II reunión del Comité Internacional de Enlace e Intercambio
28, 29 y 30 de noviembre 2019, París
Estas últimas semanas, la situación mundial ha estado marcada por la brutal confrontación entre el capital, embarcado en una ofensiva de destrucción sin precedentes a escala mundial de todas las conquistas políticas y sociales arrancadas por la clase obrera y los pueblos, y la resistencia de los pueblos.
Por un lado, está la revolución de Argelia, que expresa, más allá de ese país, el movimiento de los pueblos, como en Brasil, en Hong Kong, etc., contra la barbarie engendrada por el mantenimiento del sistema de dominación imperialista. Como proclaman numerosas pancartas en las manifestaciones de Argelia: “En 1962, liberamos la tierra, en 2019, vamos a liberar al pueblo”. El pueblo argelino quiere echar a ese régimen opresor, represivo, que lo ha sometido a las reglas del mercado mundial.
El régimen, con el apoyo de las potencias imperialistas, se aferra al poder, reprime a los manifestantes, detiene a ciudadanos y a militantes de los derechos humanos y, el 9 de mayo, encarceló por “complot para cambiar el régimen” a Luisa Hanune, la secretaria general del Partido de los Trabajadores que combate desde su fundación en 1990 por la democracia y por una Asamblea Constituyente, por la liquidación del régimen y la ruptura de los vínculos de subordinación al imperialismo.
Por otro lado, está el capital que, para sobrevivir, vulnera la democracia, aplasta a los pueblos, saquea regiones enteras del planeta, destruye las conquistas sociales, en particular las que se lograron después de 1945. En esta situación de crisis, los Estados Unidos bajo la dirección de Trump intentan liberarse de todos los acuerdos, llamados multilaterales, del período de posguerra. Su consigna: “America First!” significa “América sola, por delante de todo”. Así han desencadenado un proceso de guerra contra Irán, anulando bombardeos contra ese país diez minutos antes de perpetrarlos para imponerle más sanciones que reducen al pueblo iraní a la miseria, con todos los riesgos de una deflagración que puede sobrevenir en cualquier momento.
También en Venezuela las sanciones y el embargo han dislocado científicamente el país para estrangular a su pueblo.
México se halla bajo la presión directa del talón de hierro norteamericano, que exige a su gobierno que controle el flujo de emigrantes, arrojados a los caminos por la opresión imperialista en toda América Central.
África se encuentra golpeada de lleno por la combinación del saqueo de los trust internacionales, que devasta el continente, y la extensión, en nombre de la lucha contra el “terrorismo”, de las intervenciones militares extranjeras y de las guerras que provocan la dislocación de muchos Estados africanos.
Esta política del capital, estos saqueos, la competencia entre los trust desembocan en las guerras que se extienden por todo el planeta amenazando de dislocación a los Estados nacionales. Los dirigentes del capital financiero están aterrorizados por el surgimiento de una crisis económica mundial de una amplitud sin igual.
En esta situación, Trump, para intentar preservar las posiciones de Estados Unidos y con el pretexto de una guerra comercial contra China, desencadena una guerra comercial general, de la que no se libran sus “aliados” europeos.
En todos los continentes y en todos los países, los trabajadores y los pueblos buscan caminos y medios para defenderse.
La revolución de Argelia expresa el más alto grado de rechazo de esos regímenes por los pueblos. Pero ese rechazo se ha expresado también, bajo formas propias, con ocasión de las elecciones europeas, en las que un 50% de los electores se ha abstenido, y los que han ido a votar lo han hecho para echar a los viejos partidos de derechas y de izquierdas que desde hace decenios, en alternancia, llevan la misma política. Se intensifican hoy las crisis de los Estados y la marcha hacia la dislocación de la Unión Europea.
Este rechazo de ha expresado en Francia con el movimiento de los Chalecos Amarillos. En otro ámbito, se ha expresado en la huelga general de Brasil, que ha unido a millones de trabajadores contra el proyecto de reforma del sistema de pensiones. Se ha expresado en Hong Kong, donde millones y millones de personas se han manifestado y han logrado un primer retroceso de la burocracia china en un proyecto de ley liberticida.
Una verdad era efervescencia sea podera de los pueblos en todo el planeta.
¡Quierenquesevayan todos!
Pero algunos, que pretenden hablar en nombre de los trabajadores y de los pueblos querrían, pese a la experiencia de estos últimos decenios, contener ese movimiento en el marco del respeto del sistema capitalista. Con argumentos manidos, querrían someter, en nombre del “diálogo social”, las organizaciones sindicales a los planes de destrucción de las conquistas obreras.
El movimiento que se desarrolla en Argelia de reapropiación de la UGTA, contra el secretariado nacional supeditado al régimen, más allá de la UGTA y de Argelia, expresa un movimiento que, en formas propias de cada país, se desarrolla en el seno del movimiento sindical para preservarlo y preservar su independencia.
