El azar y la necesidad

Somos náufragos braceando en un mar embravecido. Nuestras vidas están regidas por el azar y las contradicciones sociales: trágica realidad en la que vive buena parte de la gente en el Estado español.

La ola reaccionaria: síntomas deuna crisis de régimen

La ola reaccionaria no es un fenómeno aislado. Responde a una crisis de régimen que viene gestándose desde hace más de una década. La incapacidad del Estado para responder de forma justa a la crisis económica de 2008, el estallido del procés catalán y el agotamiento del bipartidismo han socavado los frágiles pilares de la monarquía parlamentaria.

La corrupción sistémica, el descrédito de las instituciones y la dependencia de poderes no electos (como la judicatura, el IBEX 35 o la monarquía) han minado la legitimidad democrática del Pacto de la Transición, negociado en los años 70 del siglo pasado entre las organizaciones políticas antifranquistas y los poderes de la dictadura.

Muchas organizaciones antifranquistas lucharon heroicamente contra la dictadura, entre ellas el influyente PCE: incluso tras la muerte del dictador genocida Francisco Franco (20/11/75). Una lucha intrínsecamente peligrosa, afrontando a menudo la cárcel, la tortura y la muerte. Se cumple este año el 50 aniversario de los últimos presos políticos ejecutados por el franquismo

(27/09/75). A esa lucha valerosa se sumó, en septiembre de 1974, la Unión Militar Democrática (UMD).

La necesidad de una alternativa

En este escenario de crisis múltiple ­social, económica, territorial y ecológica­ se hace más necesario que nunca construir una propuesta política que vaya más allá de la mera resistencia. Es urgente articular un frente amplio, unitario, democrático y popular: un Frente Plurinacional Republicano que actúe como dique de contención frente a la reacción, pero también como fuerza motriz de una transformación real del Estado.

Tal frente no puede ser un simple pacto electoral entre partidos; debe ser un proceso constituyente desde abajo, que articule fuerzas políticas, sindicales, sociales, feministas, ecologistas y del ámbito cultural en torno a un programa común y una visión compartida de país. Su objetivo no debe ser únicamente impedir el avance de la derecha, sino ofrecer una esperanza real a millones de personas que hoy se sienten huérfanas políticamente.

República como horizonte democrático

Hablar de República hoy no es una cuestión nostálgica ni simbólica: es una necesidad democrática. La monarquía española, reinstaurada por la dictadura (1947,1969,1978), no solo es una institución inviolable aunque delinca (artículo 56), anacrónica y hereditaria, un obstáculo más, sino que el

MASUFA (artículo 62) representa la ultima ratio (estas son mis razones: mis cañones), el último bastión del poder oligárquico en España. Es el anclaje del régimen del 78, el escudo de las élites ante cualquier intento de transformación social.

Una república no es solo cambiar al jefe del Estado; es una oportunidad para redefinir el contrato social. Es abrir un proceso constituyente que permita repensar el modelo económico, los derechos sociales, el sistema judicial, el reparto de poder territorial y los mecanismos de participación ciudadana. Es garantizar una democracia real, no supeditada a los mercados ni a los dictados de Bruselas.

¿Qué fuerzas pueden integrarlo?

Un Frente Plurinacional Republicano inclusivo y abierto, sin hegemonismos ni tutelas. En él deberían confluir, al menos, las fuerzas que se relacionan a continuación, que bien podría liderar el socialista Pedro Sánchez, que obviamente no es Superman, pero ha dado pruebas de ser una persona de gran talla política, audaz y resiliente, que goza aún de un apoyo social muy amplio:

Partidos soberanistas de izquierda, como Esquerra Republicana, EH Bildu, el BNG o Compromís, que ya han demostrado capacidad de incidencia en el Congreso y tienen una base territorial sólida.

Fuerzas de la izquierda estatal, como PSOE, PODEMOS, PCE, Izquierda Unida, Anticapitalistas o los Comunes, que deben dejar atrás viejas disputas y asumir la necesidad de coordinación estratégica.

Sindicatos combativos como la CGT, CNT, LAB, CIG o sectores de CCOO y UGT con conciencia de clase, que aporten una mirada desde el mundo del trabajo y el conflicto social.

Movimientos sociales y plataformas ciudadanas, que luchan diariamente en defensa de los servicios públicos, la vivienda, las pensiones, el feminismo, el NO a los presupuestos de guerra, la ecología o los derechos LGTBI+.

