EL BAÑADOR

Relatos veraniegos por Vicente Mateos

El bañador es protagonista sin igual del veraneo e indicador de la evolución en la liberalidad social a la hora mostrar el cuerpo. Cuando solo veraneaban los aristócratas y burgueses ricos, finales del siglo XIX, bañarse suponía embozarse en bañadores de cuerpo entero por pudor, y porque la piel morena estaba mal vista por ser propia de trabajadores menestrales. Tener la epidermis sin mácula por el impacto del sol era un signo de clase social, por eso en las playas había cabinas unipersonales de madera o tela de rayas azules y blancas o rojas y blancas, para salir de la playa perfectamente vestidos tras un chapuzón. Así lo vi en la playa de la Victoria en Cádiz, desde la borda del barco que me traía a la península desde Canarias (1971).

Con el tiempo, veranear se popularizo y el bañador ajustado se convirtió en una necesidad insustituible durante la canícula lo que supuso un cambio radical: estar moreno paso a ser un signo belleza, por la evolución en la ampliación de las partes del cuerpo expuestas al sol y a las miradas, al compás de las modas que no han ido a la par en mujeres y en hombres. Si los femeninos se han ido reduciendo, los masculinos han evolucionado al revés desde los sesenta cuando estaban de moda los pequeños y ajustados, los famosos Speedo de los nadadores olímpicos, que con el tiempo han acrecentado su tamaño hasta el bañador bermuda, incluso, hasta la rodilla.

En cambio, los femeninos han ido reduciendo sus dimensiones desde el bañador de cuerpo entero, pasando por el bikini y el trikini, hasta los de una sola pieza que cubre el sexo y dejan al aire senos y nalgas, convirtiendo la playa en una pasarela de sensualidad, con un punto de inocencia juguetona. Esa es la fuerza telúrica del bañador la de ser árbitro en el juego eterno de los sexos al inducirnos la disyuntiva de enardecer el deseo de tocar, acariciar o amasar con delicadeza el poder sexual de las partes que están al descubierto; o estimular la imaginación sobre lo que, con un punto de picardía, no se ve, paro se intuye en turgencia y dimensión. Qué es más gustoso: ¿lo evidente o lo imaginativo? En la playa todos somos observadores y observados.

Que la piel luzca un cierto grado de coloración cutánea aumenta el sexapell, ya lo sabían las mujeres de los años sesenta y setenta del siglo pasado, que se aplicaban ungüentos auto preparados a base de aceite y yodo, para que los rayos solares las tostaran. Aunque hoy pica más y hay que protegerse de él, lo cierto, es el estímulo para los sentidos que es ver los cuerpos impregnados del aroma salino que aporta el baño y el moreno que imprime la brisa marina —regulado siempre por el bañador— tras pasear por la orilla con los pies mojados por el oleaje, que llega, muere y rehace, sin fin, al borde del mar.

La paradoja del estulto

Cuando se actúa al albur de la última ocurrencia que se viene a la cabeza o se articula una estrategia para poner en práctica una idea peregrina sin razonar y evaluar los efectos, solo para mantener el papel auto atribuido de histrión —en este caso planetario—, suele suceder que el resultado sea el contrario al que se pretende lo que obliga a recular y a replantear la actuación que siempre será circense, porque quién así actúa tiene un déficit claro de neuronas que propicien sinapsis con sentido: racionales y lógicas.

Este afán, el ansia viva, por ser el protagonista del acontecer mundial es el que lleva a Trump a encerrarse en su laberinto, con el efecto pernicioso, perverso, de poner patas arriba lo consuetudinario no para abrir puertas al conocimiento y al futuro, sino para cerrarlas; porque lo que busca es aumentar sus caudales sin importarle un comino a quien se lleve por delante o la destrucción que produce en el mínimo estado del bienestar o lo que les pueda ocurrir a las decenas de miles de despedidos de la administración pública. Por eso su mantra de <<America First>> es un engaña bobos que perderá su efecto en cuanto quienes le votaron sufran en sus carnes los efectos de su estrategia que se alimenta de ocurrencias de ida vuelta, como sucede con los famosos aranceles, para mantenerse en el centro de la pista central del circo global.

