Dos caras de la misma moneda: la sumisión institucional a Trump y la resistencia de los pueblos

En la cumbre de la OTAN en La Haya, celebrada en la última semana de junio, vimos los roles que se juegan en la OTAN: El presidente de los USA, señor y jefe de la estructura militar; y por otro lado a los presidentes de los países aliados, incluido el Sr. Rutte, ejerciendo de lacayos, con la honrosa excepción de Pedro Sánchez, aunque no exento de contradicciones.

Justo un mes después, el 27 de julio, la presidenta de la Comisión Europea (UE), la Sra. Von der Leyen, se arrastraba hasta Turnberry (Escocia), para aceptar todas las condiciones de Trump.

Esto, en realidad, no es nada nuevo. Lo que ha cambiado es que se han terminado las escenificaciones que daban la impresión de que las relaciones eran entre iguales; tanto en el seno de la OTAN, como en las relaciones bilaterales USA-UE. La escenificación ya no cabe por la forma de relacionarse del presidente de los Estados Unidos, propia de un matón sin límites, lo que ha retificado con su discurso en el plenario de la Asamblea General de la Onu del día 23 de septiembre.

En términos políticos, estos cambios sustanciales, en apariencia formales, significan que, el mayor imperialismo del planeta, los USA, ha emprendido el camino de la guerra y de la destrucción de los derechos de los pueblos, empujando a ello a los demás imperialismos.

Recordemos que la RAE define imperialismo como: “Actitud y doctrina de quienes propugnan o practican la extensión del dominio de un país sobre otro u otros por medio de la fuerza militar, económica o política.”

Desde la confrontación colonial entre potencias, cuyo inicio se remonta al siglo XV y que culminó con las dos guerras mundiales en el siglo XX, lo que verdaderamente ha cambiado es que ya no quedan nuevos mercados por conquistar, ahora se los tienen que arrebatar unos a otros.

Esta dinámica explica, sin que ello justifique, el genocidio que Israel está perpetrando en Gaza. Se pisotea el derecho internacional, los derechos humanos y se pretende exterminar a un pueblo entero. Es un aviso de hasta dónde está dispuesto a llegar Estados Unidos; sostén económico, político y militar del Estado sionista, sin cuyo apoyo no sería capaz de hacer lo que está haciendo.

La ocupación de parte de Ucrania, la reacción de Putin ante la expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas y la contienda entre los USA y Rusia por ver quién es el proveedor de energía en Europa, nos han metido en una guerra en territorio europeo que va camino de los 4 años de conflicto y una brutal sangría de vidas, a ambos lados de los frentes; vidas principalmente de jóvenes pertenecientes a familias humildes y trabajadoras, tanto rusas como ucranianas. Con una situación que es difícil predecir cómo puede terminar, con las supuestas violaciones del espacio aéreo de diferentes países de la UE/OTAN, por parte rusa.

Putin está midiendo hasta dónde está realmente dispuesta a llegar la UE, pues el servilismo ante Trump ya no garantiza que los USA se involucren en la defensa de Europa. Solo hay que ver como Trump presiona a Zalensky para que trague con una paz, por no llamarle rendición. Putin y Trump se miden a su vez mutuamente. La diferencia es que los USA han conseguido sus objetivos económicos y militares, por lo que se explica que ya no tengan interés en mantener el conflicto, aunque no le importe lo más mínimo que este se prolongue en el tiempo; a fin de cuentas, cuanto más dure la Guerra, más armas venderá a sus clientes europeos.

Lo hemos abordado en otras editoriales de Tribuna Socialista, pero no está de más recordar que a principios del presente siglo los EE.UU., prácticamente no exportaba Gas natural Licuado (GNL) a la UE. En último lustro (2020 – 2025), los USA han pasado a ser el mayor proveedor de GNL en la UE y en Gran Bretaña, alcanzando en 2022 el 26% del suministro. Por el contrario, Rusia ha perdido este mercado; antes de 2022, Rusia abastecía a la UE entre el 40 y el 45% de nuestras necesidades de GNL.

En la reunión de finales de julio, en la que la presidenta de la Comisión Europea se tragaba todas las condiciones impuestas por Trump, la UE se ha comprometido a comprar energía a los USA por valor de 750.000 millones de dólares (1).

