Entrevista: Belén Guirao Segrelles

Secretaria General de RUGE-UGT

Belén Guirao es graduada en Derecho por la Universidad de Murcia y egresada del Máster en Derecho Internacional por la Universidad Complutense de Madrid. Desde el 11 de abril, es Secretaria General de la organización de jóvenes de UGT, RUGE – Revolución Ugetista.

Su trayectoria en RUGE incluye una sólida experiencia en la Comisión Permanente, donde fue responsable de las áreas de Internacional y Asociacionismo. Además, ha tenido la oportunidad de representar a UGT y RUGE en espacios de relevancia tanto a nivel europeo, formando parte del Comité de Jóvenes de la CES, como en ámbitos nacionales relacionados con la juventud.

Estas experiencias le han permitido defender con firmeza la lucha por la igualdad, la solidaridad antifascista internacional, así como un profundo compromiso con las causas sociales y laborales.

Pregunta.- El pasado mes de abril fuiste elegida responsable de la Asociación juvenil confederal de la Unión General de Trabajadores ¿Cuáles son tus tres principales objetivos al frente de RUGE – Revolución Ugetista?

Respuesta – Sí, efectivamente. El pasado 11 de abril, tuvo lugar la III Asamblea General de RUGE – Revolución Ugetista, la organización de jóvenes de UGT-. En, renovamos la Comisión Permanente Confederal, nuestro órgano interno de dirección y representación, y en el que salí elegida como Secretaria General para los próximos 3 años.

El nuevo equipo está integrado además por Juan Antonio Báez, como Secretario de Organización, Socioeconómica y Comunicación; Alejandro Braña, Secretaría de Administración y Memoria histórica; Sara González, Secretaría de Relaciones Internacionales, Igualdad y Transición Ecológica; Samuel Martín, Secretaría de Acción Sindical; Antoni Mestre, Secretaría de Empleo e Institucional; y Ana María Sánchez, Secretaría de Juventud Rural y Formación.

También aprobamos el Programa de Acción, en el que plasmamos como objetivo fundamental continuar el trabajo para mejorar las condiciones sociolaborales de las personas jóvenes. Desde la nueva Comisión Permanente, nos hemos propuesto trabajar, no solo dentro de los centros de trabajo, a través de la incorporación de la perspectiva juvenil en la negociación colectiva con la participación activa de jóvenes delegadas y delegados de UGT y de la formación continua de nuestros cuadros sindicales, sino también a nivel externo, superando las lacras socioeconómicas que tenemos que afrontar las personas jóvenes simplemente por nuestra edad, como es claramente el problema de la vivienda y la emancipación juvenil.

Pregunta.- En los países de la UE, en promedio, los y las jóvenes plantean emanciparse de sus padres a los 26,4 años. En España, este propósito no comienza a ser posible hasta los 30,3 años ¿Cuáles crees que son los motivos para que haya este desfase desfavorable para nuestra juventud?

Respuesta – Históricamente, en España, se ha achacado el problema de la emancipación de las personas jóvenes a una serie de factores, entre los que tenían más valor los factores culturales, que los socioeconómicos. Bajo mi punto de vista, este argumento era muy simple y nada justo para las y los jóvenes.

Es cierto que, en otros países de Europa como Alemania, Austria o los países nórdicos, las personas jóvenes se emancipan a edades tempranas o, incluso, recién cumplida la mayoría de edad. Sin embargo, en esa comparación, a veces olvidamos que en estos países se fomenta una emancipación gradual, a través de sistemas de bienestar, políticas públicas de vivienda y ayudas a la educación, que, en conjunto, facilitan esa emancipación de las personas jóvenes.

En cambio, en España, hasta hace unos años, se seguía diciendo que «quién no se emancipa, es porque vive muy bien en casa de sus padres» o que las jóvenes nos quedamos en casa por lazos familiares. Lo cierto es que hay multitud de factores que influyen como: los sueldos, el precio de la vivienda, la gentrificación de nuestros barrios y alquileres por las nubes, falta de oferta…

El resultado, no es solo una juventud cada vez más dependiente, que debe retrasar sus proyectos vitales, sino que este problema afecta ya a la clase trabajadora en general, tengan 25 o 45 años.