Este frente debe nacer desde la base, con mecanismos participativos, primarias abiertas y elaboración colectiva del programa. No puede ser una suma de siglas ni una imposición desde arriba.

Un programa de urgencia democrática y social

El programa del necesario Frente Plurinacional Republicano debe responder a las urgencias del presente sin renunciar a un horizonte transformador y revolucionario. Algunas medidas clave podrían ser:

Proceso constituyente hacia una república plurinacional y feminista. Derogación efectiva de la Ley Mordaza y reforma democrática del poder judicial. Eliminación de la Justicia Militar en tiempos de paz. No a la guerra y el rearme. Salida de la OTAN y extinción de los acuerdos militares (1953) con EE.UU. Plan de emergencia contra la desigualdad: sanidad y educación públicas, salarios, pensiones, renta básica, control de precios, inversión pública. Transición ecológica justa: nacionalización de sectores estratégicos y fin de subvenciones a los combustibles fósiles. Garantía del derecho a la vivienda, con expropiación de grandes tenedores. Coeducación, feminismo, memoria democrática y laicidad como pilares del sistema educativo. Derecho a decidir y reconocimiento efectivo de las naciones del Estado.

¿Evolucióno revolución?

Es evidente que unas elecciones generales en el contexto actual no son el mejor terreno para el cambio estructural. El marco institucional es profundamente hostil. Sin embargo, renunciar a disputar ese terreno es dejar el campo libre a las fuerzas reaccionarias. La clave está en convertir las elecciones no en un fin, sino en una herramienta más en un proceso de ruptura democrática más amplio.

El Frente Plurinacional Republicano debe servir no solo para sumar votos, sino para construir poder popular, generar comunidad política y ensanchar los límites de lo posible. Debe ser la semilla de una nueva mayoría constituyente, que no se conforme con resistir, sino que aspire a gobernar para transformar.

Frente al naufragio individual, solo cabe la organización colectiva. Si nuestras vidas están regidas por el azar y las contradicciones sociales, es hora de actuar conscientemente para cambiar las reglas del juego. La tormenta reaccionaria que se abate sobre nuestros pueblos no amainará si no construimos un dique firme, amplio y solidario.

Un Frente Plurinacional Republicano no es una utopía: es una necesidad urgente. Solo desde la unidad en la diversidad, desde la lucha común de los pueblos y las clases populares, podremos levantar una alternativa democrática a la altura del desafío. Ya no basta con bracear en soledad: es hora de remar juntos hacia otro horizonte.

Manuel Ruiz Robles
exmiembro dela Unión Militar Democrática.

Editorial: La única salida es girar a la izquierda

Lo que comenzó como “caso Koldo”, los trapicheos de un raterillo que estaba salpicando al ex secretario de Organización de la CEF y ex ministro de Fomento, José Luis Ábalos, a fecha de hoy, se trata de una trama de corrupción que viene de largo en el tiempo y que se salda, por el momento, con la expulsión de otro secretario de Organización Federal, Santos Cerdán. Esto es lo que sabemos hoy, por las filtraciones de la UCO a la prensa. Pero aun podemos asistir a varios giros de guion.

Este caso, uno más en largo historial de casos de corrupción en nuestro país, deja algunas conclusiones:

La primera es que la corrupción es un mal endémico en nuestro país, directamente proporcional al nivel de poder en que se desarrolla. Los casos de corrupción no son un problema moderno, la información sobre corrupción se remonta, como mínimo, al reinado de los Reyes Católicos, pasando por el de Felipe III y su Duque de Lerma, o los trapicheos del tatarabuelo y el bisabuelo de Felipe VI en Marruecos. De hecho, en la actualidad, la institución monárquica no solo no escapa a esta lacra, sino que es quizá de las instituciones más afectadas; por el volumen de “negocio” que Juan Carlos I El Comisionista ha movido a lo largo de su reinado, de cuyos frutos disfrutó toda la Familia, sin rechistar.

Es necesario reflexionar sobre si la corrupción sería posible en La Corona si hubiese transparencia absoluta en las instituciones que la rodean, en lugar de que estás se dediquen a cubrir y tapar los chanchullos reales. Del mismo modo, difícilmente habría corrupción en los poderes del Estado si la jefatura del mismo fuese íntegra.

