Ante la catástrofe y tragedia climática, todos los ciudadanos están juntos.

El desastre humanitario que ha ocasionado un fenómeno meteorológico de dimensiones poco habituales, ha puesto a nuestro país ante un esfuerzo que requiere de todos, y exige, desde la responsabilidad, afrontar la respuesta con coordinación, prontitud y capacidad. Y lo primero es reconocer que los expertos nos alertaron, y los expertos nos están ayudando a socorrer y rehacer toda una región destruida.

Es doloroso ver la tragedia de las personas, de cuántas vidas y destrucción ha costado, pero no podemos dejarnos llevar por la desesperación, la ira y que los odiadores habituales nos intoxiquen con sus bulos, aprovechando el dolor causado por la DANA.

No es verdad que el «pueblo salva al pueblo», no como eslogan para la deslegitimación de la política, es decir, la antipolítica. Solo un Estado organizado, con responsabilidades organizadas es capaz de afrontar un problema de esta dimensión. Esta es la única forma de afrontar seriamente el auxilio ante una tragedia, porque son los ciudadanos mediante sus impuestos quienes construyen estructuras capaces de responder a problemas: Protección Civil, Sanidad Pública, AEMET, Bomberos, UME, Policía, Guardia Civil, Forestales… y cuántos otros podamos pensar.

Hay que decir con claridad, que somos un país democrático, con políticas democráticas que necesitamos actualizar constantemente, para dilucidar mediante el diálogo sereno e inteligente cómo mejorar y corregir en este caso nuestra respuesta, y nuestras capacidades. Los afectados nos necesitan a todos, necesitan nuestra ayuda, y no nuestros insultos, nuestros odios ni la estupidez de unos pocos, por muy organizados que estén, repitiendo las mentiras que escupieron tras la tragedia terrorista del 11M.

Por eso, somos el conjunto de ciudadanos, a través de las personas que elegimos y nuestras instituciones, quienes hacemos frente a estas circunstancias excepcionales; en una democracia, imperfecta como cualquiera, los procesos democráticos y las decisiones que se adoptan se traducen en aciertos y errores, y esta obviedad, permite poner en evidencia la idea fascista de atribuir culpas al «sistema», de presentar al » pueblo» como objeto de redención que en manos adecuadas puede ser salvado.

Las responsabilidades saldrán a la luz, inevitablemente, pero el daño que nuestras democracias están sufriendo por culpa de ideas y bulos populistas/fascistas es enorme, y como suele ocurrir con esas opciones políticas, se atribuyen la potestad de determinar quién es «culpable», sin interesarles resolver los problemas, ni su prevención, repartiendo culpas cuando no les afecta, y cuando les afecta directamente, hablando de fallos del «sistema político», de » políticos», en abstracto, pero mirando hacia otro lado cuando el causante es de su “causa”, como por ejemplo en el abandono terrible que sufrieron los ancianos y ancianas de las residencias de Madrid en pandemia.

No hay nada más fascista que culpabilizar a los políticos, en abstracto, mientras se mira para otro lado cuando el responsable es de su partido

Atribuir el mal, como si de un monstruo se tratase, a la Democracia, es atentar contra ella con una clara intencionalidad, con una irresponsabilidad no sólo dirigida a proteger intereses espurios, sino a ponerla en cuestión.

Eduardo Hernández Oñate
Afiliado de la Agrupación de Distrito de Salamanca, PSOE-Madrid
Avatar de Desconocido

Autor: Tribuna Socialista

Tribuna libre de expresión. Fomentando el debate y las propuestas entre socialistas.

Deja un comentario