






A pesar de haber transcurrido cuatro años y una crisis sanitaria mundial, desde
la fundación de Marea de Residencias en septiembre de 2019, lamentablemente
los motivos que nos impulsaron a unir nuestras voces siguen estando de plena
actualidad. La carta fundacional de Marea de Residencias incluía el siguiente
texto:
«Durante años y en los últimos tiempos con mayor intensidad, estamos
asistiendo al deterioro continuado del sistema público de Residencias en TODO el Estado. La necesidad de defender los derechos sociales y laborales del sector. La defensa por la dignidad de lxs usuarixs y un trato acorde a unas condiciones mínimas de vida digna nos han traído hasta esta situación que no dudamos de definir como de EMERGENCIA SOCIAL.
Las políticas que se vienen aplicando hasta el momento dan fe de una VENTA INDISCRIMINADA y unas SUBASTAS a la BAJA a grandes poderes económicos, de un sector y unos DERECHOS, de los que deben ser garantes los GOBIERNOS y todas aquellas INSTITUCIONES implicadas.»
Transcurridos cuatro años de esa carta fundacional, a escasos días del 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y con el dolor de haber añadido a esa pesada carga una ominosa mochila de crueldad, debido en buena parte a la precariedad anterior del sistema, sin olvidar las
políticas discriminatorias que durante la pandemia llevaron a una muerte indigna y brutalmente cruel a toda una generación con Madrid a la cabeza tras sus famosos Protocolos de la vergüenza, desde Marea de Residencias hacemos un llamamiento a toda la sociedad para alzar nuestras voces, unidas,
contra la mayor vulneración de derechos perpetrada en la historia de nuestra democracia.
El 23 de noviembre de 2019 más de 3.000 personas recorrieron la calle Alcalá desde Cibeles a Sol bajo el lema: «Ley de Residencias YA».
El próximo día 26 de noviembre de 2023 seremos muchas más bajo el lema: «¡NO MÁS VÍCTIMAS EN LAS RESIDENCIAS!»
Previo a la manifestación del 26, el día 7 de noviembre a las 19h, celebraremos una reunión virtual mediante Jitsi Meet a la que os invitamos para poner en común la situación actual de las residencias y compartir ideas para concienciar a la sociedad de la gravedad de lo ocurrido en 2020.
Si deseáis participar, por favor enviadnos un correo antes del 5 de noviembre a
mareaderesidencias@gmail.com, indicándonos el nombre del colectivo y el de la persona o personas que asistirá en representación, y os haremos llegar un enlace para uniros a la reunión.
Nosotras y nosotros no les abandonamos.
JUSTICIA, DIGNIDAD, DERECHOS HUMANOS y LEY DE RESIDENCIAS YA

