El imperio contraataca

El gran imperio edificado durante el siglo XX por los EE.UU., de América se siente hoy amenazado. El nuevo “emperador” recién elegido así lo manifiesta, y el que se va abre más las puertas de la guerra.

Los EE.UU., forjado desde las rebeldes colonias británicas, con millones de emigrantes europeos y de todo el mundo, con sangrientas matanzas de los pueblos originarios y tremendas guerras intestinas, a finales del siglo XIX y principios del XX liquidó al ya moribundo imperio español haciéndose con territorios y grandes zonas de influencia. Tras la segunda guerra mundial, con la guerra fría, confrontó con la otra gran potencia del siglo XX, la Unión Soviética, hasta extenuarla multifactorialmente y conducirla a su desaparición. Tras cien años de dominación los USA llegaron a pensar que la historia había terminado y que el modelo capitalista de desarrollo por ellos encabezado era el único posible. El fin de la historia y el pensamiento único fueron teorizados y proclamados, por pensadores y usufructuarios varios del sistema.

De pronto, y sorpresivamente para muchos, aparecieron resistencias varias en América Latina. En la patria grande de Simón Bolívar, descendiente de mil batallas, surgieron en 1994 indígenas zapatistas en México oponiéndose al Tratado de Libre Comercio de las Américas; un militar de bajo rango trató de imitar la técnica golpista de toma del poder en Venezuela, fracasó y después gano la Presidencia electoralmente; en Brasil apareció la voz “Otro mundo es posible”, movilizando a miles de personas de buena voluntad por todo el planeta a favor de otra globalización no neoliberal y un sindicalista surgía desde la clandestinidad para llegar democráticamente a la presidencia; un dirigente indígena cocalero alcanzaba la presidencia en Bolivia, y así por toda América Latina se levantó desde las cenizas de los golpes de Estado que acabaron con la vida del Presidente Allende y la experiencia de la vía chilena al socialismo, desde las profundidades de las históricas consignas tierra y libertad o crear dos tres muchos Vietnams, se levantó una incipiente muralla contra el capitalismo neoliberal dominante.

Este, enfrentado a los riesgos del cambio climático que él mismo ha generado, junto con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la concentración creciente de la propiedad de esas tecnologías, de los medios de producción, de cambio, de los recursos naturales y ahora de la inteligencia artificial están transformando las relaciones sociales y de poder intensamente, impulsando las desigualdades sociales y económicas entre los países y dentro de cada país.

Mientras, las ex potencias colonizadoras europeas construían, acabada la segunda guerra mundial, una institucionalidad nueva, una integración para la paz y la prosperidad, un instrumento conocido hoy como Unión Europea. Simultáneamente colaboraban en la articulación del brazo militar trasatlántico, “occidental”, la OTAN. Aparato político-militar que actuó por primera vez fuera de sus territorios bombardeando Belgrado a finales del siglo XX y que ahora pretende cercar a la potencia postzarista y postestalinista, Rusia, abriendo una nueva guerra en tierras europeas con final imprevisible.

Y en paralelo, en oriente, a partir de la victoriosa guerra prolongada de Mao Tse Tung, tras la segunda guerra mundial empezó la construcción de lo que hoy es la primera o segunda potencia mundial, China. Ese proceso, junto con la perdida de la India por el imperio británico, modificaron sustancialmente la correlación de fuerzas demográficas y económicas existentes en el siglo XX. Alcanzando hoy un alto nivel de conflictividad señalado por la definición USA/OTAN de China como enemigo estratégico.

Estos complejos hechos, brevemente descritos, están forzando la aparición de una neo guerra fría, con dos polos de atracción, Norte Global vs. Sur Global, entorno a los cuales se están alineando las fuerzas. También existe un tercer polo, no alineados, que trata de sobrevivir y evitar la barbarie generalizada.

El siglo XX, y los tiempos anteriores, han parido un mundo multipolar donde las potencias euroamericanas, “occidentales”, con todas sus zonas de influencia se están confrontando con las nuevas/viejas potencias euroasiáticas. Confrontación económica, política y cada vez más militar. Pareciera ser que la humanidad tras siglos de avances de todo tipo, en la ciencia, en la tecnología, en el conocimiento de lo más pequeño y lo más grande, no ha sido capaz todavía de encontrar las fórmulas para resolver los conflictos por la vía pacífica. Que todavía domina la idea del imperio romano Si vis pacem, para bellum, o la de Clausevitz la guerra es la extensión de la política por otros medios, siendo la política, en su sentido más noble, la forma de organizar y resolver los conflictos de intereses y de poder en la sociedad.

