Pactar con el PP es ir contra el voto que ha frenado a la derecha

Las elecciones generales del pasado 23 de julio han puesto al descubierto varios aspectos que fueron utilizados desde que Pedro Sánchez anunció el adelanto de las mismas.

Primer elemento utilizado por la derecha franquista, tanto el PP como Vox: acusaron a Sánchez de convocar elecciones en verano, para que bajase la participación. La participación ha sido del 70,4% de media en todo el estado, superando en 3,9% a las elecciones de 2019, han participado 2 millones y medio más de electores, con la excepción de Cataluña (3,9% menos de participación que en 2019). Esto demuestra que ni el calor, ni las vacaciones han sido motivo para dejar de votar, incluyendo a los 2.622.808 de votos por correo que ha tenido que gestionar el servicio público de Correo Postal.

Segundo elemento, las encuestas han sido todo un espectáculo y un negocio para las empresas encuestadoras. Según Enric Juliana subdirector de La Vanguardia, del 1 al 17 de julio se publicaron en España seis encuestas diarias, con la clara intencionalidad de influir en la intención de voto, naturalmente hacia la parte de la derecha que, según los números de estas encuestas, tenían un claro vencedor: el bloque de la derecha franquista. Nada de lo que preveían ha sucedido, los franquistas más radicales han perdido 19 diputados y 606.319 votos menos, el PP se ha quedado muy por debajo de las expectativas por ellos creadas, teniendo muy difícil poder llegar a formar gobierno, viendo de esta forma frustrados sus objetivos.

El PSOE, al que daban como el gran perdedor, se ha mostrado una vez más como la única referencia electoral a nivel estatal capaz de parar el avance de la derecha y amplios sectores de trabajadores han utilizo su voto para parar al PP pesar de la decepción que han causado en esos mismos sectores las políticas paliativas y coyunturales del Gobierno de coalición. El PSOE ha conseguido aumentar en votos y escaños los resultados de las elecciones del 2019. En concreto ha sido el partido más votado por miles de familias trabajadoras en todo el Estado y ha sido la fuerza más votada en: Euskadi, Navarra, la costa gallega, Extremadura, interior de Andalucía, la cuenca minera de Asturias y Cataluña, donde ha recogido buena parte de los votos de los partidos independentistas. De esta forma el PSOE tiene posibilidades de formar gobierno.

Tan solo han pasado tres días desde las elecciones y ya se están produciendo presiones para que el partido socialista pacte con el PP y sea este último quien forme Gobierno. Así, desde la editorial del periódico Expansión del día 25 de julio, lo más deseable para la prensa económica de la derecha, es un gobierno de orientación más moderada que el de coalición y, para Antonio Garamendi, presidente de la Patronal, la estrategia de tierra quemada entre los dos bloques ideológicos debe terminar, dice que “es necesario un acuerdo que garantice la buena marcha de la economía y la paz social”. Desde el interior del propio PSOE también se mueven los rescoldos felipistas, los sectores más apegados a las instituciones del Estado para que haya un pacto.

Un pacto PP/PSOE sería un fraude electoral para todos los que han dado una respuesta al llamamiento de parar los pies a la derecha. Los trabajadores, ni siquiera muchos militantes socialistas, no entenderían un pacto con aquellos que quieren hacer retroceder derechos y libertades.

No se puede pactar con los franquistas que, además de aplicar los dictados de recorte del gasto público que ya hacen de las instituciones internacionales del capital, posibiliten retrocesos sobre los derechos y libertades ya conseguidos, seria renunciar a ser alternativa para conseguir consolidar derechos y seguir avanzando en los compromisos que quedan pendientes. Siempre hemos defendido que a la derecha se le para con políticas de izquierda.

Por tanto, es imprescindible que se adopten compromisos claros para que se cumpla la ley 21/2021 que aplique la Auditoria a las cuentas de la Seguridad Social y se defienda con claridad las Pensiones; que se acometa y se derogue en su totalidad las dos reformas laborales que han precarizado y abaratado el empleo; no a la guerra, cese inmediato de cualquier apoyo a la misma; control de precios para impedir las subidas especulativas; defensa de la Sanidad Pública con política de marcha atrás en la privatización y dotación económica suficiente para dotar de personal sanitario todos los centros hospitalarios y de atención primaria; medidas inmediatas para evitar la especulación de la vivienda, defensa de la industria y de los puestos de trabajo.

Si queremos parar definitivamente a la derecha, gobernar para la izquierda.

Comité de Redacción de Tribuna Socialista