La guerra en Ucrania lleva más de tres años sirviendo de excusa para desatar una guerra social contra todos los pueblos de Europa, provocando perdidas de poder adquisitivo de los salarios por la vía de la inflación en el quinquenio 2020 – 2024: el IPC general acumulado ha sido del 16,32%, frente al 12,53% del incremento promedio de los salarios en convenio colectivo. Es importante señalar que el IPC de los Alimentos y bebidas sin alcohol se ha disparado en el mismo periodo al 27,67%.

Esta guerra ha sido también la excusa de Trump para que Europa destine miles de millones de euros cada año a la compra de armamento estadounidense, poniendo de este modo una piedra de molino sobre cualquier pretensión de independencia económica y militar europea respecto de los USA. Esto, es lo que está provocando, entre otras cosas, las medidas anti obreras de los gobiernos de Macron.

En nuestro país, incrementar el gasto militar ira directamente contra el gasto social, por muchos juegos de números que haga el Gobierno: en 2020 España destinó un 1% del PIB a gasto militar (11.292 M€); en 2024 el porcentaje del PIB alcanzó el 1,4 %, pero al haber crecido el PIB, la cifra nominal de gasto en defensa fue de 24.122 M€, lo que representa un incremento del 113,62% del presupuesto en Defensa, para dicho periodo. Si en 2035 España aplicase el 5% de gasto en defensa acordado por la OTAN, en base al PIB de 2024, nuestro gasto militar será de 86.150 M€.

Estas cifras astronómicas en gasto militar deteriorarán, más de lo que ya se están deteriorando, los servicios públicos que los contribuyentes pagamos: Sanidad, Educación, Pensiones y Dependencia, además del resto de servicios públicos.

Con sus cifras y con la situación de los servicios públicos en cada país, esta situación es parte de esa guerra social contra todos los pueblos de Europa. Es una agresión a la clase trabajadora europea.

Frente a este devenir de hechos políticos, económicos y bélicos está la resistencia de los pueblos

La primera y más importante resistencia es la del pueblo palestino, que lleva más de 75 años defendiendo su tierra contra la ocupación ilegal de Israel, que se ríe de las resoluciones de la ONU y de las convenciones y tribunales internacionales.

Muerte, cárcel, pobreza, exilio…y ahora exterminio, es lo que Israel lleva aplicando en Palestina desde 1948. A pesar de ello, la Unión Europea mantiene estrechas relaciones comerciales con un Estado criminal. Y somos aliados del principal socio y protector, que no menos criminal, del estado sionista.

Los pueblos resisten, como lo está haciendo el pueblo francés, ante la política de Macron y sus gobiernos; pretenden aumentar el gasto en defensa hasta los 64.000 millones de euros, frente a los 32.000 que destinaba Francia en 2017, cuando Macron llegó al Eliseo. Para paliar el incremento del gasto militar, la contrapartida es congelar las pensiones, los sueldos de los funcionarios, sustituir solo 1/3 de las jubilaciones que se produzcan y congelar todas las partidas sociales: Sanidad, Educación…entre otras medidas, para ahorrar 44.000 millones de euros.

El pueblo francés salió a la calle el 18 de septiembre para rechazar estas decisiones de los gobiernos de Macron. Como a los madrileños que el día 14 salieron a la calle a protestar por la participación del equipo de Israel en La Vuelta ciclista, la mayoría de los medios de comunicación dijeron que las manifestaciones francesas fueron violentas. Si protestar en las calles, una forma en que los pueblos pueden hacer ver su punto de vista, es violento, cómo hay que calificar a matar a 20.000 niños y niñas en dos años, cómo hay que llamar a no llegar a fin de mes y tener que optar entre comer o poner la calefacción…

Los pueblos resisten enviando contundentes mensajes, como el del pueblo madrileño el 14 de septiembre. Mensajes que llegan y que animan a tomar medidas contra la indecente senda por la que nos llevan las instituciones y los organismos internacionales. No es casualidad que, tras la suspensión de la etapa final de La Vuelta, RTVE haya comunicado que si Israel participa en el próximo certamen de Eurovisión España no lo hará. No es casualidad que la Fiscalía General del Estado haya abierto una investigación sobre los crímenes de Israel en Gaza. No es casualidad que, en otros deportes como en el fútbol internacional, comience a reivindicarse la exclusión de los equipos de Israel y no es casualidad que nuestro Gobierno haya decretado el embargo de armas a Israel, por muchas limitaciones que esta medida tenga. Pueden parecer gestos, pero no lo son. Es la evidencia de que, a pesar del silencio de los grandes medios de comunicación y del ejercicio institucional de mirar para otro lado, la presión que la resistencia de los pueblos hace llegar a las instituciones tiene efectos.

