
El genocidio, a sangre y fuego, que desde hace un año viene cometiendo Israel sobre el pueblo palestino, excede con mucho su justificación por el ataque terrorista de Hamás, el 7 de octubre de 2023. Pogromo que los judíos sufrieron a manos de los nazis y que ahora, constituidos como estado de Israel, reproducen con los palestinos ante la mirada de espanto de la ciudadanía universal que asiste atónita a la película de terror y muerte, sin medida ni fin, que las televisiones de todo el mundo muestran a diario. Desgarro que aumenta al comprobar la incapacidad de mediación de la ONU para alcanzar una tregua, y mucho menos para forzar el fin de este y otros conflictos. Intervención que se limita a enviar a los conocidos cascos azules que establecen una imaginaria barrera de contención entre las fuerzas enfrentadas que, en la práctica, se vulnera por los contendientes cuando la estrategia militar lo demanda porque los cascos azules, que actúan siempre en misión de paz, no tienen mandato para intervenir militarmente.
El genocidio de Israel sobre el pueblo palestino, excede con mucho su justificación por el ataque terrorista de Hamás, el 7 de octubre de 2023
Circunstancia que ha reverdecido la pregunta que se viene planteando desde hace mucho tiempo en las cancillerías del mundo, y en la propia sociedad global: ¿para qué sirve la ONU?, más allá de gestionar la ayuda humanitaria en las zonas de guerra, cuando las partes enfrentadas les dejan, o paliar las situaciones de hambruna prolongada, o prestar atención sanitaria y educativa a la población infantil y juvenil desamparada en estados fallidos. Tareas sin duda loables y necesarias que solo son paliativos, pues raramente encarrilan proyectos de futuro para mejorar las sociedades de los países donde actúa. Acción que no cambia la raíz de los problemas.
Labor necesaria que la ONU desarrolla como puede, aunque no es ese el fin primigenio con el que se creó en la Conferencia de San Francisco, celebrada tras el fin de la II Guerra Mundial, en 1945, que convirtió en hecho consumado la propuesta planteada en pleno conflicto bélico por el presidente de los EEUU, Franklin D. Roosevelt, en 1942, a un grupo de 26 países para crear una alianza contra los países del eje. Propuesta que fue aprobada ese mismo año y ha pasado a la historia como la Declaración de las Naciones Unidas.
El acuerdo, que fue suscrito por cincuenta países en San Francisco y entró en vigor en octubre de 1945, se denominó Carta de las Naciones Unidas, donde se definen los principios y objetivos de la ONU. Los cuatro fundamentales: mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar la cooperación entre los países, proteger los derechos humanos y promover el progreso económico y mundial. Carta a los Reyes Magos, porque desde su origen arrastra el lastre que supone el derecho de veto que ejercen los países fundadores en el Consejo de Seguridad—EEUU, Reino Unido, Francia, Unión Soviética, y República de China— que impusieron al resto de naciones, para evitar que la ONU adoptara decisiones que fueran en contra de sus intereses.
Derecho al que se opusieron numerosos países lo que provocó la respuesta airada y contundente del representante de EEUU, Tom Connally, quién amenazó a los opositores con que no habría Carta de Naciones Unidas —de hecho, se levantó y rompió en público un primer borrador de la misma— si no se aceptaba el derecho de veto de los países fundadores. Es así como la ONU nació de un trágala impuesto por los países vencedores de la II Guerra Mundial, que se auto concedieron un privilegio que les situaba por encima del resto de naciones. Privilegio que se intentó suavizar dando entrada en el Consejo de Seguridad—el único órgano de la ONU que puede tomar resoluciones vinculantes y obligar a su cumplimiento—, a los denominados miembros no permanentes que no tienen derecho de veto, diez en total, elegidos de cinco en cinco para un periodo de dos años por la Asamblea General.
La ONU arrastra desde su origen el derecho de veto que ejercen los países fundadores en el Consejo de Seguridad—EEUU, Reino Unido, Francia, Unión Soviética, y República de China— para evitar que la ONU adoptara decisiones que fueran en contra de sus intereses
Modelo de gobernanza mundial que sigue vigente setenta y nueve años después, que pudo tener sentido durante los años de la guerra fría, pero que se ha quedado obsoleto en un mundo multipolar donde las llamadas potencias emergentes y la agrupación de países en entes supranacionales, como la UE, reclaman un cambio en la gobernanza de los problemas globales. Cambio que es inapelable para evitar los centenares de miles de personas que mueren sin sentido por el veto que utilizan los que pueden hacerlo, de manera recurrente EEUU y Rusia, para evitar sanciones de obligado cumplimiento a los países que siguen siendo sus satélites en distintas partes del globo. Es el caso de Rusia y China metidas en una pugna para tener mayor influencia en África, dando apoyo a sátrapas que gobiernan en muchos de esos países.
El modelo de gobernanza mundial de la ONU se ha quedado obsoleto y no sirve para evitar los centenares de miles de personas que mueren por el veto que utilizan los que pueden hacerlo
O de EEUU, que desde siempre veta en el Consejo de Seguridad toda resolución de condena contra Israel, aunque sean crímenes de lesa humanidad como los que viene cometiendo sobre el pueblo palestino desde hace un año, con el afán, declarado por miembros del actual gobierno israelí, de exterminarlos y quedarse definitivamente con sus territorios. Todo porque la comunidad judía de EEUU tiene un poder económico inmenso con el que presiona al ejecutivo de Washington, al que le viene bien tener un país como Israel que ejerce de portaviones del ejército USA en una zona en permanente conflicto de raíz étnica y religiosa. Cuestión que dejo como apunte para profundizar en ella en otro momento.
EEUU siempre veta en el Consejo de Seguridad toda resolución de condena contra Israel, aunque sean crímenes de lesa humanidad como los que viene cometiendo sobre el pueblo palestino
El mundo es muy diferente al de hace casi ochenta años, para empezar porque se ha globalizado merced a la digitalización que expone todo lo que sucede en el planeta en la palestra pública global, en la que todo termina por saberse, y los movimientos de los países y sus gobiernos están sometidos al escrutinio constante de la comunidad global. Y por el resurgimiento de los llamados países emergentes—los más significados Brasil, India, México, Turquía, Suráfrica y Corea del Sur— que reclaman una mayor cuota de influencia y participación en la gobernanza mundial. Como la propia Unión Europea, lastrada también en su operatividad por la obligada unanimidad de todos sus miembros para tomar decisiones. Esta nueva sociedad global debe forjarse sin los privilegios de unos países sobre otros para que todas las naciones participen de las decisiones que afectan al planeta, y todas se sometan a los mismos parámetros de exigencia democrática en el gobierno de sus sociedades con el fin de evitar guerras y genocidios.
La comunidad judía de EEUU tiene un poder económico inmenso con el que presiona al ejecutivo de Washington, al que le viene bien tener un país como Israel que ejerce de portaviones del ejército USA
Nuevo orden mundial que pasa por una reforma de la Carta de Naciones Unidas que libere a la ONU de las ligaduras que supone el derecho de veto de los cinco países fundadores que ha generado una plutocracia en la gobernanza mundial. Reforma que afecta también a la representación de los países en la Asamblea General, que debería realizarse por grupos de naciones con problemas e intereses similares, como debería hacer la UE, para evitar que el poder de los países grandes anule su representación y capacidad de decisión en los temas globales que les afectan de manera directa; el mejor ejemplo, el cambio climático. Reforma que la ciudadanía debe exigir presionando a través de los canales de comunicación global. Nueva gobernanza global en la que deben participar todas las naciones.
Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario
y Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas








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