
Homenaje a las víctimas del franquismo.







El 20 de noviembre de 1975 fallecía oficialmente el asesino de masas que lideró un golpe de Estado militar, provocó una guerra civil -del 18 de julio de 1936 al 1 de abril de 1939-. Una guerra que dejó más de 700.000 víctimas; según las estimaciones de Enrique Moradiellos. Y más de medio millón de exiliados, víctimas también de aquella guerra desencadenada por el golpe militar.
Cinco décadas de la muerte de un asesino que, tras la guerra, en el periodo 1939 – 1946, provocó que otras 200.000 personas perdieran la vida entre ejecuciones datadas y “desaparecidos”, cuyos restos van apareciendo en las fosas comunes; la primera exhumación fue en octubre del año 2000, en Priaranza del Bierzo (León). Muchas víctimas de la crueldad del franquismo no cuentan en las cifras de represaliados, como el caso de Miguel Hernández, murieron por causas atribuibles a la enfermedad; para no decir que murieron en abandono en las cárceles franquistas, fue el final del poeta alicantino, en marzo de 1942.
El desprecio que Franco tenía por la vida de las personas es comparable con el desprecio por la cultura y la educación, expresado por su amigo y compañero de armas Millán Astray, que gritó en el paraninfo salmantino: “¡Viva la muerte!” y “¡Muerte a los intelectuales!”. El modelo educativo del régimen constitucional de la II República fue abolido a partir de 1939, para sustituirlo por el dogmatismo católico y la depuración de los libros de texto, con el objetivo de someterlos a las consignas del movimiento nacional. Décadas oscuras en las que la Iglesia cimentó su actual predominio en el negocio de la educación concertada.
Económicamente, España sufrió las consecuencias de la mediocridad de los dirigentes fieles al dictador, creando una autarquía que se tradujo en miseria y precarias condiciones de vida para la mayoría social, y en una corrupción sin paragón para el resto. Una mayoría social atemorizada y reprimida, sometida a persecución y tortura ante cualquier atisbo de rebeldía, o que simplemente se saliera de las normas, muchas veces absurdas, dictadas por las instituciones de la dictadura.
Aquel mismo 20 de noviembre de 1975, Juan Carlos de Borbón fue nombrado Capitán General de los tres Ejércitos, a tenor de lo dispuesto en el Decreto-Ley 16/1975 de 20 de noviembre, dos días antes de recibir La Corona. Juan Carlos de Borbón juró fidelidad a los principios del Movimiento Nacional el 23 de julio de 1969, al ser designado sucesor de Franco, juramento que revalidó 48 horas después del “Franco ha muerto”, cuando fue proclamado Rey de España. Sin pedir la opinión de los y las españolas se dio continuidad a la vinculación entre la jefatura del Estado y la jefatura del Ejército, doblete que los golpistas otorgaron a Franco en otoño de 1936, a los pocos meses del golpe de Estado y con la Constitución de 1931 aun en vigor.
En el reciente libro que el vecino de Abu Dabi ha puesto en el mercado, bajo el indecente título “Reconciliación”, admite su “admiración por Francisco Franco, a quien respetaba por su inteligencia y sentido político”. Es de agradecer la sinceridad, pues los hechos constatables y la confesión del padre de Felipe VI, viene a dar la razón a quienes mantenemos que la Monarquía es una herencia del franquismo.
Como bien dice el historiador Julián Casanova: “La corrupción en el franquismo fue persistente…”. Vemos cada día que la “cultura” franquista persiste hasta nuestros días, de la mano de altas instituciones que nunca renegaron de la fidelidad a los principios del Movimiento Nacional. Todavía -de aquellos polvos estos lodos- sufrimos un poder judicial que garantiza la impunidad y la arbitrariedad a los herederos de la dictadura.
Celebramos el 50 aniversario de la muerte de un dictador, pero la Cruz continuará en el Valle de Cuelgamuros, según lo que conocemos de la resignificación de este patético símbolo del franquismo.
Hemos conseguido imponer la libertad, ya no se tortura, hemos avanzado, pero queda mucho por avanzar, pues el franquismo pervive en el régimen monárquico heredado. Bienvenida por tanto la efeméride de la muerte de Franco, para recordar que un potente movimiento de masas conquistó libertades y derechos, siendo conscientes de que una buena parte de las instituciones franquistas continúan vivas y son una amenaza permanente. Defender hoy las libertades exige responder a las reivindicaciones de vivienda, combatir la pérdida de capacidad de compra de salarios y pensiones, defender la sanidad y la educación PÚBLICAS; amenazadas por estas instituciones. Avanzar en democracia es romper definitivamente con el franquismo y su presencia en las instituciones.

La victoria del socialista demócrata Zohran Mamdani en las elecciones a la alcaldía de Nueva York es una victoria para la clase trabajadora. Los neoyorquinos han logrado la victoria electoral más monumental del movimiento socialista estadounidense en el último siglo, a pesar de los millones de dólares invertidos para impedirlo.
En la actualidad, los multimillonarios tienen más dinero que nunca. El resto de nosotros tenemos dificultades para llegar a fin de mes. Y la clase política se encarga de que siga siendo así. La campaña de Zohran prometió una alternativa: una ciudad que funcione para los trabajadores.
Gracias a la victoria de Zohran, el pueblo ha derrotado a la oligarquía; la clase trabajadora ha derrotado a las grandes empresas; el socialismo democrático ha derrotado al statu quo del Partido Demócrata. Este movimiento ha sido impulsado por más de 99 000 voluntarios y millones de votantes. Miles de miembros de la DSA en Nueva York han desempeñado un papel fundamental en la campaña como personal y voluntarios: han llamado a las puertas, han llamado a los votantes, han hablado con sus compañeros de trabajo y han organizado acciones en nuestros sindicatos y comunidades.
Estas elecciones demuestran que las ideas socialistas democráticas son populares y que las personas organizadas pueden vencer el poder del dinero. Zohran no ha tenido miedo de decir con valentía lo que piensan sus votantes y la mayoría de los estadounidenses: que Palestina debe ser libre y que Estados Unidos no debe ser cómplice del genocidio perpetrado por Israel.
Nuestro movimiento ha obtenido una victoria decisiva, pero las verdaderas luchas no han hecho más que empezar. Los ricos y poderosos se opondrán en todo momento a la DSA y a Zohran, y ya hemos visto que no dudarán en recurrir a la islamofobia y al racismo más burdo para conseguirlo. Solo conseguiremos las reivindicaciones de esta campaña si construimos un movimiento de masas compuesto por personas corrientes de la clase trabajadora para derrotar a los políticos corruptos del establishment.