Hace pocos meses, muchos de los que hoy hablan abiertamente de genocidio se negaban a mencionar este término, punto al que Felipe VI ha evitado llegar en su intervención ante la ONU del día 24 de septiembre. Hoy solo quedan los de siempre negando el genocidio. Hasta las sumisas instituciones europeas se ven compelidas a tomar medidas contra Israel, lentas y limitadas, pero empujados a tomarlas.

Es necesario responder al sentimiento y la acción que están tomando los pueblos de España hacia el Gobierno, con un mensaje claro: no hay medias tintas RUPTURA TOTAL DE TODAS LAS RELACIONES CON EL ESTADO SIONISTA.

Desde Tribuna Socialista llamamos a participar en todas las movilizaciones y actos contra la guerra y contra el genocidio y, en particular a participar en la jornada de protesta que convocan UGT y CCOO para el 15 de octubre en los centros de trabajo, tanto públicos como privados.

El Comité de Redacción

  1. https://www.rtve.es/noticias/20250727/trump-von-der-leyen-escocia-acuerdo-aranceles-guerra-comercial/16678460.shtml
Redacción de Tribuna Socialista

La obsolescencia de la ONU

El genocidio, a sangre y fuego, que desde hace un año viene cometiendo Israel sobre el pueblo palestino, excede con mucho su justificación por el ataque terrorista de Hamás, el 7 de octubre de 2023. Pogromo que los judíos sufrieron a manos de los nazis y que ahora, constituidos como estado de Israel, reproducen con los palestinos ante la mirada de espanto de la ciudadanía universal que asiste atónita a la película de terror y muerte, sin medida ni fin, que las televisiones de todo el mundo muestran a diario. Desgarro que aumenta al comprobar la incapacidad de mediación de la ONU para alcanzar una tregua, y mucho menos para forzar el fin de este y otros conflictos. Intervención que se limita a enviar a los conocidos cascos azules que establecen una imaginaria barrera de contención entre las fuerzas enfrentadas que, en la práctica, se vulnera por los contendientes cuando la estrategia militar lo demanda porque los cascos azules, que actúan siempre en misión de paz, no tienen mandato para intervenir militarmente.

El genocidio de Israel sobre el pueblo palestino, excede con mucho su justificación por el ataque terrorista de Hamás, el 7 de octubre de 2023

Circunstancia que ha reverdecido la pregunta que se viene planteando desde hace mucho tiempo en las cancillerías del mundo, y en la propia sociedad global: ¿para qué sirve la ONU?, más allá de gestionar la ayuda humanitaria en las zonas de guerra, cuando las partes enfrentadas les dejan, o paliar las situaciones de hambruna prolongada, o prestar atención sanitaria y educativa a la población infantil y juvenil desamparada en estados fallidos. Tareas sin duda loables y necesarias que solo son paliativos, pues raramente encarrilan proyectos de futuro para mejorar las sociedades de los países donde actúa. Acción que no cambia la raíz de los problemas.

Labor necesaria que la ONU desarrolla como puede, aunque no es ese el fin primigenio con el que se creó en la Conferencia de San Francisco, celebrada tras el fin de la II Guerra Mundial, en 1945, que convirtió en hecho consumado la propuesta planteada en pleno conflicto bélico por el presidente de los EEUU, Franklin D. Roosevelt, en 1942, a un grupo de 26 países para crear una alianza contra los países del eje. Propuesta que fue aprobada ese mismo año y ha pasado a la historia como la Declaración de las Naciones Unidas.