Pregunta.- Por continuar comparándonos con el mismo entorno, la vivienda pública y/o destinada a alquiler social en los 27 miembros de la UE es del 9,3%, mientras que en nuestro país no llega al 3% ¿Qué políticas concretas debiera aplicar el Gobierno para paliar este déficit?

Respuesta – El porcentaje actual de vivienda pública y/o destinada a alquiler social, responde a la falta de política social y pública de vivienda, y creo que incluso reafirma lo que he dicho anteriormente. El problema que tenemos actualmente en materia de vivienda ya no solo las personas jóvenes, sino en general cualquier persona trabajadora, teniendo en cuenta el inasumible precio de los alquileres o compra, se debe a la ausencia de políticas decididas y ambiciosas por parte de otros Gobiernos durante legislaturas anteriores.

En otros países, como Austria en 1919, los socialdemócratas adoptaron un programa de construcción de vivienda pública, mediante el gravamen de bienes de lujo. En tan solo unos años, se habían construido más de 50.000 viviendas, financiadas por un impuesto a los más ricos.

En España, necesitamos medidas similares, medidas que no tengan miedo a perjudicar a la clase social que hace negocio con la vivienda. Y aquí, en tanto tienen las competencias sobre la materia, juegan un papel fundamental las Comunidades Autónomas y municipios. Ambos deben actuar como promotores de vivienda, bien sea comprando suelo, promoviendo la rehabilitación y/o adquisición de las ya construidas y cerradas.

Por lo que hace a las medidas por parte del Gobierno, hay múltiples opciones, pasando desde haciendo efectivo el acuerdo en el Pacto de Gobierno de dedicar el 1% del PIB a ello, como establecer incentivos fiscales y ayudas directas para promover la inversión privada en vivienda social, facilitar el acceso a jóvenes y colectivos vulnerables.

Belén Guirao en distintas facetas de la actividad sindical

Pregunta.- Entre 2018 y 2021 el salario más frecuente en España se estancó en torno a los18.500 euros brutos anuales. Hoy, se ha desplomado hasta los 16.495,84 € brutos anuales, en septiembre del pasado año (datos del INE), es decir, igual al SMI actual ¿Cómo afecta este avance de la precariedad salarial a los y las trabajadoras jóvenes?

Respuesta – En España, gracias a la Reforma Laboral de 2021, junto con otras medidas de estimulación de la economía y del empleo, hemos visto como los datos de empleo joven han ido mejorando. Ahora mismo tenemos una tasa de paro del 19,1%, hemos alcanzado un récord histórico de jóvenes menores de 30 años afiliados a la Seguridad Social, tan solo 1 de cada cuatro jóvenes trabaja a tiempo parcial, etc.

Sin embargo, en los últimos años, las posibilidades de emancipación de las personas jóvenes se han visto fuertemente condicionadas como consecuencia del aumento desorbitado de los precios de la vivienda y la precaria situación salarial que tienen algunas jóvenes en el mercado laboral. A pesar de que en tan solo unos años el SMI haya subido de 735 € mensuales, a 1.184 € al mes, viéndose especialmente beneficiadas las personas jóvenes, los salarios de las personas jóvenes siguen siendo muy bajos. Desde el año 2020, los ahorros de la población joven se han recortado un 26%. Actualmente, tenemos una brecha salarial del 33% entre una persona joven y la media nacional. Esta brecha salarial, junto con la continuada subida de precios – que, por cierto, a las grandes cadenas y empresas se les están empezando a acabar las razones y se les están empezando a ver los intereses- perpetúa la dependencia de la familia y la incertidumbre sobre el futuro.

Pregunta.- UGT encabezó el movimiento contra la guerra de Irak en 2003. Hoy, 22 años después, hace tres años que sufrimos una guerra en suelo europeo y desde hace más de año y medio asistimos a un genocidio brutal en Gaza, por parte de Israel ¿Piensas que se está haciendo todo lo posible para parar esta barbarie?