«El mantra de Donald Trump «American First» es un engaña bobos que perderá su efecto en cuanto sus votantes empiezen a sufrir los efectos de su estrategia»

En solo cuatro meses de gestión ya ha conseguido lo nunca visto en las últimas décadas en EEUU, las manifestaciones de protesta de centenares de miles de norteamericanos contra sus recortes en las principales ciudades del país (Washington, New York, Chicago, Los Ángeles, Boston, etc.), y cómo los superricos que formaron su escolta para llegar de nuevo al despacho Oval, han comenzado a darle la espalda al ver como se vacían a un ritmo vertiginoso sus cuentas milmillonarias, hasta el punto de romper su hasta hace nada relación fraternal con Elon Musk —otro histrión superlativo que ha salido escaldado—; sumado al aumento del paro y el coste de la vida para la clase media que ha tenido que reducir su consumo: piedra angular del estilo de vida los estadounidenses.

«Centenares de miles de norteamericanos se manifiestan en las calles de las principales ciudades, e incluso los superricos has comenzado a darle la espalda al comprobar cómo se vacían sus cuentas milmillonarias»

En el contexto internacional el matonismo amenazante con el que actúa solo le ha servido para que China y Europa, sus dos enemigos claros por su potencia económica, le hayan salido respondonas y no se hayan plegado a sus dictados de manera servil como esperaba; sino que han mostrado su disposición a responder con la misma moneda, lo que le ha obligado a estar dispuesto a negociar, aunque ya veremos si desde el chantaje que es su vitola en toda negociación. En todo caso, hasta ahora su política económica solo ha empobrecido a sus propios ciudadanos, ha devaluado el dólar un 4,5%, ha bajado el valor de los bonos USA y ha agitado el tablero financiero, que solo es un referente para los ricos con capacidad para invertir y no para el ciudadano medio.

«El matonismo amenazante de Trump solo le ha servido para que China y Europa, sus dos enemigos claros por su potencia económica, le hayan salido respondones y no se hayan plegado a sus dictados de manera servil como esperaba»

Precisamente el temor a que China ponga a la venta en el mercado financiero los 759.000 millones de dólares que tiene en bonos USA, supondría el hundimiento de su economía y la entrada en recesión por mucho tiempo. Este es el miedo que ha impulsado a Trump a modular la espiral de aumento, casi cada día, de los aranceles impuestos a China y a abrirse a una negociación. En todo caso, comienza a cuajar la idea de que, con su política errática, en lugar de mantener el poder económico e influencia cultural en el mundo, está devaluando la imagen de USA en el plano global y acelerando la que, para muchos economistas y politólogos, es el inapelable ascenso de China como nuevo referente mundial: económico, político y cultural.

«Si China pone a la venta en el mercado financiero los 759.000 millones de dólares que tiene en bonos USA, supondría el hundimiento económico de Estados Unidos y la entrada en recesión por mucho tiempo»

Por eso los bandazos de Trump a quién más sorprenden es a sus propios seguidores por la incerteza de no saber nunca que va a hacer o decir cada día, cada hora, cada minuto. De ahí que los países y gobiernos que le vienen defendiendo se mantienen —ellos y sus políticas— en situación de espera, atentos a lo que diga el sheriff que no tiene, ni tendrá nunca, un plan, un objetivo, una estrategia definida que apunte a otra cosa que no sea la de hacer negocio, mover y acaparar dinero, a costa de lo que sea.

