Preparemos las marchas republicanas del 15 de junio

Abramos el camino a la III República

El 22 de marzo, en la sede de la Fundación Abogados de Atocha, en Madrid, ha tenido lugar el Encuentro de cargos públicos por la República, en el que también participaron cargos orgánicos de distintas organizaciones y partidos políticos.

La Junta Directiva de ASTRADE tomó la decisión de participar de la preparación de las marchas republicanas que se están organizando para el 15 de junio de este año, y es por ello que participamos en este evento preparatorio, en el que coincidimos con compañeros y compañeras del Comité para la Alianza de Trabajadores y Pueblos (CATP).

En las intervenciones que realizamos el compañero Miguel Sagüés, secretario y yo mismo en calidad de presidente de la Junta Directiva de ASTRADE, señalamos la importancia de que la República como modelo de Estado no quede en una mera celebración simbólica, de efeméride.

La Monarquía es una institución no democrática, en tanto que su titular no es elegido por las urnas; hoy, todas las personas menores de 64 años no votaron la Constitución, con independencia de lo que hubiesen votado de haber tenido la edad legal necesaria. Además, la monarquía española se asienta en las leyes de sucesión franquistas: Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, publicada en el Boletín Oficial del Estado» núm. 208, de 27 de julio de 1947, páginas 4238 a 4239 y en la Ley 62/1969, de 22 de julio, por la que se provee lo concerniente a la sucesión en la Jefatura del Estado. Esta herencia de la dictadura cuestiona esta institución, que pervive con aspectos propios del pasado más oscuro, como la coincidencia de la jefatura del Estado con la jefatura de los tres ejércitos.

No son cuestiones menores, pues el hecho en sí mismo de que el rey sea una figura que se sucede por herencia consanguínea, al margen de la voluntad del pueblo, se contradice con el artículo 1.2. de la Constitución vigente: “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” qué soberanía tiene un pueblo al que se le niega la elección del Jefe del Estado, pero que asienta su legalidad en las leyes del gobierno golpista y criminal que sometió a su pueblo a una dictadura.

Cuando los teóricos constitucionalistas analizan la estructura del Estado se refieren a La Corona como la “clave de bóveda de la arquitectura constitucional”. Tienen rezón, es la clave de bóveda de un Estado que fue diseñado en el periodo de 40 años en el que a la pluralidad de pueblos que componen el Estado español se le negó la más mínima libertad. Y es producto de aquel diseño que la judicatura se inspire mayoritariamente en aquellas antidemocráticas costumbres. Por tanto, Franco murió, pero el franquismo continúa vivo en las instituciones.

A la pluralidad de pueblos que componen el Estado español no se les pregunta, ni hay intención de hacerlo, sobre qué modelo de Estado prefieren. De los 206 países que hay en el mundo, solo 43 tienen monarquía, el 20%, frente al 80% cuya institución máxima del Estado tiene su origen en las urnas y se renueva periódicamente.

Es preciso hacer pedagogía en la sociedad, y esta acción política habrá de ser obra de las organizaciones que se reclaman del progresismo, la democracia y el avance social en favor de la mayoría, pues la minoría privilegiada no tiene interés alguno en dejar de conservar su acomodada forma de vida, solo posible de mantener sobre la base la explotación de la mayoría.

Somos conscientes de que la tarea no es sencilla. No se nos escapa que es la minoría social la que detenta el control de los grandes medios de comunicación, los medios de producción y el capital mismo. Sin embargo, las dificultades no hacen menos justa la necesidad de avanzar hacia un futuro más libre y democrático, en el que las prioridades las marque la voluntad mayoritaria; un futuro en el que los jóvenes puedan emanciparse y formar su proyecto de vida, y no que el acceso a la vivienda sea una traba insalvable. Un futuro en el que nadie muera antes de que la Sanidad Pública le realice la prueba diagnóstica, porque tardó tanto que el paciente no llegó vivo a la fecha de la cita.