Respuesta- La situación en Palestina ya era grave hace tres años, pero ha alcanzado un nivel inconcebible: estamos hablando de un verdadero genocidio. Por esto mismo, y por el más puro sentimiento de humanidad, tanto UGT como RUGE siempre han estado con Palestina. De hecho, ya en 1989, Nicolás Redondo entregó el Premio a la Paz a Yaser Arafat, lo que demuestra ese compromiso histórico.

A día de hoy, seguimos apoyando la causa palestina tanto en el ámbito nacional como internacional. En España, hemos impulsado múltiples plataformas, incluida la del Reconocimiento del Estado Palestino, que se logró hace más de un año y que era una reivindicación sindical desde hacía décadas.

En el plano internacional, promovimos junto a la LO Noruega una resolución histórica en la CSI, lo que permitió a nuestra organización adoptar una postura clara en defensa de los trabajadores palestinos. Y, además, en Europa llevamos meses defendiendo la revisión del acuerdo de asociación, logrando que en el movimiento sindical europeo se esté avivando ese debate.

UGT hasta ha estado hace unas semanas en el Congreso de la PGFTU en Ramallah, el único sindicato español presente. En cualquier caso, cuando se trata de un genocidio, de la impunidad de una masacre como esta, siempre parece que queda mucho más por hacer, si bien, no creo que eso ya depende de nosotras.

Pregunta.- ¿No crees que haya margen para intensificar la movilización social en España contra el genocidio en Gaza?

Respuesta- Sí, totalmente. Creo que concretamente hay un margen grande para trabajar de forma unitaria.

De hecho, UGT y RUGE participan en el Grupo Libertad para Palestina, una plataforma que se centraba en lo que compartimos todas las organizaciones y entidades con la causa palestina, el fin del genocidio. Lamentablemente, creo que muchos colectivos de este Grupo se han enfocado en las diferencias y en querer ser los únicos en un espacio, la defensa palestina, que creo que nos pertenece a todos y debe ser compartido.

En cualquier caso, RUGE y UGT siguen a favor del trabajo y compromiso conjunto por Palestina, sin exigencias ni búsqueda de protagonismo. La única forma de intensificar la movilización social es abriendo el espacio a todos los que creemos en una Palestina libre y que no tenemos interés en ponernos medallas de pureza ideológica ni similares.

Pregunta.- A tu modo de ver ¿no ha llegado la hora de romper relaciones con el Estado de Israel, por las atrocidades genocidas que está cometiendo? Obviamente corresponde al Gobierno dar ese paso.

Respuesta – Considero que en la situación Palestina se debe hacer un análisis claro y frio de cuál es la mejor fórmula para ayudar al pueblo palestino. Creo que la única salida a este conflicto es a través del diálogo y la diplomacia, no solo por nuestra defensa de la paz – que también – sino porque llegados este nivel es la única oportunidad que tiene el pueblo palestino de existir.

Creemos en la coexistencia pacífica de dos Estados, situación que ahora es imposible por culpa de las actuaciones genocidas de Israel. Sin embargo, romper relaciones con Israel nos invalida para estar en las mesas de negociación y diplomacia, nos invalidaríamos a nosotros mismos en la Unión Europea para cuestionar el acuerdo de asociación con Israel. La pregunta es si queremos que haya una voz que defienda los derechos palestinos en esas reuniones o que en estas negociaciones el Gobierno español, que tiene mucha más sensibilidad con Palestina que la mayoría de sus socios europeos, no esté presente. Es muy difícil que eso llegue a beneficiar a Palestina.

Una organización grande y con capacidad de influir en la política internacional del Estado como la nuestra debe tener un planteamiento serio y preguntarse si sus actuaciones tienen un impacto real en la situación del pueblo palestino o si solo quiere perseguir un objetivo romantizado, muy coherente pero ineficiente para la transformación de la realidad del pueblo palestino. Creo que tanto RUGE como UGT apuestan por la primera cuando se trata de la solidaridad con las compañeras.

Pregunta.- Es evidente que son muchos los problemas sociales que vive vuestra generación

¿Qué mensaje le quieres lanzar a las y los jóvenes, trabajadores y estudiantes, desde el ala joven de la UGT?