Estamos deseando luchar junto al alcalde Mamdani para conseguir una congelación de los alquileres, autobuses rápidos y gratuitos y una guardería universal. Seguiremos luchando por una Palestina libre, por sacar a la ICE de nuestras ciudades, por encontrar alternativas a la policía que garanticen realmente la seguridad de las comunidades y por resistir los ataques de Donald Trump contra nuestros servicios sociales.
La DSA seguirá apoyando a los socialistas demócratas que se presentan a las elecciones en todo Estados Unidos, mientras construimos un movimiento político surgido de la clase trabajadora y al servicio de esta, capaz de derrotar a la oligarquía y ganar la revolución política. Los socialistas no se conforman con ganar y disputar las elecciones en Nueva York.
Este año hemos apoyado a 18 candidatos de la DSA de más de 11 secciones de todo el país que se presentaban a las elecciones locales. Nuestra comisión electoral nacional también ha lanzado una campaña nacional de recaudación de fondos, titulada «Socialist Cash Takes Out Capitalist Trash» (El dinero socialista elimina la basura capitalista), con el fin de apoyar a nuestra lista de candidatos aprobados a nivel nacional, y recaudó 100 000 dólares en solo 7 meses.
Esta noche, la DSA de Nueva York y Zohran han demostrado que un mundo mejor es posible. Únete a la DSA para ayudarnos a construirlo.

La noticia de la gestión de los cribados para la detección del cáncer de mama en Andalucía evidencia, una vez más, las consecuencias de la privatización y el deterioro presupuestario de la Sanidad Pública. Unos hechos que han creado alarma social en todo el Estado, y gran desconfianza en Madrid; dada la experiencia respecto a los métodos y decisiones políticas en esta Comunidad.
Las asociaciones vecinales y los colectivos que componen nuestro espacio (VVByP) enviamos todo nuestro apoyo y solidaridad con las mujeres andaluzas que han sido puestas en riesgo por la desastrosa gestión sanitaria llevada a cabo por el Gobierno de Andalucía.
Lo que ocurre en Andalucía es muy probable que sea la punta del iceberg de lo que puede estar pasando en el conjunto de las comunidades autónomas; por lo que la negativa de los gobiernos autonómicos a poner en común los datos de cribados es un claro indicio de ocultación de un problema generalizado. Hay que recordar que los datos no son de las administraciones ¡Son propiedad de las pacientes!
Los cribados son un método necesario en la detección temprana de la enfermedad: mejoran el pronóstico, posibilitan tratamientos menos agresivos, aumentan la tasa de supervivencia; a condición de que haya una buena coordinación entre Atención Primaria y Atención Hospitalaria. Sin embargo, el tiempo de espera medio en Madrid para Atención Primaria multiplica por tres el tiempo que todos los expertos establecen: 72 horas. A esto hay que añadir que las listas de espera en Madrid están desbocadas: 744.000 pacientes esperan 77 días a ser atendidos por un especialista, 185.000 esperan 72 día a que les realicen una prueba diagnóstica y 81.000 esperan 60 días a una intervención quirúrgica. Más de 1 millón de madrileños y madrileñas esperan más de dos meses a ser atendidas.
Datos de la Comunidad de Madrid dicen que las mamografías para la detección del cáncer realizadas se han reducido en un 15% en los 2 últimos años, al pasar de las 232.789 pruebas diagnósticas para cáncer de mama en 2022 a 198.672 en 2024. Las mujeres de la Comunidad de Madrid tienen una espera media de dos meses para que les realicen estas pruebas.
Estas son las estadísticas. Luego está la realidad, como es el caso de una vecina del Este de Madrid, asignada al Hospital Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares: acude de urgencia a su médico de Familia quien la prescribe una mamografía urgente. Su hospital de referencia le ha dado cita para marzo de 2026.
Nos alarma saber que la Comunidad de Madrid ha otorgado un contrato a una empresa estadounidense, para la compra de test de detección de cáncer de cuello uterino, siendo el producto más barato y con peor calidad de los licitados por las empresas que se presentaron al concurso. Nos recuerda la gestión de compra de mascarillas en Madrid, muchas de ellas inservibles. Las autoridades sanitarias que dependen del gobierno que preside la señora Ayuso, y su gobierno mismo, tienen para nosotras un plus de desconfianza. La preocupación se convierte en estupefacción viendo la agresividad del Ayuntamiento de Madrid y de la propia presidenta de la Comunidad con la agresividad con la que atacan el derecho de las mujeres a abortar.
Exigimos:
Adjuntamos tabla con el déficit de radiólogos y los tiempos de espera para mamografías, resonancias y tomografías computarizadas.


En el marco del Comité para la Alianza de Trabajadores y Pueblos (CATP), en el que participa ASTRADE/Tribuna Socialista desde hace años, informamos de la Conferencia y el Mitin que se han celebrado en París los días 4 y 5 de octubre, respectivamente.
Ambos eventos se han celebrado en París y el eje ha sido el rechazo a la Guerra en Ucrania y sus consecuencias y al Genocidio que Israel está perpetrando en Gaza. Una iniciativa que parte del debate iniciado el mes de mayo pasado, cuando militantes franceses del Partido Obrero Independiente (POI), que forma parte de La Francia Insumisa que lidera Jean-Luc Mélenchon y militantes ingleses de Stop the War, cuando se reunieron y acordaron reunir al mayor número posible de fuerzas que luchan contra la guerra; contra los presupuestos para la guerra que nos impone Estados Unidos de América, con su herramienta: la OTAN.

En la conferencia participaron 150 delegados y delegadas, en representación de diversos colectivos de 18 países europeos, además de delegaciones de EE.UU. Palestina e Isreal. Los participantes coincidieron en el rechazo a esta guerra que va camino de cumplir su cuarto año y en la necesidad de luchar con los presupuestos militares que vienen a poner en peligro los servicios públicos que, desde la crisis de 2008 sufren un recorte tras otro en los presupuestos. Coincidieron en rechazar el suministro de armas para alimentar las masacres que están teniendo lugar en Gaza y en Ucrania. Coincidencias en los sustancial, desde la perspectiva plural de las formas y ritmos que en cada país toma la guerra social con contra los derechos de la clase trabajadora.
La Conferencia comenzó sus trabajos pocas horas después de que la flotilla internacional Global Sumud fuese interceptada, y detenidos sus tripulantes e integrantes, por fuerzas marítimas israelíes, de forma ilegal al haberse producido la detención en aguas internacionales; frente a las costas de Gaza. Encarcelados, maltratados y acusados de querer romper el bloqueo humanitario que inhumanamente ejerce el Estado sionista de Israel desde hace meses. Entre los detenidos, estaba José Nivoi, portavoz del colectivo autónomo de estibadores de Génova (Italia) que tenía prevista su participación en la Conferencia de París.

