¡No a la gran coalición!

El reciente acuerdo entre el PP y el PSOE para la renovación del CGPJ ha despertado los viejos fantasmas sobre la «gran coalición», que provocó que las bases del partido, los y las militantes, se rebelaran contra una imposición de los «barones». Pedro Sánchez lideró entonces el «No es No» que le encumbró a la Secretaria General del PSOE, le permitió ganar la moción de censura al gobierno de M.Rajoy, y a alcanzar acuerdos de investidura para presidir el gobierno de España hasta el día de hoy.

Tras cinco años de incumplimiento constitucional del PP para la renovación del CGPJ, el PSOE y el PP han alcanzado un acuerdo, con la mediación de Bruselas, para la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial y el Estatuto Fiscal, y para la renovación del órgano de gobierno de los jueces. Dicho acuerdo pone fin a más de 2000 días de bloqueo institucional, pero más allá de este hecho, el acuerdo ha sido saludado con estusiasmo por personajes como Aznar, Felipe González, o García Page, firmes defensores de la gran coalición. Empieza a correr la posibilidad de que PP y PSOE se pongan de acuerdo en otras cuestiones, ante las reticencias de los grupos que dieron apoyo a la investidura.

Los acuerdos son necesarios cuando hay partes enfrentadas…lo sabemos bien quienes hemos negociado en centros de trabajo…siempre que supongan un avance, pero ¿qué avance ha conseguido la mayoría social con este acuerdo? ¿qué nos jugamos si se materializara una gran coalición?

Los lectores de Tribuna Socialista podrán leer en la página siguiente los argumentos de valoración positiva que la dirección del PSOE ha emitido sobre el acuerdo de renovación del CGPJ. Sin embargo, el hecho de que la mitad de los vocales nombrados sean conservadores, no parece que refleje lo que la sociedad expresó en las urnas, y de hecho, el Tribunal Constitucional se refuerza con algunos de los jueces más contrarios a las resoluciones del gobierno de Pedro Sánchez, particularmente contra la ley de amnistía. Así pues, incumplir la constitución le sale muy rentable al PP que refuerza su peso en las instituciones del Estado.

Cuando en abril, Pedro Sánchez se retiró a reflexionar qué medidas tomar contra el lawfare, las difamaciones y la «máquina de fango» del PP y VOX, muchos militantes pensamos que se endurecerían las penas para los que intentaran alterar la democracia mediante falsedades o los que incurrieran en la utilización partidista de las instituciones del estado y que se promoverían medidas para inhabilitar a aquéllos jueces que incumplieran el mandato constitucional de neutralidad política. Nada de eso ha pasado, pero sin embargo se refuerza el peso político de derechas en los órganos de gobierno judicial.

Por tanto: ¡Alerta!. La gran cuestión no es este acuerdo puntual, sino la posible renuncia al «No, es no a la gran coalición» que Pedro Sánchez lideró para alcanzar la presidencia con el apoyo de la mayoría de grupos políticos antifranquistas.

Dejar fuera de juego a Vox no está mal, pero dejar fuera de juego a todos los partidos que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez tiene pinta de renuncia a la legislatura, o como mínimo, la renuncia a un gobierno de izquierda. Es decir, ¿que en aras a la estabilidad del Estado se renuncia a las políticas de izquierda? ¿Es que se está preparando una alternancia de gobierno?

La mayoría de la sociedad sigue necesitando medidas de progreso, de avance en derechos laborales y sociales, y de avances en materia de inversión en servicios públicos y en materia de calidad democrática y convivencia, y eso no nos lo va a proporcionar un acuerdo general con el PP,
Espero que no se materialice esta gran coalición tan negativa para el socialismo y para los intereses de la mayoría social. Toca estar alerta para reactivar el No es No, porque de lo contrario, el gobierno progresista se debilitaría hasta el punto de dejar morir la legislatura, ya veremos si poco a poco o de forma abrupta a partir del otoño.

Toca de nuevo apoyar a Pedro Sánchez frente a los franquistas, para que utilice su manual de resistencia, y se resista a la gran coalición y a las presiones que recibe para que se materialice.

Baltasar Santos
Comité de Redacción de Tribuna Socialista

Crisis del Estado, cambio de Régimen y Fuerzas Armadas (IV)

Por Manuel Ruiz Robles

La historia no la escribe ningún caudillo carismático, sino las capas populares cuando movilizadas por sus intereses de clase saltan a la arena pública y se ponen en movimiento.

El Gobierno de coalición progresista y el bloque histórico

El electorado tiende a una polarización en dos sectores claramente diferenciados: por un lado, las fuerzas progresistas constituidas por una constelación de partidos y de fuerzas sociales cuyas bases son mayoritariamente republicanas; por el otro, las fuerzas reaccionarias, fragmentadas en dos partidos, uno de ellos de ultraderecha, furibundamente franquista.