Respuesta – Desde la nueva Comisión Ejecutiva de RUGE – Revolución Ugetista, la organización de jóvenes de UGT, queremos enviar un mensaje de esperanza y tranquilidad a todas las personas jóvenes, trabajadoras, estudiantes o paradas. Es lícito que nuestro futuro nos preocupe, genere ansiedad o malestar, sobre todo al tener que enfrentarnos continuamente a barreras como la precariedad laboral, periodos de prácticas fraudulentos o la dificultad para acceder a una vivienda digna.

Sin embargo, también queremos recordar que organizaciones como RUGE o UGT, trabajamos todos los días por mejorar nuestra situación y acabar con estos problemas endémicos. La reivindicación, la lucha de clases y el sindicalismo son las herramientas que tenemos las personas trabajadoras para cambiar las cosas. Por ello, os animamos a seguir luchando por vuestros – nuestros – derechos y a participar activamente en las organizaciones sindicales.

La juventud tenemos la fuerza, la energía y la determinación para transformar nuestro entorno. No nos conformamos con abanderar el cambio, lo hacemos posible. Así que os animamos a que sigamos luchando, reivindicando y organizándonos porque, como dijo Miguel Hernández, “la salvación de España, de su juventud depende”.

Comisión Permanente Confederal de RUGE-UGT 11 de abril de 2025
Roberto Tornamira
para Tribuna Socialista

Defendiendo la Sanidad Pública

4ª macro manifestación en Madrid

Vecinas y Vecinos de Barrios y Pueblos de Madrid han salido a las calles para defender la Sanidad Pública. Es el cuarto año consecutivo que lo hacen. Una vez más, la manifestación ha sido secundada por decenas de miles de madrileños y madrileñas que le han dicho a Ayuso que rechazan la privatización y que invierta más en la Sanidad Pública madrileña, en lugar de regar con dinero público a las empresas privadas como Quirón.

Madrid dedicó 1.423 € por habitante, en 2024, a la sanidad madrileña; la Comunidad que menos dinero dedica a proteger la salud de sus ciudadanos de entre todas las comunidades.

El Gobierno de Ayuso destinó en 2024 un 12% del Presupuesto sanitario. Es decir, entregó más de 1.200 millones de euros a las empresas privadas que se acogen a los conciertos que legaliza la Ley 14/1986, en su artículo 90.

La lucha de las empresas privadas por hacerse con esos cientos de millones explica la corrupción que se mueve en torno a la colaboración público-privada, de la que se nutre el entorno más cercano de la presidenta.

La manifestación del 25 de mayo, ha sido una vez más muy numerosa en participación. En ella han participado las asociaciones vecinales, plataformas y colectivos convocantes, así como partidos y sindicatos con una buena afluencia en sus cortejos, lo cual es de celebrar, pues la defensa de un servicio público esencial, como lo es la Sanidad Pública, su defensa, no puede recaer exclusivamente en la responsabilidad de las estructuras sociales de base. Políticamente, más allá de la cuestión cuantitativa, es muy importante la unidad de las organizaciones de todo tipo en la defensa de un derecho fundamental como la Sanidad Pública.

Hay algo que se pone de manifiesto en el caso que el gobierno de Madrid hace de esta expresión popular y mayoritaria, es decir ningún caso. Cuatro años consecutivos, cuatro manifestaciones multitudinarias y lo único que queda claro es la insensibilidad de las instituciones autonómicas, pero también estatales, pues el ministerio de Sanidad y el Gobierno, no han hecho en esta etapa nada nuevo, más allá de aplaudir estas manifestaciones, como si las leyes que permiten y alientan la privatización no fuesen leyes ordinarias de rango estatal.

Decir que se defiende la Sanidad Pública pero no se derogan las leyes que las están entregando de pies y manos a las empresas privadas. Que menos, someter a debate la derogación de leyes como la Ley 15/97. No hacerlo, es poco menos que jalear la movilización que denuncia el problema, pero no querer hacer nada por resolverlo.

La insensibilidad del Gobierno de la Comunidad de Madrid es equiparable a la decisión de este mismo gobierno, cuando 2020 dictó los protocolos de la vergüenza, privando a 7291 ancianos y ancianas de su derecho a la asistencia médica hospitalaria, provocando la muerte de no menos de 4.000 de aquellos 7291. Es la misma insensibilidad que ha demostrado el gobierno de la Comunidad valenciana en octubre del pasado año, cuando esperó a que el presidente del gobierno autónomo terminase sus actividades, aún no aclaradas, mientras decenas de vecinos y vecinas se ahogaban arrastrados por el agua.

