Que no haya Gobierno es desoír el mandato de las urnas

El 28 de abril las urnas hablaron claro, pero tras más de 140 días no se ha entendido o no se quiere entender. Lo primero sería grave, pero lo segundo sería peor.

La mayoría de la sociedad se volcó en participar de las últimas elecciones legislativas; la mayor participación desde 2004. Más de 12,6 millones de votos fueron a los partidos políticos que se reclaman de izquierdas. El resultado, por si alguien aún no ha echado cuentas, es que hay 185 diputados (PSOE, UP, ERC, Bildu, Compromís) que pertenecen a ese conjunto de organizaciones políticas con presencia en el Congreso de los Diputados y Diputadas. Recordando que la mayoría absoluta está en 176.

La respuesta de los votantes de izquierda no fue una contestación sólo ante la amenaza real de la llegada de la ultraderecha. Fue una reacción positiva para poner freno a las políticas del PP; tanto si las adopta en común con Ciudadanos o sin ellos, con VOX dentro o con VOX fuera del Partido que fundó el ex ministro de Franco, Manuel fraga.

Las urnas respondieron en sintonía con el «No es No» con el que las bases del PSOE apoyaron a Pedro Sánchez, frente a lo que suponía Susana Díaz y el «felipismo» del que ella se reclama, que pugnaba por dar continuidad a las políticas del PP absteniéndose en la investidura a Rajoy.

El 28 de abril, más de doce millones y medio de ciudadanos y ciudadanas votaron para que hubiese un Gobierno que defienda el actual Sistema Público de Pensiones derogando las reformas que lo condicionan y que sólo garantizan recortes y devaluación de las pensiones; como así ocurre con el mecanismo de revalorización introducido en 2013 por el PP, por el que sólo se revalorizan un miserable 0,25% anual. Es lo que ocurre con el «factor de sostenibilidad», que estira el importe de la pensión en función de la esperanza de vida; es decir que los pensionistas cotizaron en dinero real mientras trabajaban y ahora se les pretende pagar la pensión en base a artificios estadísticos.

Se votó para que se deroguen las reformas laborales de 2010 y 2012; que son las vías abiertas en la legislación laboral que han facilitado el trasvase de rentas del trabajo a rentas del capital. Esto explica cómo es posible que los trabajadores, a pesar de tener un puesto de trabajo, no tengan garantizado no vivir en la pobreza; lo que sufre casi un 15% de los asalariados y asalariadas. Por el contrario, el número de superricos se ha triplicado. Esto ha ocurrido en los años más duros de la crisis que provocaron los especuladores, pero que mientras las medidas legislativas que se tomaron sigan en vigor, contra las que hicimos tres huelgas generales, seremos los trabajadores los que pondremos el esfuerzo para que la minoría que provocó la crisis se siga viendo beneficiada.

Parar a la derecha no es cuestión de filias y fobias, es una cuestión práctica: la mayoría social (asalariados, pensionistas, desempleados, autónomos, estudiantes) necesita cambios legislativos valientes para defender un Sistema de Educación Público de calidad, en el que la religión no interfiera ni influya. Necesitamos que se legisle para potenciar económicamente a los centros públicos, con medios materiales y humanos, en lugar de primar la enseñanza privada; «casualmente» propiedad de las órdenes religiosas, en la mayoría de los casos.

Un Gobierno de la izquierda es una necesidad, para recuperar lo privatizado del Sistema Público Sanitario, pues es inadmisible e inaceptable la situación que se está viviendo en las urgencias hospitalarias, las listas de espera o la tercermundista situación que se vive en la Comunidad de Madrid con la lencería hospitalaria. Igual que en la Educación, en la Sanidad pública, hay que dotar de medios humanos y materiales a los centros hospitalarios públicos, en lugar de derivar a los pacientes a los centros privados; también muchos de ellos en manos de la Iglesia y de especuladores de la salud.

Son necesarias medidas medioambientales que pongan freno al «pirocrimen» al que asistimos todos los años en la etapa estival. Como son necesarias medidas medioambientales que combatan la contaminación atmosférica en las grandes urbes.

Para abordar estas necesidades, es preciso acometer una reforma fiscal que equilibre lo que hoy es exageradamente desequilibrado. El peso de los tributos por rentas del trabajo es, con diferencia, el mayor de los tres grandes bloques de ingresos vía impuestos, los otros dos son el IVA y el de sociedades o rentas del capital.

