DECLARACION ESPECIAL: ELECCIONES USA


Por si el mundo estaba poco enloquecido, va Trump y gana la presidencia

Si y cuantas veces deben volar las balas de cañón
Yes, and how many times must the cannonballs fly

¿Antes de que estén prohibidos para siempre?
Before they’re forever banned?”


Versos de la canción de Bob Dylan “La respuesta está en viento”

Lo primero que hay que dejar claro es que ha ganado el Partido Republicano, pero no por sus méritos, sino por el fracaso del Partido Demócrata. Cuantitativamente: Trump triunfa con menos votos que los que sacó en 2020, pero Harris pierde más de 13 millones de votos frente a los conseguidos por Biden en 2020. Hay que añadir que en estas elecciones se han inscrito casi 40 millones de electores menos que hace cuatro años -cada Estado fija la fecha previa en la que se debe estar inscrito para poder votar: por ejemplo, en Alabama se fijó el 21 de octubre-.

Los datos y el reconocimiento de la victoria no corrigen que Trump es un delincuente, aunque la ¿justicia?, como parte del aparato del Estado, en cualquier Estado, sea ciega e inoperante cuando se trata de juzgar a “uno de los suyos”, ni que es un machista, mentiroso embustero, mal educado, grosero, racista…

Había señales que indicaban que no iba a ser suficiente con que los Demócratas cambiasen de candidato, Biden, por una mujer afroamericana, Harris. Y no es cuestión de error en la candidata, podrían haber elegido a un joven de origen latino o a un señor maduro héroe de guerra. El resultado tampoco tiene toda su explicación en el hecho mismo del cambio de candidato a pocos meses vista de las elecciones. El error viene de la política practicada por la Administración Biden, apoyada por el Partido Demócrata. Antes del cambio táctico de Biden por Harris, había más de medio millón de votantes demócratas inscritos que anunciaban que no votarían Demócrata; lo que no implica que fuesen a votar Republicano. El hecho de que Trump haya conseguido menos votos que cuando perdió frente a Biden indica que no ha habido trasvase de votos, al menos no significativamente.

El Partido Demócrata ha pagado la factura de esa política que se practica en muchos lugares, consistente en decir una cosa en los programas electorales y en los congresos y convenciones de partido para después practicar la misma política que el adversario, en lo esencial, aunque se aplique con buenas maneras y una sonrisa en la boca, o se maquille con estadísticas y campañas publicitarias.

La Administración Biden ha fracasado en la “destrumpización” de la política migratoria, generando frustración entre su electorado.

La mayoría de la sociedad ha visto como en estos últimos años han perdido capacidad de compra -eso incluye el mandato Trump 2016 – 2020-. Como en tantos y tantos países, los salarios de los y las asalariadas estadounidenses han crecido menos que los precios. Y esto, Biden, no ha sido capaz de enmendarlo.

Como en tantos y tantos países, sus gobiernos e instituciones, demostraron frente a la pandemia de COVID que no están preparados para defender a su sociedad debidamente. En palabras de Eric Schckler, profesor de Ciencia Política y codirector del Instituto de Estudios de Gobierno de la Universidad de Berkeley, en declaraciones a la BBC: “La Administración Biden sobreestimó la eficacia de las campañas de vacunación”. En los USA, fallecieron por COVID en torno a 1,2 millones de personas entre abri-2020 y julio 2024 (Fuente: Datosmacro.com / Our World in Data / CSSE (JHU).

La Administración Biden, de la que ha formado parte la señora Harris, ha sido cómplice y colaborador necesario del Genocidio que se viene cometiendo en Gaza desde octubre de 2023. No son los votantes del Partido de Trump quienes se han echado a la calle a protestar y a exigir el ¡Alto el Fuego! Y ¡Alto al Genocidio sionista! Manifestaciones y acampadas que partieron de la iniciativa de los y las estudiantes universitarias, muchas de ellas y ellos semitas, pero no sionistas. La respuesta fue una represión inusitadamente más violenta que la empleada contra los asaltantes del Capitolio el 6 de enero de 2021.

¿Y ahora qué? Pues veremos como la cuadrilla de millonarios que se va a hacer cargo de la Casa Blanca toma decisiones pensando en sus intereses económicos y de clase, la suya. Que nadie espere que un país que dedica a la guerra casi un billón de dólares anuales deje de hacerlo para desarrollar un sistema público sanitario, por ejemplo.

Que nadie espere que las empresas y fábricas que se deslocalizaron regresen a los Estados Unidos de América y que renuncien a fabricar sus productos con mano de obra un 75% más barata que en USA.

¿Es posible que Trump imponga el alto en la guerra en Ucrania?, es posible. Pero sabiendo que los EE.UU., ya han obtenido el botín que busca, todo o parte del botín, cuando comenzaron a presionar a Rusia utilizando la OTAN. Ya han conseguido quedarse con buena parte del mercado de Gas licuado y petróleo que se distribuye en Europa.

Puede que Trump quiera apuntarse el tanto de aparecer como el que consigue que Netanyahu para el exterminio que ha segado la vida de 44.000 palestinos y palestinas en Gaza, la mayoría menores de edad, fundamentalmente niños y niñas, o puede que le amplíe la “barra libre” de armas y apoyo. Veremos, pero el Genocidio ya está perpetrado y, si es por Trump, quedará impune.

La respuesta al ¿y ahora qué? está en qué hará la Comisión Europea y los gobiernos de la UE. De momento ha saltado la crisis en el Gobierno de Scholz en Alemania, no como consecuencia de los resultados electorales en EE.UU., pero sí por la presión que el Gobierno alemán se ha autoimpuesto al seguir las órdenes de incrementos presupuestarios para gastos de defensa. Trump ha prometido aplicar el ultranacionalismo económico, protegiendo los productos estadounidenses e imponiendo aranceles a los productos procedentes de la UE, lo que tendrá, sin duda, consecuencias en las exportaciones de los productos españoles y de otros países europeos. Por tanto, nos preguntamos: ¿Dejará la Unión Europea de ser la “grupi” de los USA? ¿Seguirá España y el resto de miembros europeos de la OTAN a las órdenes de una estructura militar comandada por un multimillonario, nacido rentista, ególatra y fascista como Trump?

No tenemos respuestas para estas preguntas. Nos reafirmamos en nuestro posicionamiento contrario a que el Estado español siga siendo miembro de esa anacrónica estructura militar, que genera más conflictos de los que resuelve y que da continuidad a los acuerdos de Franco con las administraciones norteamericanas, por los que se mantiene la presencia militar extrajera en nuestro territorio, con el único fin de sustentar y apoyar la política belicista de Estados Unidos.

No cabe duda de que el capital necesita a la derecha y a su prima hermana, la ultra derecha fascista, para llevar adelante sus planes, ni de que el capital necesita hacer beneficio, lo que cada día es más difícil por la saturación de los mercados que la cultura del consumo ha generado. Ya solo se ganan mercados arrebatándoselos unos a otros; sea mediante una guerra, sea mediante una OPA hostil.

La cuestión está en el viento, que diría Dylan: ¿la izquierda va a seguir adocenada siendo los buenos chicos y chicas que gestionan el capital con una cara amable?

8 de Noviembre de 2024
El Comité de Redacción