
Pregunta.- ¿Cuántos trabajadores formaban la plantilla de Schneider en el momento más álgido y en qué momento fue eso? De aquellos, ¿cuántos quedan hoy?
Hemos llegado a ser 350 trabajadores en el pasado. Fue antes de la crisis del 2008. En aquel momento la planta funcionaba a pleno rendimiento con varios turnos de trabajo. A día de hoy somos menos de 200 trabajadores, concretamente 181.
P.- Lleváis varios meses de lucha y movilización contra la pretensión de la empresa de despedir a 87 trabajadores ¿Qué argumenta la empresa para llevar a cabo estos despidos?
A finales de septiembre del año pasado, nos comunicaron la intención de la empresa de deslocalizar una parte de nuestra producción; concretamente nuestra celda de media tensión SM6-24, a Schneider Stezzano, en Italia, a lo largo del 2022. Este producto es la columna vertebral de nuestra fabricación, puede suponer el 50% de nuestra producción total. La compañía alega que es una decisión estratégica del grupo. De hecho, reconocen que no hay causas técnicas, económicas ni organizativas que justifique esta operación, pero que, aun así, finalmente se hará. La consecuencia directa de esta deslocalización es el despido de nuestros compañeros y compañeras una vez se produzca este traslado. Nosotros entendemos que lo que se está buscando es el cierre definitivo de nuestro centro de trabajo.

P.- ¿Es el primer expediente de regulación, sea temporal o extintivo parcial que sufrís?
No, en el 2009 y 2010 pasamos por dos ERTES debido a la crisis del 2008. Más tarde, en el 2020, debido a la pandemia del COVID-19, aplicaron un ERTE a nivel de Schneider España, y en nuestro centro se aplicó un segundo ERTE ese mismo año por la misma causa.
P.- ¿Qué medidas de lucha habéis llevado a cabo?
Llevamos tres jornadas de huelga de 24 horas y otra de media jornada. Nos hemos manifestado frente a la embajada de Francia, -Schneider Electric es una multinacional de capital francés-, y frente al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. También nos hemos manifestado frente al ayuntamiento de Griñon. Además, nos hemos reunido con los responsables del Ministerio de Industria del gobierno y de la Comunidad de Madrid, para denunciar nuestra situación.
Ahora hemos iniciado una «mesa de diálogo» con la dirección, pero todo apunta a que volveremos a las movilizaciones ante la total falta de compromiso de Schneider Electric con el futuro de nuestra planta y de nuestros empleos.
P.- ¿Qué respuesta habéis encontrado en los sindicatos y partidos? ¿y en la Administración local y/o autonómica?
El sindicato CCOO ha estado a nuestro lado desde el comienzo de las movilizaciones y en las reuniones que hemos mantenido con la dirección de Schneider Electric. Es la organización la que ha pedido las reuniones que hemos tenido tanto con los responsables de economía de la Comunidad de Madrid como del Ministerio de industria. En ambas administraciones hemos pedido la implicación de estas en nuestro conflicto. De hecho, en esta semana se reúnen con la empresa. Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos.
En cuanto a los partidos políticos, hemos tenido reuniones con Más Madrid, Unidas Podemos y PSOE de Madrid, que han intervenido en nuestro favor en la Asamblea de Madrid, pidiendo a consejero de economía y empleo de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández Lasquetty, que defienda la industria de la región. También hemos intervenido ante la comisión de economía y empleo de la Comunidad, gracias a Más Madrid. Además de esto, Izquierda Unida, a elevado una pregunta a la Comisión Europea sobre nuestro conflicto.
P.- Schneider es una de las industrias más importantes de Griñón ¿Cómo puede afectar cualitativa y cuantitativamente esta destrucción de empleo a la que os enfrentáis?
Pues es algo catastrófico para la zona. De nuestra actividad dependen una veintena de empresas auxiliares que suman 400 trabajadores. Estamos hablando de empleo industrial, con mejores condiciones laborales que el empleo del sector servicios, por poner un ejemplo. Para la zona sur de Madrid, con una destrucción del tejido industrial casi endémica, es un desastre sin paliativos que profundiza, aún más, en el desequilibrio territorial de la región.
P.- Las deslocalizaciones y cierres de plantas industriales no es un hecho aislado, ni en España ni en Europa. Como representante de los trabajadores ¿Qué opinión te merece el retroceso de la industria en nuestro entorno geográfico, estatal y continental, por las consecuencias que eso está teniendo?
Una cosa que la pandemia del Covid-19 ha destapado crudamente es, precisamente, este proceso de cierres y deslocalizaciones que viene ocurriendo desde hace años y que nos ha llevado a una situación en la que no teníamos capacidad ni para fabricar unas simples mascarillas, por no hablar de la crisis de materiales que sufrimos actualmente, con la parada de producción del sector automovilístico, solo por poner un ejemplo. La lógica de los grandes capitales, que solo buscan maximizar sus pingües ganancias, llevándose el tejido industrial allí en donde encuentran entornos favorables a la más salvaje explotación de los trabajadores, debe ser denunciada y combatida desde todos los frentes, ya sea en nuestras empresas o desde las organizaciones sindicales de clase. Como sindicalistas debemos presionar a las administraciones para revertir esta situación, que lamentablemente ha sido, en muchos casos, favorable a este proceso de destrucción de la industria en favor de sectores en los que la precariedad laboral es la norma. Y esto no ocurrirá si no somos capaces de organizarnos y movilizarnos en defensa de nuestros intereses como clase trabajadora.