Quién parece haber atisbado esta circunstancia es el Gobierno de España, el primero de la UE en tener un plan de contingencia dotado con 14.000 millones de euros para proteger a las empresas y sectores afectados por la pugna arancelaria desatada por Donald Trump; al que no ha gustado nada que el presidente Pedro Sánchez, haya visitado al líder chino Xi Yinping para ampliar el comercio entre España y China y mejorar las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. Al final, como siempre pasa con los matones la fuerza se les va por la boca, a juzgar por el buen trato recibido por el ministro de economía, Carlos Cuerpo, por parte de su homólogo estadounidense, Scott Bessent, el que dijo que acercarse a China era como cortarse el cuello, al hilo de la entrevista del presidente Pedro Sánchez con el líder chino Xi Yinping.

«El Gobierno de España ha sido el primero de la UE en tener un plan de contingencia dotado con 14.000 millones de euros para proteger a las empresas y sectores afectados por la pugna arancelaria desatada por Donald Trump»

El positivo resultado del encuentro del Ministro y el Secretario del Tesoro estadounidense, de cara a la negociación de los aranceles, no solo desmiente que se hayan roto las relaciones históricas entre ambos países, y que Carlos Cuerpo viajara corriendo a Washington para restañar no se sabe qué heridas, y pedir perdón por la visita a China del Presidente, como afirma la portavoz del PP, Cuca Gamarra, en la línea constante de su partido de hacer daño al Ejecutivo como sea y por lo que sea; al punto de darle igual evidenciar un servilismo indecente ante la nueva administración USA.

«El PP, en su línea de hacer daño al Ejecutivo como sea y por lo que sea, evidencia un servilismo indecente ante la nueva administración USA»

Cuca Gamarra miente con saña, a sabiendas, cuando oculta que la visita de Cuerpo a Washington estaba programada hace tres meses, pero le da lo mismo, el caso es desviar el foco de la contradicción en que la guerra arancelaria de Trump ha colocado al PP, que se ve entre la espada y la pared, por tener que apoyar las medidas del Gobierno para amparar a las empresas afectadas por la imposición de aranceles, y la estrategia perenne que se ha auto impuesto de distanciarse y no apoyar nada que venga del Ejecutivo.

«El PP se debate entre apoyar las medidas del Gobierno para amparar las empresas afectadas por la imposición de aranceles o seguir en su estrategia de distanciamiento y no apoyar nada que venga del Ejecutivo»

Por eso los portavoces del PP, buscan y rebuscan a diario excusas para torpedear un plan que se ha negociado con ellos y saben que tendrán que apoyar, aunque sea a regañadientes, si o si, si no quieren cubrirse de gloria anti española y que los empresarios se les echen encima y les pinten la cara. En este si es no es, Feijóo, como siempre, sigue aislado en su papel de don Tancredo abducido en su mantra, que repite hasta la náusea, de quiero elecciones ya, que le sumerge en la irrealidad de pensar que el Gobierno está punto de caer porque él lo dice. Esta vez, debería tener claro que ésta es la ocasión para demostrar que el PP es un partido de estado como repite cada vez que tiene oportunidad. Veremos.

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario
y Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas

Crisis de la democracia liberal

La segunda llegada de Donald Trump al despacho Oval, es el epítome de la crisis que afronta el sistema de democracia liberal que articula el orden social y de reparto de poder en las democracias occidentales desde el final de la II Guerra Mundial. Crisis que se viene cociendo por la falta de respuesta del sistema a los efectos sociales que se vienen produciendo desde que nos adentramos en el siglo XXI.