En nuestro país se recauda un 7% menos que la media de la zona euro, lo que equivale a unos 80.000 millones de euros cada año. No sólo se trata de ponernos a la altura de los países de nuestro entorno en cuanto a presión fiscal; hay que luchar seriamente contra el fraude fiscal y contra la economía sumergida, pero no al estilo Montoro con amnistías para los defraudadores.

Todas estas políticas fueron introducidas por los gobiernos del PP a base de represión: haciendo un uso abusivo del artículo 315.3 del Código Penal, por parte de la fiscalía y de algunos jueces, y con la introducción de la Ley Morzada. Fue y es evidente que se legisló para criminalizar la legítima respuesta de los trabajadores, de la mayoría social; lesionando derechos fundamentales como la huelga, la libertad de expresión o el de movilización. Por eso necesitamos un Gobierno que derogue esta legislación atentatoria contra las libertades.

Necesitamos un Gobierno que dé una salida democrática, desde la política, al conflicto generado en Cataluña. Coincidimos con CCOO y UGT de Cataluña quienes, en su manifiesto unitario de este 11 de septiembre, reclaman la libertad para los presos, consideran abusivos el uso que se está haciendo de la prisión preventiva y manifiestan que con los presos en libertad sería más fácil de evitar la polarización de la sociedad catalana. La mayoría social del resto del Estado no nos podemos desentender de esta cuestión, que es central para la democracia y los derechos.

Los discursos de la fiscal general del Estado en la apertura del año judicial, auguran sentencias ejemplares que caerán como una losa sobre la mayoría social de nuestro país y, sin ninguna duda, serán un verdadero obstáculo para una solución democrática, que deberá pasar necesariamente por que el pueblo catalán decida libremente su destino, en un referéndum negociado y legalmente reconocido. UGT y CCOO lo expresan de la siguiente forma en su manifiesto: «Nos declaramos  a favor del ejercicio del derecho a decidir entendiéndolo como un derecho democrático que incluye todas las cuestiones individuales y colectivas que nos afectan, sociales, laborales y políticas»

Que no haya un Gobierno, independientemente de quiénes lo conformen, y que no haya un acuerdo que lo sustente, es vulnerar el mandato de las urnas. Un mandato que fue nítido y mayoritariamente de izquierdas.

El escenario de unas nuevas elecciones es legítimo, claro que sí, y no nos da miedo, pero dejaría el mensaje de que no se quiere tener un Gobierno que tenga que afrontar las también legítimas aspiraciones de la mayoría de la sociedad.

No alcanzar un acuerdo y no poner en marcha la legislatura para abordar las cuestiones expuestas, entre otras muchas, es darle un balón de oxígeno a la derecha. Por eso los voceros de esa derecha: política, mediática y económica llevan semanas animando a que no haya acuerdo, diciendo “no pasa nada por volver a votar”. Desde Tribuna Socialista decimos que sí pasa: pasa la oportunidad de iniciar una senda distinta a la que venimos sufriendo la mayoría.

Comité de Redacción

Invitación del Comité Internacional de Enlace e Intercambio (CILE)

II reunión del Comité Internacional de Enlace e Intercambio


28, 29 y 30 de noviembre 2019, París

Estas últimas semanas, la situación mundial ha estado marcada por la brutal confrontación entre el capital, embarcado en una ofensiva de destrucción sin precedentes a escala mundial de todas las conquistas políticas y sociales arrancadas por la clase obrera y los pueblos, y la resistencia de los pueblos.

Por un lado, está la revolución de Argelia, que expresa, más allá de ese país, el movimiento de los pueblos, como en Brasil, en Hong Kong, etc., contra la barbarie engendrada por el mantenimiento del sistema de dominación imperialista. Como proclaman numerosas pancartas en las manifestaciones de Argelia: “En 1962, liberamos la tierra, en 2019, vamos a liberar al pueblo”. El pueblo argelino quiere echar a ese régimen opresor, represivo, que lo ha sometido a las reglas del mercado mundial.

El régimen, con el apoyo de las potencias imperialistas, se aferra al poder, reprime a los manifestantes, detiene a ciudadanos y a militantes de los derechos humanos y, el 9 de mayo, encarceló por “complot para cambiar el régimen” a Luisa Hanune, la secretaria general del Partido de los Trabajadores que combate desde su fundación en 1990 por la democracia y por una Asamblea Constituyente, por la liquidación del régimen y la ruptura de los vínculos de subordinación al imperialismo.

