Envenenado con su veneno

Si hay un personaje estrafalario, prepotente y pagado de sí mismo en la escena política, ese es Miguel Ángel Rodríguez, conocido por el acrónimo de MAR; el mejor referente del muñidor que maniobra detrás del telón fraguando intrigas y mentiras para su superior, hoy Isabel Díaz Ayuso, y antes José María Aznar. Rodríguez es de esas personas listas —no inteligentes— que interpretan la vida como una lucha, un combate, contra el adversario político, con habilidad innata para tergiversar y darle la vuelta a la realidad. Marco mental en el que las personas son herramientas de usar y tirar, válidas mientras cumplen a rajatabla con la estrategia configurada por él, siempre con el mismo fin: machacar y acabar con el enemigo. El oponente no existe en su vocabulario.

Así lo atestigua el rastro de su larga trayectoria profesional, jalonado de amenazas contra el que no acepta sus dictados o le muestra sus vergüenzas que no son pocas. El penúltimo ejemplo —habrá más— su mensaje de “Os vamos a triturar, vais a tener que cerrar”, dirigido contra elDiario.es, por publicar que Alberto González Amador, novio de Ayuso, había reconocido haber cometido dos delitos contra la Hacienda pública, a la que había ofrecido un pacto para ser condenado a ocho meses de cárcel y el pago una multa de más de quinientos mil euros. Amenazas que el Consejo de Europa ha calificado de actos de intimidación y acoso hacia los periodistas, instando al Gobierno de España a investigar las amenazas vertidas por MAR, y a responder sobre lo que se instruya al respecto.

Información que revolvió las tripas del matón de barrio que, en su línea de siempre, articuló una mentira, un bulo, que envío al diario El Mundo —una de sus correas de transmisión para generar barro— que lo difundió sin contrastar ni investigar su veracidad. Información que recogía una parte del cruce de correos electrónicos entre el abogado de Amador y el fiscal de Hacienda, en el que éste se daba por enterado de su propuesta de pacto. Todo con la intención malévola de expandir la mentira de que era Hacienda y no el novio de Ayuso, quien había ofrecido un acuerdo. Información que MAR reconoció que era una metedura ante los medios tras declarar ante el juez del T. Supremo, que justificó porque cuando la difundió desconocía la existencia de un correo previo donde el abogado de Amador desglosaba los pormenores del acuerdo que ofrecía: el reconocimiento de la comisión de los delitos de fraude fiscal durante los años 2020 y 2021, por un monto de 350.000 euros, y falsedad documental.

Fue su propio veneno el que envenenó su mente y le obligó a confirmar que se había equivocado al acusar a LaSexta de mentir, por confirmar que era un bulo la información difundida por MAR, aunque, con la desvergüenza que le caracteriza, salió del apuro tirando por elevación contra el Fiscal General del Estado y el presidente del Gobierno con su nuevo mantra de “van p`lante”. Y el más reciente “van p`dentro”, como confirmación de que dispone de hilo directo con el juez del Supremo que lleva el caso, Ángel Luis Hurtado, y que conoce de antemano sus resoluciones, como saber con antelación que iba a citar como imputado al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz.

Auto de citación en el que da por buena la declaración de MAR de que había sido el Fiscal General el que había filtrado a la prensa la oferta de negociación con Hacienda, desvelando secretos de la vida privada de Amador. Juez que, sin embargo, no da crédito en su auto a la declaración de dos periodistas que desvelaron el caso, en la que afirmaron que ellos disponían de los correos cruzados entre el abogado de Amador y Hacienda, seis días antes de que lo conocieran en la Fiscalía General del Estado, y que la información había sido publicada en la web de la SER, la noche anterior al mensaje lanzado por la FGE a los medios desmintiendo el bulo de MAR.

Todo este enredo es obra de un experto en tergiversar, mentir y salir de rositas que, en este caso, tiene la vertiente incomprensible de que nadie investigue de dónde sale la información privilegiada que difunde sobre las decisiones judiciales del juez del Supremo. Y la segunda, conseguir que el foco mediático se fije en quien desmiente una mentira, y no en el defraudador confeso, a raíz de que éste presentara una querella contra el Fiscal General por filtrar información de su vida privada. ¿Alguien duda que el inspirador de esa estrategia no haya sido el enredador y difusor de mentiras mayor del Reino?

Este episodio, que no será el último, es uno más en su currículo de instigador del enfrentamiento y el barrizal que ya le ha llevado en varias ocasiones ante los tribunales. En 1997 fue denunciado por el entonces presidente de A3TV, Antonio Asensio, por amenazas y represalias si pactaba con Canal+ compartir los derechos televisivos de los clubes de fútbol. En 2011 fue condenado por delito continuado de injurias graves y públicas, contra el doctor Luis Montes, anestesista y coordinador de urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés, al que acusó de favorecer la muerte de enfermos por defender el derecho a una muerte digna de pacientes en paliativos.

Éste es el pelaje del paladín exaltado y proverbial de la derecha radical, que aceptó dimitir como Secretario de Estado de Comunicación y Portavoz del Gobierno a petición de su conmilitón en la disrupción de la política, y por entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, por las presiones de varios dirigentes del PP que le consideraban un extremista sectario. Actitud que no casaba con la imagen de centrismo y moderación, falsa y oportunista, que necesitaba Aznar en 1998, porque gobernaba gracias al apoyo de la Convergencia de Pujol. A cambio de su dimisión fue condecorado con la Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

A partir de su caída política, se dedicó a chupar del bote de los contactos de primer nivel como CEO de la multinacional Carat, con la que realizó videos para la Fundación FAES de Aznar y asesoro a medios de comunicación de la derecha. Sus andanzas de bebedor consumado le llevaron de nuevo a los tribunales 2013, tras ser detenido por embriaguez, cuadruplicaba la tasa de alcohol permitida, tras chocar con varios coches aparcados. En 2016 Isabel Díaz Ayuso lo recuperó para la primera línea política como jefe de su campaña en 2019, y en 2021 le nombró director de su Gabinete.

Así se juntó el hambre con las ganas de comer, un tándem de ambiciosos superlativos de poder cuyo objetivo es llegar a la Moncloa, en el que una es la portavoz alocada —no da para más— de la estrategia diseñada por este émulo de Rasputín, basada en la mentira, los bulos y la tergiversación que se aleja de la realidad objetiva que convierten en imaginaria, mediante la victimización —siempre hay una campaña orquestada por el Gobierno contra ellos—, y la apropiación de conceptos propios de la izquierda que hacen suyos degradando su valor simbólico: ¡libertad! También a ellos les llegará su San Martín.

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario y Doctor
en Teoría de la Comunicación de Masas