Lo que todo esto deja claro es que las instituciones del Estado tienen unas prioridades que no coinciden con las necesidades y las prioridades de los pueblos.

En la manifestación había una colorida variedad de banderas y estandartes, destacando la bandera Palestina. Tanto la manifestación como los organizadores desde la tribuna, han tenido palabras de apoyo al pueblo de Gaza y de rechazo contundente al criminal Genocidio que Israel lleva 20 meses perpetrando, y que muchos pensamos que los gobiernos europeos llegan 53.000 muertos tarde para romper relaciones diplomáticas y de todo tipo con el gobierno sionista, o lo que es lo mismo: fascista, de Israel.

La clase trabajadora, pues por muy “transversal” que se quiera presentar este movimiento de masas no deja de ser la clase trabajadora movilizada en defensa de sus derechos, ha cumplido con su responsabilidad saliendo a la calle, una vez más. La contundencia de estas manifestaciones debería calar en todos los movimientos sociales, partidos, sindicatos… En defensa de lo público: Educación, Pensiones, Dependencia, Sanidad. Esas organizaciones fueron fundadas para la defensa de los intereses de quienes dependen de un salario y cada día son más quienes con su salario no pueden emanciparse, en el caso de la juventud, ni llegar a fin de mes dignamente; es lo que le ocurre a 23 millones de españoles y españolas: https://fundacionsistema.com/mas-de-23-millones-de-espanoles-tiene-dificultades-para-llegar-a-fin-de-mes/

Movilizarse en defensa de los servicios públicos, manifestarse contra la barbarie sionista, salir a las calles a exigir la paz y decir basta de guerra, es una necesidad imperiosa, por salud pública. Las masas demuestran una y otra vez que están por la labor de resistir y dar la batalla. Ahora depende de las grandes organizaciones políticas y sindicales organizar esa resistencia. Cada día que no se hace es un día más de envalentonamiento de la derecha extrema y la extrema derecha.

Roberto Tornamira
Presidente de ASTRADE

Un genocidio sostenido en el tiempo

Lo que está ocurriendo en Gaza provoca planteamientos profundos en cómo percibimos nuestro contexto vital y político. Me explico.

La intoxicación mediática impide que las masas salgan a la calle a exigir la ruptura de relaciones diplomáticas, y de todo tipo, con el Estado de Israel -la ausencia de información también intoxica a la opinión pública-. Además, lo impide que las grandes organizaciones políticas y sindicales tengan una posición clara y contundente frente al exterminio de gazatíes que está cometiendo Israel, pero que no decidan ponerse al frente de esa exigencia. Las dos cosas juntas, combinadas: intoxicación mediática e indecisión de las direcciones de las organizaciones de la izquierda, es la única explicación que encuentro a que la sociedad no esté movilizada contra el genocidio en Gaza.

La BBC informaba el 23 de marzo que ya eran más de 50.000 los muertos en Gaza -hace dos meses- y que los ataques en el sur de la franja se estaban intensificando tras la ruptura de la última tregua, por parte de Israel. Más de una cuarta parte de esos 50.000 muertos son niños y niñas, no menos de 15.000.

Aunque resulte una obviedad, no me resisto a no comentar la actitud asesina de la derecha española, al apoyar abiertamente a Netanyahu, en el caso de VOX, y el cínico balbuceo del PP para no condenar este genocidio. No cabe esperar otra cosa de los añorantes del franquismo y la División Azul.

La situación me lleva al sentimiento de que cada día me cuesta más apoyar al gobierno de coalición, pues siento que mantiene un doble lenguaje, en tanto que, por un lado, dice ser solidario y reconocer el Estado palestino; cosa cierta, pues ha sido un gobierno pionero en Europa en el reconocimiento del Estado palestino, pero por otro lado mantiene lazos comerciales, incluso de armamento y munición, con el gobierno sionista de Netanyahu. Este crimen de masas, este exterminio de un pueblo que se está cometiendo, no puede justificarse con diplomacias ni con atenerse a consensos en Europa, ni por intereses comerciales ¡es una cuestión de principios! Un genocidio no puede consentirse ni abordarse con paños calientes.