Estos días, de nuevo se concentra toda la atención política vinculada a la posibilidad de investidura de Pedro Sánchez, en torno al debate sobre la amnistía a los procesados y condenados por el referéndum independentista catalán del 1 de octubre de 2017. Fueron casi 3.000 personas las encausadas, muchas de ellas ya condenadas, no sólo por organizar el referéndum del 1‐O, también como consecuencia de la represión impuesta en general al movimiento independentista durante el período posterior. Se pone, intencionadamente, el énfasis en los responsables políticos procesados, pero la inmensa mayoría son ciudadanos y ciudadanas de a pie, en especial, jóvenes, procesados por
el referéndum del 1 de octubre y las movilizaciones contra el juicio y condena a los dirigentes republicanos catalanes.
Ese número desorbitado de perseguidos y procesados es el resultado de la campaña emprendida por el aparato policial y judicial contra el pueblo catalán tras el infame discurso de Felipe VI el 3 de octubre de 2017, y la consigna de ¡A por ellos! ¿Qué futuro de progreso puede establecerse en este país sobre la base de la persecución y condena de miles de ciudadanos? ¿Cómo puede
establecerse una relación de fraternidad ente los pueblos del Estado sobre esta base?
Desde el CATP, convencidos de que todo avance social en este país necesita de la alianza de la clase trabajadora y de los pueblos de todo el Estado, apoyamos todo paso que conduzca a la amnistía de estos procesados y detenidos, sin cortapisas o condiciones. Un ejemplo de pasos en positivo es la recogida de firmas que nuestros compañeros de Tribuna Socialista han puesto en marcha y que ha tenido una buena acogida entre la militancia socialista, una iniciativa que merece el apoyo del CATP.
Apoyamos la amnistía y este derecho, incluso, al margen de que haya o no investidura de Pedro Sánchez y de los acuerdos desarrollados finalmente con Junts y ERC. Porque consideramos que el único “delito” de los procesados fue tratar de defender y de ejercer unos derechos democráticos, lo que fue respondido por una represión policial brutal, por la violación flagrante de la legalidad por parte del sistema judicial español y por una respuesta del aparato de Estado y de los partidos que se autodefinen como “constitucionalistas”, de cierre de filas con la monarquía centralista impuesta por el franquismo y heredada de aquel régimen criminal.
Hoy, de nuevo, las fuerzas del viejo régimen se han agrupado contra esta exigencia de amnistía y de libertades. Desde la Corona, los aparatos del Estado y la derecha en las instituciones (incluidos los restos del felipismo en el PSOE), así como los poderes oligárquicos y los medios de comunicación a su servicio. Esta oposición cerrada no resulta casual. En 2017 estimaron igual que estiman ahora el peligro real de un cambio del régimen constitucional del 78, por lo que utilizaron y utilizarán todos los mecanismos para impedir todo avance en este sentido.
El CATP entiende, sin embargo, que, aunque en 2017 se pusieron los focos sobre el Govern de Puigdemont, sus consellers, el Parlament y los alcaldes independentistas, quienes realmente dieron viabilidad y defendieron el referéndum del 1‐O fue la población trabajadora catalana, y, en especial,
la juventud, que nunca renunció a ejercer sus derechos a la libertad y a decidir libremente su destino.
Unos derechos, compartidos fraternalmente con los trabajadores y los pueblos de todo el Estado español, que hoy siguen “conculcados”.
Defender la amnistía de los represaliados políticos catalanes, sin renunciar al derecho de los pueblos a decidir libremente su futuro y a la realización de un referéndum con garantías forma parte, en consecuencia, de la misma lucha de la clase trabajadora de todo el Estado. Supone un avance importante para que, sea cual sea el gobierno que se forme, podamos seguir defendiendo nuestras
reivindicaciones más urgentes y unos derechos y garantías democráticas que el actual régimen monárquico se ha mostrado incapaz de satisfacer.
La exigencia de amnistía es incondicional, al mismo tiempo para los trabajadores, los jóvenes, todos los sectores oprimidos de la sociedad, para los pueblos, hacer frente a las consecuencias de la crisis económica es esencial. Hacer frente al nuevo impuesto para los trabajadores que significa la
inflación, que permite ganancias astronómicas para el gran capital, exigir aumentos de salarios y pensiones según el IPC real, medidas para controlar los precios derogar lo que falta de las reformas laborales que han multiplicado la precariedad y los bajos salarios, hundiendo en la miseria a la clase
trabajadora. Hay que derogar las disposiciones represivas como la “Ley Mordaza”, acabar con los gastos militares que alimentan la muerte, la destrucción en Ucrania y menoscaban los servicios públicos: la Sanidad la Enseñanza, las Pensiones, etc.
Hoy, exigir la amnistía de los y las represaliados en Catalunya por defender el derecho de los pueblos a la autodeterminación, conlleva también defender una salida republicana para la población trabajadora y los pueblos del Estado español.
Llamamos a todos los demócratas a apoyar estas exigencias elementales y proponemos realizar, donde sea posible, actos y reuniones con este objetivo.
Las organizaciones de pensionistas convocan, de nuevo, una manifestación estatal el 28 de octubre en Madrid, en defensa del sistema público de pensiones y con la exigencia de la realización de una auditoria de las cuentas de la Seguridad Social en el centro de sus reivindicaciones.
Estamos hartos de que se nos repita, una y otra vez, que las pensiones futuras no son sostenibles” y que hay que aceptar nuevos recortes nuevos retrasos de la edad de jubilación, cuando el Tribunal de Cuentas ha manifestado que sólo en unos años, los gobiernos de turno sacaron más de 100.000 millones de euros de la caja de la Seguridad Social para “gastos impropios” (es decir, para pagar cosas que no son pensiones contributivas). Por eso necesitamos la auditoría para eliminar este argumento de los que quieren destruir nuestro sistema público de pensiones basado en el mecanismo solidario de reparto.
Recordamos que la auditoria es una reivindicación del movimiento pensionista, lanzada por la COESPE, que con el apoyo de un grupo de diputados por la transparencia de las cuentas públicas consiguieron que fuera incluida en la ley 21/2021 de reforma del sistema público de pensiones. Y también la auditoria es una demanda que fue aprobada en el Congreso Confederal de UGT y en
muchos congresos de Uniones Territoriales y Federaciones de CCOO.
Es inaceptable que el gobierno que se dice “progresista” incumpla este mandato parlamentario.
Desconfiamos de la última reforma de pensiones que abre la vía a la privatización de nuestra Seguridad Social a través de los fondos de pensiones de empresa y que, aunque mantiene la actualización de las pensiones según el IPC medio, deja en manos de la AIReF el futuro de esta medida. Recordamos que la AIReF es un organismo de control fiscal, creado por exigencias de la Unión Europea, cuyo objetivo es garantizar el principio de estabilidad presupuestaria, y no los derechos de la población trabajadora y los y las pensionistas.
Somos conscientes de que sin salarios dignos no puede haber pensiones dignas.
Proponemos dirigirnos a las federaciones de pensionistas de organizaciones sindicales de toda Europa para explicar el combate en defensa de las pensiones en el Estado Español y, en particular, la movilización del 28 de octubre.
Por todo ello llamamos a sindicalistas, pensionistas, jóvenes, trabajadores y trabajadoras en activo a preparar la manifestación del 28 de octubre y a participar en ella. Porque, gobierne quien gobierne, el derecho a las pensiones públicas se defiende.

