¿Pactos de la Moncloa o un gran pacto de los trabajadores y pueblos de España?

La reedición de unos nuevos Pactos de la Moncloa ha sido sin duda la noticia política de estos días, obviamente envuelta en la crisis sanitaria, económica y social que estamos viviendo. El presidente del Gobierno afirmó, con rotundidad, en su rueda de prensa del domingo día 5 de abril, la necesidad de unos nuevos pactos de la Moncloa. ¿Es posible? ¿De verdad, son necesarios? Intentaré dar respuesta a ello en este artículo, pero permítanme comenzar con un resumen y caracterización de lo que significaron los Pactos de la Moncloa.

¿Qué fueron los Pactos de la Moncloa de 1977?

Los Pactos de la Moncloa fueron dos Acuerdos firmados en el Palacio de la Moncloa durante la transición española el 25 de octubre de 1977:

  • El Acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma de la economía.
  • El Acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política.

Los firmantes de dichos acuerdos fueron el Gobierno de España presidido por Adolfo Suárez y los principales partidos políticos con representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados; y contó con el apoyo de las asociaciones empresariales, y con una gran resistencia de la clase trabajadora concretada en el rechazo a los mismos por parte de UGT, y el rechazo de muchas secciones sindicales de CCOO, que se oponían al apoyo que sus dirigentes habían mostrado a esos acuerdos. Finalmente, ambos sindicatos acabaron firmando y apoyando los acuerdos.

 El acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma de la economía

La situación social tras la muerte del dictador era de lucha. En el primer trimestre de 1976 hubo más de 17.000 huelgas que luchaban contra la continua pérdida de poder adquisitivo de los salarios insuficientes para que los trabajadores y trabajadoras pudieran adquirir alimentos, bienes y servicios de primera necesidad como consecuencia del encarecimiento de los productos tras la crisis del petróleo y el proyecto continuista con el franquismo que representaba Arias Navarro.

El acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma de la economía, supuso el reconocimiento del despido libre del 5 por 100 de las plantillas de empresa, se tomaron medidas de contención salarial, se fijaron reducciones graduales de los aumentos salariales de convenio hasta 1987 (10 años), al mismo tiempo que se devaluó la peseta, y se adoptaron medidas para contener la inflación y el déficit público. Estas medidas se cumplieron todas.

Otras de las medidas aprobadas, que vista en perspectiva pueden causar estupor, fueron las medidas de control financiero a través del Gobierno y el Banco de España ante el riesgo de quiebras bancarias y la fuga de capitales al exterior. Hoy día, a la vista de los papeles de Panamá, las cuentas en Suiza, y los sucesivos escándalos bancarios que nos han sacudido desde hace más de 1 de década, podemos afirmar que estas medidas no se aplicaron.

También se aprobó la contratación temporal sembrando la semilla de la precarización del mercado laboral actual.

En el lado positivo, se reconoció la libertad de asociación sindical. Se acordó redactar un Estatuto de los Trabajadores, que no pudo ver la luz hasta más de dos años después. Aún más, tardó la aplicación de la reforma tributaria que no se produjo hasta 1982, con Josep Borrell en la Secretaría de Estado de Hacienda.

Las reformas en seguridad social no se aplicarían hasta el gobierno de Felipe González que consiguió un sistema sanitario universal, y un sistema de seguridad social, principalmente un sistema de pensiones que los sucesivos gobiernos del PP han golpeado con dureza, en el intento último de ceder esos recursos al mercado que todo lo regula.

Las medidas en políticas agraria, industrial  y energética prepararían las bases para la posterior entrada en el mercado común europeo, y conllevaron limitaciones en la producción de los sectores agrícola, ganadero, pesquero y energético y, posteriormente, la cesión de la soberanía monetaria a la actual Unión Europea, esa que solo piensa en estar unida para favorecer los intereses del comercio exterior, las multinacionales y el sector Financiero, y que se resquebraja cada vez que se apela a mecanismos de solidaridad interna o cada vez que se le insta a acordar una medida que pueda beneficiar a la clase trabajadora. De aquellos lodos estos barros.

El Acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política.