El acuerdo, que fue suscrito por cincuenta países en San Francisco y entró en vigor en octubre de 1945, se denominó Carta de las Naciones Unidas, donde se definen los principios y objetivos de la ONU. Los cuatro fundamentales: mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar la cooperación entre los países, proteger los derechos humanos y promover el progreso económico y mundial. Carta a los Reyes Magos, porque desde su origen arrastra el lastre que supone el derecho de veto que ejercen los países fundadores en el Consejo de Seguridad—EEUU, Reino Unido, Francia, Unión Soviética, y República de China— que impusieron al resto de naciones, para evitar que la ONU adoptara decisiones que fueran en contra de sus intereses.

Derecho al que se opusieron numerosos países lo que provocó la respuesta airada y contundente del representante de EEUU, Tom Connally, quién amenazó a los opositores con que no habría Carta de Naciones Unidas —de hecho, se levantó y rompió en público un primer borrador de la misma— si no se aceptaba el derecho de veto de los países fundadores. Es así como la ONU nació de un trágala impuesto por los países vencedores de la II Guerra Mundial, que se auto concedieron un privilegio que les situaba por encima del resto de naciones. Privilegio que se intentó suavizar dando entrada en el Consejo de Seguridad—el único órgano de la ONU que puede tomar resoluciones vinculantes y obligar a su cumplimiento—, a los denominados miembros no permanentes que no tienen derecho de veto, diez en total, elegidos de cinco en cinco para un periodo de dos años por la Asamblea General.

La ONU arrastra desde su origen el derecho de veto que ejercen los países fundadores en el Consejo de Seguridad—EEUU, Reino Unido, Francia, Unión Soviética, y República de China— para evitar que la ONU adoptara decisiones que fueran en contra de sus intereses

Modelo de gobernanza mundial que sigue vigente setenta y nueve años después, que pudo tener sentido durante los años de la guerra fría, pero que se ha quedado obsoleto en un mundo multipolar donde las llamadas potencias emergentes y la agrupación de países en entes supranacionales, como la UE, reclaman un cambio en la gobernanza de los problemas globales. Cambio que es inapelable para evitar los centenares de miles de personas que mueren sin sentido por el veto que utilizan los que pueden hacerlo, de manera recurrente EEUU y Rusia, para evitar sanciones de obligado cumplimiento a los países que siguen siendo sus satélites en distintas partes del globo. Es el caso de Rusia y China metidas en una pugna para tener mayor influencia en África, dando apoyo a sátrapas que gobiernan en muchos de esos países.

El modelo de gobernanza mundial de la ONU se ha quedado obsoleto y no sirve para evitar los centenares de miles de personas que mueren por el veto que utilizan los que pueden hacerlo

O de EEUU, que desde siempre veta en el Consejo de Seguridad toda resolución de condena contra Israel, aunque sean crímenes de lesa humanidad como los que viene cometiendo sobre el pueblo palestino desde hace un año, con el afán, declarado por miembros del actual gobierno israelí, de exterminarlos y quedarse definitivamente con sus territorios. Todo porque la comunidad judía de EEUU tiene un poder económico inmenso con el que presiona al ejecutivo de Washington, al que le viene bien tener un país como Israel que ejerce de portaviones del ejército USA en una zona en permanente conflicto de raíz étnica y religiosa. Cuestión que dejo como apunte para profundizar en ella en otro momento.

EEUU siempre veta en el Consejo de Seguridad toda resolución de condena contra Israel, aunque sean crímenes de lesa humanidad como los que viene cometiendo sobre el pueblo palestino

El mundo es muy diferente al de hace casi ochenta años, para empezar porque se ha globalizado merced a la digitalización que expone todo lo que sucede en el planeta en la palestra pública global, en la que todo termina por saberse, y los movimientos de los países y sus gobiernos están sometidos al escrutinio constante de la comunidad global. Y por el resurgimiento de los llamados países emergentes—los más significados Brasil, India, México, Turquía, Suráfrica y Corea del Sur— que reclaman una mayor cuota de influencia y participación en la gobernanza mundial. Como la propia Unión Europea, lastrada también en su operatividad por la obligada unanimidad de todos sus miembros para tomar decisiones. Esta nueva sociedad global debe forjarse sin los privilegios de unos países sobre otros para que todas las naciones participen de las decisiones que afectan al planeta, y todas se sometan a los mismos parámetros de exigencia democrática en el gobierno de sus sociedades con el fin de evitar guerras y genocidios.