Los líderes del PSOE y Sumar, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, respectivamente, han firmado el 24 de octubre un acuerdo para reeditar el gobierno de coalición. Se trata de un documento de 48 páginas que incorpora medidas que, según Yolanda Díaz (vicepresidenta del Gobierno en funciones), conforman un
“compromiso con las gentes trabajadoras, con las mujeres, con el planeta, con los jóvenes, con el futuro, con los mayores que nos enseñan cómo se conquistan derechos”.
Por su parte, el líder del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se manifestaba en la misma línea y añadía que “Somos perfectamente conscientes de que aún quedan muchísimas injusticias por resolver”. Todo bajo el lema “España avanza”.
En Europa Laica lamentamos que entre las injusticias por resolver no aprecien las desigualdades y atropellos que se producen en España debido a los grandes privilegios que sigue detentando la Iglesia católica. Y que, en consecuencia, por respeto a los compromisos con los jóvenes, las mujeres, el futuro… no tomen medidas para conquistar derechos que pongan fin a los perjuicios que les ocasionan aquellos privilegios. La única mención que en el documento se hace a la laicidad es para anunciar que las notas de las asignaturas de religión seguirán sin computar para el acceso a otros estudios y para las becas, algo que no es novedad, pues ya está legislado en la LOMLOE. De modo que en asuntos cruciales España NO avanza: no se da ni un nuevo paso para poner fin al adoctrinamiento religioso infantil, con lo que millones de niñas y niños seguirán siendo víctimas de unas enseñanzas dictadas por el episcopado, con marcado carácter anticientífico, misógino y homófobo. El acuerdo de gobierno se olvida de impulsar la educación pública, de manera que se sigue favoreciendo la privatización y que vaya más dinero a la enseñanza concertada, con la
segregación que provoca.
Recordemos que, para que España SÍ avance hacia un Estado laico, plenamente democrático en este sentido, además de sacar la religión de la escuela y la Universidad, está pendiente la modificación de los artículos 16 y 27 de la Constitución, la denuncia (no reforma) de los Acuerdos de 1976 y 1979 con la Santa Sede (y la derogación de los existentes con las confesiones minoritarias), la derogación de los delitos de ofensa a los sentimientos religiosos en el Código Penal, y la promulgación de una Ley Orgánica de Libertad de Conciencia (derogando la actual Ley de Libertad Religiosa de 1980). Ya hace décadas que se retrasa la supresión de la financiación pública a las confesiones religiosas y de sus beneficios fiscales, y el fin de otras prerrogativas confesionales, como
la asistencia de cargos públicos a actos religiosos, la retransmisión de estos actos en medios públicos o el trato privilegiado a las cofradías y ONGs confesionales. Sin olvidar, por supuesto, la imprescindible y urgente recuperación de los bienes inmatriculados por la Iglesia Católica, reparando un escándalo patrimonial y económico que deja en mantillas otros que han llenado
muchas páginas y horas en los medios. (Véanse nuestras peticiones con mayor extensión en la Carta reivindicativa de Europa Laica de julio de 2023, ante las últimas elecciones generales).
Hacemos un llamamiento público al PSOE, Sumar, y resto de formaciones políticas involucradas, para que en el próximo gobierno asuman todas estas reivindicaciones, imprescindibles para acabar con los inaceptables residuos del nacional-catolicismo y avanzar hacia una democracia plena en un Estado laico, respetuoso con la igualdad, la libertad de conciencia y en definitiva los derechos fundamentales de toda la ciudadanía.


