La retirada definitiva de los EEUU de Afganistán ha puesto fin a 20 años de ocupación occidental en el país, dando lugar a la caída del gobierno títere y corrupto, en beneficio de los talibanes que vuelven a ocupar el poder 20 años después.
Hoy todo occidente se hace eco de la pérdida de derechos humanos, especialmente para las mujeres y colectivos minoritarios. Es cierto, pero ¿para qué han servido los 20 años de ocupación?
Biden lo ha dejado bien claro “el objetivo de la presencia aliada en Afganistán nunca ha sido construir un estado democrático ni estructurado en el país, sino impedir que fuera una base para ataques terroristas”.
Como vemos, nunca hubo interés por reconstruir un estado democrático. El único objetivo después del atentado contra las Torres Gemelas en 2001, ha sido la lucha contra el terrorismo, y mientras tanto, se ha mantenido un gobierno corrupto formado por señores de la guerra de las minorías uzbekas, tayikas y hazara que controlaban una parte del país.
Ni los 20 años de presencia militar occidental ni los dos billones de dólares gastados han comportado cambios en Afganistán ya que no ha existido nunca una voluntad real de construir un estado democrático ni por parte de los gobernantes afganos ni de los occidentales.
Hemos de recordar que la historia de Afganistán no siempre estuvo marcada por la corrupción y la guerra. Desde 1964 con la instauración de la Monarquía Constitucional y posteriormente en 1973 con la declaración de la República y en 1978 con la proclamación de la República Democrática de Afganistán (RDA) hasta su desaparición a finales de los 80, se dio un periodo en el que existió un intento de construcción primero de un Estado y después de un Estado laico lo más parecido posible a un Estado moderno y que coincide con los mejores años en lo referente a los derechos de las mujeres.
Aquél intento de democratizar el país en un país pro-soviético, fue bombardeado por Estados Unidos con el fin de desgastar a la Unión Soviética, De esta manera, la administración Reagan apoyó y financió económica y militarmente a los opositores al régimen laico de Kabul, entre los que se encontraba Bin Laden y los sectores más reaccionarios de Afganistán.
Desde la caída del muro de Berlín y el fin de la Unión Soviética, y la caída del régimen pro-soviético afganés a principios de los noventa, Occidente no se preocupa por la situación del país, ni tan solo cuando los talibanes toman el poder en 1996.
Sólo después del atentado a los Torres Gemelas del 11S, en el 2001, es cuando Estados Unidos y Gran Bretaña y después el resto de las llamadas fuerzas aliadas intervienen como respuesta al ataque de Al-Qaeda del que responsabilizan al gobierno talibán que les daba refugio.
La intervención occidental dio caza a Bin Laden y desalojó a los talibanes del poder, dándoselo a una coalición de los diversos grupos afganos contrarios a los talibanes, básicamente señores de la guerra de las diversas minorías no pastunes, con una seña de identidad: el cultivo de opio (cultivo erradicado antes de 1987, el incremento de la prostitución y una corrupción generalizada.
Sin embargo, durante los 20 años de ocupación occidental, la mitad de la población continúa en índices de pobreza extrema.
La realidad es que Estados Unidos ha decidido dejar de ser el gendarme del mundo, porque la situación en su propio país está al borde del colapso. La deuda estadounidense, fundamentalmente en manos de China y Arabia Saudí, tiene a EEUU en la quiebra, y claro…ante este hecho, EEUU se replega sobre si misma para dedicar sus esfuerzos en salvarse a si mismos. De hecho, merece la pena recordar que el abandono de Afganistán es fruto de un acuerdo con Donald Trump, que Biden ha ejecutado, consistente en dejar el país, “olvidarse” un buen arsenal armamentístico para garantizar que no se vuelva a dar amparo a terroristas que pretendan atentar contra EEUU.
También China y Rusia se han apresurado a contactar con los talibanes para adquirir su compromiso de no intervenir en los países de la zona que son de interés estratégico para los intereses rusos y chinos respectivamente.
La lamentable situación de mujeres y niños en la Afganistán de los talibanes ha sido consecuencia del acuerdo con EEUU y el abandono del país por americanos y los aliados occidentales, que tampoco se preocuparon nunca de reconstruir un verdadero estado democrático y laico.
José Antonio Iniesta