De entre la amplia delegación de compañeros y compañeras del Estado español, participaron y tomaron la palabra en la conferencia: Jordi Salvador, de ERC; Marylin Dos Santos, de Podemos; Vicente Garcés, de Izquierda Socialista; y Pablo García, de CC.OO. todos ellos a título individual; excepto la compañera Marylin que lo hizo en nombre de su Partido.
Jordi Salvador aludió al barómetro del Real Instituto Elcano, del pasado mes de julio, según el cual el 82% de la población del Estado español califica de genocidio lo que Israel lleva dos años cometiendo en Gaza.
Denunció el aumento del gasto militar de los países integrantes de la OTAN y la carrera armamentística a la que nos abocan.
Por el contrario, los pueblos claman por la paz y la justicia y se muestra ajenos a unos conflictos bélicos que les son ajenos; guerras que se niegan a pagar y a morir en ellas.
Faltan médicos, profesores, la juventud no ve la posibilidad de hacer realidad su emancipación, por culpa del desorbitado precio de la vivienda y la escasa o nula oferta de vivienda pública, cada día recibimos amenazas sobre la sostenibilidad del Sistema Púbico de Pensiones, pero no hay problema en destinar miles de millones a satisfacer a los fabricantes de armas.
Lanzó una pregunta a los presentes ¿Por qué sí hay dinero para la guerra y no para la vida?
En España, según distintos indicadores, la pobreza infantil se sitúa entre el 29% y el 34% ¿Qué “seguridad” tiene una familia que no puede garantizar comida o calefacción a sus hijos?, se preguntó.
Finalizó haciendo un llamamiento a la unidad, la solidaridad y a la necesidad de organización internacional por la paz, con el lema de la Conferencia: ¡Ni un céntimo, ni un arma, ni una vida humana para la guerra!
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Marylin Dos Santos comenzó su intervención haciendo un reconocimiento a la valentía, la resistencia de tantos y tantas activistas que se sienten de izquierdas, feministas, antirracistas, antifascistas, y por supuesto antisionistas, en un momento geopolítico marcado por una guerra imperialista en Ucrania y por un genocidio en Palestina, y una ocupación que dura ya más de 70 años.
Realizó alusiones a la imagen engañosa que transmite el Gobierno de coalición progresista de España, el cual, a pesar de llamar genocidio al genocidio, no pasan de ser gestos a modo de anuncio. Pone de ejemplo que el Gobierno se limitase a enviar un patrullero de la Armada para hacer de testigo del atropello al Derecho Internacional sufrido por la misión humanitaria de la Global Sumud Flotilla.
Mencionó la paralización de la etapa final de La Vuelta ciclista a España, el 14 de septiembre, por miles de madrileños y madrileñas. Dijo que este hecho supuso un hito por el que el Gobierno se vio obligado a decretar el embargo de armas; embargo que, en su opinión, no servirá para nada.
Destacó que su organización política, Podemos, pide el embargo y la ruptura total de relaciones con Israel.
Acabó apelando a la resistencia del pueblo palestino y de la gente decente movilizada en todo el mundo, y especialmente en el corazón de la bestia (Occidente), frenarán este genocidio y harán caer las estructuras que lo sostienen.
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Vicente Garcés inicia su intervención denunciando el genocidio que el Estado de Israel está cometiendo sobre el pueblo palestino en Gaza.
Manifiesta que los EE.UU. son un imperio que se resiste a reconocer la realidad multipolar del mundo de hoy. De ahí que considere a China como un “desafío sistémico” y a Rusia como “la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los Aliados”.
Menciona que en distintos ámbitos se afirma que la III Guerra Mundial ya ha comenzado, por lo que las diferenciadas intervenciones militares en Palestina y en Ucrania serían expresión de este conflicto mundial en desarrollo, al que contribuye la acelerada carrera armamentística existente.
De ahí la necesidad de fortalecer todos los movimientos sociales contra la guerra, pues la humanidad ya conoce los efectos devastadores de las políticas de resolución de conflictos por la vía de las armas.
Se debe insistir en las vías de resolución de los conflictos a través del derecho internacional y mediante las instituciones basadas en la Declaración de los Derechos Humanos.
Terminó llamando a la solidaridad entre los pueblos, a impulsar la mejora de las condiciones de vida de las personas, para lo que es imprescindible preparar y organizar la resistencia popular frente a las fuerzas que fomentan la destrucción de la vida.
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Pablo García empieza comentando las macro manifestaciones que estaban teniendo lugar en ciudades como Madrid y Barcelona, mientras se estaba desarrollando la Conferencia de París.
Echa de menos una mayor implicación de los sindicatos de clase españoles para organizar la movilización de la mayoría social. Del mismo modo que se debería exigir al Gobierno que preside Pedro Sánchez la ruptura completa de relaciones con el Estado genocida de Israel.
Lo anterior, contrasta con el combate que muchos responsables sindicales están dando en el seno de las organizaciones. Para poner un ejemplo de ellos, informa de la resolución por la paz que fue aprobada en el congreso de la Federación estatal de Industria de CC.OO., que dice no al aumento de los gastos militares. Vincula este hecho a la convocatoria que UGT y CC.OO. han realizado para el 15 de este mes, en forma de Jornada de lucha.
Puso fin a su intervención llamando a que los participantes en esta conferencia y en el mitin organicen conjuntamente en sus respectivos países, conjuntamente, actos para informar de todo lo que aquí se ha explicado y para continuar realizando iniciativas que amplíen la movilización, pues es necesaria la unidad y la implicación de las grandes organizaciones sindicales, sociales y políticas, para decirle a nuestros gobiernos que ¡Ni un euro para la Guerra!
Los y las participantes en la Conferencia, participaron también en el Mitin del domingo día 5, que se celebró en Dôme de París. Intervinieron: Maurizio Coppola, de Pottere al Popolo (Italia); Medea Benjamín, de Code Pink/Mujeres por la paz (EE.UU.); Andrew Basta, de Democratic Socialists of America DSA (EE.UU.); Zarah Sultana, diputada de Parlamento británico (Gran Bretaña); Jérôme Legavre, diputado de La Francia Insumisa (Francia); Mahaseen Abed, sindicalista (Palestina); Orly Noy, periodista y activista israelí por los derechos humanos (Israel); Liza Smirnova, periodista y activista contra la guerra (Rusia); Andréi Konovalov, activista contra la guerra (Ucrania); Amara Eniya, de Back Lives (EE.UU.); Fran Heathcote, secretaria general del Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales (Gran Bretaña); Arnaud Le Gall, de La Francia Insumisa (Francia); y John Rees, de Stop the War (Gran Bretaña).