Ya sé que el criminal es el gobierno de Israel y las instituciones de ese Estado que merece cualquier calificativo excepto el de democrático. Ya sé que la prepotencia asesina de Israel sería imposible sin el apoyo que viene recibiendo de Washignton, tanto de la actual Administración con Trump como de la anterior con Biden. Pero me causa asco el cinismo que llevan implícitas las buenas palabras de los gobiernos europeos y que nadie plantee la ruptura con esos criminales genocidas, con ese estado fascista-sionista.

Estas reflexiones me llevan a la cuestión de a quienes estamos considerando nuestros aliados: ¿es EE.UU., nuestro aliado? ¿es correcto continuar en una estructura militar como la OTAN, comandada por los cómplices de una atrocidad del tamaño de lo que Israel está cometiendo? ¿Es esta Europa la que los pueblos europeos necesitan, cuando sus instituciones miran para otro lado o incluso, a la mínima oportunidad justifica el sionismo?

Resulta triste pensar que si estuviese gobernando la derecha las grandes organizaciones políticas y sindicales de este país estarían movilizando a la sociedad, como correctísimamente hicieron en 2003 para mostrar el rechazo de la sociedad española a la guerra de Irak en la que nos involucró el PP de Aznar, con consecuencias trágicas.

La brutalidad de lo que está ocurriendo en Gaza hizo posible que miles de personas, llagadas de distintos lugares, se manifestasen el día 10 de mayo por las calles de Madrid y que llenasen hasta rebosar la Puerta del Sol.

Miles de personas que viajaron a Madrid desde distintas comunidades autónomas: Euskadi, País Valenciano…, y por supuesto muchas y muchos madrileños. Convocados por partidos minoritarios, asociaciones y colectivos que, a falta de los grandes partidos y sindicatos de la izquierda, convocaron por redes sociales y en sus círculos próximos en un contexto de bochornoso silencio de los medios de comunicación de masas; más ocupados por dar aire a la concentración filofascista que el mismo día y a la misma hora se había convocado a poca distancia, en la Plaza de Colón. Concentración que se saldó con un estruendoso fracaso, silenciado también.

Como conclusión he de decir que me embarga un sentimiento de orfandad política. Una ausencia de organizaciones que no están a la altura de lo que representan ante las cuestiones de principios; revindicar el embargo de armas y bienes de un Estado ocupante que está exterminando a la población del territorio ocupado lo es. El hecho de que en el gobierno estén los partidos de la izquierda tradicional (PSOE, IU y Sumar) debería favorecer la movilización social desde estos partidos, y si me apuras desde las instituciones del Estado, pues estas no pueden ser ajenas a esta cuestión, salvo que La Corona, los jueces… se inscriban abiertamente entre los fascistas que apoyan el sionismo y la matanza de inocentes que está cometiendo Israel.

En todo esto no cabe argumentar ignorancia, pues este es un crimen sostenido en el tiempo: desde que la Sociedad de Naciones avaló la ocupación de Palestina, por parte de Gran Bretaña, a principios del s. XX, pasando por la vulneración de las resoluciones de la ONU, del derecho internacional y de todas las normas de defensa de los derechos humanos.

El pueblo palestino lleva décadas resistiendo opresión, asesinatos, exilio, así como los gazatíes llevan 20 meses resistiendo la lluvia de bombas, drones e incursiones de un ejército armado hasta los dientes y la hambruna que está provocando la negativa de Israel a que entre ayuda humanitaria en Gaza. Su resistencia es un aval para la libertad de todos los pueblos del mundo, por eso todos los pueblos del mundo tienen que salir a las calles a exigir a su gobiernos el embargo de armas y la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel.

Pascual Sánchez
Militante Socialista no afiliado
Dos planos diferentes de la Manifestación del 10 de mayo a su llegada a la Puerta del Sol (Madrid)

Editorial: Israel es un Estado genocida: rompamos relaciones con Israel.