Todos los militantes, todos los responsables, las organizaciones que quieren defender a los trabajadores y a los pueblos se preguntan: ¿quién puede actuar y hablar en nombre de la defensa de los intereses de los trabajadores y de los pueblos? La primera reunión del CILE que se celebró los días 8 y 9 de junio de 2018 aprobó una declaración que decía:
“Todo esto plantea la cuestión de la reconstrucción, sobre la base de una ruptura total con la política de acompañamiento de la política del capital, de una auténtica representación política de la clase obrera, que trabaje para aunar a la clase obrera como clase con unidad de sus organizaciones de clase frente al capital financiero y a los gobiernos que lo representan.
El CILE ha decidido que es más necesario que nunca mantener y profundizar el intercambio de informaciones, integrando el lugar respectivo de los partidos y de los sindicatos en cada país, un intercambio sobre las experiencias emprendidas en nuestros países.
Lapresentedeclaración,aprobadapor el CILE, quiere ser una contribución al necesario debate para avanzar en la solución de la crisis de representación política de la clase obrera. Así pues, proponemos difundir este documento paraprofundizarestedebateencadauno de nuestros países, extenderlo a escala internacional, lo que constituiría un excelente pasaporte para entrar en contacto con todos los agrupamientos para reconstruir las bases políticas de una auténtica representación política de la clase obrera.”
Un año después, tenemos la confirmación de lo que este llamamiento señalaba. La amplitud nunca vista de la campaña por la liberación de Luisa Hanune atestigua no sólo el lugar que ocupan ella y su partido, sino también el lugar que ocupan los militantes y las organizaciones que participan en la actividad del AIT y del CILE.
En 80 países, se han pronunciado confederaciones sindicales nacionales de Asia, Europa, América Latina, África y numerosos responsables y militantes sindicales.
En todos los continentes, partidos representativos de los trabajadores, políticos de primer orden, como antiguos ministros y primeros ministros, diputados, senadores y hasta el Parlamento portugués, que ha votado una moción exigiendo la liberación de Luisa Hanune.
Intelectuales, universitarios, artistas, médicos, abogados, periodistas se han pronunciado también.
Defensores de los derechos humanos, militantes de asociaciones apoyan a Luisa Hanune en todos los continentes. Decenas de miles de trabajadores, de ciudadanos han apoyado la campaña por la liberación de Luisa Hanune, co- coordinadora del AIT. La fuerza de esta campaña internacional expresa un sentimiento masivo de los militantes, responsables, trabajadores en todos los continentes de rechazo de la explotación y de la opresión.
Como indicaba también la declaración del CILE antes citada, proponemos, para proseguir esta discusión y esta acción común, celebrar una nueva sesión del CILE los días 28, 29 y 30 de noviembre de 2019.
Coordinadora Internacional del Acuerdo Internacional de los Trabajadores y de los Pueblos (AIT)
5 de julio de 2019
Respuesta de Tribuna Socialista ante la invitación a la 2ª reunión del CILE, publicada en el mismo TS-105 de septiembre de 2019.
En el Comité de Redacción de Tribuna Socialista hemos leído con atención el documento que, el 5 de julio de 2019, lanzó el Comité Internacional de Enlace e Intercambio (CILE); documento que nos ha llegado a través del Comité por la Alianza de los Trabajadores y los Pueblos (CATP) en España, Comité del que participamos. Nos identificamos con gran parte de lo que en dicho documento se expresa y manifiesta.
Hemos participado en la campaña por la liberación de la compañera Luisa Hanune, Secretaria General del Partido de los Trabajadores de Argelia (PT), encarcelada desde el 9 de mayo. Seguimos con atención las noticias que nos llegan sobre su situación y estamos dispuestos a contribuir para conseguir el fin buscado: la justicia, su liberación y la del pueblo argelino.
Es evidente que su encarcelamiento no obedece más que a un acto represivo, violento y antidemocrático del Estado argelino. Un Estado cuyo aparato está en manos del ejército que, como tantos ejércitos a lo largo de la historia, ha dejado de lado su función de defensa del pueblo, para volverse precisamente contra su pueblo y convertirse así en una herramienta al servicio de los intereses económicos de una minoría. En nuestro país, tenemos muy presente lo que esto significa, aún tenemos pendiente la reparación a las víctimas del golpe militar, criminal, del ejército español el 18 de julio de 1936 contra el Estado al que decían servir: la República. Aún nos lastran los 40 años de dictadura militar. Aún vivimos enlazados a aquel oscuro pasado, a través de instituciones que frenan el avance democrático de nuestra sociedad.
La lucha de Luisa Hanune, por una Asamblea Constituyente que acabe lo que comenzó en 1962, no puede ser tratada con represión. Menos aún, esa represión, puede ser mirada pasivamente por quienes se reclaman del internacionalismo y el socialismo.
Desde Tribuna Socialista, deploramos que haya presos por motivos políticos. Por eso rechazamos, a pesar de nuestras profundas diferencias con su causa, la prisión que por motivos políticos sufren representantes políticos y de la sociedad civil catalana. Presos algunos de ellos desde hace casi dos años.
Somos conscientes de que la mayoría social, los explotados, estamos pagando la factura de los problemas que sufre el sistema del capital. Tenéis razón cuando decís: «…el capital que, para sobrevivir, vulnera la democracia, aplasta a los pueblos, saquea regiones enteras del planeta, destruye las conquistas sociales, en particular las que se lograron después de 1945.».