Si a todo ello se añade el desarrollo sangriento, genocida, del conflicto Israel/Palestina, con los múltiples efectos colaterales en todo oriente medio y más allá, si contemplamos los recientes vuelos de misiles fabricados en EE.UU. o Gran Bretaña y lanzados por Ucrania contra Rusia, si observamos la creación en la Unión Europea de una nueva área de defensa con voluntad de poner en pie un ejército europeo, y si se analiza fríamente la ingente y acelerada carrera armamentística actual, no queda sino exigirnos un último esfuerzo que evite la catástrofe final anunciada de una Tercera Guerra mundial apocalíptica.

Las voces contra la guerra se alzan cada vez más fuertes en España, Europa, los EE.UU. y el resto del mundo. Esas voces y lo que representan han de crecer frente a las que están creando las condiciones para la guerra. La articulación y desarrollo de los BRICS como posible contrapeso de los bloques “occidentales”, las recientes intervenciones de los presidentes de Brasil, Colombia y México en la reunión del G20 apelando a la paz y al alto el fuego, aparecen como rayos de esperanza. La necesaria lucha contra el cambio climático, contra el hambre y la pobreza y contra las desigualdades es incompatible con el desplazamiento de las ingentes cantidades de recursos humanos y económicos hacia la guerra que se está produciendo.

Para tratar toda esta problemática, contrastar la información de cada país, reflexionar sobre las propuestas que vayan en el camino de la paz y la justicia social se han reunido en Berlín a principios de noviembre sindicalistas, fuerzas políticamente organizadas de diferentes tradiciones, de Alemania, Francia, España, Portugal, Suecia, Noruega, Polonia, Grecia, Serbia, Rumania, Grecia, Croacia y Macedonia. La guerra en Ucrania y la guerra genocida en Gaza fueron analizadas en profundidad. Al final hubo coincidencia generalizada en levantar la voz y gritar con fuerza y hasta con rabia:

  • ¡Alto al genocidio contra la población palestina!
  • ¡No a la expansión de la guerra de destrucción de Israel hacia el Líbano y Siria!
  • En Palestina como en Ucrania: ¡Alto el fuego inmediato!
  • ¡No a las entregas de armas!
  • ¡No a la guerra!
  • Defendamos la carta universal de los derechos humanos, los derechos que de ella se derivan y el derecho internacional.
Vicent Garcés
Exdiputado europeo, Izquierda Socialista-PSOE.
Valencia, 21 de noviembre de 2024

Entrevista: Vicent M. Garcés Ramón


Vicent Garcés en el Parlamento Europeo (Bruselas)


Nacido en Llíria (Valencia), es ingeniero agrónomo por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Valencia, especializándose en Economía y Sociología Agraria. Cursó estudios de posgrado en Francia, en el Instituto Agronómico Mediterráneo de Montpellier, en la especialidad Planificación y Desarrollo Rural; estudió el Doctorado en el Instituto Nacional Agronómico de París y se especializó en Desarrollo Económico y Social en el Instituto de Estudios de Desarrollo Económico y Social de la misma ciudad. Fue miembro del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Valencia. En 1972 y 1973. trabajo en la Oficina de Planificación Agraria del Ministerio de Agricultura de Chile en el gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende. Regresó a España en 1974 participando en la reconstrucción organizativa y política del socialismo en el País Valenciano y en España, a través del PSPV, la FPS y el PSOE. Concejal del ayuntamiento de Valencia entre 1979 y 1987. Diputado de las Cortes Valencianas, de 1987 a 1999. Eurodiputado desde octubre de 2007 a julio de 2009 y desde diciembre de 2011 a julio de 2014. Miembro y fundador de la corriente de opinión Izquierda Socialista-PSOE.

Pregunta. – Eres firmante del Llamamiento europeo que pide parar la guerra, como fruto de la reunión que tuvo lugar en París el 4 de mayo del presente año, en la que participasteis militantes de 16 países, ¿qué experiencia te supuso este evento?