Por su relevancia, reproducimos un resumen dManifestación en Madrid, jornada de lucha contra el Genocidio 15 de octubre de 2025.e las intervenciones conjuntas que realizaron la delegada palestina, Mahaseen Abed Alhadi y el delegado israelí, Orly Noy; y por otro lado la delegada ucraniana Liza Smirnova y el delegado ruso, Andréi Konovalov. Sería muy largo reproducir siquiera estratos de todas las intervenciones. Para quien tenga interés en un mayor detalle de las intervenciones de los compañeros y compañeras españoles que intervinieron en la Conferencia del día 4 y de las intervenciones en el Mitin del día 5, puede solicitarlo enviando un mensaje a: astrayde@gmail.com
Mahaseen Abed (Palestina) comienza mencionando el llamado plan de paz impuesto por el presidente estadounidense Trump, que sigue a la destrucción de Gaza, pero sobre todo en un contexto de escalada sin precedentes de protestas en todo el mundo y en una situación en la que el Estado de Israel se enfrenta a graves dificultades.
Con este plan, pasaremos de un genocidio mediante bombas a un genocidio mediante el aislamiento, con los palestinos recluidos en bantustanes dispersos. Muchos piensan que el plan de Trump y su discurso sobre Gaza no son más que una trampa destinada a sembrar el desánimo entre los palestinos.
Pero todo el mundo en Palestina quiere poner fin al genocidio y, por supuesto, esperamos que las cosas evolucionen en la dirección correcta. Lo que es seguro es que está a punto de comenzar una nueva fase y que las más altas esferas del imperialismo mundial no lograrán reprimir el ansia de libertad y de retorno del pueblo palestino.
Como sindicalista palestina, es importante para mí poner de relieve la cuestión de la clase obrera palestina y los estragos que esta guerra ha causado a las masas trabajadoras. Hasta el 7 de octubre de 2023, 125.000 trabajadores palestinos de Cisjordania y Gaza trabajaban en Israel con permisos de
entrada, y unos 80.000 trabajadores palestinos trabajaban sin permiso.El 8 de octubre, Israel retiró todos los permisos a los trabajadores palestinos. Según los testimonios y los informes recopilados por nuestro sindicato entre los trabajadores de Gaza, cientos de trabajadores que
no pudieron desplazarse a Cisjordania fueron detenidos en campamentos militares y posteriormente maltratados y torturados por los soldados de la ocupación. Decenas de ellos fueron asesinados en las prisiones israelíes.Cabe mencionar también la intensificación de las agresiones de los colonos en Cisjordania, la demolición de viviendas y las amenazas de anexión. La brutal guerra librada por Israel no se limita a los palestinos de Gaza y Cisjordania, sino que se extiende también a los árabes palestinos que permanecieron en su patria tras la Nakba de 1948.
Pero a pesar de esta represión y esta opresión, hemos resistido a Netanyahu y Ben Gvir, y seguimos manifestándonos y protestando. Ayer mismo tuvo lugar una manifestación masiva en la ciudad de Sakhnin, dentro de la Línea Verde, la más importante desde octubre de 2023.
Esta solidaridad nos hace, a nosotros los palestinos, más fuertes y más decididos a luchar por nuestro derecho legítimo al retorno, a la libertad y a la independencia en Palestina. En esta ocasión, quiero rendir homenaje a los héroes de la Flotilla de la Resistencia, que fueron detenidos por la policía israelí y varios de los cuales fueron liberados ayer en medio de una ola de ira popular que se extiende por todos los países del mundo.
También quiero saludar a todas las fuerzas judías y voces de izquierda en Israel que salen a la calle para exigir el fin de la guerra y la hambruna en Gaza.
Lo que se expresa en el movimiento de solidaridad mundial, que se está convirtiendo en un movimiento mundial contra los dirigentes cómplices, es la toma de conciencia de que mientras los palestinos vivan bajo el yugo de la opresión, no habrá libertad para los pueblos del mundo.
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Orly Noy (Israel) Nos reunimos en tiempos extraños. Tras dos años de aniquilación sistemática de una población civil, de hambruna infligida a niños indefensos, de genocidio retransmitido en directo ante los ojos del mundo, nos aferramos a la esperanza de que, tal vez, por fin, este horror esté llegando a su fin. No porque creamos en la pureza de intenciones de los dos criminales que están detrás de este acuerdo -ambos deberían comparecer en el banquillo de los acusados en La Haya-, sino porque la esperanza es una de las herramientas esenciales de nuestra lucha.
Tarde o temprano, el genocidio en Gaza llegará a su fin, y solo entonces comenzaremos a calibrar la magnitud de la catástrofe que Israel ha infligido a esta franja de tierra. Debemos empezar a prepararnos
para ese día y para lo que exigirá de cada uno de nosotros.El día después exigirá una profunda introspección por parte de muchos, en primer lugar del público israelí. Tendremos que examinar en profundidad todos los procesos de deshumanización de los palestinos que la sociedad israelí ha atravesado a lo largo de las décadas, y rendir cuentas por el racismo, las leyes raciales, el robo de tierras, las limpiezas étnicas, las matanzas indiscriminadas, el bloqueo, la humillación, el borrado cultural y mucho más. No será posible ninguna nueva realidad sin este cuestionamiento, ni sin que los criminales sean llevados ante la justicia y castigados.
Pero los Gobiernos de todo el mundo también deberán rendir cuentas: por haber permitido que Israel estableciera, durante décadas, un régimen de apartheid manifiesto, al tiempo que seguían calificándolo de democracia; por haber apoyado la violencia inimaginable de Israel a lo largo de los años, haberlo armado y haberle otorgado un lugar de honor en el club de los Estados democráticos; y por seguir ignorando hoy en día la violencia institucionalizada y cotidiana contra los palestinos en Cisjordania, así como la discriminación racista y sistémica contra los ciudadanos palestinos de Israel dentro de las fronteras de 1948. La sangre de las víctimas del genocidio en Gaza también mancha sus manos.
La imaginación política es importante, como en el contexto del reciente reconocimiento del Estado de Palestina por parte de varios países. Tras dos años de aniquilación, la idea de que un gesto simbólico, sin alcance real, pueda considerarse un acto suficiente es un insulto y un vergonzoso intento de limitar nuestra imaginación política. No podemos aceptarlo. Todos estos Estados disponen de herramientas mucho más eficaces para detener la maquinaria de destrucción israelí. Exigimos que se utilicen esas herramientas.
Una imaginación política audaz y eficaz se niega a someterse a las líneas divisorias que aquellos que tienen intereses que defender intentan imponernos. Una de las cosas que más asusta al régimen de apartheid israelí es que se crucen las líneas que separan a los dos pueblos que viven en esta tierra. Por eso debemos redefinir estas líneas con precisión: no judíos contra palestinos, sino partidarios de la libertad y la igualdad contra opresores, supremacistas y racistas. Una lucha entre los que levantan muros y los que los derriban.
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Liza Smirnova (Rusia) ¿Han visto cómo ha cambiado Donald Trump en las últimas semanas? Prometió firmar un acuerdo y establecer la paz, y ahora llama a Rusia un tigre de papel y envía submarinos nucleares cerca de sus costas. Su ministro de la Guerra dice a sus generales: «Nos estamos preparando para la guerra y nos estamos preparando para la victoria».
