
En esta primera mitad del siglo XXI el mundo está asistiendo a una revolución en la visión que teníamos de él, ha cambiado de manera clara; el neoliberalismo y la globalización han marcado el ritmo, de dicho cambio como si el futuro fuera simplemente un presente, al mismo tiempo que ha ido aumentando la explotación de los recursos y a los seres humanos. A su vez, han ido creándose circunstancias en estos 25 años, que están rompiendo ese presente/futuro.
Hemos avanzado desde un mundo globalizado y digitalizado, viviendo un cambio importante con el auge de las ideologías de ultraderecha y los nacionalismos excluyentes, estos cambios nos retrotraen en muchos casos a épocas que creímos que eran historia, épocas que creímos olvidadas: Totalitarismo, Imperialismo y espacios vitales, propios de finales siglo XIX y el primer tercio del siglo XX.
En estos momentos lo vivimos en los EE.UU., de la mano de Trump y su América primero (MAGA), de la mano del “Caos” como política para subyugar a unos y amilanar a otros, políticas en la que han convertido a las personas en objetos a eliminar, desde los migrantes a delincuentes, todo ello sin juicio, en lo que se refiere a su política externa, tratando a los representantes de naciones democráticas con un despotismo insoportable y que justifica subrayando su poderío económico y militar intimidatorio, no con razones objetivas. Todo ello en una carrera por seguir depredando el mundo sin importar el precio a pagar que no es más ni menos que la propia supervivencia del planeta poniendo en marcha políticas negacionistas del cambio climático o de la ciencia, se trata de romper las reglas/norma/modos establecidas durante decenios.
Otro aspecto importante de estas políticas es la negación a reconocer la democracia representativa y las libertades, los derechos de las personas… conduciendo a Occidente, cuna de la democracia, a un mundo cada vez más injusto, cada vez más dominado por elementos autoritarios, o gobiernos autocráticos que practican la “postdemocracia”, democracia que en realidad son solo democracias de nombre como es el caso de Rusia, China…
Los nuevos poderes, se van presentando y consolidando cada día más, los Tecnopoderes, ligados a la IA, el control de medios como las redes y la utilización de los mass media, para apoyar y respaldar sus acciones… con este falso paraíso, mundo virtual que significa en realidad más alienación, más control y menos libertades tal como escritores de Ciencia ficción nos describían y que entonces pensamos que solo era eso, ficción.
Mientras tanto, en Europa, la ultraderecha con tintes autoritarios sigue creciendo y gobierna en países que pensábamos que, por estar bajo el paraguas de la UE nunca escogerían ese camino, unos gobiernos populistas o con elementos de extrema derecha en ellos, que recortan derechos y libertades, los tenemos cerca, hablamos de Hungría, Italia, Eslovaquia, Polonia, y no podemos olvidar España donde la ultraderecha ha entrado en los gobiernos regionales o municipales, y donde influyen de manera decisiva en sus políticas sociales, entre otras políticas… valiéndose de ello, criminalizan a migrantes y minorías y ponen en riesgo una convivencia que durante los últimos cincuenta años había sido pacífica.
Por desgracia, no se trata de fenómenos aislados los episodios de insultos, asedios a sedes democráticas como las de nuestro partido, agresiones verbales y físicas a políticos a periodistas a asociaciones a artistas…a todo aquel que, en nombre de la libertad, ejerce su trabajo, opina…y los propios representantes de Derecha y Ultraderecha consideran que no les favorecen.
El clima que vivimos últimamente en nuestro país se hace irrespirable y se trata precisamente de crear ese clima para que la ciudadanía se canse, use el mantra del tú más, del todo son iguales…y se quede en su casa en vez de ir a votar en las elecciones democráticas, algo que sin duda les favorece.
Ante esta situación del mundo y de nuestro país, para la corriente de opinión Izquierda Socialista PSOE, se hace necesaria la reflexión, el análisis sosegado, pero también la pedagogía y la toma de decisiones sobre acciones que debemos emprender para mejorar la vida de los ciudadanos y ciudadanas, para volver a tener un estado del bienestar que debiera ser posible con el camino emprendido por el Gobierno actual encabezado por Pedro Sánchez que pone a las personas por delante. En definitiva, el momento obliga a trabajar y defender la democracia.
Por todo ello, hemos creído que, desde posiciones socialistas, debemos debatir sobre estos temas, con la visión del espacio donde vivimos, UE y España, en un mundo que avanza, que nos está afectando y nos afectará.
Los socialistas siempre hemos debatido sobre las guerras, somos antibelicistas y creemos que esas guerras sirven para limpiar las impurezas del capitalismo, la sobreproducción o la necesidad de eliminar excedentes, cuando no buscar excusas para justificar su existencia. La guerra no es el camino a la paz.
Este 28 y 29 de noviembre hemos debatido sobre qué está pasando con la democracia que conocemos, que creíamos consolidada en el mundo occidental, con las libertades y los derechos conquistados por las luchas sociales de los siglos pasados y que ahora se pretenden eliminar o rebajar.
En un mundo que avanza hacia una carrera militar y hacia un militarismo que tendrá un precio en lo social, pues su financiación saldrá de los fondos sociales, se vista como se vista, y ello tendrá consecuencias: división de la sociedad, malestar y cuestionamiento de los poderes, en consecuencia, se reclamarán gobiernos fuertes y se llegará a justificar que el progreso y seguridad puede darse sin libertades y derechos, hay ejemplos próximos y lejanos, todos los tenemos en mente, un mundo posdemocrático.
Los ponentes que debatieron en la mesa uno, sobre este comprometido tema. Concluyeron que el aumento del gasto militar en Europa, impulsado por la guerra de Ucrania y por la tensión creciente entre grandes potencias, convive con una realidad difícil de asumir: millones de personas siguen perdiendo derechos sociales mientras la inversión en armamento se dispara.

