La democracia debe fomentar el trabajo decente

El 7 de octubre se conmemora en todo el mundo el Día Mundial por el Trabajo Decente, una jornada mundial impulsada por la Confederación Sindical Internacional (CSI) desde 2008 que cada año moviliza a los trabajadores y las trabajadoras en torno a las reivindicaciones de empleo digno, democracia real y justicia social. El concepto de «trabajo decente» es más amplio que tener un empleo. Significa recibir un salario justo, contar con protección social, tener libertad sindical y trabajar en condiciones seguras y dignas. Sin embargo, la realidad global muestra un panorama preocupante: precarización, explotación, desempleo y pérdida de derechos laborales se han convertido en fenómenos estructurales.

La CSI viene denunciando el creciente poder de las multinacionales, que mediante su influencia económica y política están «acaparando las políticas públicas» y debilitando el rol de los Estados. “Hay un secuestro del interés público en favor de los intereses privados”, señala la organización en su informe Corporate Underminers of Democracy 2025. A la vez que se está produciendo el auge del autoritarismo, la crisis de la democracia también golpea el mundo del trabajo. En más de 8 de cada 10 países se han contabilizado violaciones graves a los derechos laborales, desde la represión sindical hasta la criminalización de la protesta social.

Esta situación se agrava en ámbitos donde las empresas gozan de total impunidad, y donde los gobiernos priorizan los intereses del capital por encima del bienestar colectivo. En la actualidad las 100 empresas más grandes del mundo controlan más poder económico que la mayoría de los países. Para la CSI sin libertad para organizarse sindicalmente, sin negociación colectiva y sin libertad de expresión para las y los trabajadores no existe la democracia. La concentración de riqueza en manos de una minoría contrasta con la falta de acceso a derechos básicos como salud, educación o vivienda para millones de personas. Según la CSI, los países que respetan los derechos laborales tienen mayor estabilidad democrática.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha presentado recientemente el informe La situación de la justicia social que recoge progresos importantes: la pobreza extrema ha bajado del 39 % al 10 % de la población mundial, el trabajo infantil entre menores de 14 años se ha reducido a la mitad, y por primera vez, más de la mitad de la población cuenta con algún tipo de protección social ante la enfermedad, la jubilación o el desempleo. Aunque las desigualdades siguen siendo profundas, pues más de 800 millones de personas sobreviven con menos de tres dólares al día. La Agenda 2030 de Naciones Unidas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están lejos de ser alcanzados.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 8, que busca promover el trabajo decente y el crecimiento económico, se encuentra lejos de los compromisos fijados para 2030, pues solo ha alcanzado o está bien encaminado para apenas un tercio de sus indicadores, según los análisis de la OIT y de otros informes, evidenciando la distancia que persiste para alcanzar el pleno empleo, la erradicación de la economía sumergida y la reducción de la desigualdad. Es dramático que pese a tener empleo más de 266 millones de trabajadores vivan en la pobreza extrema o moderada.

La CSI ante la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social, que se celebrará en noviembre en Doha (Qatar), demanda alcanzar compromisos vinculantes para un Nuevo Contrato Social basado en el empleo con derechos, la protección social, junto con el impulso de la igualdad y la inclusión. Por ello la CSI reivindica:

  • La reorientación del gasto militar para financiar la educación, el trabajo decente y la acción climática.
  • Una reforma fiscal global integral para garantizar que las personas y corporaciones más ricas paguen su parte justa.
  • Un nuevo marco de las Naciones Unidas para el desarme y la transición justa, que integre la paz y la sostenibilidad.
  • La plena aplicación de los derechos laborales y los salarios dignos en todos los países. Protección social universal.

Este año, el Día Mundial por el Trabajo Decente también se enmarca en un contexto de creciente violencia en Palestina. La CSI ha expresado su solidaridad con el pueblo palestino, exigiendo el fin de la ocupación desencadenada por Israel a raíz de los atentados de Hamás. Desde el movimiento sindical internacional se afirma: “El respeto al derecho internacional y el cese de la agresión contra civiles e infraestructuras laborales y sociales”. También se añade:” La paz no puede construirse sobre la base de la ocupación y el apartheid». Por ello se exige: “Es urgente un alto el fuego, y también una solución política justa y duradera que garantice los derechos del pueblo palestino».

Las confederaciones sindicales de CCOO y de UGT han convocado el próximo 15 de octubre una jornada de lucha, en los centros de trabajo privados y públicos de nuestro país, para denunciar el «genocidio del Estado israelí» y solidarizarse con la clase trabajadora palestina. Durante la jornada se realizarán paros con asambleas y concentraciones para denunciar que Palestina, y especialmente la población de Gaza, está siendo «víctima de un genocidio, crímenes de guerra y de lesa humanidad, deportaciones masivas y destrucción de sus viviendas e infraestructuras».

Toni Ferrer Sais
07/10/25

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Autor: Tribuna Socialista

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