Así pues, la estrategia del acuerdo ha fracasado. Es decir, la paz cínica e imperialista entre las grandes potencias, en detrimento de los pueblos, no ha funcionado. Las contradicciones son demasiado grandes.
Y ahora nos encontramos ante una guerra sin fin. Y los jóvenes en Rusia también lo ven así. Para ellos, la guerra ya dura 43 meses. Entre 250.000 y 300.000 personas han muerto y cientos de miles han quedado discapacitadas.
Las encuestas muestran que tres cuartas partes de la población rusa quieren negociaciones inmediatas y el fin de la carnicería.En el frente, el cansancio es aún más profundo. Los soldados están agotados, como lo demuestran sus diarios íntimos, sus cartas y las conversaciones que mantienen entre ellos. El número de desertores aumenta. Pero, ¿por qué este cansancio no se transforma en protesta contra la guerra?
Hay varias respuestas a esta pregunta. La primera es que las autoridades rusas han perfeccionado las técnicas neoliberales. Ahora, los pobres firman contratos con el Ejército que no pueden rescindirse y que prácticamente
los convierten en esclavos por dinero. Por la muerte de un soldado, su familia recibe más que el salario de toda una vida de un trabajador. La pobreza y las desigualdades no solo han convertido la vida humana en mercancía, sino también la muerte misma.El elemento central del sistema es su aparato represivo. Cualquier disidencia conduce a la cárcel. Cualquier intento de oponerse a la injusticia en el frente se castiga con tortura y, a menudo, con la muerte.
Por supuesto, el dinero es la base de la maquinaria militar de Putin. Pero sin esperanza de paz, es decir, de vida, ni siquiera el dinero funciona.
Al final, todas las esperanzas se centraron en Trump y su acuerdo con Putin. Cualquiera, con tal de acabar con esta pesadilla. Hoy, esa esperanza se ha desvanecido.
Sé que muchos de ustedes han sido calificados de idiotas útiles de Putin cuando se opusieron a la militarización de sus países. Después de todo, las clases dirigentes aquí, en Occidente, se comportan casi como la oligarquía rusa. Piden apretarse el cinturón para vencer al enemigo exterior. Y cuando no estamos de acuerdo, nos tratan como agentes extranjeros. Al igual que en Rusia, para Starmer, Macron o Trump, la guerra se convierte en un medio para conservar el poder, a menudo en detrimento de la democracia.
Queremos ofrecer a nuestro pueblo lo que sus dirigentes les niegan. Esa es la cuestión esencial, no la victoria, sino precisamente la paz, el fin de la carnicería. Y eso es lo que piensa la mayoría de los rusos, sobre todo en las trincheras.
Para nosotros, los rusos, hay una fecha especial, el 19 de enero, día en que se conmemora a los antifascistas asesinados y a las víctimas de la represión política. Hoy en día, las principales víctimas de la represión son los desertores. Y me gustaría decir con orgullo que uno de los desertores rusos se ha unido a nuestra coalición ruso-ucraniana. Hoy está aquí con nosotros, se trata de Ilya Zaripov. Podríamos hacer de este día un día de solidaridad con los desertores y los opositores a la guerra, víctimas de la represión. La solidaridad con ellos sería una contribución concreta al advenimiento de cambios en Rusia. Solo esos cambios traerán una paz verdadera.
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Andréi Konovalov (Ucrania) Según el Ministerio de Defensa de Ucrania, aproximadamente tres cuartas partes de los soldados en el frente han sido movilizados a la fuerza, y no por voluntad propia. Y tal y como informó la comisaria de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en noviembre de 2024, el mismo mes en que se
publicó este informe, los oficiales de reclutamiento recurrieron a la tortura, las palizas, la asfixia y la estrangulación en el marco de este proceso de movilización. Estos métodos dan lugar a escenas surrealistas.Casi todos los días, la sociedad ucraniana se ve sacudida por fotos de madres mostrando los cuerpos magullados de sus hijos, secuestrados por los reclutadores militares y posteriormente declarados falsamente muertos
por un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Y las peticiones de estas familias para obtener justicia quedan, evidentemente sin respuesta. El año pasado, entrevisté a una diputada del Bundestag alemán, miembro de la coalición gubernamental, sobre este informe que documenta estas torturas. Ella me miró directamente a los ojos, delante de varios testigos, y me dijo: «Sabemos y discutimos todo lo que está pasando en Ucrania, pero nunca lo haremos público».Estos políticos tienen razón en una cosa: las democracias están realmente en peligro en todo el mundo. Pero debemos decirlo claramente: la amenaza no proviene de una nacionalidad, una cultura o una religión en particular. La verdadera amenaza es la extrema desigualdad, el belicismo guiado por el lucro y la aplicación selectiva de los derechos humanos fundamentales. Y la única forma de resistir este peligro es rechazar las divisiones, dejar de demonizar a pueblos enteros y exigir el retorno a un diálogo realista, a una voluntad de compromiso y a la consideración de las preocupaciones en materia de seguridad de todas las partes.
Mi organización, nuestra organización, la Alianza de la Izquierda Post-Soviética, reúne a objetores de conciencia, desertores y exiliados políticos de Rusia y Ucrania, que mantienen un estrecho contacto con grupos clandestinos y perseguidos contra la guerra de ambos lados del conflicto. Recopilamos y sistematizamos las pruebas de las violaciones y represiones que desgarran nuestros países, y siempre estamos dispuestos, felices y agradecidos de apoyar a quienes comparten nuestra lucha. Y en cuanto a Ucrania, según el fiscal general de Ucrania, solo en los primeros seis meses de este año, Ucrania ha registrado 125.000 nuevos casos de deserción u objeción de conciencia.
Las entregas de armas, y esta guerra en sí, no tienen nada que ver con la libertad, no tienen nada que ver con la democracia, y no tienen nada que ver con los intereses del pueblo ucraniano, ni con los del Estado ucraniano.
Solo sirven a una cosa: los intereses de la camarilla neoconservadora transatlántica, mis queridos amigos.Y, por último, cuando afirman que apoyar esta guerra -o cualquier otra guerra- es defender a los europeos y sus derechos, quiero dejar muy claro que ningún europeo puede confiar verdaderamente en sus derechos mientras los derechos humanos y democráticos no se apliquen a todos.

La conferencia finalizó con el compromiso de todos los participantes de celebrar una nueva conferencia en Londres en junio de 2026, cuyos anfitriones serán los compañeros y compañeras de Stop the War.

La Campaña por un Solo Estado Democrático (ODSC) es impulsada por palestinos y judíos, como Ilan Pappé, historiador de la Universidad británica de Exeter.