Hemos visto en Brasil, como se ha llevado a cabo un montaje judicial, militar, político en última instancia, para machacar al Partido de los Trabajadores; a partir de los procesos contra Lula y Dilma Rousseff. Detrás está el ataque al sistema de pensiones brasileño, la liberalización en extremo del mercado y la privatización de lo público.
Lo estamos viendo en Hong Kong, donde el Gobierno de la isla ha pretendido amedrantar a su pueblo con leyes de extradición a China que vulneran las libertades; pretensión que ha sido contestada clara y contundentemente por el pueblo hongkonés; pueblo que ha tomado conciencia de que sus problemas no quedan resueltos con echar atrás una ley, su problema es un régimen que les somete en favor de intereses espurios al pueblo, a su mayoría.
Llevamos viendo desde hace casi tres décadas (desde la I Guerra del Golfo) como se está machacando a los pueblos de Oriente Medio y de los países del Norte de África, por intereses económicos y geoestratégicos de los grandes países imperialistas: USA, Rusia, China, con el apoyo de sus adláteres.
Y lo llevamos viendo y sufriendo desde hace más de una década en España, donde no se padece algo distinto a lo que ocurre en otros países de Europa, aunque las formas y ritmos sean diferentes, pero con un mismo común denominador: el ataque brutal a las conquistas conseguidas por la lucha de los trabajadores y sus organizaciones.
Efectivamente, la debilidad del capitalismo tras la II Guerra Mundial; junto a la existencia de una alternativa creíble (aún con su degeneración) al otro lado del muro que cayó en 1989, hizo que la socialdemocracia y el movimiento sindical europeo consiguiesen arrancar conquistas que hoy son irrenunciables. Conquistas que el capital ha decidido destruir: Pensiones, Sanidad, Educación, Dependencia, devaluación salarial con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo de los salarios, deterioro de estabilidad laboral y las condiciones de trabajo… Retrocesos contra los que se lucha cada día. En Francia son los «chalecos amarillos», en el Estado español son los Pensionistas, en todos los países son los trabajadores y trabajadoras que hacen huelgas sectoriales y/o de empresa y combaten por recuperar sus derechos perdidos o por poner freno a la pérdida de esos derechos: en los cinco primeros meses de 2018, 17,6 millones de trabajadores y trabajadoras participaron en 216 huelgas en España «datos publicados por la CEOE». Resistencia que toma forma política y que, a través de las bases conscientes de los partidos de la izquierda, es trasladada al seno de las organizaciones, como así si ocurrió en el PSOE en los acontecimientos internos de 2016 y 2017.
Se ve con extrema preocupación la barbarie hacia la que camina la humanidad. Preocupación justificada por la impunidad con la que se está pauperizando al pueblo venezolano, a partir del boicot y las injerencias estadounidenses en Venezuela. Por las provocaciones inaceptables de la Administración Trump a Irán. Por la política cuasi genocida de los EE.UU. en la frontera con Méjico y los chantajes que sufren dicho país y el resto de países de Centro América.
Somos conscientes de que todo ello obedece a la necesidad del incremento del negocio de los USA. Es por ello que rompen los marcos establecidos en los tratados, incluso con sus propios aliados. No es otra cosa que la acción del imperialismo por ampliar las fronteras del mercado, un mercado agotado, saturado, por ellos mismos.
La situación nos hace recordar lo que Karl Marx exponía en “El capital” (capítulo XXIV La llamada acumulación originaria. Sección 6. Génesis del capitalista industrial): «El descubrimiento delos yacimientos de oro y plata en América, la cruzada de exterminio, esclavización y
sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo delaconquistayelsaqueodelas Indias Occidentales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos
negros: son todos hechos que señalan los albores de la producción capitalista.» Tras aquello, las luchas del imperialismo, someterían al mundo a dos conflagraciones mundiales en el s. XX.
En Tribuna Socialista nos preguntamos: ¿debemos asumir la barbarie, cómo método de resolución de los problemas de un sistema económico que beneficia a la minoría en perjuicio de la mayoría? Que está destruyendo el planeta y sus especies, comenzando por el género humano.
Para responder a la cuestión, basta con reproducir literalmente un párrafo de vuestro documento, pues da respuesta a nuestra interrogante:
«Todoestoplantealacuestiónde lareconstrucciónsobrelabasede la ruptura total con la política de acompañamientodelapolíticadel capital, de una auténtica representaciónpolíticadelaclase obrera,quetrabajeparaaunara la clase obrera como clase en la unidad de sus organizaciones de clasefrentealcapitalfinancieroy a los gobiernos que los representan».
Queremos con este escrito de posicionamiento, contribuir al debate, poner nuestro «grano de arena» en la búsqueda de soluciones a los problemas que aquejan a la mayoría de la sociedad, que no es otra que la clase trabajadora.
Quedamos pendientes de nuevos documentos que puedan ver la luz, de cara al encuentro que promovéis en París, en noviembre de este año.
Redacción de Tribuna Socialista
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