El martes 31 de octubre se representará en las Cortes una nueva escena de Luces de bohemia: el juramento solemne de la cadete Borbón ante los representantes del pueblo español.
Su jura civil simboliza -unos días después de su jura militar- el carácter militarista y reaccionario del sistema político emanado de la dictadura, pues no hubo a su término un auténtico proceso constituyente en libertad.
De llegar a reinar, será jefe del Estado español como consecuencia de las leyes de sucesión decretadas por el dictador genocida Franco, aún vigentes.
Se trata de un paripé superfluo, pues sería inviolable según el art. 56.3 de la constitución, por tanto, impune, aunque delinca, ya que no le sería reconocida responsabilidad alguna por actos contrarios a las leyes, y no podría ser detenida o juzgada. Por ende, en caso de perjurio no podría ser investigada, procesada y menos aún condenada; por ejemplo, si llegase a emular a su tatarabuelo Alfonso XIII.
Y, por si no bastase, tendría además el mando supremo de las fuerzas armadas. Mando supremo que su padre Felipe VI ejerció de forma amenazante con su abominable discurso del 3 octubre de 2017, emitido en directo ante todo el país por los medios de comunicación, tras el brutal apaleamiento del pacífico pueblo catalán por las “fuerzas del orden”.

Lo anterior, prueba que la función efectiva del rey -contrariamente a lo que opinan algunos juristas militares, quizá ingenuamente- no es en absoluto simbólica, sino último eslabón de la cadena de mando militar y, por tanto, garante del ordenamiento constitucional según el art. 8 de la constitución.
Algo totalmente insólito en los países de nuestro entorno.
La monarquía es un grave obstáculo para la salida pacífica de los conflictos derivados del carácter plurinacional del Estado, pues esa es su verdadera función constitucional.
Farsa constitucional que el próximo martes 31 de octubre escenificará la cadete Borbón como protagonista estelar, encarnando la continuidad de un régimen monárquico-parlamentario heredero de Franco.
Será, una vez más, la esperpéntica confirmación del carácter militarista del régimen, en donde el rey representa la última ratio de la oligarquía financiera frente a un posible cambio en la correlación de fuerzas sociales.
Una mayor unidad y empuje en la acción de los movimientos sociales, favorables a la autodeterminación de los pueblos del Estado, limitará la hegemonía de la oligarquía española, abriéndose paso la República de una vez por todas. Pues, como he expresado en más de una ocasión, tengo la convicción de que solo es posible democratizar el Estado aceptando su carácter plurinacional y el derecho de autodeterminación.
Mientras tanto, continúa el genocidio del pueblo palestino a manos del Estado de Israel sin que su padre, el rey Felipe VI, condene los evidentes crímenes de lesa humanidad del gobierno israelí. Por el contrario, se ha dado prisa en condenar hipócritamente el derecho del pueblo palestino a la resistencia contra el ocupante, calificándolo de terrorismo.