El fracaso más sonado de Netanyahu sigue siendo haber resucitado la causa palestina y haberla devuelto al centro de la atención mundial, después de haber dedicado su vida política a intentar enterrarla. Porque, independientemente de los instrumentos de poder de que disponga Israel, ahora se encuentra impotente ante la revolución moral y cognitiva universal… Nadie puede negar que no estamos viviendo el final del conflicto en Palestina, sino el comienzo de una nueva etapa de esta lucha colonial sangrienta, que dura ya más de ciento veinte años.
Las conclusiones de la cumbre de Sharm el-Sheikh —o más bien su puesta en escena— demostraron que lo que se dirimía allí no era ni el fin de la guerra ni la limitación de la expansión y la dominación, sino una simple reorganización de sus herramientas y sus objetivos. Israel reanudó inmediatamente sus incursiones y agresiones dirigidas a puntos concretos del territorio, en nombre de una seguridad en la que ya nadie cree. En cuanto al emperador del exterminio, Donald Trump, en ningún momento mencionó el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación: una forma de sumir de nuevo al mundo árabe en un ciclo político o apolítico infinito en torno a un «proceso» sin fin. Así, el pueblo palestino y sus élites se enfrentan a errar nuevamente, pero quizá también a una rara oportunidad de recuperar el sentido común, el equilibrio y el camino correcto.
El acuerdo de alto el fuego no marca ni el fin de la estrategia de aniquilación, ni una ruptura en el pensamiento sionista. Cierra un capítulo de devastación de un salvajismo obsceno, que ha durado dos años, para abrir otro – el de una aniquilación, más lenta, menos estruendosa. La próxima aniquilación no será forzosamente colectiva ni física: el imperio estadounidense y sus aliados han comprendido que la banda de asesinos que gobiernan Israel es una rémora para su plan de reconstitución de la influencia externa.
El objetivo ahora pasa a ser político: dirigentes y militantes. Pero el sistema exterminador se enfrenta a un desafío aún más temible –la marea mundial anticolonial y los tribunales internacionales que comienzan a rodear Israel moral y jurídicamente.
La prioridad para Gaza, y para todo el pueblo, es hacer que cese la guerra de exterminio que ha devorado a niños y ancianos, y permitir que respiren los supervivientes, que lloren a sus muertos, sus moradas, sus sueños. No es solamente una pausa humanitaria tras el infierno, sino una victoria estratégica: impedir la implantación del plan de desplazamiento y desarraigo que constituía el objetivo declarado de la alianza estadounidense-israelí de destrucción. Y ese resultado es producto de la resistencia heroica y única de Gaza.
Sin embargo, esta secuencia, la más feroz de toda la historia de la confrontación palestino-sionista, no ha revertido la relación de fuerzas: ha consolidado la superioridad del sistema estadounidense –israelí sobre Palestina y la región-, sin obtener una verdadera victoria política. Israel ha fracasado en sus grandes objetivos, siendo el primero de ellos la destrucción del movimiento Hamás, que conserva autoridad y control del terreno.
Israel, en sus dos vertientes, gubernamental y opositora, sigue inquieta, nerviosa, ávida de nuevos pretextos para golpear Gaza, como ya lo ha hecho en Líbano y Siria.
Pero el mayor fracaso de Netanyahu sigue siendo haber llevado la cuestión palestina al centro del mundo. Ya que, a pesar de la fuerza bruta, Israel se viene abajo ante una revolución ética e intelectual global, que ha desvelado la realidad del proyecto sionista: una empresa colonial racial, una de las más feroces de la historia. Ha puesto en evidencia la profunda inmoralidad de los regímenes occidentales y de sus dirigentes. El barniz moral que protegía a Israel se ha desmoronado hasta desaparecer. El descrédito que golpea hoy a Israel en la escena internacional es irreversible –pérdida estratégica reconocida incluso por algunos de sus más fieles amigos. Y cualquier intento de restablecer su imagen y su prestigio es ahora vano.
Ante estas verdades, el intelectual palestino –junto con las élites política y culturales- permanece perplejo. ¿Cómo transformar este momento de sangre y fuego en oportunidad para la resistencia y la reconstrucción? La tarea es ardua, incierta, pese a los esfuerzos sinceros de algunas iniciativas independientes. A la dificultad se añade la división: no solo entre la Autoridad de Oslo y la Resistencia, sino también entre los propios intelectuales, divididos sobre el sentido del triunfo y la derrota, sobre la interpretación de los resultados de esta guerra. Hay que distinguir aquí la divergencia crítica, legítima y necesaria del odio ideológico, ciego, de ciertos pensadores contra la Resistencia, esas mismas voces que, en el apogeo de la masacre, azotaban a su propio pueblo respetando a la Autoridad de Oslo, pese a estar alineada en la práctica con la posición sionista y emiratí.
Las iniciativas nacionales independientes, emprendidas por patriotas sinceros, mantienen visiones reformadoras importantes; pero aún no han realizado un cambio decisivo. Los obstáculos son numerosos: objetivos, propiciados por un entorno represivo y una sociedad fragmentada por la división; o bien subjetivos, ligados a la debilidad de imaginación y eficacia política. Quizás el pueblo aspire a nuevos modelos de dirección –sensatos, creativos, capaces de despertar a las masas y hablar a los jóvenes marginados o retirados de la vida nacional. No es un sueño irrealizable.
En cuanto a la Autoridad, nada puede esperarse de ella. Tres decenios de un poder dedicado a su propia supervivencia la han dejado sorda a la voz de su pueblo. Se ha enfangado en la coordinación de la seguridad incluso durante la guerra de exterminio, denunciando públicamente a la resistencia, esperando «volver a Gaza».
Sin comprender que aquello por lo que apostaba, entre los dirigentes israelíes, han desaparecido para siempre, que Israel se ha metamorfoseado, gobernado hoy por una casta mesiánica ahogada en el fantasma exterminador, que ha arraigado incluso en la consciencia misma de la mayoría de la sociedad sionista. Por ello la liberación ya no puede medirse en un plazo corto: vuelve a ser una empresa histórica. He ahí una verdad esencial, de la que se desprende la necesidad de crear un camino de lucha sostenible basada en la resistencia popular civil, que permita a los palestinos soportar el peso del combate y a la vez el de la reconstrucción –edificación de escuelas, instituciones culturales y económicas, estructuras sindicales y profesionales, sustentadas todas en la democracia-.
