Y la de España, la de Alemania, la de Europa. Cada sociedad se ve en este momento en riesgo de perder su identidad, sus certezas culturales, sus paradigmas centenarios. No descubre nada nuevo una afirmación de este tipo. Las izquierdas del sistema, y Bildu lo es sin duda alguna, son especialistas en ocultar las responsabilidades en las huidas multitudinarias de personas pertenecientes a países cuyos recursos naturales se ven arrebatados mediante bandas armadas organizadas por EEUU, Inglaterra, Francia, Israel con auxilio de la OTAN cuando es necesario. Todos hablan de los efectos de la inmigración, pero nadie habla de sus razones. Particularmente se distancian de las causas miles de oenegés a lo largo y ancho del mundo. Se ocultan las políticas de intromisión y golpes de estado desarrolladas en un buen número de países. Siempre están dispuestos a cumplir el papel de mercenarios de las multinacionales, de Blacwather, ahora denominada La Academia tras los crímenes contra la Humanidad desarrollados en Irak por sus bandas de matones, violaciones, asaltos a la reserva nacional de oro iraquí con mercenarios llevándose lingotes del botín que EEUU logró allí, callan las oenegés y las «organizaciones políticas» europeas acerca de las décadas de ataques de Ruanda como ejército proxy del mundo anglosajón, de 4 Jinetes del Apocalipsis contra la República del Congo, a la búsqueda del coltán y el resto de las riquezas del país.
Nadie tiene nada que decir sobre el criminal ataque de la OTAN encabezada por los eternos asaltantes de barcos contra Libia, al margen de la tortura infame a la que fue sometido Moammmar EL Gaddafi. Las benditas oenegés no nos contarán que África no emigraba a Europa porque el campo libio y su industria daban vivienda y trabajo a jornaleros y jornaleras de toda el África Negra, pero también a trabajadores del campo andaluz y probablemente, extremeño.
Pero había que robar la riqueza, el petróleo y las reservas de oro libias, aunque fuese al precio de que poner en el gobierno a bandas de delincuentes torturadores, saqueadores y violadores enfermizos abriese la única puerta de esperanza de salida con destino a Europa.
Y aquí estamos. Europa, con los cuatro Jinetes del Apocalipsis llevó la muerte, la ruina y la destrucción a Libia y hoy su territorio se ve asaltado por las multitudes que huyen de África, otros proceden de Siria, Afganistán, Sudán, Somalia, Nigeria, Senegal…, en fin, una buena parte de la población africana y asiática llega con traumas inenarrables a los que cada persona sobrevive o convive con ellos como puede.
Más los cientos de miles de latinoamericanos que salen a buscarse un futuro que en sus países les niegan.
Para hablar de inmigración, integración, común denominador cultural hay que fijar previamente un punto de conocimiento a fin de evitar que la prensa y los mass media creen el relato mercenario del «problema de la inmigración» y le den carta de naturaleza.
Nadie abandona su país, a los suyos, por el placer de hacerlo. Se sale de vacaciones, se sale por Erasmus, se sale a estudiar o trabajar con formación o contrato, pero nadie sale a morir en el Atlántico y en el Mediterráneo sin formación, con religiones no bien vistas en Europa por un gran segmento de su población, desconociendo el idioma con la intención de hacer fortuna.
Vienen para no ser asesinados. Vienen para no ser violadas.
¿Y la «izquierda wok» europea, en qué demonios se ha convertido? Es la punta de lanza de la estrategia Demócrata de EEUU, los cómplices del Genocidio que está perpetrando Netanyahu en Gaza. Y solo eso. La Unión Europea es a los pueblos de Europa lo que la «izquierda wok» a la izquierda: un formalismo.
Y así estamos acabando. Las ensoñaciones de grupo han llevado a esa pseudo izquierda wok
a remar en la dirección de los intereses del modelo Biden, de sus multinacionales. Será interesante si EEUU publica la lista de beneficiarios de los donativos de USAID a través de la inefable Fundación Soros, distribuidor oficial de la red de corrupción mundial de la CIA ahora que el nuevo gobierno de EE.UU., ha despedido a todos sus «empleados» o debiéramos llamarles, agentes provocadores de golpes de estado, para sustituirlos por otros que se plieguen a los deseos de la plutocracia presidida por Trump. Para sustituirlos por los suyos, obviamente.
Curiosamente, nadie habla en Europa de esto que ha pasado de ser un secreto a voces a ser una evidencia documentada. Aquí, en el ex primer mundo seguimos empeñados en tapar las causas señalando con el dedo a las consecuencias y somos también expertos en montar bucles alrededor de lo que más nos conviene creer y menos desestabiliza nuestro feliz y rutinario día a día
Pacem in Terris, por un tiempo.
Pues sí, esto es lo que no nos cuentan los mass media del BBVA, USAID, Vocento, y todas las publicaciones subvencionadas para crear una irrealidad cotidiana que impida cualquier conclusión de nuestras reflexiones que pueda marcar la responsabilidad de sus protectores interesados en que siga la barbarie que asola al mundo.
O las cadenas públicas y privadas de Tv comerciales. Donde hay capital y ordena el empresario. Es tiempo de dejar de leer memeces y buscar la información real en los medios que se impulsan desde abajo.
Hubo un tiempo en que Otegi, como toda la Izquierda Abertzale, suscribía estas reflexiones. La izquierda ha claudicado y se ha insertado en el campo institucional en el que es más cómodo sobrevivir acatando las reglas de los padrinos de la UE, la OTAN, los pactos municipales en los que, piensan, que el problema de la Cripta de Mola en Iruña se soluciona cambiando el letrero.
Se ha acabado el tiempo de las medias verdades. La causa del horror mundial es la voracidad incontenible de los Fondos de inversión, de los BlacRock, Vanguard, a los que los movimientos sociales intentan poner freno cada día, movilizándose contra la privatización de los servicios públicos.
Solo acabaremos con la inmigración de los desesperados acabando con aquello que lo provoca y eso significa señalar la responsabilidad de los destructores de sociedades por su lucro personal. Esto Otegi y EH Bildu lo saben, pero prefieren vivir adocenados y apostar por la comodidad de la política de defender sus puestos de acomodo como un componente más del proyecto europeo vasallo de las multinacionales que destruye la industria europea, el campo europeo, la pesca europea, el turismo canario o cualquier otro antojo de los asesinos de las personas, pueblos y culturas.

Se debe devolver a la clase trabajadora, a la juventud, al pueblo, su conciencia y eso requiere una desintoxicación severa de los paradigmas convertidos en certezas incuestionables por los mas media a los que se ha creído de manera acrítica y estos no han cesado de crear el relato del espejo, en el que lo que ves no es la realidad.
Vienen tiempos muy duros. Toca despertar en primera instancia, a aquellos que teniendo conciencia de clase se han distanciado estos años de la acción política en la creencia de que el sistema es imbatible.
La lucha por el control de algunas islas africanas de titularidad española y ricas en fondos marinos está ya en el punto de mira y pueden llegar a afectarnos directamente sin pasar demasiado tiempo y Uber, BlacRock no son nuestros amigos.
Dicho esto, hablemos de la inmigración, Arnaldo.






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