Las imágenes hacen innecesarias demasiadas palabras, fueron decenas de miles las personas que se manifestaron el domingo 29 de octubre en Madrid.


El Ayuntamiento de Madrid, bastión de la derecha, ajenos al sentir mayoritario de la ciudadanía, el mismo lunes 30 y sin ningún pudor, con los votos de PP y VOX, concede la “Medalla de Honor” a Israel. Cabe preguntarse ¿cuál es el “honor” para los herederos del franquismo? Quizás el dudoso honor de que el Gobierno de Netanyahu haya sido capaz de emular los bombardeos fascistas
en Guernica, solo que el número de horas de bombardeo sobre gaza es 200 veces superior al que emplearon la “Legión Condor” alemana y la “Aviación Legionaria”.
Los manifestantes, entre los que había muchos jóvenes, coreaban “No es una guerra, es un genocidio”. Es una buena matización, pues en la Franja de Gaza no hay dos ejércitos combatiendo, lo que hay es un ejército demoliendo edificios, escuelas y hospitales, con sus ciudadanos dentro. Están machacando literalmente ese territorio, ejecutando una invasión. Los medios de comunicación
internacionales ya hablan de que, en Gaza, han muerto en estos 23 días de bombardeos más niños y niñas que en todos los conflictos bélicos del mundo, en lo que va de 2023. Pero aún se escucha decir a los gobiernos, en ese lenguaje cínico que utiliza la diplomacia, que “Israel tiene derecho a defenderse” y haciendo timoratos llamados a respetar los derechos humanos.

La indignación en los países occidentales está llevando a masas de ciudadanos y ciudadanas a salir a la calle para exigir el alto el fuego y señalar la acción criminal del Gobierno sionista de Netanyahu: Berlín, Bruselas, Londres, Viena, Roma, Sídney, Madrid y Barcelona, entre otras muchas.
También en los países del mundo árabe e islámico, como en Jordania, Egipto, Turkía, Bosnia y Herzegovina, Malasia… Pero en estos países el carácter no es solamente solidario con el pueblo palestino, es también de rabia contra sus gobernantes por no hacer nada, en su supeditación a los Estados Unidos, en muchos de los casos. Quizás esta situación derive en una nueva ola de alzamientos de los pueblos. En todo caso, dejar que Israel continúe con su política criminal de ocupación y muerte solo puede llevar a generar más odio y conflictos.
Alcemos nuestra voz contra las guerras, levantemos un movimiento contra la guerra en cada barrio, en cada pueblo, en cada país y continente, para pararle los pies a los intrigantes que se esconden tras los conflictos, con el único objetivo de la acumulación de capital.

Otro año más, el movimiento de Pensionistas se ha movilizado por el centro de Madrid, para exigir que el Gobierno encargue, de una vez por todas, una Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social, como exige la Ley 21/2021 en su Disposición Adicional Sexta, para que se garantice por Ley, y no por decreto año a año, que el incremento de las pensiones sea igual o superior al IPC, y para que la pensión mínima se equipare al Salario Mínimo Interprofesional.
Recodemos que el movimiento de pensionistas viene defendiendo el mantenimiento del poder de compra de las pensiones desde que el gobierno de Rajoy (PP), aplicase una ripia subida del 0,25% entre los años 2013 y 2018, ambos inclusive, como puede verse en la siguiente tabla:

acumulado del índice general de precios al consumo (IPC), ha sido en estos 16 años de crisis concatenadas, del 26,9% mientras que las pensiones se han revalorizado 24,1%, por lo que la pérdida acumulada es del -2,8%.

