Los resultados del 21 D exigen cambios ya
Tras los resultados electorales del 21-D en Catalunya, avalados por una participación del 82% de la población con derecho a voto, podemos decir que los principales derrotados de estas elecciones han sido Rajoy y su Gobierno, el PP y Felipe VI.
Felipe de Borbón por situarse en primera línea política ordenando “la intervención del Estado, con todos sus medios”, sin dar opción a soluciones políticas, apoyando al Gobierno de Rajoy en su irresponsable y provocador inmovilismo, y avalando la aplicación del artículo 155, de hecho, antes incluso de ser aprobado por el Senado. Artículo 155, cuya aplicación no ha resuelto nada, tal y como dijimos en la editorial del último TS.
El PP se ha hundido, al obtener sólo 184.108 votos y 3 representantes por Barcelona, ha perdido 8 diputados y 165.085 votos, a pesar del sustancial incremento de la participación. Su grupo parlamentario queda relegado al grupo mixto y sin ningún representante parlamentario en Girona, Tarragona, Lleida. Así ha quedado la representación del PP y el Gobierno de Rajoy, residual en el Parlament de la Generalitat, echando cuentas de cuantos parlamentarios independentistas puede encarcelar para boicotear la normalidad en el Parlament.
Ciudadanos, ha obtenido 1.102.099 votos y 37 diputados/as, ha aumentado 12 escaños y 365.735 votos, de esta forma ha rentabilizado las movilizaciones que, el llamado bloque constitucionalista ha realizado después del referéndum del 1 de octubre. Parte de esos votos, proviene de un sector de población trabajadora que han padecido las políticas de recortes de la Generalitat, desconfían de los nacionalistas y sin otra alternativa creíble, han dado su voto a esta opción.
El Partido de Rivera es la herramienta renovada, ante la corrupción y el desgaste del neofranquista Partido Popular, para los sectores más conservadores y liberales, dispuestos a llevar el enfrentamiento y la división entre sectores populares de la sociedad catalana, y en el resto del Estado hasta las últimas consecuencias, al mismo tiempo que, bajo el aspecto amable de la nueva derecha, defiende las reformas que implican pérdidas de derechos, como la reforma laboral de 2012 o la de las Pensiones de 2013; recordemos el contrato único, sus propuestas para la educación y sus propuestas económicas y fiscales de bajada de impuestos, en definitiva de sumisión al «todo poderoso» capital financiero.
Junt per Catalunya (JxCat) que es la opción política liderada por Carles Puigdemont, ha obtenido 940.620 votos y 34 diputados, Esquerra Republica de Catalunya (ERC), ha obtenido 929.407 votos y 32 diputados, teniendo en cuenta que en las últimas elecciones se presentaron en una única candidatura, Junt pel Si (JxSí) y obtuvieron 1.628.714 de votos, en estas elecciones han obtenido 241.295 votos más entre los dos.
La “Candidatura d’Unitat Popular (CUP)” ha obtenido 192.352 votos y 4 representantes, 3 por Barcelona y 1 por Girona, ha perdido 6 diputados y 145.442 votos.
Los 7 escaños obtenidos por JxCat, ERC y la CUP con más de dos millones de votos, muestran que una parte muy importante de la sociedad catalana da soporte a las demandas independentistas, mostrando de esta forma que la solución a esas demandas, reclamadas durante los últimos años, no está en la judicialización de los problemas, ni en la represión a golpe de Constitución, sino en el tratamiento político de los problemas.
El PSC ha obtenido 602.969 votos y 17 diputados, aumenta un diputado y 95.853 votos, un resultado mediocre, que le sitúa como un partido con muy poca capacidad de incidir en la política catalana, en la actual situación.
El PSC se ha presentado integrando a liberales cristianos, miembros de la antigua Unió Democrática que lideraba Duran i Lleida, y cuyos últimos resultados electorales se saldaron con 103.293 votos en 2015. Queda demostrado que el hecho de incluir candidatos de formaciones conservadoras, como Units per Catalunya o Sociedad Civil Catalana, no ha sumado votos, sino al contrario, han restado credibilidad.
El PSC ha hecho una campaña compitiendo en el mismo terreno de Ciudadanos, disputándole el voto a C’S, y el resultado es que ha quedado diluido entre el bloque constitucionalista formado por Ciudadanos y PP, sin un discurso propio claramente diferenciado.
El PSC, arrastrado por la defensa del actual marco constitucional, en la que sigue anclado el PSOE, y por la defensa de la aplicación del artículo 155, ha renunciado a defender una solución que dé satisfacción a las demandas de la mayoría social, lo que unido a la falta de entendimiento con los sindicatos y la burla de Rajoy a la propuesta de reforma constitucional de Pedro Sánchez, ha situado al PSC como un partido sin propuestas creíbles para la mayoría social catalana ni española.
Los socialistas tenemos que recuperar las posiciones que son consustanciales a nuestra razón de ser, las que implícitamente componían el “No es No”; no a las políticas regresivas que aplica el PP, que aplicó CIU y que defiende C’s, y por ello, resulta cada vez más claro que, cuanto más tiempo permanezca en la Moncloa el Gobierno minoritario y debilitado del PP más se agudizará el enfrentamiento.
Si el titular del ultimo TS era «Los hechos exigen cambios», los resultados de estas elecciones, la situación de desmoralización generalizada en la que han quedado los militantes exige retomemos el giro a la izquierda por el que las bases pelearon en el proceso de primarias del 21 de mayo del año que termina, un giro que retome políticas socialistas claramente dirigidas a recuperar derechos y libertades que el Gobierno del PP ha restringido, empezando por anular el articulo 155 y devolver las instituciones catalanas a los representantes legítimos del pueblo catalán.
Comité de Redacción TS
22 de diciembre de 2017