El miércoles 14 de mayo, en sede parlamentaria, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dijo que Israel es un Estado genocida, en el contexto de una respuesta al diputado de ERC, Gabriel Rufián. Y tras la farsa de la gala de Eurovisión, el Gobierno ha solicitado una auditoría del voto telefónico, dejando en evidencia que es un programa en el que, por encima de la música, prima el dinero de los sponsor -Israel es uno de los que más invierte en imagen a través de este “concurso” amañado-.

En primer lugar, apoyamos al presidente del Gobierno frente a la enésima tormenta de críticas que recibe. Si hay algo que reprochar a Pedro Sánchez es que haya tardado diecinueve meses en reconocer que Israel es un Estado genocida. Es ciertamente contradictorio que se hayan mantenido, o se mantengan, contratos de compra-venta de armas, munición o tecnología armamentística con un Estado genocida.

Lo importante es que el contrato de compra de balas a Israel, firmado por el Ministerio del Interior, por valor de 6,6 millones de euros fuese paralizado por el presidente del gobierno, aunque inexplicablemente aún no ha sido anulado por el ministerio del Interior, por encima de las consecuencias legales y/o burocráticas que tenga la ruptura; resulta execrable mantener o establecer contratos de productos militares con un gobierno que ha matado a más de 53.000 personas, de entre ellas a más de 17.000 niños y niñas, más las decenas de miles que aun se encuentran desaparecidas bajo los escombros.

Adquiere mucha importancia que el Congreso de los Diputados haya tomado en consideración la reforma de la Ley 53/2007 que permitirá, si la reforma se hace efectiva, el embargo integral de armas a Israel, por ser un Estado investigado por Genocidio y crímenes de guerra. Un debate que se ha extendido a la Unión Europea, donde se abre la posibilidad de reconsiderar el Acuerdo Comercial con Israel.

Lo lamentable es que estas consideraciones y revisiones legales se hagan 53.000 muertos después, y con la perspectiva de que cuando las instituciones europeas o la comisión parlamentaria de nuestro país terminen sus deliberaciones y trabajos, la Franja de Gaza sea un erial, pues hoy ya es un sembrado de cadáveres y destrucción.

En segundo lugar, la sociedad no debería aceptar que la derecha: sus partidos y sus medios de comunicación, justifiquen, incluso hagan campaña a favor de la matanza sistemática que Israel está cometiendo contra la población palestina en la franja de Gaza. Que justifiquen que la población gazatí esté siendo empujada a una hambruna. Esta actitud de la prensa de la derecha no es nueva: el 6 de abril de 1923, ABC publicaba una entrevista a Adolf Hitler, como el 29 de marzo de 1939, este mismo periódico, jaleaba a Franco. Esta y otras portadas están en las hemerotecas. La derecha española y mundial no apoya a Netanyahu por ser judío lo apoyan por ser sionista: una tipología de fascismo excluyente y criminal, creada para la justificación ideológica de la ocupación de Palestina.

No debería ser necesario recordar que Israel es una potencia ocupante de un país que no es suyo. Lo que lo viene haciendo desde hace más de 75 años, a base de guerras, asesinatos, persecuciones, expulsiones y ocupaciones de tierras, a pesar de las resoluciones de la ONU y vulnerando el derecho internacional. Si bien es cierto que, a lo largo de todo este tiempo, ha contado con el apoyo económico y militar de los Estados Unidos de América y con la pasividad de los gobiernos europeos, de todos.

Volviendo al reconocimiento de que Israel es un Estado genocida, por parte del presidente del Gobierno, hay que resaltar la importancia de estos nuevos pasos de nuestro Gobierno y de los grupos parlamentarios, excepto los franquistas de PP y VOX, pues el hecho de que hasta ahora no se reconociese explícitamente esta obviedad ha provocado que muchas movilizaciones no se celebrasen en unidad, o al menos de forma coordinada, pues unos días convocaban los que desde octubre de 2023 han visto en la reacción genocida de Israel a los hechos del 7 de octubre una justificación para avanzar en la ocupación de Palestina y quienes convocaban en fecha diferente por la paz y para llamar a parar la guerra -una guerra inexistente, en tanto que no hay dos ejércitos, pues la inmensa mayoría de las víctimas son civiles inocentes e indefensos-, pero sin calificar de genocida los bombardeos y ataques del ejército de Netanyahu. Bienvenida sea la afirmación del presidente Sánchez si ayuda a que la unidad en la movilización se imponga.