La corrupción no es solo económica. También es corrupción que los poderes del Estado, como los jueces, o miembros de las fuerzas armadas, actúen al dictado de “Think Tank” como FAES. Y esto solo se explica porque tras la muerte del dictador, Franco, no se produjo una ruptura con el pasado; de hecho, se amnistió al franquismo. De ahí que el franquismo y los franquistas campen a sus anchas en las instituciones del Estado.

La segunda es que la corrupción se percibe de manera diferente si se produce en los partidos de la derecha o en los de la izquierda, y esto tiene coherencia. El hecho de que en un partido de izquierda se dé un caso de corrupción es contrario a una ideología que dice velar por las libertades colectivas e individuales, la igualdad, la justicia social, el pago de impuestos para sufragar los servicios públicos… Mientras que la ideología de la derecha defiende la “libertad de mercado” el enriquecimiento individual y la privatización de lo público… Por eso, si una alcaldesa del PSOE en Móstoles trocea contratos públicos para evitar los controles administrativos es juzgada por prevaricar e inhabilitada en los hechos, a expensas de sentencia firme. Mientras que, si la alcaldesa es del PP en Arroyomolinos, la imputada recibe todo tipo de “premios” en su partido y en las instituciones: diputada autonómica para estar aforada, vicepresidenta de la Asamblea de Madrid y miembro de la comisión organizadora del Congreso de Feijóo. Este no es más que un simple ejemplo de la “ley del embudo” que opera en este terreno, y en otros.

Queremos dejar claro que la corrupción es un delito deleznable, lo cometa quien lo cometa. Lo deplorable es que en esto tampoco haya igualdad.

La tercera es que un número importante de jueces, y al parecer también de mandos de la Guardia Civil, se vuelcan más o menos en los casos que les llegan en función de si son de una u otra opción ideológica. En los últimos años ha quedado claro que los jueces, los militares, los curas y las monjas, no dejan de ser personas y, por tanto, tienen ideología, por muy apolíticos que se declaren. Sin embargo, al menos de los funcionarios del Estado, cabía esperar que mostrasen asepsia en sus actuaciones profesionales.

Viendo las groseras actuaciones judiciales de jueces como los señores Peinado o Hurtado, lo que también cabe concluir es que hemos pasado de un CGPJ decantado hacia el PP, a un CGPJ pusilánime, que no se inmuta ante las atrocidades de ciertas señorías.

De estas tres conclusiones se desprende que el poder ejecutivo, al estar en poder de la izquierda, está cercado por una buena parte del poder judicial y por otra buena parte del poder legislativo. Y que si no termina de caer es porque los acosadores (PP y VOX) del legislativo solo tienen mayoría en el Senado; no tanto porque los partidos parlamentarios que vienen apoyando la legislatura estén convencidos o coincidan con el Gobierno, como por el rechazo que les provoca un líder de la oposición con un pasado muy oscuro, que preside un partido podrido hasta las trancas, que tiene su punto de apoyo en la derecha franquista y que de llegar al gobierno arrasarían con todos los avances y derechos conquistados y que cuestiona toda identidad que no sea la españolista, así como el concepto de Familia católica. Nada nuevo respecto a anteriores gobiernos del PP.

Para finalizar, abordemos por dónde debería salir el Gobierno.

A quienes ven en la moción de confianza una solución les decimos que habría que someter a confianza al Estado: institución a institución. Y si se le diese la oportunidad de pronunciarse al pueblo a este respecto, difícilmente iba a obtener la confianza alguna de ellas.

La confianza, como el respeto, el prestigio, etc., son fáciles de perder y difíciles de conseguir, pero lo que es seguro es que no se ganan para lo que voten sus señorías en el Congreso de los Diputados. El camino más certero que el Gobierno debiera tomar para recuperar la confianza es el de utilizar los dos años que restan de legislatura para consolidar derechos, como por ejemplo blindar el Sistema Público de Pensiones, defender la Sanidad Pública del desastre en la que la tienen incursa comunidades autónomas como la de Madrid derogando la Ley 15/97, derogar la “Ley Mordaza”, terminar de derogar las reformas laborales de 2010 y 2012 y poner en marcha de forma urgente un plan de construcción de vivienda pública a medio y largo plazo para combatir el drama de la vivienda entre nuestros jóvenes. Estas entre otras cosas.