Por otro lado, está el capital que, para sobrevivir, vulnera la democracia, aplasta a los pueblos, saquea regiones enteras del planeta, destruye las conquistas sociales, en particular las que se lograron después de 1945. En esta situación de crisis, los Estados Unidos bajo la dirección de Trump intentan liberarse de todos los acuerdos, llamados multilaterales, del período de posguerra. Su consigna: “America First!” significa “América sola, por delante de todo”. Así han desencadenado un proceso de guerra contra Irán, anulando bombardeos contra ese país diez minutos antes de perpetrarlos para imponerle más sanciones que reducen al pueblo iraní a la miseria, con todos los riesgos de una deflagración que puede sobrevenir en cualquier momento.

También en Venezuela las sanciones y el embargo han dislocado científicamente el país para estrangular a su pueblo.

México se halla bajo la presión directa del talón de hierro norteamericano, que exige a su gobierno que controle el flujo de emigrantes, arrojados a los caminos por la opresión imperialista en toda América Central.

África se encuentra golpeada de lleno por la combinación del saqueo de los trust internacionales, que devasta el continente, y la extensión, en nombre de la lucha contra el “terrorismo”, de las intervenciones militares extranjeras y de las guerras que provocan la dislocación de muchos Estados africanos.

Esta política del capital, estos saqueos, la competencia entre los trust desembocan en las guerras que se extienden por todo el planeta amenazando de dislocación a los Estados nacionales. Los dirigentes del capital financiero están aterrorizados por el surgimiento de una crisis económica mundial de una amplitud sin igual.

En esta situación, Trump, para intentar preservar las posiciones de Estados Unidos y con el pretexto de una guerra comercial contra China, desencadena una guerra comercial general, de la que no se libran sus “aliados” europeos.

En todos los continentes y en todos los países, los trabajadores y los pueblos buscan caminos y medios para defenderse.

La revolución de Argelia expresa el más alto grado de rechazo de esos regímenes por los pueblos. Pero ese rechazo se ha expresado también, bajo formas propias, con ocasión de las elecciones europeas, en las que un 50% de los electores se ha abstenido, y los que han ido a votar lo han hecho para echar a los viejos partidos de derechas y de izquierdas que desde hace decenios, en alternancia, llevan la misma política. Se intensifican hoy las crisis de los Estados y la marcha hacia la dislocación de la Unión Europea.

Este rechazo de ha expresado en Francia con el movimiento de los Chalecos Amarillos. En otro ámbito, se ha expresado en la huelga general de Brasil, que ha unido a millones de trabajadores contra el proyecto de reforma del sistema de pensiones. Se ha expresado en Hong Kong, donde millones y millones de personas se han manifestado y han logrado un primer retroceso de la burocracia china en un proyecto de ley liberticida.

Una verdad era efervescencia sea podera de los pueblos en todo el planeta.

¡Quierenquesevayan todos!

Pero algunos, que pretenden hablar en nombre de los trabajadores y de los pueblos querrían, pese a la experiencia de estos últimos decenios, contener ese movimiento en el marco del respeto del sistema capitalista. Con argumentos manidos, querrían someter, en nombre del “diálogo social”, las organizaciones sindicales a los planes de destrucción de las conquistas obreras.

El movimiento que se desarrolla en Argelia de reapropiación de la UGTA, contra el secretariado nacional supeditado al régimen, más allá de la UGTA y de Argelia, expresa un movimiento que, en formas propias de cada país, se desarrolla en el seno del movimiento sindical para preservarlo y preservar su independencia.

Todos los militantes, todos los responsables, las organizaciones que quieren defender a los trabajadores y a los pueblos se preguntan: ¿quién puede actuar y hablar en nombre de la defensa de los intereses de los trabajadores y de los pueblos? La primera reunión del CILE que se celebró los días 8 y 9 de junio de 2018 aprobó una declaración que decía:

Todo esto plantea la cuestión de la reconstrucción, sobre la base de una ruptura total con la política de acompañamiento de la política del capital, de una auténtica representación política de la clase obrera, que trabaje para aunar a la clase obrera como clase con unidad de sus organizaciones de clase frente al capital financiero y a los gobiernos que lo representan.

El CILE ha decidido que es más necesario que nunca mantener y profundizar el intercambio de informaciones, integrando el lugar respectivo de los partidos y de los sindicatos en cada país, un intercambio sobre las experiencias emprendidas en nuestros países.

Lapresentedeclaración,aprobadapor el CILE, quiere ser una contribución al necesario debate para avanzar en la solución de la crisis de representación política de la clase obrera. Así pues, proponemos difundir este documento paraprofundizarestedebateencadauno de nuestros países, extenderlo a escala internacional, lo que constituiría un excelente pasaporte para entrar en contacto con todos los agrupamientos para reconstruir las bases políticas de una auténtica representación política de la clase obrera.”