No sobrevivirá ningún cuestionamiento real de la política de exterminio sin una creciente presión externa, pero esta presión solo prosperará a condición de que se produzca una reconstrucción interna palestina. El corpus político palestino, en todas sus componentes, oficiales y populares, precisa una revisión audaz y lúcida: Hamás, Fatah, las otras facciones, así como las élites independientes comprometidas en los esfuerzos de reforma, deben repensar sus medios, renovar sus filas, abrirse a la juventud y a la cultura. Sí, todos sin excepción –instituciones, movimientos, individuos- estamos emplazados al examen de la consciencia, a la revisión interior. Henos aquí, pues, en los albores de una nueva fase. Tan peligrosa como la que termina, pero portadora de una oportunidad en su seno: la de volver a dar aliento y legitimidad al proyecto nacional palestino de liberación, a condición de una valentía moral, intelectual y política a la medida del dolor, para aliviar los sufrimientos de nuestro pueblo, sobre todo de Gaza martirizada, contribuir a sanarlo, y esbozar el camino, más seguro, más sencillo, hacia el futuro.

Este jueves 16 de octubre el primer ministro Sébastien Lecornu ha conseguido escaparse de las dos mociones de censura que tanto la Francia Insumisa como Agrupación Nacional habían presentado. Lecornu ha obtenido una tregua, gracias a la abstención del Partido Socialista Francés, prometiendo la suspensión temporal de la reforma de las pensiones y el compromiso de llevar el próximo presupuesto del Estado a debate en la Asamblea Nacional.
La crisis política que recorre Francia tiene un origen claro. Se encuentra en el corazón de la defensa de las conquistas de los trabajadores franceses, manifestada en las grandes movilizaciones que han protagonizado ante la llamada de las organizaciones sindicales durante 2023 contra los planes del presidente de la República, Emmanuel Macron, que fue claramente derrotado en las elecciones legislativas del verano de 2024. Según las encuestas Macron es rechazado por el 70% de la población
Macron fue reelegido presidente de la República en abril de 2022 en la segunda vuelta de las elecciones tras una campaña bajo de la amenaza de “que viene el lobo” contra Marine Le Pen. En enero de 2023 anunció que pediría una partida para Defensa de 400.000 millones de euros para modernizar el Ejército y prepararlo ante las múltiples amenazas. Paralelamente planteó la necesidad de una reforma de las pensiones retrasando la edad de jubilación, congelando su actualización y desindexando los años siguientes con el fin de reducir las pensiones en un 10%, además de suprimir más de 3.000 puestos de trabajo en la función pública. Lo que entra por lo que sale.
La inmediata respuesta sindical (CGT y FO) se tradujo en continuas movilizaciones y una huelga general. Para aprobar estas reformas el Gobierno utilizó el artículo 49.3 de la Constitución que permite evitar el debate en la Asamblea al tramitarse como decreto ley, pero ante la contestación social Macron se vio obligado a convocar elecciones legislativas que llevaron a la victoria de Nuevo Frente Popular por delante de la extrema derecha y del partido de Macron y sus apoyos.
El problema no es Barnier, ni Bayrou, ni Lecornu, es Macron
Durante 2024 un reguero de primeros ministros, Michel Barnier, François Bayrou y Sébastien Lecornu, han intentado mantener las contrarreformas anunciadas evitando el debate para aprobar los Presupuestos. Todos han sido censurados en la Asamblea Nacional, el último, Lecornu, dimitió el 6 de octubre.
La petición de la Francia Insumisa para que Macron renuncie ha sido tomada hasta ahora como un despropósito radical. Sin embargo, en la actualidad son sus propios aliados políticos y mediáticos los que cuestionan su continuidad. Por ejemplo, David Lisnard, vicepresidente de Los Republicanos, uno de los partidos de derecha que sostienen a Macron declaraba que este debía programar su dimisión para salvaguardar los intereses de Francia: “esta es la única manera de preservar nuestras instituciones y desbloquear una situación que se ha vuelto insostenible desde la disolución irresponsable de junio de 2024. El presidente de la República es el principal responsable de este caos”. Estos días son numerosas las declaraciones en este sentido.

Finalmente, Macron, en un intento desesperado, ha nombrado de nuevo a Lecornu para intentar una nueva táctica, romper la coalición de izquierda apoyándose en el Partido Socialista. Lecornu anunció: “No se producirá ningún aumento de la edad de jubilación, desde ahora hasta enero de 2028 […]. Además, la rebaja en la duración del seguro también se suspenderá y se mantendrá en 170 trimestres hasta enero de 2028”. Esta pausa de la reforma durante un año ha bastado para que el Partido Socialista se abstenga de la moción de censura y facilite la aplicación del programa de contrarreformas, traicionando el mandato por el que los diputados socialistas fueron elegidos dentro de la coalición del Nuevo Frente Popular. Y esto a pesar de que Lecornu declaró que “esta suspensión deberá ser compensada financieramente, incluso mediante la reducción de gastos”. Es decir, no se puede tocar el dinero contra la guerra y habrá que detraerlo de los derechos sociales.
Tanto la CGT como FO, organizaciones sindicales francesas, ya se han pronunciado en contra del nuevo intento.
La CGT en un comunicado declara: “la suspensión anunciada es en realidad un retraso de su aplicación de solo unos meses. Este simple desfase equivaldría a confirmar el retraso de la edad de jubilación a los 64 años, a pesar de la movilización de millones de trabajadores. Para la CGT, la única suspensión que vale la pena es un bloqueo inmediato de la aplicación de la reforma de las pensiones a 62 años, 9 meses y 170 trimestres, … cambiar no es derogar”.
En la misma línea FO declaraba: “las principales medidas anunciadas retoman en gran medida las que el exprimer ministro François Bayrou presentó el 15 de julio. La factura presentada a los trabajadores activos o jubilados sigue siendo muy pesada. Las consecuencias de este nuevo plan de austeridad siguen siendo tan desastrosas para los trabajadores como para la economía francesa sin ingresos adicionales, condicionadas a las ayudas públicas pagadas a las empresas…”, y añaden, “Las reivindicaciones de FO no están suspendidas. ¡Para FO, siempre es la derogación!»
Por su parte, Jean-Luc Mélenchon, líder de la Francia Insumisa declaró: “Él es la fuente del caos (Macron), porque convocó elecciones legislativas anticipadas cuyos resultados se negó a aceptar […] y luego decidir exactamente lo contrario de lo que las elecciones habían dicho, […] nadie obtuvo la mayoría absoluta al final de las elecciones, pero, al final, un bloque salió victorioso, […] no hubo respuesta a la movilización espontánea del 10 de septiembre. No hubo respuesta a la masiva movilización intersindical del 18 de septiembre. Ni a la del 2 de octubre. […] Cuanto más imaginemos combinaciones o acuerdos antinaturales para llegar a una solución gubernamental desconocida, más agravaremos la crisis […] nuestro deber, de acuerdo con el mandato que recibimos […], es unirnos para encontrar todos los medios para afrontar la nueva situación […] ninguna combinación, ninguna intriga, ningún acuerdo tras bambalinas puede sustituir la exigencia de que el pueblo se pronuncie”.