Es un paso en la dirección correcta el que Pedro Sánchez haya plantado cara ante la cumbre de la OTAN que se ha celebrado en La Haya el 24 y 25 de junio, no asumiendo el incremento del gasto militar en un 5%; un antojo más del psicópata de la Casa Blanca. Una vez que la OTAN ha quedado al descubierto que es una estructura militar, al servicio de los USA y sus objetivos imperialistas, es hora de plantearse si esta Organización militar aporta seguridad o inseguridad, si es para la paz o es para la guerra. Así mismo, sería un buen comienzo la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel, pues un país debe ser libre para elegir sus aliados, y dice mucho y malo de un Estado que mantiene alianzas con estados criminales y genocidas.

En la misma dirección positiva están las condiciones que el Gobierno ha puesto a la OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell, dada la alta concentración bancaria que tenemos. Y que el Gobierno haya señalado a las grandes empresas de la energía, en las causas del apagón del 28 de abril, que parasitan de la naturaleza para enriquecerse, además de recibir contratos del Estado para servicios que después no cumplen.

Por último, el Gobierno tiene que terminar el proceso de normalización y avance en los derechos de las nacionalidades que comenzó con la valiente Ley de Amnistía, una vez que el Tribunal Constitucional ha dictado sentencia sobre la constitucionalidad de la ley, desmontando los argumentos del PP y VOX.

Es mucho el trabajo que el Gobierno tiene emprendido y el que le queda por acometer. Mientras tanto, hay que defender al Gobierno y a todos los partidos de la izquierda frente a la jauría que la derecha tiene montada desde el primer minuto de la legislatura. Hoy más socialismo que ayer, pero menos que mañana.

El Comité de Redacción de TS

Editorial

Las “enfermedades” del PP son de origen genético

El PP está exteriorizando todas las patologías que sufren las instituciones del Estado. Enfermedades crónicas de origen genético; no tienen cura y la heredaron del franquismo.

La primera es la corrupción sistémica que corroe las instituciones, y al PP. Para ver la continuidad del “modus operandi” de los poderosos e instituciones de este país, antes y después de 1978, solo hay que acudir a las hemerotecas y refrescar los casos: “Barcelona Tracción” (1948/1951), “La agenda Rivara” (1958), “La quiebra de Manufactura Metálicas Madrileñas, S.A.” (años 50), “Matesa” (1969) o “Sofico” (1974). Estos ejemplos, de entre los muchos que se podrían citar, guardan toda la cadena de ADN con los Gürtel, Púnica, Lezo, Brugal… La corrupción no es cosa individual, es algo colectivo: uno o una no se lo lleva si otros y otras no lo consienten.

En la locura desatada en estas semanas pasadas en el PP, parece que quienes ejercen y llevan a gala la “enfermedad” heredada de sus ancestros políticos le han dicho a Casado lo que él le dijo a Abascal: “hasta aquí hemos llegado”. Que Casado y su escudero, Teodoro “El Tosco”, hagan en ridículo ante las instituciones de la UE, no hay problema; que se peleen con Ayuso por ver en qué fecha les conviene más el congreso del PP en Madrid, vale; que en una huida hacia adelante convoquen elecciones anticipadas en territorios, comenzando por Castilla y León, pase. Pero que se persiga la corrupción, aunque sea por tacticismo, ¡Ah no, eso sí que no!

Nadie del PP se ha manifestado frente a la sede de la calle Génova por el caso “Kitchen”, en el que utilizando los medios y recursos del Ministerio de Interior se allanó el domicilio se Bércenas para eliminar pruebas de los sobres en efectivo, la contabilidad paralela y vaya usted a saber qué más de los años de Aznar y Rajoy. Esto, es sin duda alguna, mucho más grave que si Almeida, el alcalde de Madrid ha utilizado recursos y medios del Ayuntamiento para conseguir pruebas de las, presuntas, corruptelas de IDA.

Por tanto, no es por la forma por lo que se han cargado a Casado, es por haber señalado la corrupción. Esta corrupción congénita, heredada del franquismo, plantea que la solución no puede ser solo depurar a los corruptos sino la trama institucional en que se sustenta, y que coge de abajo arriba y de arriba abajo al Estado monárquico. Esto quiere decir REPÚBLICA.