Dado el paso de reconocer que lo que Israel está cometiendo es un genocidio y tras haber sido amonestada la embajadora de España en Israel, por coherencia, y para pasar de las palabras a los hechos, lo que corresponde es que España rompa relaciones diplomáticas, y de todo tipo, con ese Estado criminal. Porque no se puede justificar que un país democrático mantenga relaciones comerciales, militares, deportivas, diplomáticas o culturales con un Estado que practica el genocidio. De la misma manera, el Gobierno español debería sumarse plenamente a la demanda por genocidio que Sudáfrica interpuso contra Israel en la Corte Penal Internacional.

La izquierda, política, sindical y asociativa debe salir unida a la calle a rechazar esta tropelía histórica. La actitud contemplativa de la izquierda es lo que está permitiendo en avance de la derecha y la extrema derecha. Es muy importante que las organizaciones sindicales de clase comiencen a discutir la necesidad de convocar una movilización unida, estatal, por el fin del Genocidio.

Si la mayoría de la sociedad no percibe a los partidos de izquierdas difícilmente les va a votar mayoritariamente en las contiendas electorales. Es lo que ha ocurrido en Rumanía y en Portugal este mismo mes de mayo, y lo que está ocurriendo en toda Europa. La izquierda está difuminada, tanto que aparece como una opción política subordinada al ideario de la derecha.

No son cuestiones menores o de forma, son cuestiones de principios donde no se percibe la determinación necesaria. Por citar algunos ejemplos:

  • En relación con la paz y el respeto a los derechos humanos, es clarísimo el caso del genocidio al que está siendo sometido el pueblo palestino, más concretamente los y las habitantes de Gaza.
  • Ocurre lo mismo con la defensa de los servicios públicos, como la Sanidad ¿por qué no se deroga la ley 15/97 que permite la privatización de la Sanidad Pública?
  • ¿Por qué se sigue fomentando y avalando la Educación concertada? ¿por qué el Estado continúa dando dinero público a la Iglesia (382,4 millones de euros en 2024, vía IRPF. En 2020, los centros educativos vinculados a la Iglesia recibieron 4.326 millones de euros, el 62% de todo el dinero público destinado a la Educación concertada).
  • ¿Por qué no se exige a la banca que devuelva los más de 100.000 millones de euros de dinero público que se les dio para el saneamiento -65.000 en dinero a distintas entidades más los 35.000 millones de la SAREB-?
  • ¿Por qué no se realiza la auditoría a las cuentas de la Seguridad Social, tal como establece la ley 21/2021, para devolver a la caja de las pensiones públicas todo el dinero que el Estado ha utilizado indebidamente desde 1967?

Son demasiados “por qué” sin responder que unidos al deterioro de las condiciones de vida y trabajo que sufre la gran mayoría de los trabajadores y trabajadoras, junto al drama de la vivienda que soporta la juventud, hace que la percepción mayoritaria sea de orfandad política para esa mayoría social que, por su condición económica, debería ver defendidos sus intereses por las organizaciones que fueron creadas para ello.

Con todo esto y en las condiciones actuales resulta insensato el aumento del gasto militar, máxime cuando Ucrania y Rusia comienzan a hablar para iniciar negociaciones de paz. Continuar enviando armas es alimentar la guerra, es decir, es ir en sentido contrario. Y no solo por el hecho de que incrementar los gastos en Defensa vaya en detrimento de los gastos en servicios públicos fundamentales, sino porque se lanza el mensaje de que la guerra es inevitable. Ya conocemos quienes ponen los muertos en las guerras; como en los frentes de Ucrania y Rusia, los muertos los ponen las familias trabajadoras para salvaguardar los intereses y beneficios de oligarcas y multinacionales, para beneficio de los fabricantes de armas, etc.

Dice el proverbio que “rectificar es de sabios”. Estamos a tiempo de rectificar, aunque ya nadie le vaya a devolver la vida a las decenas de miles de muertos que ha provocado el Estado sionista de Israel.

El Comité de Redacción