Hace ya mucho tiempo, que estoy convencido que nuestra sociedad está muy enferma, las cosas que ocupan nuestro tiempo, no son ni mucho menos las que deberían, los principios éticos y morales están desapareciendo, perdemos miserablemente el poco tiempo que tenemos, en observar con insana atención y criticar el comportamiento de los demás, sin tratar de detectar y corregir el nuestro que en ocasiones es vergonzante e indigno de seres pensantes, la creciente ausencia de solidaridad y de empatía con los que sufren es desesperante, la casi total ausencia de critica exigente, para conseguir una sociedad justa es frustrante, solo se moviliza esta sociedad cuando Ronaldo o Messi, deciden ir a enriquecerse a otro país, o para impedir la salud de nuestras gentes con un negacionismo brutal, casi nadie mueve un dedo por unas pensiones justas, o por una educación con valores o por unos salarios acordes con el coste de la vida, o por una sanidad de calidad, o por una investigación científica puntera.
No me cabe en la cabeza, no soy capaz de comprenderlo, que gente adulta a la que se le supone una madurez considerable, se ponga a llorar desconsoladamente, ante el fallecimiento de la anciana que tras más de 70 años de despótico reinado, en un país que siempre nos ha mirado por encima del hombro, realizando incluso unas incomprensibles vigilias por su eterno descanso, mientras no mueve un dedo, ni se inmuta, cuando a diario delante de nuestras narices, mueren de hambre en nuestro propio país, todos los años cientos de niños.
Tampoco nos hace llorar emocionados, ver como familias enteras, adquieren sus productos básicos en los supermercados, pero no en los lineales del mismo, pues no podrían abonarlos en caja, sino en los contenedores de basura del exterior.
No nos inmutamos, cuando las grandes empresas de la energía, achican nuestros embalses, en el momento crucial en que esa energía barata, la cobran al precio más caro, sacando así un extraordinario beneficio bastardo, dejando secos y sin vida miles de hectáreas agrícolas y a cientos de pueblos sin agua tras una pertinaz sequía de la que ellos ya tenían previsión.
Tampoco parece preocuparnos, cuando llegamos a los centros de salud y si tenemos la suerte de que estén abiertos, ya no tienen médicos de atención primaria ni enfermeros.
No parece ocupar nuestra preocupación, que la mayor parte de las estaciones de ferrocarril, especialmente en el rural, estén abandonadas, que no exista nadie que nos atienda y que ni siquiera haya un panel que nos informe de tráfico ferroviario.
Tampoco preocupa a esta sociedad, el lamentable comportamiento de algunos jueces, consiguiendo que ni siquiera podamos confiar en algo tan básico y fundamental para la convivencia humana como es la justicia.
En fin, nos emociona el lujo y la ostentación sin limites de las obsoletas monarquías, hasta el punto de justificar incluso, que nos roben descaradamente para seguir con sus lujos sin medida.
Somos capaces de admirar con la boca abierta, la vida de escandalosa opulencia, de tantos multimillonarios que se multiplican cada vez que se produce una crisis económica, que hace que los pobres sean cada vez mas pobres.
Nos conmueve y enternece, ver a esos niños rubios, de ojos azules, elegantemente vestidos de luto riguroso, insertos en una parafernalia que no entienden, y sin embargo, no nos queremos enterar de los cientos de huérfanos, que las múltiples guerras inútiles que en esos países donde reina la miseria se producen a diario, quizás sea que no son guapos, que están sucios, que visten con harapos que les falta finura, distinción, gusto, belleza, gracia, estilo.
En fin, todas esas cosas que a mí, como a algunas personas más, nos parecen vitales, en general parece no serlo para la mayoría de esta sociedad, quizás por falta de amarillismo, quizás a estos problemas que me parecen tan importantes y vitales, les falte el glamour suficiente para que figuren en los informativos de las grandes cadenas y como suelen decir ellos, les falten potencial audiencia.
Nos paramos a pensar en algún momento, ¿que nos pasa?, ¿qué tipo de virus ataca constantemente a esta sociedad?, ¿en dónde quedó nuestra ética y nuestra moral? ¿hacia dónde miramos?, para no ver la realidad y preferir pensar que el mundo es, como nos lo muestran las televisiones, manejadas como casi todo por el gran capital, que es quien realmente gobierna el mundo, permitiéndonos generosamente votar, a quien el decide, para que estemos contentos
Pero si la sociedad está enferma, en mi opinión aun lo está más, esa parte de la sociedad que son los medios de comunicación, antes el amarillismo en la información estaba en unos escasos y especializados medios, pero es que ahora, todas las cadenas generalistas publicas y privadas, explotan este morbo de alcantarilla de la escoria más vulgar , es inmoral, soez, insoportable e imperdonable, a todos los niveles estemos destruyendo el planeta, que con las tormentas de todo tipo que están cayendo, de constantes e importantísimos eventos críticos para la vida de las civilizaciones, dediquen más del 80% de sus programaciones durante días y días, al fallecimiento de una anciana por el simple hecho de ser monarca oligarca, de un país, que siempre nos ha tratado como seres inferiores y que incluso nos tienen colonizados, que en esas cadenas generalistas públicas y privadas, los informativos en las horas punta de máxima audiencia de todas ellas, abran con noticias como que a un prepotente multimillonario tenista negacionista, se le impide ejercer su chulería, negándole la estancia en un país mientras no se vacune, siguiendo las más básicas normas que deberían regir nuestras vidas.
Tampoco se cómo calificar, que en esos mismos informativos de las cadenas generalistas sea portada, varios días seguidos que una pareja de delincuentes por muy “Reales” “Principescos “o “Nobles” que sean, deterioren su relación íntima, saliendo con otras personas distintas, al margen de su matrimonio, o si uno de nuestros reyes huido de la justicia, debe volver a su palacio o no. Mi pregunta es ¿esos temas tan, “vitales” les interesan realmente a esta sociedad?, Si realmente la respuesta es que si, entonces la enfermedad de esta sociedad es aún mayor de lo que yo pensaba, y los valores éticos y morales inexistentes.
Cuando veo toda esta podredumbre, en una profesión tan digna como es el periodismo, no puedo dejar de pensar como padre de periodista, lo mal que lo debe estar pasando mi hijo, ya que me consta que lo suyo desde muy pequeño es vocacional, y sé muy bien los valores que tanto su madre como yo les hemos inculcado, a él y a los demás.
Solo espero y deseo, iluso de mí, que un día estos medios desinformativos, desaparezcan por la falta total de audiencia, y el periodismo serio veraz e independiente sea el que impere y el que la sociedad valore de verdad, que los medios de cotilleo amarillo sean residuales.
Sí, soy UTOPICO, el día que nos falte la utopía ya no seremos humanos pensantes y yo aun creo que lo soy.
Paco Ascón
Xares, 22 de septiembre de 2022

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