Tribuna Socialista entrevista a Ana Rosa Encinas Gilarranz

Ana Rosa Encinas es madrileña, se licenció en Medicina en la Universidad Complutense. Realizó la especialidad de Medicina del Deporte y cursó la formación de Psicoterapia en la Escuela Madrileña de Terapia Gestalt. Madre de 2 hijos. Comienza su activismo en defensa de la Sanidad pública en las movilizaciones de la Marea Blanca. Participa en la Plataforma de Centros de Salud y en varios colectivos en defensa de la Sanidad pública.
Desde hace 38 años, ha desempeñado su trabajo como médica de Atención Primaria, 20 en el barrio de Usera y los 18 últimos años en Carabanchel, donde continúa siendo testigo del deterioro progresivo de nuestro sistema sanitario público.

Pregunta: El domingo día 19 hubo en Madrid una nueva manifestación muy multitudinaria en defensa de la Salud Pública ¿qué sensaciones te quedan tras esta repuesta de la ciudadanía a la convocatoria?

Vivimos en una sociedad que nos empuja al individualismo y a la falta de empatía, potenciando el aislamiento y la soledad, un buen caldo de cultivo para enfermar, en la que se intenta dinamitar vínculos.

Las movilizaciones ciudadanas no son fáciles y la resignación y falta de esperanza en un posible cambio, son nuestros peores enemigos.

Partiendo de esta premisa, creo que debemos sentir alegría y orgullo al ver a tantos miles de personas inundando nuestras calles, exigiendo que nuestro sistema sanitario público reciba la inversión necesaria y la gestión adecuada, evitando la privatización, para poder hacer sostenible el sistema y tener una atención digna, de calidad y universal.

P: El espacio Vecinas y Vecinos de Barrios y Pueblos de Madrid lleváis varios años en movilización ¿por qué hay que movilizarse para defender la Sanidad Pública? ¿qué está ocurriendo en Madrid?

Todas las personas que aquí vivimos (aunque no se padece de igual manera según las zonas y clases sociales) vemos el deterioro de la atención sanitaria recibida. La ciudadanía tiene dificultades de acceso a su Centro de Salud: en algunos lugares les derivan a otras localidades, sin tener en cuenta que para algunas personas resulta complicado el traslado y siempre rompe la relación terapéutica; el aumento del tiempo de espera con su profesional (de hasta 20 o 30 días); la falta de pediatría en muchos centros (agrupan y deben desplazarse a los centros referentes, perdiendo longitudinalidad y seguimiento); la falta de profesionales en horario de tarde (el futuro será cierre a las 18 horas, sin valorar que muchos horarios laborales terminan tarde) También sufrimos la falta de médico/a en la mitad de nuestros centros de urgencias extrahospitalarias (aquí debemos hablar de las muertes ocurridas en estos centros sin médicx, ya son 5 muertes publicadas que quizá se hubieran evitado con equipo completo).

A nivel hospitalario padecemos una lista de espera interminable para revisiones, pruebas diagnósticas o cirugía hospitalaria (hemos superado el millón de personas en lista de espera y desconocemos el número de personas que fallecen esperando su cita).

La Sanidad Pública es un derecho social que nos iguala a todas las personas, un derecho humano básico contemplado en la Constitución y en las leyes centrales y autonómicas.

Es necesario defenderlo porque nos va la vida en ello.

P: Es evidente que los vecinos y las vecinas tienen derecho a expresar su opinión, señalar los problemas y exigir soluciones ¿qué y quién puede aportar soluciones a la situación que está sufriendo la Sanidad Pública madrileña?

La enfermedad se ha convertido en uno de los negocios más rentables. Todas las personas somos pacientes cautivos, debido a ello la privatización de la Sanidad pública se extiende a todo el Estado y ocurre lo mismo en otros países.

A Madrid le transfirieron las competencias en Sanidad en 2001 y es el Gobierno autonómico quien decide los presupuestos raquíticos y la despiadada desviación de dinero público a empresas privadas: de cada 2 € presupuestados para la sanidad pública, 1 € termina en manos privadas.

Es nuestra Consejera de Sanidad la que debería tener la intención política de hacer sostenible el sistema público, con inversión adecuada e impidiendo la sangría que supone la privatización.

Somos conscientes de que las leyes que permiten la privatización tienen rango estatal: Ley 15/86 (artículos 66,67 y 90) y Ley 15/97, leyes que, por coherencia, deberían ser derogadas.

La ciudadanía debe exigir la reversión de todo lo privatizado porque somos los titulares de nuestro sistema sanitario.

P: Como trabajadora de la Sanidad Pública ¿cuál es el problema más grave al que os enfrentáis los y las profesionales sanitarias?

Comenzaré explicando que hay déficit de plantilla de todas las categorías y en todos los niveles asistenciales, esto conduce a una sobrecarga laboral generalizada.

En el caso de medicina de familia y pediatría hay 500 plazas vacantes, por lo que los pacientes son repartidos entre los profesionales que estamos, las agendas son interminables y tenemos insuficiente tiempo para poder escuchar, diagnosticar, tratar y acompañar a los pacientes, así como maltrato e incumplimiento de nuestros derechos laborales.

En Madrid faltan profesionales porque se van de aquí, buscando mejores condiciones de trabajo. Aumentar las plazas en Universidades y en la formación de especialidad no soluciona totalmente el problema. Madrid es un lugar frecuentemente elegido para la formación, tenemos muy buenos centros y prestigiosos profesionales, el problema son las condiciones laborales: habrá que igualar la oferta a la que encuentran en sus lugares de destino.

P: Las trabajadoras de la Sanidad Pública, como todas y todos los trabajadores, también enfermáis. En calidad de paciente ¿Cuál es el problema más grave?

A raíz de la pandemia hemos tenido que atravesar momentos muy dramáticos, sosteniendo mucho sufrimiento de muchas personas. Para algunos compañeros y compañeras ha sido un shock postraumático, que arrastran y se suma a la sobrecarga en el trabajo, precisando medicación y/ o baja laboral.

Muchas sentimos que están profanando nuestro trabajo, es difícil dar la atención humana adecuada.

P: Por último, ¿qué le dirías a una persona que piensa que no se pueda hacer nada?

Le recordaría que la Marea blanca impidió la privatización de 6 hospitales y 27 Centros de Salud e impidió que el Hospital de la Princesa se convirtiera en un geriátrico. Más actualmente, nuestras movilizaciones han obligado a reabrir los 37 servicios de urgencia urbanos, aunque no todos con equipo completo. Hemos frenado el cierre de la tarde por ahora…

La ciudadanía debería tomar conciencia de la gravedad del tema. Sería muy interesante que fuéramos capaces de aumentar la red de vínculos y de implicación, hacer una Auditoría ciudadana manejando la información que pretenden ocultar los responsables de nuestra gestión sanitaria, los que nos despojan de lo que es nuestro.

Roberto Tornamira para Tribuna Socialista