El mayor acuerdo de los Pactos de la Moncloa de 1977 fue en el terreno político e institucional. La validación de la monarquía como jefatura del Estado heredera del franquismo era el acuerdo importante, para posteriormente plasmarlo en la Constitución Española. Franco no lo había dejado todo atado y bien atado, pero los pactos de la Moncloa sirvieron en buena medid para acabar de atar el nudo de la sucesión.

Junto a ello, se tomaron medidas sobre el derecho de las asociaciones políticas, sobre el derecho de reunión, sobre los secretos oficiales, y se acordaron algunas reformas en el código penal y en la ley de enjuciamiento criminal, entre otras.

¿Son Posibles y necesarios unos Nuevos pactos de la Moncloa?

Déjenme exponer tres cosas antes de dar respuesta a la pregunta del título:

1.- La actual Pandemia del virus que causa la COVID-19, no ha causado la necesidad de una reconstrucción nacional que requiera de unos Nuevos pactos de la Moncloa. La Pandemia del virus que causa la COVID-19 ha puesto al descubierto las vergüenzas del sistema económico actual. A saber:

  • Recortes en el sistema sanitario, que da lugar a falta de medios y profesionales para atender las necesidades sociales.

 

  • Un mercado de Trabajo en el que las rentas del Trabajo están cada vez más lejos de las rentas del capital Financiero, propietario de los medios de producción.

 

  • El imperio del Dios Mercado, y particularmente la propiedad privada de los medios de producción, que impide que los estados dispongan de una industria al servicio de las necesidades de las personas o de hoteles e instalaciones gratis para atender la emergencia social.

 

  • Una política tributaria injusta, no progresiva y desigual en la que las grandes fortunas quedan exoneradas de pagar impuestos en detrimento de la redistribución de rentas entre las clases populares, convertidos en los “miserables” de Victor Hugo.

 

  •  Un régimen monárquico que en aras de la unidad del Estado y del mantenimiento de las Instituciones heredadas del franquismo, muestra todas sus flaquezas para dar la respuesta que la Sociedad necesita, negando el derecho de los pueblos a decidir su futuro.

 

  • Una política económica y monetaria subyugada a los intereses del sector Financiero, y de la oligarquía económica que domina el mundo, representada por la Troika (FMI, OCDE, BCE), y que a su vez, subyugaba hasta ahora la posibilidad de romper el déficit 0, y por tanto, la posibilidad de aplicar políticas sociales.

 

  •  La ausencia de una Banca Pública autónoma y la falta de liquidez de empresas, autónomos, que a su vez unas tasas de desempleo sin precedentes.

2.- Durante los meses previos al Coronavirus, numerosos economistas predecían una nueva crisis económica, de escala aún mayor que la de 2009. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) señalaba en su informe anual que la economía mundial se había ralentizado en un 3%, y que se estaba produciendo una contracción de la industria automovilística, manufacturera y del comercio mundial. La bajada del precio del barril de Petróleo también ha ayudado a esta ralentización.

En los últimos doce meses el precio del barril de petróleo de la OPEP ha descendido un 70,32%, hundiendo la rentabilidad de otros productores y exportadores energéticos como EEUU, arrastrando en esta crisis de rentabilidad económica a los socios capitalistas que financian el sector.

Nuevamente, el sector Financiero en crisis, aún peor que la de 2009. ¿Los salvamos otra vez con dinero público?

3.- La reedición de unos Nuevos pactos de la Moncloa significaría someter el futuro de la economía al acuerdo a partidos como PP y VOX. Partidos que no destacan precisamente por la transparencia, y su defensa de la democracia y de los derechos sociales y de los pueblos, sino que , al contrario, estarían encantados de abolir los partidos políticos, procesar a todos los dirigentes,(tal y como quiere hacer VOX con Pedro Sánchez), acabar con las autonomías…todo ello para recuperar la línea franquista que Arias Navarro quería mantener cuando los Pactos de la Moncloa de 1977.

Como comprenderán, no parecen posibles unos Nuevos pactos de la Moncloa con estos compañeros de viaje, y tampoco creo que haya que reeditar las mismas fórmulas que en 1977, ni los mismos objetivos. Hoy no toca salvar ningún régimen, sino que hemos de aprovechar la lección que nos brinda la perspectiva del tiempo para aprender de los éxitos y de los errores.

