
Se han vertido ríos de tinta, sobre la ilegitimidad del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, por presunto fraude electoral, al no mostrar las actas de los resultados de una region.
Sin embargo, lo que está pasando en Francia está pasando inadvertido para los mass media en España, cuando en realidad, bajo el eufemismo de «coup de force» (golpe de fuerza), lo que ha hecho Macron ha sido girar la espalda a los resultados electorales que dieron la victoria en las elecciones legislativas a la izquierda francesa.
En efecto, tras dos meses y medio después de celebrarse las
elecciones, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha nombrado, contando con el beneplácito de Le Pen, a Michel Barnier, como primer ministro y a un gobierno de derechas, probablemente, el más escorado a la derecha, de los distintos gobiernos de Macron.
Esta es la respuesta de un presidente que desoye el mandato popular expresado en las urnas, cuando los franceses pararon los pies a la derecha y la extrema derecha y dieron la victoria al Nuevo Frente Popular.
Esta Coup de Force supone una deriva autoritaria que no tiene precedentes en el mundo de los regímenes parlamentarios ni en los a
actuales sistemas de democracia representativa, y por esa razón se han convocado manifestaciones masivas en toda Francia, y se ha iniciado una campaña para forzar la destitución del Presidente de la Republica por artículo 68 de la Constitución.
Se trata de acabar con el Coup de Force de Macron y de permitir el retorno a una verdadera democracia donde finalmente se respeten las decisiones del pueblo, que no son otras que un gobierno de izquierdas que gobierne para la mayoría.