Por otra parte, parece razonable que la pensión mínima se equipare con el SMI, establecido en 1.080 euros por 14 pagas A día de hoy, la pensión mínima para un o una pensionista, sin cónyuge a cargo, es de 783,10€ por 14 pagas, mientras que, si la pensión está destinada a una persona con cónyuge a cargo, la cuantía asciende a 966,20€ por 14 pagas. En cualquiera de los casos es insuficiente para vivir, si lo comparamos con los 1.584€ del precio medio en España para una vivienda en alquiler o con los incrementos de precio de los alimentos en los últimos 12 meses: +75% el aceite de oliva, el 44,9% del azúcar, el 21,9% del arroz o el incremento general del precio de los alimentos, que en los primeros
meses del año alcanzó un +16,7%.
Para Tribuna Socialista, la reivindicación con mayor contenido es la necesidad de auditar las cuentas de la Seguridad Social. Esta es una reivindicación que el movimiento de pensionistas sumó a su lucha a partir de los informes del Tribuna de Cuentas del Estado, en particular el de 2020, cuando se hizo público que todos los gobiernos han venido utilizando indebidamente decenas de miles de millones de euros de las pensiones para el pago de otras partidas, más de 103.000 millones de euros exactamente. Esta cifra corresponde tan solo al periodo 1989 a 2018.
En la Ley 21/2021 el gobierno se comprometió a encargar una Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social, algo que tendría que haber hecho en febrero de 2022. De la misma manera, esa misma Ley exige que el Gobierno presentase el informe de la Auditoría en el plazo de seis meses, es decir, que tenía hasta mediados de 2022 para presentar dicho informe. A fecha de hoy no hay noticias
del encargo de esta Auditoría que debía abarcar el periodo 1967 a 2019.
La realización de una Auditoría a las cuentas de la Seguridad Social, por un organismo oficial no dependiente del Gobierno, con los datos de los que ya se disponen, dejaría claro de una vez por todas que el Sistema Público de Pensiones, que se dota con el salario diferido de los trabajadores y trabajadoras, es perfectamente sostenible y que no precisa de reformas que lo ponen a los pies de bancos y aseguradoras con fórmulas variopintas, cuyo único objetivo es la privatización del Sistema Público.
En el Acuerdo para formar gobierno, PSOE y Sumar nada han dicho a este respecto, como nada han dicho de otras reivindicaciones sociales que piden la desprivatización de la Sanidad Pública o que se deje de financiar a la Iglesia, la católica y cualquiera otra.
Como dicen los pensionistas en sus movilizaciones, “Gobierne quien gobierne, las pensiones públicas se defienden”.