Cocción que comenzó el 11 de septiembre de 2001, fecha del ataque y colapso de las Torres Gemelas de Nueva York a manos de terroristas islamistas que causó más de 3000 muertos. Ataque que la ciudadanía global presenció en directo viendo en televisión cómo dos aviones comerciales, en los que podrían haber viajado ellos mismos, impactaban contra las torres expandiendo la sensación de terror y el silogismo de que, si el país más poderoso del mundo había sido atacado en su casa—USA under attack—, cualquier otro podía ser atacado. Ataque que se convirtió en símbolo de la inseguridad y el miedo con el que arrancaba el nuevo milenio que, como segunda derivada, incorporaba el mensaje de que las instituciones democráticas habían fallado a la hora de garantizar la seguridad de la ciudadanía. Como fallaron en los atentados terroristas del 11M de 2004 en Madrid (192 muertos), en Londres en 2005 (56 muertos), en Paris en 2015 (90 muertos), en Berlín en 2016 (12 muertos), por no enumerar todos los habidos en diferentes ciudades europeas en estos veinticinco años.

El descubrimiento fehaciente de que vivimos en una falsa seguridad, en una inseguridad global, se implementó con la crisis económico financiera de 2008, la Gran Recesión según la prensa especializada, cuando estalló la burbuja inmobiliaria y la crisis de las hipotecas surpime, que arruinó a millones de familias, quebró bancos globales de inversión y llevó a la quiebra a varios países occidentales. Ya no solo era la inseguridad frente a la violencia terrorista, sino también por el desvalimiento ante los popes del capitalismo salvaje que venía, y sigue, funcionando sin control ni límite, con el efecto del aumento desbocado de la desigualdad entre ricos y pobres. Según el informe global de Intermon Oxfan de 2023, en la última década, el 1 % más rico ha capturado alrededor del 50 % de la riqueza global.

Hechos que unidos a los casos de corrupción en las esferas de poder en la mayoría de países con democracias asentadas —que no parecen tener fin—, expanden el mensaje de que la política es un nido de corrupción y que todos los políticos son iguales. Mensaje que degrada el sentido de la política y devalúa el sistema democrático y sus instituciones, y se expande por la ausencia de una pedagogía democrática que desarme ese discurso con sentencias ejemplares para los corruptos, y el establecimiento de controles férreos para evitar el desvío de fondos públicos en la adjudicación de contratos, las gabelas de empresarios amigos y el nepotismo familiar.

Ésta sensación de inseguridad creciente, de corrupción constante, de desamparo ante el capitalismo salvaje que beneficia a una minoría que se enriquece sin límite, mientras las economías familiares se estancan porque el trabajo ya no garantiza poder vivir bajo un techo en condiciones y pagar las facturas, fomentan el descreimiento hacia un sistema que no protege ni ampara a la mayoría social. Sistema en el que es muy difícil intervenir para reconducir las políticas delineadas desde el poder que afectan a sus vidas cotidianas, que induce a las personas a sentirse discriminadas y a no aceptar nuevos derechos para las minorías sociales, étnicas o de género o que se destinen recursos a los inmigrantes. Idea azuzada por el discurso de la ultraderecha: los inmigrantes nos roban el trabajo, el pan y violan a nuestras mujeres.

Discurso que explota en las redes sociales con furia, con rabia, con insultos hacia todo aquello que cada usuario considera la causa de sus males. Canales que son aprovechados por la ultraderecha y el fascismo para ahondar en la herida con mentiras y falsedades que apelan a los sentimientos más viscerales, con mensajes de una simpleza rayana en el infantilismo que concentra en un enemigo, real o ficticio, para exacerbar la ira contenida contra un sistema que no responde a las necesidades e ilusiones de los ciudadanos. Vía inmejorable para el discurso disruptivo y populista centrado en la idea, proto fascista, de que el sistema de democracia liberal no ofrece un futuro ni claro, ni seguro ni estable ni mejor que el de las generaciones precedentes. Un futuro sin futuro.

Mensaje que busca acentuar la quiebra del binomio democracia—liberalismo que viene siendo el eje axial de los sistemas democráticos, y abre el camino a un nuevo modelo de satrapía que supone una actualización de los regímenes de monarquía absolutista del pasado: todo para el pueblo, pero sin el pueblo. A un iliberalismo o democracia sin derechos como apunta el politólogo y profesor de la Universidad Johns Hopkins,Yascha Mounk, en su libro <<El pueblo contra la democracia. Por qué nuestra libertad está en peligro y cómo salvarla>>, asentado en un creciente número de votantes que, según Mounk, no están dispuestos a tolerar los derechos de las minorías, mientras los poderosos están cada vez menos dispuestos a ceder ante la presión de las clases medias y menestrales.

