empresas. Estos intentos deben partir del consenso y voluntariedad de los trabajadores afectados. Tengamos en cuenta que complicar el final de la andadura profesional de un trabajador tendrá unas consecuencias irreparables en su jubilación, y en el resto de su vida, tras una carrera dedicada a su empresa. En medio de esta compra tenemos que tener alma y sentido de estar a la altura de las circunstancias.
Somos muchos trabajadores los que componemos ambas plantillas, y tenemos que apostar por nuestros empleos que son nuestro medio de vida. Por eso pedimos al gobierno su apoyo sin fisuras, que esté vigilante para que nada ni nadie se quede en el camino.
Como trabajador de Air Europa desde hace más de dos décadas miro al futuro con incertidumbre, con recelo, ya que no sabemos hacia dónde caminamos ni qué ocurrirá después de que las imposiciones protectoras desaparezcan, pero a la vez esperanzado por formar parte de un gran grupo aéreo que puede consolidar a España como uno de los referentes mundiales en aviación.
No hagamos realidad el uno más uno, no son dos. Hagamos que todo sume y todo sea imprescindible.