República tiene que ser sinónimo de derechos como Sanidad, Educación, Vivienda, Pensiones, Dependencia, servicios públicos gestionados por el Estado y protegidos contra la carcoma del mercado, que ve en estas necesidades sociales una actividad lucrativa.

República tiene que ser sinónimo de convivencia entre los pueblos que componen el Estado, sin nacionalismos hegemónicos e imperativos. Un Estado en el que la riqueza histórica, cultural y lingüística se valore y no se combata.

República tiene que ser sinónimo de paz, en la que la soberanía del pueblo impere en las relaciones con otros pueblos, sin que la fraternidad entre países se vea truncada por los intereses de los grandes sectores de la actividad económica y sus corruptores lobbies que arrastran a guerras ajenas a los pueblos. Un Estado que tenga la dignidad de romper las relaciones con estados genocidas, como es el caso actual del Estado sionista de Israel.

República son derechos, igualdad y rechazo de la guerra.

Hoy más que nunca, Salud y República.

Miguel Sagüés Navarro
Roberto Tornamira Sánchez
Miembros de la Junta Directiva de ASTRADE

El blindaje de las Pensiones Públicas

Crónica del acto del 17 de octubre en Fuenlabrada

El jueves 17 de octubre, en el Espacio Joven “La Plaza” de Fuenlabrada (Madrid), tuvo lugar un acto debate bajo el título El Blidaje de las Pensiones, en el que tuve el placer de participar.

El acto fue organizado por la Asociación Nacional de Pensionistas (ADEPPU), ejerciendo de moderadora del evento Leonor Moggio, vicepresidenta de ADEPPU.

La apertura corrió a cargo de Javier Ayala, alcalde de Fuenlabrada, quien presentó y dio paso a la intervención de la Ministra de Seguridad Social y Migraciones, Elma Sainz Delgado.

En su intervención, la ministra, defendió las reformas de pensiones que este gobierno ha llevado a cabo, las cuales han permitido cerrar el mes de septiembre con 8.300 millones de euros en el Fondo de Reserva de Reserva de la Seguridad Social y una previsión de alcanzar los 9.300 a final de año.

Aseguró que el Sistema Público de Pensiones es sostenible, a pesar de los mensajes agoreros de los interesados en lanzar el mensaje de que las Pensiones no están garantizadas para el futuro.

Tras una batería de tres o cuatro preguntas que la trasladó la moderadora, la ministra abandonó el acto, por cuestiones de agenda, no participando del debate posterior.

Imagen del acto en Fuenlabrada

En el debate participamos, en el orden que aparecemos en el cartel de la convocatoria:

Diego Figueroa Álvarez, Diputado de Más Madrid en la Asamblea de Madrid. En su intervención defendió la necesidad de una reforma constitucional por la que las Pensiones públicas pasen a formar parte de los Derechos fundamentales, ubicando este derecho en la sección 1ª del Capítulo segundo del Título I.

El presidente de ADEPPU, Manuel Penelas, manifestó el apoyo de su organización a la labor del Gobierno actual, que ha revalorizado las pensiones manteniendo el poder adquisitivo de los pensionistas, frente a los ejercicios 2014 a 2017 en los que se revalorizaron al 0,25% cada año. Puso énfasis en que las pensiones se revalorizan por ley en base a la Ley 21/2021.

Elena Asensio, portavoz del Movimiento de Pensionistas de Madrid, recordó en su intervención que los pensionistas comenzaron a alzar su voz en las calles contra la pérdida de poder adquisitivo que ocasionó la política económica del PP. Y que el movimiento de pensionistas sale todos los “lunes al sol”, para reivindicar que se blinden las pensiones, entre otras cuestiones.

De izquierda a derecha: Elena Asensio, Roberto Tornamira, Leonor Moggio, Diego Figueroa y Manuel Penelas

En mi intervención, apoyé la necesidad de la reforma constitucional para que las Pensiones, la Sanidad y otros derechos para que pasen de estar en el Capítulo de “Principios rectores de la política social y económica” a formar parte de “Derechos fundamentales y de las libertades públicas”. Este cambio llevaría a las leyes que desarrollan las pensiones como derecho a ser orgánicas en lugar de ordinarias, evitando así el constante cambio de criterios, por ejemplo, en la revalorización, cada vez que se produce un cambio de gobierno. Sería una manera de blindar las pensiones desde un punto de vista legal.