Estos, advirtieron que abre la puerta a un modelo político donde la seguridad se impone sobre las libertades y donde las decisiones se justifican en nombre del miedo.
Según los ponentes, este clima internacional favorece la llegada de gobiernos autoritarios o abiertamente ultraconservadores que recortan libertades, persiguen a minorías y debilitan la justicia social. También insistieron en que la izquierda debe ser capaz de ofrecer seguridad —pero una seguridad ligada a los derechos, la convivencia y la igualdad, no a la fuerza militar—.
En lo que se refiere a la mesa dos, destacamos tres ideas principales:
- Europa debe proteger sus valores democráticos, pero lo hará solo si no renuncia a los derechos sociales que han sido su seña de identidad durante décadas.
- El aumento del gasto militar no puede suponer retrocesos en el Estado de bienestar; sanidad, la educación o el cuidado de las personas, pensiones.
- La Unión Europea necesita autonomía y valentía, porque su futuro depende de cómo responda a desafíos como la crisis ecológica, el auge de la extrema derecha y la presión de los grandes bloques económicos.
Los participantes coincidieron en que la ciudadanía percibe a menudo la política europea como algo lejano y técnico. Por eso, insistieron en explicar de forma sencilla que muchas decisiones que afectan a la vida diaria —el precio de la energía, la protección laboral o la regulación de las grandes plataformas tecnológicas— se toman en Bruselas. Y que, en un mundo polarizado, Europa solo será fuerte si cuida la cohesión interna y no sacrifica sus compromisos sociales.
Para Izquierda Socialista era Igualmente importante hablar desde posiciones de izquierda hacia dónde va está UE y cuál debe ser su papel en este mundo polarizado, entre grandes “imperios” que aspiran a destruirla, cuando no, a borrar su modelo social imperfecto, pero único en este mundo.

Eso nos lleva a un tercer aspecto que consideramos importante, en la sociedad actual que no se parece en nada a la que salió del siglo XX, excepto en las desigualdades que han aumentado, qué papel tiene la izquierda y que es ser de izquierdas, en una sociedad dominada por la digitalización, las posverdades, donde el pensamiento está siendo sustituido por la opinión, donde la verdad no importa solo la imagen, en definitiva, donde la ideología se remplaza por el reality de cada día, una creación de un ilusorio mundo feliz lleno de falsas oportunidades, donde predomina, el trabajo precario, la vivienda imposible, realización de sueños castrados, el aumento de los problemas mentales, etc.
Este es el “campo” donde las ideologías de ultraderecha encuentran sus seguidores y electores, donde la izquierda tiene y debe dar respuestas a esos grupos sociales y necesidades vitales.
Los ponentes coincidieron en que la izquierda se enfrenta a un triple desafío:
- Responder a la “economía de mercado” sin limitarse a tapar sus daños.
Explicaron que el modelo económico dominante genera desigualdades, precariedad y un consumo de recursos que pone en riesgo el planeta. La izquierda, dijeron, no puede conformarse con “gestionar” esa desigualdad: debe proponer alternativas que garanticen vidas dignas y sostenibles, y hacerlo con claridad.
- Combatir el poder de las grandes empresas tecnológicas.
Estas compañías influyen en qué información recibimos, cómo nos relacionamos y qué decisiones tomamos. Los expertos advirtieron de que estos “Tecnopoderes” pueden favorecer la llegada de gobiernos de ultraderecha, ya que amplifican discursos de odio, noticias falsas y mensajes simplistas. La defensa de la democracia, señalaron, pasa por regularlas con fuerza y transparencia.
- Ofrecer esperanza y unidad.
La fragmentación de la izquierda —política, social y generacional— debilita su capacidad para responder a la inseguridad económica, a la crisis climática o a los ataques a la libertad de prensa. Para los ponentes, la prioridad es reconstruir un proyecto ilusionante, con un objetivo común, con las personas en el centro de las decisiones, la ciudadanía y que devuelva la idea de que la política está y se hace para mejorar la vida de la gente.

Desde IS-PSOE, consideramos que esta Conferencia ha puesto sobre la mesa claves para ir enfocando las políticas a defender y aportar al pensamiento, al debate dentro de nuestro partido y entre sus militantes.