El efecto es una sociedad progresivamente menos empática con las minorías y el multiculturalismo, que una parte de la ciudadanía empieza a percibir como una amenaza consecuencia de los mensajes de la ultraderecha que califica la inmigración como una invasión cultural que destruye los valores tradicionales de la mayoría. Así, el otro, el que viene de una cultura diferente pasa a la consideración de enemigo, borrando de un plumazo el hecho verificado a lo largo de la historia de que la mezcla, la mixtura de razas y culturas, la simbiosis entre ellas, siempre enriquece a las sociedades y hace avanzar a Sapiens.

La secuela de todo este mejunje no es solo el desprestigio del sistema democrático que garantiza derechos y libertades, sino la simplificación del pensamiento, del análisis y la reflexión que favorece la llegada al poder de personajes con una oquedad cultural, ausencia de conocimiento y una simplicidad mental sin precedentes. Propagadores del rechazo a las reglas del juego mediante la puesta en cuestión de los resultados electorales si no les favorecen, y que no reconocen la legitimidad de los gobiernos de coalición con más apoyo parlamentario que el partido ganador de las elecciones. Todo para inocular la idea de la bondad de Gobiernos fuertes, de ordeno y mando sin rechistar, que saben lo que hay que hacer para acabar con todo aquello que atenta contra la tradición y las buenas costumbres que alienan la mente: ¡Se acabó que hasta los gatos quieran zapatos!

Enfrentar estos graves problemas que ponen en crisis a las democracias liberales exige, como primeras medidas, atenuar la desigualdad entre ricos y pobres, atender con preferencia a los sectores menos favorecidos, poner controles férreos a los monstruos digitales, y promover con ahínco los beneficios de la democracia multiétnica y del avance tecno científico para favorecer la comprensión sin miedo de ambos fenómenos imparables.

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario y
Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas

Democratizar, por fin, la carrera judicial

¡Ellos se lo han buscado! De tanto ir el cántaro a la fuente al final se ha roto. Estos asertos populares definen a la perfección el efecto de ponerse al descubierto, a ojos de todo el mundo y con descaro, actuaciones judiciales que confirman la existencia de un grupo de jueces, no menor en la judicatura española, que utiliza la justicia como herramienta acorde a su ideología para asediar al oponente político conforme a una estrategia planificada. Es lo que se viene denominando como el brazo judicial del PP, que lleva meses aflorando. Comando que no es nuevo ni sorprendente, sino conocido por quienes seguimos la actualidad desde la época de la transición democrática que no se produjo en el ámbito del poder judicial.

La llegada en 2020 del primer Gobierno de Coalición de PSOE y Unidas Podemos, merced a la abstención de ERC y Bildu, y el apoyo parlamentario del BNG, Más País-Compromís, Nueva Canarias, Teruel Existe y PNV, puso en alerta a todos los sectores de la derecha y ultraderecha, incluido los más conservadores de la judicatura, que pusieron en marcha una estrategia de acoso y derribo que abrió una época —en la que seguimos— donde el discurso político comenzó a tejerse con mentiras y tergiversaciones falaces e hiperbólicas verbalizadas con agresividad y beligerancia impropias, y un lenguaje faltón y barriobajero plagado de epítetos que trajeron del pasado sustantivos lanzados contra el gobierno como invectivas oprobiosas de claro poso fascista: ¡Gobierno de comunistas bolivarianos y liberticidas!

