Hará 6 o 7 años que Roberto Tornamira me invitó a formar parte del Comité de Redacción de Tribuna Socialista. La revista llevaría publicándose por entonces unos 8 o 9 años y yo no la conocía. Enseguida me di cuenta que me había unido a un proyecto importante a pesar de los precarios medios con que contaba, y a pesar de ello, haber conseguido publicarse, casi milagrosamente, durante casi una década.
Tribuna se difundía principalmente a través de listas de correo electrónico y llegaba a un amplio abanico de militantes de base así como a un número importante de cuadros políticos y sindicales. Muchas veces los receptores de la revista en formato PDF la difundían a su vez entre sus contactos, incluso en alguna federación de UGT se imprimían algunos ejemplares y se dejaban a la vista para quien quisiera un ejemplar pudiera llevárselo. Así que la difusión de la revista iba más allá de los suscriptores que la recibían en sus emails.
Importante también era ver el interés que levantaba la revista por la solidez, la calidad y la profundidad de los trabajos que se publicaban. Si en alguna ocasión se retrasaba el reparto en papel o por email se notaba que la gente echaba de menos Tribuna Socialista.
Era ilusionante colaborar con Tribuna al ver la repercusión que tenía entre compañeros y compañeras del partido o del sindicato. Y más si veías que la lectura de algún trabajo provocaba un debate interesante, removía certezas, despertaba inquietudes o dotaba de herramientas ideológicas para la acción sindical y política cotidianas. Porque de eso se trataba: unir ideas y luchas.
Siendo como es un medio que actúa en un ámbito concreto, el de la militancia socialista de base y a la izquierda de la mayoría orgánica, ha sabido intervenir en la lucha ideológica interna con la lealtad debida al partido y siempre de manera positiva, con propuestas y argumentos y sin plantear batallas orgánicas. Y éste me parece un aspecto que añade elegancia a la labor de Tribuna Socialista en el seno de las organizaciones socialistas.
Lo que al principio más me atrajo de esta publicación fue la conexión tan evidente que vi con la tradición ideológica de lo que se podría llamar el “ala izquierda” del partido en sentido amplio que, en mi opinión, abarca un espacio que incluye el que ha venido representando históricamente Izquierda Socialista, corriente de opinión a la que pertenezco desde hace años.
El Comité de Redacción y el conjunto de colaboradores de Tribuna Socialista se nutre de adheridos a IS y de compañeros del partido y del sindicato con variadas referencias ideológicas conectadas por poner ejemplos evidentes con Julián Besteiro, Largo Caballero, Indalecio Prieto o Pablo Iglesias Posse, que lo es, al menos formalmente, de todas las tendencias y corrientes internas del PSOE, aunque alguna de ellas sólo lo haga de cara a la galería.
No es por tanto Tribuna Socialista portavoz de ninguna instancia orgánica, corriente o tendencia y sólo representa a quienes colaboran con ella o la difunden. Y esta independencia es otro valor importante que hay que destacar de esta revista.
En mi decisión de unirme a Tribuna Socialista como colaborador en Andalucía, contó y mucho que la mayoría de sus redactores provenían de sindicatos de clase, especialmente de la UGT. Para mí, este hecho era una garantía de la necesaria coherencia entre las dos patas de la lucha obrera: el partido y el sindicato y el respeto a la autonomía de ambos entre sí.
Promover debates, difundir ideas, hacer ideología a la vez que se lucha sindical y políticamente es lo que Carlos Marx definía como la necesaria unión entre las ideas y la acción para realizarlas. El conocimiento de la realidad, la crítica de ésta, y partiendo de las ideas, la acción para cambiarla.
Otro aspecto, para mí muy importante en mi adhesión, fue la posición de la revista de poner en primer plano el republicanismo de nuestro partido que algunos han querido adormecer aplazando sine die el necesario debate sobre la necesidad de la República para profundizar y aumentar la calidad democrática de nuestras instituciones.
Al hilo de esto último, también me ilusionó mucho la promoción del debate tan inexcusablemente aparcado sobre la estructura territorial vigente de la actual Constitución española y el federalismo histórico del PSOE.
Así que, Tribuna Socialista era y es la mejor garantía, el mejor instrumento para, desde sus modestos medios, difundir el ideario original con el que Pablo Iglesias fundó primero el PSOE en 1879 y nueve años después en 1888 la UGT.
Por eso empecé a colaborar con Tribuna Socialista y al éxito de los primeros 10 años de su publicación se une ahora la consolidación del proyecto a sus 15 años que no parará aquí y que seguro que será por otros 15 años más una magnífica herramienta para seguir sembrando socialismo entre los hombres y las mujeres de la clase trabajadora.
Manolo Peñalosa