También hice la consideración de blindar las pensiones desde un punto de vista económico, y de transparencia, cumpliendo la Disposición Adicional sexta de la Ley 21/2021, por la que el Gobierno debería encargar una Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social. Recordé que esta disposición legal venía del informa que en 2020 hizo público el Tribunal de Cuentas, según el cual, en el periodo 1989 a 2028, el Estado había utilizado indebidamente más de 103.000 millones de euros. Y que es a partir de este informe que el movimiento de pensionistas estatal comenzó a reivindicar la Auditoría. La necesidad de auditar las cuentas de la Seguridad Social la afianzó el actual Gobernador del Banco de España, siendo ministro de la Seguridad Social, cuando afirmó, en abril de 2023, que la cifra de deuda del Estado con la Seguridad Social alcanzaba ya los 140.000 millones de euros.

El Tribunal de Cuentas informó que en el periodo 1989 a 2018, el Estado había utilizado indebidamente más de 103.000 M€ (…) el ministro de seguridad social en 2023 afirmó que la deuda del Estado con la seguridad social ascendía a 140.000 M€. (…) Es necesaria la auditoría a las cuentas de la seguridad social

De la misma manera, se blindarían las pensiones si no se hiciesen rebajas en las cotizaciones a los empresarios, ni a los trabajadores, pues desde 1980, las cotizaciones se han rebajado un 6,1%, sabiendo que cada punto porcentual supone más de 1.200 millones de euros que la Seguridad Social deja de ingresar para el pago de pensiones.

Desde 1980 las cotizaciones se han rebajado un 6,1%. Cada punto porcentual supone más de 1200 M€ que la seguridad social deja de ingresar para el pago de pensiones.

Por último, manifesté que las pensiones, y todos los derechos, se blindan saliendo a la calle a defenderlos en unidad, y que el día 26 de octubre vamos a tener una oportunidad para hacerlo.

Roberto Tornamira
Miembro del Comité de Redacción de TS

Especial Congreso del PSOE

A nombre de la discrepancia no vale trabajar para el contrario

En época de congresos se produce un fenómeno como el de las “Lágrimas de San Lorenzo”, pero menos estelar, consistente en personas y grupos que reclaman “integración”, “renovación” o “combate de la exclusión”. Sería loable que la ausencia de renovación se denunciase siempre, pues es una clara deficiencia democrática; aunque siempre he pensado que lo que funciona es mejor no tocarlo. En el caso de la exclusión o la no integración ocurre lo mismo, si es que es producto de una impermeabilización del “aparato” dirigente.

También es recurrente que, a nombre de la integración, la renovación y la no exclusión, haya personas y grupos que lo que están reclamando es el viejo “quítate tú, que me pongo yo”. Incluso hay quienes, habiendo perdido un Congreso, con un proyecto distinto e incluso contrario, pretenden formar parte de la dirección por encima de todo y de la democracia.

Es preocupante la falta de respeto que algunos compañeros como Emiliano García Page o Javier Lambán, que no pierden ocasión para ejercer de corifeos de las doctrinas de Felipe González y otros y otras. En absoluto comparto el culto al líder, ni el silencio ante todo lo que llegue de la ejecutiva de turno o del gobierno cuando somos parte de él.

Es preocupante la falta de respeto que algunos compañeros como Emiliano García Page o Javier Lambán, que no pierden ocasión para ejercer de corifeos de las doctrinas de Felipe González y otros y otras.

Sin embargo, a nombre de la discrepancia no vale trabajar para el contrario, que es lo que se hace cuando una y otra vez se toman posiciones coincidentes con la derecha a pelando al derecho a disentir.