Esa reunión en París fue una iniciativa del Comité de Enlace Europeo contra la Guerra, del que formo parte. Allí se acordó el “Llamamiento” pidiendo el alto el fuego en Ucrania y Palestina, el cese de la intervención de la OTAN en Ucrania, el cese del genocidio contra el pueblo palestino y el final del envío de armas a los dos escenarios. Ese “Llamamiento”, firmado ya por miles de ciudadanos y ciudadanas de 20 países europeos, recoge las aspiraciones por la paz y la justicia social sentidas por los pueblos europeos, por los trabajadores y los sectores populares, que observan como día a día se está imponiendo la barbarie frente a la vida, la paz y al derecho internacional.

Pregunta. – Cada día son más las voces que, desde las bases de la izquierda, se posicionan contra la acción de la OTAN de alimentar la guerra en Ucrania y no solo en Ucrania, en lugar de dedicar esos esfuerzos a buscar la paz, ¿piensas que la guerra en Ucrania tiene algún trasfondo, más allá de la ocupación de territorio ucraniano por el ejército de Putin?

En la guerra de Ucrania se están enfrentando dos potencias. Una es el imperio económico y militar dominante desde la segunda guerra mundial, los EE.UU., con sus intereses geoestratégicos. La otra es una potencia nuclear, Rusia, que no olvida que además de imperio fue la gran potencia articuladora de la exURSS, también con sus propios intereses. La primera no quiere aceptar el mundo multipolar que ha aparecido tras el fin de la guerra fría, el desmorone de la URSS y la presencia de China como potencia emergente del siglo XXI. La segunda que no acepta el cerco económico y militar, a través de la OTAN, al que la someten los EE.UU., y sus aliados “occidentales”. En realidad, está en desarrollo una neoguerra fría, bien caliente en territorio europeo, con carrera armamentística incluida, y el establecimiento de alianzas defensivas y ofensiva por ambas partes.

Desde el inicio del enfrentamiento hasta ahora se estima que la OTAN en su conjunto ha gastado más de 1,26 billones de euros en la guerra de Ucrania. Por su parte la UE ha proporcionado apoyo económico, humanitario y militar a Ucrania por un valor de más de 88 000 millones de euros.

Pregunta. – La guerra en Ucrania cumplirá su tercer año dentro de cuatro meses, ¿qué efecto está teniendo en la vida de los pueblos de Europa?

Esa guerra está arrastrando a los pueblos europeos y del mundo hacia una economía de guerra, hacia el fortalecimiento del principal instrumento de guerra que es la OTAN y hacia grandes riesgos de confrontación bélica abierta. Algunos afirman que estamos cerca, sino dentro, de la tercera guerra mundial. Esperemos que no.

El Parlamento Europeo acaba de aprobar estos días un nuevo préstamo a Ucrania de hasta 35.000 millones, que Kiev dice pagará con los beneficios de activos rusos congelados.
Hay que considerar que, como producto de las sanciones impuestas, unos 210.000 millones de euros rusos permanecen paralizados en la UE. que pretende utilizarlos para apoyar tanto los esfuerzos militares como la futura reconstrucción de Ucrania. Con esta decisión, los pueblos europeos se ven cada vez más involucrados en una guerra no deseada, además de ver con estupor como ingentes cantidades de recursos humanos, materiales y económicos se consumen en la guerra y sus complejidades en vez de destinarse a fortalecer la justicia social, la lucha contra el cambio climático, la mejora de la sanidad, la educación, la cultura, los servicios sociales y la vivienda.

Pregunta. – Se ha cumplido un año de la reacción del Gobierno de Netanyahu al ataque de Hamas del 7 de octubre, reacción que se ha cobrado más de 42.000 muertos, a los que habrá que sumar los miles de desaparecidos ¿Estamos ante el derecho de Israel a defenderse o estamos ante un genocidio, como denunció el Estado sudafricano ante la Corte Penal Internacional?

La posición del Gobierno de Sudáfrica es compartida por muchos países de los cinco continentes. Israel tiene derecho a la autodefensa, como todos los pueblos del mundo, pero no a aplicar políticas genocidas como las denunciadas. El Derecho Internacional, los DD.HH., y las resoluciones de las Naciones Unidas así lo dicen. Las decenas de miles de muertos y heridos en Gaza, Cisjordania y el Líbano, la destrucción inmensa allí producida, merecen justicia y el inmediato alto el fuego. La coincidencia en el tiempo de la guerra en Ucrania y en Palestina no hace sino multiplicar los riesgos de una confrontación bélica de mayor alcance.