Ahí comenzó la actuación del brazo judicial de la derecha y ultraderecha, cebándose con el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. Casos que quedaron en nada como el Neurona archivado en 2023 tras tres años de instrucción judicial, o la persecución a la jueza Victoria Rosell por ser diputada de Podemos y haber sido Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género. Como se archivó también el caso PISA, (Pablo Iglesias Sociedad Anónima) fraguado fraudulentamente por la Policía Nacional para desacreditar al líder de Podemos por haber recibido financiación para su partido procedente de Venezuela, archivado por la Audiencia Nacional que lo calificó como un conjunto desordenado de recortes de prensa sin sustento documental.

Desaparecido Iglesias de la escena pública, las fuerzas de la reacción fijaron el foco en Pedro Sánchez y su entorno, del que quieren hacer el eje axial de todos los males, al que tienen una inquina especial por tener que aguantar otra legislatura de gobierno progre, comunista y bolivariano que pacta con los terroristas (Bildu) y los independentistas (ERC y JUNTS) para seguir en el Gobierno. Convertido en el demonio que rompe España, el arma judicial ha convertido en diana a su entorno familiar. Jueces que admiten querellas presentadas por asociaciones de ultraderecha —Manos Limpias y Hazte Oír— secundadas por Vox, y abren sumarios con retales de titulares de prensa que estiran como chicles para conseguir mantener la condena mediática de los investigados el mayor tiempo posible, contraviniendo la resolución del Tribunal Supremo de 2014, en la que señalaba que no se pueden abrir causas con titulares de prensa como elemento probatorio.

Los casos contra la esposa del Presidente y su hermano —que ha dimitido como director de la Oficina de Artes Escénicas en la Diputación de Badajoz, por no soportar la persecución mediática— demuestran que hay jueces que, aunque sepan que esos casos quedarán en nada por no haber ilícito penal que los justifique, siguen adelante con el castigo mediático acrecentando la sensación de que no buscan hacer justicia, sino justificar la decisión que tienen tomada de antemano. Charco donde chapotea el juez Peinado, como su conmilitón, el juez Hurtado se inunda de barro en el caso del Fiscal General cuando no da valor a las declaraciones de cuatro periodistas que confirmaron que tenían y publicaron los correos de la discordia muchas horas antes de que los tuviera la Fiscalía General, porque desmontan la instrucción del sumario. Ni quiere entrar en el meollo del caso: que la nota de prensa de la fiscalía desmentía el bulo, la mentira del inefable MAR, y no filtraba ninguna información que no fuera ya conocida. Así la pelota mediática contra el Fiscal General sigue engordando.

No son los únicos miembros de la judicatura a los que les interesa más hacer política que justicia en sus juzgados. En la mente de todos están nombres como los de García Castellón, Carretero, Marchena… o los que por una razón política se manifestaron en la calle delante de Audiencias y Tribunales Superiores, incluidos insignes fiscales —hecho insólito en cualquier democracia de nuestro entorno—, para expresar su oposición radical a la Ley de Amnistía. Acciones que ejemplifican la perversión del papel que deben desempeñar los jueces y magistrados como garantes del cumplimiento de la Ley. Papel que degradan cuando privilegian sus posiciones políticas o morales a la hora de impartir justicia.

Hechos que justifican la necesidad de una reforma de la carrera judicial que acabe con el poder omnímodo del que gozan los jueces, que les convierte en intocables, hagan lo que hagan. Reforma que debe servir para hacer efectiva la democratización del poder judicial —siempre pendiente por la oposición espuria de las asociaciones judiciales— como la planteada por el Ejecutivo, que abre el melón para el debate y la negociación parlamentaria de una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial: la última que data de 1985. La medida sustancial para poner coto a la casta judicial propone cambiar el sistema de oposiciones de acceso a la carrera judicial y fiscal, para facilitar el acceso de estudiantes de cualquier nivel socioeconómico, mediante la creación de una Escuela Pública de Opositores y un sistema estable de becas que nunca podrán ser inferiores al salario mínimo interprofesional, que no dependerán del Gobierno de turno o de la disponibilidad presupuestaria. Todo con el objetivo de acabar con el sistema de preparadores, de jueces, que cobran en negro a quienes quieren opositar y que es una fuente de clientelismo.

