
El transporte ferroviario de cercanías es un servicio público y una necesidad para millones de personas que se desplazan diariamente para ir al trabajo, al centro de estudio o al servicio médico. En Cataluña, en 2024 dio servicio a más de 130 millones de viajeros (400.000 usuarios diarios). Después de más de una década de nula inversión y de parálisis de los gobiernos independentistas, los trenes de cercanías han quedado obsoletos y la infraestructura ha colapsado. Los usuarios de cercanías se encuentran diariamente con fallos eléctricos en las catenarias, trenes en los que los usuarios van como «sardinas en lata» y retrasos continuados que afectan la vida laboral y académica de los mismos. Algunas de las líneas, además están afectadas por el creciente paso de trenes de mercancías por la misma vía que las cercanías, lo que agrava la situación. Para acabarlo de complicar, el gobierno de España y de Cataluña están ejecutando un plan de inversión que implica obras que provocan más incidencias en el servicio. El traspaso de las cercanías del Estado a la Generalitat de Catalunya, previsto para 2026 provoca muchos recelos entre los trabajadores/as ferroviarios, que ven en este traspaso una amenaza a sus derechos laborales. Tras diversas movilizaciones y huelgas, los sindicatos de clase han llegado a acuerdos que sin embargo no secundan ni CGT ni el Sindicato Ferroviario Intersindical, mayoritarios en el sector, que siguen con movilizaciones que afectan el funcionamiento del servicio.
La tormenta perfecta en las cercanías ha llevado a los usuarios al límite de la paciencia. De esta forma, el pasado 22 de marzo se organizaron protestas en diversas estaciones de Catalunya, en las que los miembros de Tribuna Socialista estuvimos presentes.
Una semana más tarde, el Pleno del Parlament de Catalunya ha reprobado a la consellera de la Generalitat Silvia Paneque, aunque Salvador Illa está dispuesto a aguantarla en el cargo.
Aunque el cinismo y el oportunismo de los partidos del procés no tiene límites, culpabilizando al actual govern de la Generalitat de un problema que ellos mismos no han sido capaces de arreglar en 10 años, lo cierto es que hay que buscar soluciones urgentes al problema que sufrimos los usuarios:
- Mejorar los servicios de información
- Medidas alternativas de transporte por carretera,
- Inversión en vías alternativas para las mercancías.
- Mejoras de la infraestructura (actualmente en ejecución)
- Mejoras en la accesibilidad en los trenes y estaciones.
- Garantizar los derechos laborales de los trabajadores del sector.
Somos conscientes, tal y como ha avisado la propia consellera, que el restablecimiento del servicio al 100% tardará al menos 2 años, tiempo estimado para ejecutar la mayor parte de las obras.
Sin embargo, no se puede pedir paciencia a los usuarios sino ofrecer soluciones alternativas como las enumeradas anteriormente.
El colapso de las cercanías es un claro ejemplo de lo que sucede cuando no se invierte en los servicios públicos. Lo mismo ocurre con la sanidad y la educación. Por ello, para evitar que los de la motosierra nos inunden con sus mensajes de eliminación de lo público, lo que hay que hacer es invertir en lo público.