Las guerras de Ucrania y de Palestina con todos sus efectos colaterales se están dando en un cuadro más global de mutación del capitalismo neoliberal hacia regímenes políticamente autoritarios y socialmente conservadores.

Pregunta. – Israel ha extendido sus ataques al Líbano, Siria, Irán, incluso ha atacado emplazamientos de los Cascos Azules de la ONU. Desde tu punto de vista, ¿por qué nadie pone freno al Estado de Israel?

El Estado de Israel cuenta con el apoyo del gobierno de los EE.UU., y sus aliados, entre ellos la Unión Europea y sus zonas de influencia. El Consejo de Seguridad de la ONU está bloqueado, las resoluciones de la entidad no son aceptadas por Israel que ha llegado a declarar persona “non grata” a su Secretario General. Mientras esta situación continúe nada bueno es esperable. Al contrario, la violencia, la muerte y la destrucción continuarán, con riesgo cada vez mayor de ampliación e intensificación del conflicto. En la región y fuera de ella.

Las políticas neocoloniales y genocidas practicadas por Israel en Gaza y Cisjordania, la invasión militar del Líbano y las múltiples injerencias violentas en Irán, parecen conducir a la extensión del conflicto armado en toda la región con consecuencias imprevisibles y terribles.

Pregunta. – Israel señala y acusa de antisemita a todo aquel que no le da la razón, ¿crees que se está levantando una ola de antisemitismo o se trata más bien de antisionismo?

El antisemitismo tiene siglos de existencia. Contra él se levantan hoy el muro de la civilización, de los DD.HH., de la memoria histórica y de la conciencia humana. Después de la barbarie nazi/fascista europea del siglo XX nadie puede ser antisemita. De otra parte, el sionismo es un movimiento político judío que ha buscado en sus inicios la formación del Estado de Israel, conseguido en 1948, y que ahora defiende las políticas colonizadoras y expansivas de ese Estado por todos los medios. El sionismo extremo actual evidencia un irrespeto de los DD.HH., del derecho internacional, de la ONU y, sobre todo, de los derechos del pueblo palestino a la tierra, al agua, a los recursos naturales, a su soberanía y a su vida.

Pregunta. – ¿Qué puede hacer España en este contexto?

Desde mi punto de vista el actual gobierno español debería apoyar en todos los ámbitos políticas en defensa de los derechos humanos, la justicia social y la paz. Además de reconocer al Estado de Palestina y prestarle la ayuda humanitaria necesaria, debería embargar el comercio de armas con Israel y preconizar en todas partes con su diplomacia internacional el alto el fuego inmediato en Palestina y Ucrania.

Por otro lado, los BRICS acaban de hacer un llamamiento a un alto el fuego inmediato en Palestina y el Líbano, a evitar una escalada en la región y apoyando el ingreso de Palestina a la ONU como miembro de pleno derecho. Habrá que estar muy atentos a los posicionamientos políticos y económicos de los BRICS, bloque emergente del Sur global con el que se tendrá que contar cada vez más para fortalecer los caminos de la paz y el desarrollo.

Pregunta. – Si no estoy mal informado, participarás en la conferencia de Berlín convocada para el 2-3 de noviembre, ¿cuál es el objetivo de esta y que esperas que salga de ella?

Si, en efecto, asistiré a esa Conferencia, llevando una voz de los sectores sociales que en España están contra la guerra, por el alto el fuego inmediato en Ucrania y en Palestina/Líbano. Por la paz y la solidaridad entre los pueblos. Esos días en Berlín, ciudadanos y ciudadanas de toda Europa, organizaciones políticas, sindicales y asociaciones cívicas por la paz y de todo tipo unirán sus manos y sus voces pidiendo “Nunca más la guerra. Alto el fuego inmediato. Palestina Libre.

No a la carrera armamentística. Paz y solidaridad internacional”. Desde Berlín se lanzará un claro y potente mensaje dirigido a las instituciones políticas y hacia los pueblos del mundo, contra la barbarie y a favor de la justicia social y el desarrollo en paz de la humanidad. También se definirán algunas iniciativas dirigidas a cambiar la actual trágica pendiente hacia el abismo.


Vicent Garcés en un acto contra la Guerra. Sede de CCOO “Abogados de Atocha”. Madrid, 26/09/2024
Valencia, 24 de octubre de 2024.
Roberto Tornamira para Tribuna Socialista