
A partir del próximo 6 de junio están convocadas elecciones al Parlamento Europeo. En España votaremos el próximo domingo 9 de junio. La participación en las Elecciones Europeas no ha parado de descender desde la primera convocatoria en 1972. Desde 1994 menos de la mitad de los votantes europeos acude a las urnas en cada convocatoria. Solo unos pocos paises registran participaciones altas, pero la razón es que en Bélgica, Bulgaria, Chipre, Grecia y Luxemburgo el voto es obligado. La desafección es clara, pero ¿cuáles son las razones?
Una primera razón es el carácter de «elección de segundo orden» de estos comícios. Mientras en la mayoría de elecciones, el pueblo elige sus representantes para que a su vez elijan un gobierno, en el caso de las elecciones al parlamento europeo no es así. Elegimos representantes, pero éstos no eligen ningún gobierno. El Gobierno de Europa es la «Comisión Europea» que ostenta el poder legislativo y el poder ejecutivo y cuya composición es de un miembro (comisario) por cada Estado.
De hecho, la iniciativa legislativa de los representantes elegidos por el pueblo se reduce a la posibilidad de proponer a la Comisión Europea la adopción de medidas legislativas, pero su proposición no tiene carácter vinculante. Por otro lado, no tiene ninguna facultad para controlar o decidir sobre la política económica y monetaria que es competencia exclusiva del Banco Central.
Una segunda razón, es la percepción de que cuando se trata de recortes o de fiscalizar las políticas de los países miembros, la Unión Europea tiene competencias. Cuando se trata de homogeneizar derechos en toda la Unión Europea, entonces la UE no tiene competencias, ya que las mismas residen en los estados miembros. Es decir, la misma Unión Europea que impone el cierre de los astilleros, el cierre de las minas, la libre deslocalización de industrias o que pone trabas al sector agrario y ganadero, en nombre de la “libre competencia» y la lucha contra el cambio climático, rechaza la posibilidad de establecer iguales derechos sociales para todos los europeos.
La tercera de las razones es la subordinación a los Estados Unidos. Desde su fundación, la subordinación a los intereses norteamericanos ha sido una constante. Por poner solo un ejemplo que diversos artículos de Tribuna Socialista han analizado en profundidad durante los últimos años: el papel de Europa en la guerra de Putin. ¿quién además del propio Putin está alimentando esta guerra sino EEUU? Desde el inicio de la guerra de Ucrania, ¿qué pais ha aumentado exponencialmente su cuota de mercado de gas licuado en Europa sino EEUU?
Como cuarta razón para explicar la desafección por las elecciones europeas, podemos hablar de la propia desmovilización de los partidos, especialmente los de izquierda. Por poner solo un ejemplo. ¿En cuántas agrupaciones socialistas se han organizado grupos para pegar carteles o hacer campaña electoral?. Respuesta: en muy pocas, y con un material muy exíguo: solo un 10% de los carteles de farola, ni un solo folleto explicando el programa electoral, sin carteles de papel, El resultado: menos interventores y apoderados para las mesas electorales y reducción de la militancia a ser meros espectadores de los actos en que interviene Pedro Sánchez.
Iré a votar, pero sin ilusión ni esperanza de cambio. Habría que ir pensando en constituir una nueva Europa que sea una verdadera alianza democrática de trabajadores y pueblos.
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