Hoy lo que toca es salvar vidas y para ello necesitamos una economía al servicio de la Sociedad, y no una Sociedad al servicio de la economía. Hoy lo que toca es salvar lo público manteniéndolo libre de las garras de los mercados.

 

Es posible una mayor justicia social con una redistribución equitativa de la riqueza.

En la fecha en que escribo este articulo (9 de abril) y previsiblemente al cierre de la edición de este número de Tribuna Socialista (13 de abril), no se conoce el contenido de los presupuestos de reconstrucción social y económica que el gobierno comenzará a negociar en unos días.

Para mí, igual que para la inmensa mayoría de socialistas con los que he tenido ocasión de hablar y debatir sobre el tema, lo realmente esencial es que estos presupuestos incorporen mayor justicia social y una redistribución equitativa de la riqueza.

Hemos de proteger e invertir en nuestro particular tesoro nacional, nuestro sistema de sanidad pública y universal, tan recortado y maltrecho durante las últimas décadas en beneficio del sector privado y concertado.

Hemos de reforzar la protección y cuidado a nuestros mayores, acabando con esos morideros en los que se han convertido las residencias de ancianos, particularmente las privadas y concertadas, donde…parece mentira…el interés económico se sitúa por encima del interés social, de la salud de los trabajadores y trabajadoras que prestan el servicio, y por encima de la salud de los residentes y usuarios, que en su inmensa mayoría son familias trabajadoras.

Hemos de buscar soluciones definitivas a la vivienda, Todo el mundo tiene derecho a un techo y a suministros energéticos, que , en la actualidad, amenazan con generar una nueva hornada de pobres energéticos.

Hemos de acabar con la brecha digital que supone que niños que no disponen de medios tecnológicos o de suministro de telecomunicaciones puedan quedar al margen del sistema educativo

Hemos de recuperar la propiedad pública de los medios de producción que sirven para abastecernos de productos, bienes y Servicios de primera necesidad.

Hemos de garantizar un precio justo a los agricultores, ganaderos y pesqueros y acabar con la especulación de los mercados de alimentación a la que juegan las grandes cadenas de distribución.

Hemos de acabar con la pobreza infantil.

Hemos de generar millones de puestos de Trabajo que garanticen que todo hombre y mujer en plena capacidad pueda aportar su fuerza de Trabajo y ser dignamente recompensados por ello.

Hemos de acabar con el problema ambiental, con el cambio climático, cuyas consecuencias también son vívidos de forma desigual en función de la renta de las personas.

En resumen: Fortalecer la sanidad pública, llenar de contenido económico la Ley de Dependencia, Sistema fiscal justo y eficiente, pobreza energética, frenar los desahucios, pobreza infantil

Y hemos de abordar tres aspectos que se me antojan claves: la monarquía, el federalismo y el futuro en la relación con los estados que hoy conforman la Unión Europea.

La cuestión es clara. Es necesario un gran acuerdo para revertir la situación actual. Espero que la recurrencia al termino “Pactos de la Moncloa” solo suponga una forma de referirse a que es necesario un gran acuerdo de Estado, pero ese gran acuerdo de Estado se tiene que hacer sobre una base bien distinta a la del 1977. La clase trabajadora no puéde volver a pagar la factura de una crisis económica que el COVID-19 nos está mostrando, pero que es causada por un virus mucho más letal, que es el sistema capitalista y el poder del sector Financiero sobre los medios de producción, y eso, es clave.

Por último, igual de importante es contar con un sistema tributario que sirva para redistribuir las rentas del capital para financiar nuestro ansiado estado de bienestar, ese que queremos reconstruir y que es la única garantía de vida para el conjunto de la clase trabajadora.

Desde aquí, todo el apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez para llegar a acuerdos en esta línea.

Baltasar Santos

Primer Secretario PSC El Vendrell

TS Tarragona.

Autor: Baltasar Santos

Licenciado en Psicología, post grado en mediación, y máster en psicología forense. Curioso y en constante aprendizaje. Me encanta impartir clases, las TIC, pero sobretodo soy un apasionado de las personas. y disfruto aplicando psicología y formación para el desarrollo de personas y organizaciones. Desde 2019 tengo la responsabilidad de gestionar como regidor del Ayuntamiento de El Vendrell, los recursos humanos, la hacienda, secretaría, contratación y los departamenos de empadronament i Servei d'atenció al ciutadà.

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