No se puede criticar los pactos del Gobierno con los nacionalismos vasco, catalán o gallego y practicar o reclamar para tu comunidad autónoma un nacionalismo a nombre de la socialdemocracia. En el caso del PP es tremendo escuchar a Díaz Ayuso clamar contra el nacionalismo y ver como en Madrid se aplica un nacionalismo cañí con tufo falangista.

A lo largo de mi vida he escuchado muchas veces la teoría de que si no se pueda ganar a la derecha hay que girar a la derecha. Viene a ser aquello que José Bono expresa con su recomendación de “ir a pescar a los caladeros de la derecha”.

Estas tendencias comprensivas con la derecha, los que acusan a Pedro de Sánchez de izquierdista, en realidad lo que están planteando, con bastante claridad, aunque sin la gallardía de explicitarlo, es que hay que romper con Sumar, con Podemos, con ERC… y pactar con el PP. Sería un grave error que. De hecho, si Pedro Sánchez hubiese escuchado los cantos de sirena en 2016 o tras las elecciones de julio de 2023, hoy estaría gobernando el PP, es más, el PP de M. Rajoy continuaría en Moncloa.

Cómo alguien que se dice socialista, ni tan siquiera socialdemócrata, puede valorar la necesidad de pactar una y otra vez con la derecha, con los que se abrazan con Netanyahu, con los que claman por aplicar las políticas antiinmigración nítidamente fascistas de Meloni, con las que otorgan medallas a Milei. Me resulta incomprensible que quienes son o fueron líderes del PSOE cierren los ojos e incluso secunden la permanente acción golpista de la derecha, cuando utiliza las instituciones del Estado como la Justicia o el Senado para derribar al Gobierno salido de la voluntad del pueblo soberano. Da grima verles y escucharles en los medios de la derecha torpedeando al Gobierno.

Ni un paso atrás, se decía en la lucha antifranquista. Ni un paso atrás en las sendas que el Gobierno ha abierto para recomponer la convivencia con el pueblo catalán. Ni un paso atrás en la línea de avanzar hacia el federalismo. “No es No” a pactar con el nacionalismo españolista, excluyente e imperativo, que apesta a nacionalcatolicismo.

Los congresos abren la posibilidad de establecer un debate sobre cualquier tema, pero el debate no queda cercenado tras los congresos, y es en este sentido en el que hago un llamado al necesario debate en el seno del socialismo, crítico y autocrítico, para buscar un proyecto ilusionante que ponga la convivencia fraternal entre los pueblos por encima de las banderas, en base a la defensa de los público: la Sanidad, la Educación y las Residencias de mayores…, por tanto, rechazando y oponiéndonos con fuerza a las leyes privatizadoras y los conciertos. Un proyecto que defienda el Sistema Público de Pensiones con hechos y no solo con palabras.

Ni un paso atrás en las sendas que el Gobierno ha abierto para recomponer la convivencia con el pueblo catalán. Ni un paso atrás en la línea de avanzar hacia el federalismo. “No es No” a pactar con el nacionalismo españolista, excluyente e imperativo, que apesta a nacionalcatolicismo.

Necesitamos abrir un debate político, no tecnócrata, sobre el federalismo, que abra la vía hacia avances democráticos que verdaderamente hagan de nuestra sociedad merecedora del término democracia, sin componendas institucionales con el pasado franquista.

Necesitamos recuperar el gen internacionalista sin el cual el socialismo no se entiende, trabajando contra la guerra y el genocidio, sea en Ucrania, sea en Palestina, o donde sea.

Son muchos los aspectos que están pendientes de abordar, en busca de un socialismo que cuente con la pluralidad de pueblos que nos componen como Estado, respetando su historia, su cultura, su lengua y sus tradiciones, incluso su derecho a determinar su futuro. Unos valores que nos enriquecerán a todos y todas, con independencia de dónde hayamos nacido o dónde nos toque vivir.

Roberto Tornamira
Afiliado del PSOE-M en la Agrupación de Arganzuela