Esto explica que el PP, junto a los otros formatos de la derecha: C´s y VOX, se haya erigido en defensor y máximo justificador de los “desmanes”, bonito eufemismo, del Rey Emérito.

Esto aclara, si es que no estaba claro, porque el PP dice tener contralada la sala 2ª del Tribunal Supremo, lo dice ellos, porque obstruye la renovación del Consejo General del Poder Judicial, o porque impone a jueces como Enrique Arnaldo en el Tribunal Supremo.

Jefatura del Estado, poder judicial y un partido político manchados por la corrupción, el abuso de poder para enriquecerse, participación en tramas sucias… de ahí que solo reconozcan como legítimo al gobierno cuando ellos gobiernan: Ejecutivo, Judicial y legislativo (aunque solos sea en parte, cuando no tiene mayoría absoluta). Es la verdadera situación de la separación de poderes, en apariencia.

Esta descripción, que nos ha facilitado el Partido que fundó el ex ministro de Franco, el que se bañó en Palomares, no puede ocultar el papel de los partidos y organizaciones de la izquierda.

Las elecciones en Castilla y León, aunque parezca que se celebraron hace mucho, resulta que fue el 13 de este mismo mes de febrero.

Los resultados de estas elecciones anticipadas por el PP, por Casado y “El Tosco”, solo fueron buenas para la extrema derecha y para algún partido regionalista. El PP sacó 55.000 votos menos que en 2019, pero gracias al aumento de la abstención ha sacado más procuradores en cortes.

La izquierda, PSOE y UP, ha tenido muy mal resultado. Los datos no admiten excusas, solo el PSOE perdió 117.000 votos y UP ha sacado la mitad de votos que cuando IU y Podemos se presentaron por separado.

Además del trasvase de votos, hay un fenómeno central: el aumento de la abstención, pues a pesar de que todos los partidos se emplearon a fondo en la participación, se produce un rechazo general a estos partidos y a unas instituciones regionales que, en Castilla y León en particular, son vistas como un artificio para cuadrar el mapa.

Cada cual podrá achacarle la derrota a quién quiera y al factor que más le convenga: a la inoportunidad del ministro Garzón en sacar el debate de las macro granjas, a que los progresistas de la España vaciada se han cansado de que les aldeanicen los pueblos, o al mal tiempo porque ese día llovía.

Desde el Comité de Tribuna Socialista pensamos que el problema está en que el Gobierno de coalición decepciona a gran parte de la clase trabajadora de nuestro país. Lo ha hecho con la reforma laboral que, sin ser negativa, deja sin tocar muchos de los aspectos lesivos de las reformas laborales de 2010 y 2012; justo los que afectan a la protección por despido de los trabajadores y trabajadoras. Lo hace con su timorata actitud ante la Iglesia. Lo hace con inacción ante el problema de exclusión financiera que ha generado la banca privada. Lo hace cuando no defiende con contundencia y vigor la Sanidad Pública: la atención primaria y la hospitalaria. Lo hace cuando las pensiones pierden un 4% de poder adquisitivo. Lo hace cuando, tras inyectar ingentes cantidades de dinero en empresas privadas, como en la banca o en la industria, no solo, consiente que se destruyan puestos de trabajo por miles: ya sea vía fusiones, ya sea vía deslocalizaciones. Lo hace cuando no deroga la “Ley Mordaza”. Etc.

A la derecha no se le para diciendo “que viene la derecha”, ya sabemos que viene. A la derecha se le para atendiendo las necesidades que reclama la mayoría social, se para a la derecha no tragando con todo lo que nos imponen las instituciones económicas internacionales: FMI, BCE y la Comisión Europea (¿se acuerdan de la Troyka?).

Si el Gobierno de Coalición y los partidos que apoyan la legislatura quieren parar a la derecha más extrema, deben tomar decisiones que den satisfacción a las justas reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras, de los desempleados y desempleadas, de los y las pensionistas, de los y las autónomos, de los y las jóvenes que no ven presente ni futuro.

Nuevo culebrón en el partido de la corrupción

En un partido corrupto sus dirigentes optan por la más corrupta, aunque la disputa era dura. Recordemos, Pablo Casado llegó a liderar el partido tras la sentencia judicial del Caso Gurtel. Ese fue el punto de inflexión para que la mayoría social dijera basta y exigiera una moción de censura que unió a la mayoría del Parlamento para hacer presidente del Gobierno a Pedro Sánchez.