La comunidad judía de EEUU tiene un poder económico inmenso con el que presiona al ejecutivo de Washington, al que le viene bien tener un país como Israel que ejerce de portaviones del ejército USA

Nuevo orden mundial que pasa por una reforma de la Carta de Naciones Unidas que libere a la ONU de las ligaduras que supone el derecho de veto de los cinco países fundadores que ha generado una plutocracia en la gobernanza mundial. Reforma que afecta también a la representación de los países en la Asamblea General, que debería realizarse por grupos de naciones con problemas e intereses similares, como debería hacer la UE, para evitar que el poder de los países grandes anule su representación y capacidad de decisión en los temas globales que les afectan de manera directa; el mejor ejemplo, el cambio climático. Reforma que la ciudadanía debe exigir presionando a través de los canales de comunicación global. Nueva gobernanza global en la que deben participar todas las naciones.

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario
y Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas

Israel punta de lanza

José Luis Rodríguez Zapatero

Secretario General del PSOE y Presidente del Gobierno

Julio 2006

Estimado compañero y residente:

Nuevamente nos dirigimos a ti con satisfacción, orgullosos por la posición que has mantenido respecto al conflicto bélico desatado en Oriente Próximo, alineándonos, como no podía ser de otra manera, con los países que han exigido un Alto el Fuego, para parar la masacre emprendida por Israel en el Líbano.

También queremos trasladarte nuestra solidaridad con el compañero Blanco, pues sus palabras han sido corroboradas por el propio ejército israelí con el asesinato de los observadores de la ONU o con el crimen de Qaná, demostrando que en efecto los muertos civiles no son efectos colaterales sino víctimas buscadas. No obstante, la polémica que sus palabras suscitaron ha servido para poner en evidencia a muchas mentes reaccionarias, las cuales por desgracia gozan de influencia (medios de comunicación supuestamente “amigos”, en nuestro propio Partido, etc.) y no es la primera vez que, aun sin ser esa su intención, se suman a la ignominiosa actitud del partido neofranquista en el Congreso.

Cada día se hace más insoportable la escalada bélica del Gobierno de los EE.UU., empujando a la humanidad hacia la barbarie; Afganistán, Irak y ahora Líbano y Palestina, sin olvidar tantos otros conflictos como los existentes en el continente africano. El conflicto en Oriente Próximo no es nuevo, pero que ha tomado unas dimensiones peligrosas, tanto por el riesgo de extensión, como por lo que supone de retroalimentación con el fundamentalismo que dicen querer combatir.

Nos identificamos con la iniciativa que presentaste ante la Asamblea de Naciones Unidas de buscar una “Alianza de Civilizaciones”. Es un objetivo ilusionante y complejo, en el que juegan factores diversos, siendo fundamental el económico. Consideramos que hay que dar un paso firme para alcanzar la deseada “Alianza de Civilizaciones”. La retirada de nuestras tropas de Iraq como la negativa de Turquía a participar en la Guerra de Iraq fueron y son referencias para los Pueblos, y nos preguntamos: ¿Realmente ayudamos al pueblo afgano cuando somos vistos como aliados del invasor? En cuanto al Líbano, las dudas expresadas por tu propio Gobierno sobre el carácter de la misión vienen a coincidir con el apoyo de Israel a la Resolución 1701 de la ONU, lo que equivale a decir que dicha resolución es una herramienta que pone a las tropas de los países occidentales a llevar a cabo las pretensiones intervencionistas del Estado sionista y de los sectores más reaccionarios del Gobierno de EE.UU.

Como dijeron nuestros mayores “La Guerra no es de los Pueblos”, la guerra es de los intereses económicos en colisión. Por ende, consideramos que nuestras tropas debieran volver de inmediato de Afganistán, no ir al Líbano, y nunca apoyar militarmente los intereses de las multinacionales, sea cual fuere el Estado o Nación que las apadrine.

La Comunidad Internacional, esos a los que el Sr. Rajoy considera marginales, debe exigir firmemente al Gobierno de los EE.UU., que desista de poner en riesgo la paz en el mundo; que como director espiritual del Estado sionista de Israel ordene el cese inmediato de las hostilidades, como única forma para poder exigir a los estados árabes que ordenen a Hezbolá, Hamas o Al Quaeda que cesen en su acción terrorista.

