La última del año, pero no será la última

Con un recorrido muy coherente; desde la Embajada de los Estados Unidos hasta el Ministerio de Defensa, miles de personas nos manifestamos en la mañana del domingo 15 de diciembre, convocados por la Asamblea de Madrid con Palestina, en la que el CATP participa.
Desgraciadamente, no será la última vez que tengamos que salir a las calles a decir que en nuestro nombre no se tienen que mantener relaciones diplomáticas con un Estado que está llevando a cabo el exterminio de un pueblo, que es lo que el Estado sionista de Israel está cometiendo con la población palestina de Gaza.
Ya son más de 45.000 los asesinatos que el Gobierno de Netanyahu ha cometido en los últimos quince meses, a los que hay que sumar las decenas de miles de personas que yacen bajo los escombros de los hospitales, las escuelas y las viviendas derribadas por las bombas. Muertes que han afectado particularmente a niñas y niños, además de a mujeres y civiles en general.
Avergüenza conocer que nuestro Gobierno vende y/o autoriza la venta de armas para países que vulneran los Derechos Humanos, pero ya se sabe que, según la “ley del embudo”, única ley que se aplica en plenitud en este mundo, depende de quién sea el malhechor se le aplican sanciones o no.
El Centro Delás de Estudios para la paz informó, en julio de 2024, que España vendió armas a Israel en noviembre de 2023, a pesar de que el Gobierno decía ya en aquellas fechas que se había suspendido la venta de armas a Israel desde octubre del mismo año. Las armas son fabricadas en Palencia, en la empresa noruega Nammo AS, que suministra: bombas, granadas, torpedos, minas, misiles y otras municiones y proyectiles.
El problema es que tampoco hemos dejado de comparar armas y tecnología a Israel. Ante la masacre que llevamos viendo desde hace meses, habría que romper todo tipo de relaciones con un Estado criminal.

Lo que Israel está haciendo en Palestina es la continuidad de la ocupación de un territorio a sangre y fuego, desde hace 76 años. Cuando Israel apela a su derecho a defenderse, “olvida” que es Israel el atacante, el agresor, el ocupante. Si acaso será el pueblo palestino quién tenga derecho a la autodefensa. Con esto no justifico las muertes de judíos indefensos el 7 de octubre del pasado año, ni la muerte de ningún judío inocente, pero como dijo Antonio Guterres: los del 7 de octubre no viene de la nada.
Tampoco se debe confundir el rechazo del sionismo con el antisemitismo. En primer lugar, porque tan semita es un judío como un árabe, y en segundo lugar porque el crimen que el Gobierno de Israel está cometiendo la hace en contra de la voluntad de su propio pueblo; en particular de las familias de los rehenes judíos en poder de Hamás, de los que continúan vivos y de los que han muerto bajo las bombas de su propio Gobierno.
Los gobiernos no miraron hacia otro lado ante los crímenes masivos de Hitler, resulta repugnante la actitud cínica de los gobiernos de la UE, y aún más la actitud colaboracionista de la presidenta de la Comisión Europea, a la que viene a sumarse Kaja Kallas, quien ha sustituido a Borrell al frente de la Diplomacia Europa, nombramiento que ha sido aplaudido en la prensa israelita.
Todo esto no sería posible sin la complicidad indisimulada de la Administración Biden, complicidad que, sustancialmente no va a cambiar con Trump, al menos no para el pueblo palestino.
Que los gobernantes nos lleven al abismo de la guerra y la locura no significa que guardemos silencio y consintamos.
Roberto Tornamira
Militante Socialista















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