Se organiza la resistencia
Paralelamente a la crisis desatada, los días 4 y 5 de octubre se ha celebrado en París una conferencia en la que se reunieron 150 delegados de 18 países y un mitin, respectivamente, al que asistieron miles de personas. El eje de ambos eventos se ha centrado contra la guerra. En el mitin se pudieron oír los gritos de “Free Palestine” y “Macron dimisión”. Como en las numerosas manifestaciones que se producen estos días en muchas ciudades de Francia la oposición a los planes de austeridad del Gobierno se entremezclaban con el rechazo de la política armamentística y contra la guerra.
La conclusión común de los participantes señalaba la necesidad de unir todas las fuerzas europeas que luchan contra la guerra, que luchan contra los presupuestos que asfixian los servicios públicos y contra el suministro de armas en curso que alimenta las masacres en Ucrania y Gaza.


Respetemos la Constitución, pues sin ella no hay patria, pero reconozcamos asimismo que contiene artículos irracionales, sostenidos en creencias retrógradas y privilegios heredados de un pasado ominoso. Uno de los más escandalosos, a mi parecer, es la inviolabilidad del Rey, que lo hace impune incluso cuando delinque.
Es sabido que el conocimiento científico es un conocimiento abierto al cambio, siempre en revisión, apoyado en la evidencia empírica y en el consenso de la comunidad científica.
Por otro lado, la ideología es, según la RAE, el «conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político».
Sin embargo, cuando un precepto ideológico se transforma en dogma -es decir, en una creencia de carácter indiscutible y obligado para los seguidores de cualquier religión- puede llegar a ser contrario al conocimiento científico y, por tanto, a la evidencia empírica, constituyendo un obstáculo que debe ser removido.
Tales obstáculos ideológicos impiden a menudo el perfeccionamiento de las leyes y el avance en derechos sociales, como lo son, por ejemplo, los derechos sexuales y reproductivos; en particular el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, que debería estar blindado en la Constitución.
Estos dogmas -utilizados a menudo por el poder para mantener el statu quo- entorpecen el progreso y provocan enormes injusticias y sufrimientos.
Dogmas contra el progreso: la historia como advertencia
A lo largo de la historia, las sociedades han oscilado entre el deseo de avanzar en el conocimiento y la necesidad de preservar un orden establecido. En este conflicto constante, los dogmas -ya sean religiosos o ideológicos- han actuado con frecuencia como frenos al pensamiento crítico, la investigación libre, el progreso científico y las transformaciones sociales. Lejos de ser simples errores del pasado, estos episodios revelan cómo la imposición de un dogma, incuestionable y sancionado por la autoridad, ha tenido consecuencias profundas y duraderas en el desarrollo de las sociedades.
Uno de los casos más conocidos es el de Galileo Galilei, astrónomo y físico del siglo XVII, cuyo apoyo al heliocentrismo -la teoría de que la Tierra gira alrededor del Sol, propuesta inicialmente por Copérnico- lo enfrentó con la Iglesia Católica. A pesar de contar con pruebas empíricas obtenidas mediante su telescopio, Galileo fue juzgado por la Inquisición, obligado a retractarse y condenado a arresto domiciliario de por vida. El problema no era la pretendida falsedad de sus descubrimientos, sino que contradecían la interpretación oficial de las Sagradas Escrituras. Este ejemplo no solo evidencia cómo un dogma religioso puede suprimir el conocimiento, sino también el miedo institucional a perder control sobre la narrativa del mundo.
Más trágico aún fue el destino de Miguel Servet, médico y teólogo aragonés del siglo XVI, que se atrevió a cuestionar tanto la Trinidad cristiana como algunas prácticas médicas de su tiempo. Perseguido por católicos y protestantes por igual, fue finalmente arrestado en Ginebra bajo órdenes de Juan Calvino y condenado a la hoguera. Además de sus ideas teológicas, Servet hizo importantes observaciones sobre la circulación pulmonar de la sangre, adelantándose a su tiempo. Pero su pensamiento científico fue considerado peligroso no por lo que decía de la medicina, sino por lo que implicaba en términos de autoridad religiosa. Su cruel e injusta ejecución, quemado vivo en la hoguera, prueba cómo el dogma puede matar tanto ideas como personas.
La Revolución Científica y el Movimiento Obrero
La Revolución Científica, iniciada en el siglo XVI, y la Ilustración, iniciada en el XVII, propiciaron el desarrollo de las fuerzas productivas y el despertar de las conciencias. Ambos movimientos priorizaron la razón y la lógica sobre la tradición y la superstición. La Ilustración, de hecho, se conoce como el «Siglo de las Luces» porque puso la razón en el centro de la búsqueda de la verdad.
En el siglo XVIII surge en Inglaterra el movimiento obrero debido a la Revolución Industrial y a la pavorosa explotación laboral, y, en Francia, ya a finales de siglo, la burguesía progresista, con el apoyo de las capas populares, impulsan su Revolución, proclamando la República francesa. En el siglo XIX, a medida que el proceso de industrialización se extendió, el movimiento obrero se expandió simultáneamente por Europa.
En el siglo XIX, pensadores tales como Karl Marx, Frederic Engels y Lenin, aportaron al movimiento obrero las bases teóricas y prácticas que posibilitaron la Revolución rusa a principios del siglo XX y la implantación del primer Estado obrero de la Historia.
Lejos de marcar una ruptura definitiva con la superstición y las creencias contrarias a la razón, trajo nuevas formas de dogmatismo, ahora bajo ropajes ideológicos.
Un caso paradigmático fue el del lisenkoismo en la extinta URSS. Trofim Denísovich Lysenko (1898-1976), un agrónomo sin formación científica sólida, promovió teorías pseudocientíficas que negaban la genética mendeliana.
Apoyado por Stalin, su doctrina se convirtió en política oficial del Estado. Los genetistas que se opusieron -muchos de ellos destacados científicos- fueron silenciados o encarcelados. Como resultado, la biología soviética sufrió un retraso de décadas, y las hambrunas causadas por políticas agrícolas fallidas se cobraron millones de vidas. En este caso, el dogma no era religioso, sino ideológico, pero el efecto fue el mismo: el pensamiento crítico fue suprimido en nombre de una verdad impuesta desde el poder.
Conclusión
Estos sucesos abominables nos recuerdan que el conocimiento florece solo en un ambiente donde se permite la duda, la crítica y la revisión constante de las ideas. Cuando se elevan ciertas creencias al rango de incuestionables -sean de origen divino o político-, se condena a la sociedad al estancamiento o incluso al retroceso.
La historia de Galileo, Servet o los científicos soviéticos perseguidos por Stalin -sin minimizar la aportación de este dirigente político al desarrollo tecnológico de la URSS y a la victoria europea sobre el nazismo- no es solo una lección del pasado: es una advertencia permanente sobre los peligros de subordinar la razón al dogma.
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