Un año después, tenemos la confirmación de lo que este llamamiento señalaba. La amplitud nunca vista de la campaña por la liberación de Luisa Hanune atestigua no sólo el lugar que ocupan ella y su partido, sino también el lugar que ocupan los militantes y las organizaciones que participan en la actividad del AIT y del CILE.

En 80 países, se han pronunciado confederaciones sindicales nacionales de Asia, Europa, América Latina, África y numerosos responsables y militantes sindicales.

En todos los continentes, partidos representativos de los trabajadores, políticos de primer orden, como antiguos ministros y primeros ministros, diputados, senadores y hasta el Parlamento portugués, que ha votado una moción exigiendo la liberación de Luisa Hanune.

Intelectuales, universitarios, artistas, médicos, abogados, periodistas se han pronunciado también.

Defensores de los derechos humanos, militantes de asociaciones apoyan a Luisa Hanune en todos los continentes. Decenas de miles de trabajadores, de ciudadanos han apoyado la campaña por la liberación de Luisa Hanune, co- coordinadora del AIT. La fuerza de esta campaña internacional expresa un sentimiento masivo de los militantes, responsables, trabajadores en todos los continentes de rechazo de la explotación y de la opresión.

Como indicaba también la declaración del CILE antes citada, proponemos, para proseguir esta discusión y esta acción común, celebrar una nueva sesión del CILE los días 28, 29 y 30 de noviembre de 2019.

Coordinadora Internacional del Acuerdo Internacional de los Trabajadores y de los Pueblos (AIT)

5 de julio de 2019

Respuesta de Tribuna Socialista ante la invitación a la 2ª reunión del CILE, publicada en el mismo TS-105 de septiembre de 2019.

En el Comité de Redacción de Tribuna Socialista hemos leído con atención el documento que, el 5 de julio de 2019, lanzó el Comité Internacional de Enlace e Intercambio (CILE); documento que nos ha llegado a través del Comité por la Alianza de los Trabajadores y los Pueblos (CATP) en España, Comité del que participamos. Nos identificamos con gran parte de lo que en dicho documento se expresa y manifiesta.

Hemos participado en la campaña por la liberación de la compañera Luisa Hanune, Secretaria General del Partido de los Trabajadores de Argelia (PT), encarcelada desde el 9 de mayo. Seguimos con atención las noticias que nos llegan sobre su situación y estamos dispuestos a contribuir para conseguir el fin buscado: la justicia, su liberación y la del pueblo argelino.

Es evidente que su encarcelamiento no obedece más que a un acto represivo, violento y antidemocrático del Estado argelino. Un Estado cuyo aparato está en manos del ejército que, como tantos ejércitos a lo largo de la historia, ha dejado de lado su función de defensa del pueblo, para volverse precisamente contra su pueblo y convertirse así en una herramienta al servicio de los intereses económicos de una minoría. En nuestro país, tenemos muy presente lo que esto significa, aún tenemos pendiente la reparación a las víctimas del golpe militar, criminal, del ejército español el 18 de julio de 1936 contra el Estado al que decían servir: la República. Aún nos lastran los 40 años de dictadura militar. Aún vivimos enlazados a aquel oscuro pasado, a través de instituciones que frenan el avance democrático de nuestra sociedad.

La lucha de Luisa Hanune, por una Asamblea Constituyente que acabe lo que comenzó en 1962, no puede ser tratada con represión. Menos aún, esa represión, puede ser mirada pasivamente por quienes se reclaman del internacionalismo y el socialismo.

Desde Tribuna Socialista, deploramos que haya presos por motivos políticos. Por eso rechazamos, a pesar de nuestras profundas diferencias con su causa, la prisión que por motivos políticos sufren representantes políticos y de la sociedad civil catalana. Presos algunos de ellos desde hace casi dos años.

Somos conscientes de que la mayoría social, los explotados, estamos pagando la factura de los problemas que sufre el sistema del capital. Tenéis razón cuando decís: «…el capital que, para sobrevivir, vulnera la democracia, aplasta a los pueblos, saquea regiones enteras del planeta, destruye las conquistas sociales, en particular las que se lograron después de 1945.».

Hemos visto en Brasil, como se ha llevado a cabo un montaje judicial, militar, político en última instancia, para machacar al Partido de los Trabajadores; a partir de los procesos contra Lula y Dilma Rousseff. Detrás está el ataque al sistema de pensiones brasileño, la liberalización en extremo del mercado y la privatización de lo público.