No podemos mirar para otro lado, y mucho menos aplicar un doble rasero en las relaciones con el pueblo Palestino, con lo que está ocurriendo en Gaza y otras poblaciones sistemáticamente acosadas por el

ejército de Israel. Donde las condiciones de vida se deterioran día a día, y donde los derechos humanos son vulnerados permanentemente.

Por otra parte, es quizás el momento, ahora que se está replanteando el proyecto de Constitución Europea, de que los pueblos de Europa se liberen de la tutela de la OTAN, cuya existencia, tras el fin de la política de bloques, no tiene más sentido que someternos a las aventuras de los EE.UU. De otro modo se profundizará en el abismo entre la voluntad de paz y democracia de los pueblos europeos y la participación de los ejércitos europeos en la política belicista en función de los intereses económicos de algunas multinacionales norteamericanas y apoyadas por la UE.

Somos conscientes de que esta carta puede parecer ingenua, pero es lo que la mayoría de los españoles siente y piensa. Al menos así te lo exponemos quienes la suscribimos, de forma leal, como obligadamente corresponde a los socialistas. Convencidos de la necesidad de dar un giro en la política internacional, como única salida a la nefasta dinámica de violencia generalizada en la que vivimos.

Esperamos te sea útil esta contribución de unos militantes socialistas.

Recibe un fraternal saludo.


Firmantes a título individual:

Asturias: José Manuel Martínez Ordóñez (Afiliado al PSA-PSOE en la Agrupación Ribera de Arriba-Asturias) Cantabria: Rafael Pini Sereno (Afiliado al PSC-PSOE en la Agrupación de Santander, miembro del Comité Regional) Cataluña: Baltasar Santos Fernández (Afiliado al PSC-PSOE de la Agrupación de San Andrés de la Barca), José Serrano Rodríguez (Afiliado al PSC-PSOE del Baix Llobregat) Olesa de Montserrat, Juan A. Ballesteros Aguilar (Socialista no Afiliado al PCS-PSOE) S. Esteve Sesrovires, José A Iniesta Martín (Afiliado al PSC-PSOE de la Agrupación de Sant Boi) Euskadi: José Manuel Toledo (Secretario General de la Agrupación de Leioa y concejal del Ayuntamiento de Leioa) Koldo Méndez Gallego (concejal-Portavoz del PSE-PSOE del Ayuntamiento de Bérriz) Madrid: Roberto Tornamira Sánchez (Afiliado al PSM-PSOE en la Agrupación de Arganzuela) Álvaro Peña González (Afiliado a JJ.SS., en la Agrupación de Galapagar) Javier Pérez Santos (Afiliado a PSM-PSOE en la Agrupación de Usera) Silvia Font (Socialista no Afiliada al PSOE) Fernando Mañueco López (Socialista no Afiliado al PSOE) José Antonio Fernández Guerras (Socialista no Afiliado al PSOE) José Miguel Villa Antoñana (Afiliado PSM-PSOE- Agrupación de Arganzuela) Ana María Díaz Díaz (Afiliado PSM-PSOE- Agrupación de Arganzuela) Alberto Gómez Martín (Afiliado al PSM-PSOE Miembro de la CE local de la Agrupación de Galapagar) Elisa Blanco Pérez (Afiliada a JJ.SS., en la Agrupación de Galapagar) Noelia Arias Vara (Afiliada a JJ.SS., en la Agrupación de Galapagar) Carlos González Wagner (Afiliado al PSM-PSOE en la Agrupación de Gala- pagar) María del Carmen Pacheco García (Afiliada a JJ.SS., en la Agrupación de Gala- pagar) Ángel Alonso Calvo (Afiliado PSM-PSOE Agrupación de Arganzuela) Manuel Hernández Antúnez (Afiliado PSM-PSOE Agrupación de Arganzuela) Gloria Díaz Díaz (Afiliada PSM-PSOE Agrupación de Arganzuela) Concepción García Martín (Afiliada PSM-PSOE Agrupación de Arganzuela) María José Megía Martín (Socialista no afiliada al PSOE) José Manuel Martín Hernández (Socialista no afiliado al PSOE)