Por aquel entonces, Casado ya tuvo que lidiar con una presunta compra (o regalo) de título universitario. Poco después, en 2021, la Audiencia Nacional condenó al extesorero Luis Bárcenas y al PP por pagar las obras de su sede en Génova con dinero negro. Desde el PP, orden de silencio, una estrategia que siempre ha seguido Casado justificándolo en que no hacía comentarios sobre “casos del pasado”.

Ya con Casado como líder, la dirección del PP hablaba de un “PP nuevo”, preparándose para todo lo que tenía que venirles encima: la segunda parte del caso Gürtel, el caso de la destrucción de los ordenadores del extesorero Luis Bárcenas, los llamados papeles de Bárcenas, la finnciación del PP de Madrid, la trama Púnica, el caso Lezo, las irregularidades en la construcción del campus de la justicia en Madrid, la operación Kitchen..

En la convención nacional del PP, Casado alabó la gestión de Nicolás Sarkozí. Un día después condenaron al expresidente francés por corrupción, era la segunda condena al “ejemplar gestor francés” según Casado.

En un acto en Valencia, Casado homenajeó a la exalcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, fallecida en 2016. 16 días después un juez de Instrucción procesó a medio centenar de personas entre concejales y asesores del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de la capital en la época de Barberá por un delito de blanqueo.

Poco después salían a la luz los “papeles de pandora” que evidenciaban la constitución de sociedades opacas en paraísos fiscales de altos dirigentes del PP como Albiol.

Durante las últimas semanas, justo después de las elecciones en Castilla y Leon explota otro posible caso de corrupción. Un tuit del Partido Popular, de hecho, apuntó a la posibilidad de que el hermano de la presidenta madrileña se hubiera lucrado de manera sospechosa mientras fallecían cientos de personas al día, en lo peor de la pandemia. Según la entrevista de Casado en la cadena COPE podía tratarse de un delito.

A partir de esas declaraciones, la guerra de poder interna en el PP, que había quedado latente en su último congreso, se abrió…y en el partido de la corrupción, lejos de proteger al delator se mata al mensajero, ahora sí fra-Casado, y abandonado por todo su equipo.

Mientras al escribir estas líneas se suceden las dimisiones, el último el campeón del mundo de lanzamiento de aceitunas, Teodoro García Ejea, y con mucha probabiidad en las próximas horas dimitirá Casado y el PP convocará congreso extraordinario, para encumbrar bien a Ayuso o bien a Feijoo, dos personajes salpicados por sus relaciones mafiosas, con corruptos, corruptores y narcotraficantes. Estamos bien servidos.

Pero como si se tratara del “Sálvame” los focos mediáticos se han centrado en el salseo de traidores y traicionados, y no en el presunto caso de corrupción de Ayuso.

De hecho el PP “legitima la corrupción” al ponerse el foco sobre el presunto espionaje a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en lugar del contrato por el que su hermano, Tomás Ayuso, cobró una comisión, según reconoció la propia IDA. La fiscalía anticorrupción ha abierto diligencias que esperamos acaben arrojando luz sobre lo sucedido.

Haya delito o no, hay dos cosas que son impepinables:

1) El hermano de Díaz Ayuso se ha lucrado con un negocio de venta de mascarillas a la comunidad autónoma de Madrid, mientras los trabajadores sanitarios se dejaban su vida intentando salvar la de los enfermos por COVID en los momentos más duros de la pandemia.

2)Mientras Casado traicionaba a España en Europa, bloqueaba la renovación del CGPJ, mentía e insultaba, era vitoreado por la gente de su partido; cuando denuncia la corrupción en el PP, todos se han puesto de acuerdo en echarle.

Tiempo habrá de hablar de la sucesión de Casado en las próximas semanas, pero Feijoo, que se postula para liderar el partido de la corrupción ya ha lanzado una misiva: pide a Pedro Sánchez que rompa el gobierno de coalición con Unidas Podemos, y se ofrece a pactar una gran coalición PP-PSOE. Espero que los militantes socialistas no tengamos que volver a decir NO es NO. Mientras tanto, VOX se frota las manos. Ya se sabe, a PP revuelto, ganancia de VOX.

Baltasar Santos

Militante PSC El Vendrell