Con el mismo objetivo, se suprime la decimonónica prueba memorística por una escrita sobre un caso práctico y anónima para que el tribunal valore la capacidad del aspirante sin atender a su linaje. Y para ampliar el número de jueces, la reforma propone consolidar la situación de 913 jueces, el 70% mujeres, que llevan más de dos décadas ejerciendo de jueces interinos. Y para acabar con el poder omnímodo de los jueces la reforma propone reglamentar la inadmisión de querellas basadas en recortes de prensa, la recusación de un juez o magistrado que se haya manifestado públicamente en relación al caso que instruye, y limitar la acusación popular a la formulación inicial de la querella y a la fase del juicio oral, para evitar filtraciones interesadas.

Medidas cuyo objetivo es acometer la reforma del Poder Judicial, eternamente aplazada desde la instauración de la democracia, que ponga fin a su utilización como herramienta del juego político judicializando la política, para favorecer determinados intereses y estrategias que desvirtúan, a ojos de la ciudadanía, el sentido y valor de la justicia manchado por quienes ejercen el cargo para ejecutar vendettas políticas o morales de poso religioso. La justicia española debe recuperar la imagen perdida de imparcialidad.

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario y Doctor
en Teoría de la Comunicación de Masas

Envenenado con su veneno

Si hay un personaje estrafalario, prepotente y pagado de sí mismo en la escena política, ese es Miguel Ángel Rodríguez, conocido por el acrónimo de MAR; el mejor referente del muñidor que maniobra detrás del telón fraguando intrigas y mentiras para su superior, hoy Isabel Díaz Ayuso, y antes José María Aznar. Rodríguez es de esas personas listas —no inteligentes— que interpretan la vida como una lucha, un combate, contra el adversario político, con habilidad innata para tergiversar y darle la vuelta a la realidad. Marco mental en el que las personas son herramientas de usar y tirar, válidas mientras cumplen a rajatabla con la estrategia configurada por él, siempre con el mismo fin: machacar y acabar con el enemigo. El oponente no existe en su vocabulario.

Así lo atestigua el rastro de su larga trayectoria profesional, jalonado de amenazas contra el que no acepta sus dictados o le muestra sus vergüenzas que no son pocas. El penúltimo ejemplo —habrá más— su mensaje de “Os vamos a triturar, vais a tener que cerrar”, dirigido contra elDiario.es, por publicar que Alberto González Amador, novio de Ayuso, había reconocido haber cometido dos delitos contra la Hacienda pública, a la que había ofrecido un pacto para ser condenado a ocho meses de cárcel y el pago una multa de más de quinientos mil euros. Amenazas que el Consejo de Europa ha calificado de actos de intimidación y acoso hacia los periodistas, instando al Gobierno de España a investigar las amenazas vertidas por MAR, y a responder sobre lo que se instruya al respecto.

Información que revolvió las tripas del matón de barrio que, en su línea de siempre, articuló una mentira, un bulo, que envío al diario El Mundo —una de sus correas de transmisión para generar barro— que lo difundió sin contrastar ni investigar su veracidad. Información que recogía una parte del cruce de correos electrónicos entre el abogado de Amador y el fiscal de Hacienda, en el que éste se daba por enterado de su propuesta de pacto. Todo con la intención malévola de expandir la mentira de que era Hacienda y no el novio de Ayuso, quien había ofrecido un acuerdo. Información que MAR reconoció que era una metedura ante los medios tras declarar ante el juez del T. Supremo, que justificó porque cuando la difundió desconocía la existencia de un correo previo donde el abogado de Amador desglosaba los pormenores del acuerdo que ofrecía: el reconocimiento de la comisión de los delitos de fraude fiscal durante los años 2020 y 2021, por un monto de 350.000 euros, y falsedad documental.