La mayor parte de las fuerzas de izquierda sostienen condicionalmente al actual Gobierno de coalición, pues no se vislumbra alternativa alguna de progreso al llamado bloque de investidura, en una próxima confrontación electoral, frente a la rancia derecha española.

Por el contrario, de movilizarse las bases de izquierda que sostienen al Gobierno de coalición progresista, se produciría un avance sustancial del movimiento republicano, contrario al régimen de la Monarquía, con el correspondiente fortalecimiento de un bloque histórico capaz de afianzar y profundizar las conquistas democráticas arrancadas a la oligarquía, en beneficio de las clases populares.

Sin embargo, nunca habrá capacidad de cambio social allá donde la mayoría esté condicionada emocionalmente por una minoría dominante. Algo que los medios, transformados en poderosos resortes de alienación de masas, consiguen de forma implacable en sociedades sometidas a la influencia invasiva de las cadenas de televisión. La mayoría, si no todas, controladas por la oligarquía financiera nacional e internacional.

No pocos profesionales de la información, cuando no son descaradamente fascistas, están sometidos a la irresistible presión jerárquica, instrumento opresor de los que realmente mandan en los medios. Lo que conduce a un estancamiento del activismo, creando un caldo de cultivo para la emergencia de toda clase de gurús que acaban asfixiando el impulso democrático popular, conduciéndolo de nuevo al redil o, simplemente, a la pasividad y la abstención en los procesos electorales, cuando no a engrosar las filas de la ultraderecha.

La historia no la escribe ningún caudillo carismático, sino las capas populares cuando movilizadas por sus intereses de clase saltan a la arena pública y se ponen en movimiento.

Epílogo

La principal consecuencia de la caída de la Monarquía será un cambio en la correlación de fuerzas entre trabajo y capital. Así fue en la historia reciente de nuestro país. La monarquía fue sustituida en dos ocasiones por una República, sin que ninguna de ellas supusiese una amenaza real para un cambio en el modo de producción capitalista; sí, por el contrario, el inicio de una etapa en la que hubiese sido posible construir una sociedad más democrática, justa y solidaria.

Ambas Repúblicas fueron derribadas por un acto de fuerza militar al servicio de la reacción.

El asesinato sistemático de militares leales a la República, durante la Guerra de España, que se prolongó tras la feroz represión que siguió al final de la contienda, transformó al Ejército español en el ejército de Franco, cuya ideología pervive en la actualidad bajo el mando supremo del Rey, jefe de la dinastía impuesta por el Dictador mediante sus Leyes de Sucesión.

Un estudio sociológico de la actitud que pueda adoptar el Ejército ante un cambio de régimen, requiere tomar como punto de referencia el origen de las actuales Fuerzas Armadas, partiendo de su “instante fundacional”; es decir, el golpe militar de 1936 transformado en guerra de exterminio (1936-1939), con el apoyo militar inmediato de las potencias nazi fascistas.

El estudio de la evolución ideológica de las Fuerzas Armadas, posterior al golpe militar y la guerra civil -primero durante las cuatro ominosas décadas que duró la dictadura franquista, después durante las otras cuatro décadas que las trajo hasta nuestros días- requerirá el esfuerzo de investigación de un colectivo interdisciplinar independiente, constituido por especialistas en el campo de la sociología militar.

Del resultado de dicho esfuerzo podrá inferirse cuál pueda ser la actitud mayoritaria de las Fuerzas Armadas españolas ante el necesario cambio de régimen.

Bibliografía:

  • El gran error de la República. Editorial Crítica, 2021, de Ángel Viñas.
  • Casos verídicos del capitán Domínguez. Europa Ediciones, 2020, de Fidel Gómez Rosa
  • El Ejército de Vox. Ediciones Akal, 2020, de Luis Gonzalo Segura.
  • El libro negro del Ejército español. Ediciones Akal, 2017, de Luis Gonzalo Segura.
  • Los militares olvidados por la democracia. Vive Libro, 2013, de Fidel Gómez Rosa.
  • Cuando las derrotas otorgan la victoria. Destino, 2011, de Xosé Fortes.
  • Capitanes rebeldes. La Esfera de los Libros, 2002, de Fernando Reinlein.
  • Militares contra Franco. Mira Editores, 2002, de Javier Fernández López.
  • Las Fuerzas Armadas y la UMD. Argos Vergara, 1983, de José Fortes y Luis Otero.
  • El militar de carrera en España. Ediciones Ariel, 1970, de Julio Busquets.
Manuel Ruiz Robles
(antiguo miembro de la Unión Militar Democrática)