Lo estamos viendo en Hong Kong, donde el Gobierno de la isla ha pretendido amedrantar a su pueblo con leyes de extradición a China que vulneran las libertades; pretensión que ha sido contestada clara y contundentemente por el pueblo hongkonés; pueblo que ha tomado conciencia de que sus problemas no quedan resueltos con echar atrás una ley, su problema es un régimen que les somete en favor de intereses espurios al pueblo, a su mayoría.

Llevamos viendo desde hace casi tres décadas (desde la I Guerra del Golfo) como se está machacando a los pueblos de Oriente Medio y de los países del Norte de África, por intereses económicos y geoestratégicos de los grandes países imperialistas: USA, Rusia, China, con el apoyo de sus adláteres.

Y lo llevamos viendo y sufriendo desde hace más de una década en España, donde no se padece algo distinto a lo que ocurre en otros países de Europa, aunque las formas y ritmos sean diferentes, pero con un mismo común denominador: el ataque brutal a las conquistas conseguidas por la lucha de los trabajadores y sus organizaciones.

Efectivamente, la debilidad del capitalismo tras la II Guerra Mundial; junto a la existencia de una alternativa creíble (aún con su degeneración) al otro lado del muro que cayó en 1989, hizo que la socialdemocracia y el movimiento sindical europeo consiguiesen arrancar conquistas que hoy son irrenunciables. Conquistas que el capital ha decidido destruir: Pensiones, Sanidad, Educación, Dependencia, devaluación salarial con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo de los salarios, deterioro de estabilidad laboral y las condiciones de trabajo… Retrocesos contra los que se lucha cada día. En Francia son los «chalecos amarillos», en el Estado español son los Pensionistas, en todos los países son los trabajadores y trabajadoras que hacen huelgas sectoriales y/o de empresa y combaten por recuperar sus derechos perdidos o por poner freno a la pérdida de esos derechos: en los cinco primeros meses de 2018, 17,6 millones de trabajadores y trabajadoras participaron en 216 huelgas en España «datos publicados por la CEOE». Resistencia que toma forma política y que, a través de las bases conscientes de los partidos de la izquierda, es trasladada al seno de las organizaciones, como así si ocurrió en el PSOE en los acontecimientos internos de 2016 y 2017.

Se ve con extrema preocupación la barbarie hacia la que camina la humanidad. Preocupación justificada por la impunidad con la que se está pauperizando al pueblo venezolano, a partir del boicot y las injerencias estadounidenses en Venezuela. Por las provocaciones inaceptables de la Administración Trump a Irán. Por la política cuasi genocida de los EE.UU. en la frontera con Méjico y los chantajes que sufren dicho país y el resto de países de Centro América.

Somos conscientes de que todo ello obedece a la necesidad del incremento del negocio de los USA. Es por ello que rompen los marcos establecidos en los tratados, incluso con sus propios aliados. No es otra cosa que la acción del imperialismo por ampliar las fronteras del mercado, un mercado agotado, saturado, por ellos mismos.

La situación nos hace recordar lo que Karl Marx exponía en “El capital” (capítulo XXIV La llamada acumulación originaria. Sección 6. Génesis del capitalista industrial): «El descubrimiento delos yacimientos de oro y plata en América, la cruzada de exterminio, esclavización y

sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo delaconquistayelsaqueodelas Indias Occidentales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos

negros: son todos hechos que señalan los albores de la producción capitalista.» Tras aquello, las luchas del imperialismo, someterían al mundo a dos conflagraciones mundiales en el s. XX.

En Tribuna Socialista nos preguntamos: ¿debemos asumir la barbarie, cómo método de resolución de los problemas de un sistema económico que beneficia a la minoría en perjuicio de la mayoría? Que está destruyendo el planeta y sus especies, comenzando por el género humano.

Para responder a la cuestión, basta con reproducir literalmente un párrafo de vuestro documento, pues da respuesta a nuestra interrogante:

«Todoestoplantealacuestiónde lareconstrucciónsobrelabasede la ruptura total con la política de acompañamientodelapolíticadel capital, de una auténtica representaciónpolíticadelaclase obrera,quetrabajeparaaunara la clase obrera como clase en la unidad de sus organizaciones de clasefrentealcapitalfinancieroy a los gobiernos que los representan».

Queremos con este escrito de posicionamiento, contribuir al debate, poner nuestro «grano de arena» en la búsqueda de soluciones a los problemas que aquejan a la mayoría de la sociedad, que no es otra que la clase trabajadora.

Quedamos pendientes de nuevos documentos que puedan ver la luz, de cara al encuentro que promovéis en París, en noviembre de este año.

Redacción de Tribuna Socialista