Los pueblos de la tierra asistimos indignados y perplejos a otro capítulo de barbarie, esta vez es uno más contra el pueblo palestino, puede que el más brutal, cruel y despiadado, la historia dirá. El aparato propagandístico internacional israelí, en su intento por acallar las voces discrepantes contra su acción criminal, ha llegado a acusar de antisemita al Secretario General de
Naciones Unidas, han pretendido iniciar una campaña de persecución de futbolistas por el simple hecho de ser de origen árabe y llaman a controlar a los colectivos de jóvenes universitarios norteamericanos; muchos de ellos y ellas judíos también, para que no critiquen el genocidio que se está perpetrando, no en su nombre. Pero las voces de rechazo e indignación ya se escuchan hasta en
Jerusalén.
Tenía razón Guterres cuando dijo que “los ataques de Hamás no vienen de la nada”. Desde que Naciones Unidas propusiese en 1947 la creación de dos Estados, se han producido cuatro guerras: 1948, 1956, 1967 y 1973 y numerosos levantamientos palestinos (intifadas), como respuesta a las provocaciones sionistas y a la constante vulneración de las resoluciones de la ONU. La
consecuencia son miles de muertos y 5 millones de desplazados a campos de refugiados en los países limítrofes, además de los que, con más suerte, hayan podido emigrar a otros países.
Habrá quién considere utópica la solución de un solo Estado en Palestina, laico y democrático, sin integristas islámicos ni ortodoxos judíos, no, al menos, en las instituciones del Estado, pero la aplicación de la solución de dos Estados separados ha llevado a la catástrofe humanitaria histórica que desde 1948 se está perpetrando en contra el pueblo palestino.
Hoy, 2 millones de personas se encuentra “enjauladas” en la franja de Gaza, con la única salida cerrada, el paso de Rafah. El pueblo gazatí está siendo masacrado: ya son más de 8.000 los muertos, la mitad de ellos niños y niñas.
Ante tamaña barbaridad, de las instituciones europeas solo escuchamos tímidas llamadas al respeto del Derecho Internacional y de los derechos humanos, cuando estos se están vulnerando de forma salvaje y flagrante. Los gobiernos de la UE, están de acuerdo en apoyar a Israel, solo discrepan en si balbucear o no las timoratas llamadas a un alto el fuego humanitario, dicen.
Proponen una Conferencia de Paz para dentro de seis meses ¿quedará vivo algún palestino?, ¿quedará alguien en la Franja de Gaza?
Por su parte, los Estados Unidos han pactado que la ayuda humanitaria pase con cuenta gotas por el paso de Rafah, pero más bien parece una excusa, un camuflaje propagandístico, para justificar que Israel continúe con los bombardeos y la invasión terrestre iniciada en estos últimos días.
Israel no podría llevar a cabo su política de exterminio sin el apoyo político y militar de los EE.UU., por ende, esta es una de las formas que toma la política de guerra de los USA en el mundo, al que, directa o indirectamente, tiene empantanado en 34 conflictos armados: Ucrania, Nagorno-Karabaj, Siria, Yemen, Etiopía, Myanmar…En 2022 murieron 238.000 personas en estos conflictos, un 96% más que en el año anterior, dato publicado en la 17ª edición del Índice de Paz Global. Hasta hace poco fue Irak y Afganistán. El resultado de esta política de guerra es un reguero de Estados fallidos, como Libia o Irak.
Como si la situación no fuese ya suficientemente terrorífica, pareciera que se quieran resolver las desavenencias comerciales con China abriendo otro conflicto más en el Mar de China. Se amenaza a Irán constantemente, que es sin duda un Estado teocrático que ejecuta a sus mujeres por no llevar
velo y ahorca a los jóvenes que las defienden. Un Estado que apoya al fundamentalismo islámico de
Hamás y Hezbolá. Pero la solución no puede ser destruir ese país como hicieron con Irak o con Libia.
Decía hace unos días Josep Borrell, el Comisario de Exteriores de la Unión Europea, que: “La UE no puede remplazar a los Estados Unidos en la guerra en Ucrania”. Lo decía el 5 de octubre en el periódico “El Comercio”, dos días antes de la incursión de Hamás en territorio israelí. Es como si la opción de la guerra fuese inevitable. Es evidente que Europa no puede sustituir a los Estados Unidos
en el campo militar, el hecho de formar parte de la OTAN, una estructura militar liderada por EE.UU., está poniendo a los pueblos de Europa en una difícil situación social, por las consecuencias económicas derivadas de la guerra.
Los pueblos, en las manifestaciones masivas que están teniendo lugar en las grandes ciudades, tienen otra lógica distinta a la guerra. Una lógica contraría a los intereses de las multinacionales del armamento, la energía y las finanzas, que, entre otros sectores, se están lucrando como nunca. Los pueblos rechazan la acción de estos intereses económicos que influyen sobre las instituciones y los gobiernos a través de lobbies, cabildeos y comisionistas de todo pelaje; recodemos el escándalo “Qatargate” en referencia a cómo se actúa. El lobismo es una actividad que lesiona la democracia, cuyo caldo de cultivo es la corrupción, al dejar a un lado la intención del voto soberano emitido en las urnas.
Lo urgente es un ¡Alto el Fuego! Inmediato, sin condiciones, en Palestina, en Ucrania y en cualquiera de los conflictos armados que están abiertos a fecha de hoy.
La solución pasa por el respeto a la democracia, pero la de verdad, no a los intereses económicos disfrazados de democracia.
El pueblo judío y el pueblo palestino merecen tener la oportunidad de convivir en democracia, sin sufrir las consecuencias del fanatismo religioso ni de los intereses geoestratégicos de terceros países en Oriente Medio.

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