Fue su propio veneno el que envenenó su mente y le obligó a confirmar que se había equivocado al acusar a LaSexta de mentir, por confirmar que era un bulo la información difundida por MAR, aunque, con la desvergüenza que le caracteriza, salió del apuro tirando por elevación contra el Fiscal General del Estado y el presidente del Gobierno con su nuevo mantra de “van p`lante”. Y el más reciente “van p`dentro”, como confirmación de que dispone de hilo directo con el juez del Supremo que lleva el caso, Ángel Luis Hurtado, y que conoce de antemano sus resoluciones, como saber con antelación que iba a citar como imputado al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz.

Auto de citación en el que da por buena la declaración de MAR de que había sido el Fiscal General el que había filtrado a la prensa la oferta de negociación con Hacienda, desvelando secretos de la vida privada de Amador. Juez que, sin embargo, no da crédito en su auto a la declaración de dos periodistas que desvelaron el caso, en la que afirmaron que ellos disponían de los correos cruzados entre el abogado de Amador y Hacienda, seis días antes de que lo conocieran en la Fiscalía General del Estado, y que la información había sido publicada en la web de la SER, la noche anterior al mensaje lanzado por la FGE a los medios desmintiendo el bulo de MAR.

Todo este enredo es obra de un experto en tergiversar, mentir y salir de rositas que, en este caso, tiene la vertiente incomprensible de que nadie investigue de dónde sale la información privilegiada que difunde sobre las decisiones judiciales del juez del Supremo. Y la segunda, conseguir que el foco mediático se fije en quien desmiente una mentira, y no en el defraudador confeso, a raíz de que éste presentara una querella contra el Fiscal General por filtrar información de su vida privada. ¿Alguien duda que el inspirador de esa estrategia no haya sido el enredador y difusor de mentiras mayor del Reino?

Este episodio, que no será el último, es uno más en su currículo de instigador del enfrentamiento y el barrizal que ya le ha llevado en varias ocasiones ante los tribunales. En 1997 fue denunciado por el entonces presidente de A3TV, Antonio Asensio, por amenazas y represalias si pactaba con Canal+ compartir los derechos televisivos de los clubes de fútbol. En 2011 fue condenado por delito continuado de injurias graves y públicas, contra el doctor Luis Montes, anestesista y coordinador de urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés, al que acusó de favorecer la muerte de enfermos por defender el derecho a una muerte digna de pacientes en paliativos.

Éste es el pelaje del paladín exaltado y proverbial de la derecha radical, que aceptó dimitir como Secretario de Estado de Comunicación y Portavoz del Gobierno a petición de su conmilitón en la disrupción de la política, y por entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, por las presiones de varios dirigentes del PP que le consideraban un extremista sectario. Actitud que no casaba con la imagen de centrismo y moderación, falsa y oportunista, que necesitaba Aznar en 1998, porque gobernaba gracias al apoyo de la Convergencia de Pujol. A cambio de su dimisión fue condecorado con la Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

A partir de su caída política, se dedicó a chupar del bote de los contactos de primer nivel como CEO de la multinacional Carat, con la que realizó videos para la Fundación FAES de Aznar y asesoro a medios de comunicación de la derecha. Sus andanzas de bebedor consumado le llevaron de nuevo a los tribunales 2013, tras ser detenido por embriaguez, cuadruplicaba la tasa de alcohol permitida, tras chocar con varios coches aparcados. En 2016 Isabel Díaz Ayuso lo recuperó para la primera línea política como jefe de su campaña en 2019, y en 2021 le nombró director de su Gabinete.

Así se juntó el hambre con las ganas de comer, un tándem de ambiciosos superlativos de poder cuyo objetivo es llegar a la Moncloa, en el que una es la portavoz alocada —no da para más— de la estrategia diseñada por este émulo de Rasputín, basada en la mentira, los bulos y la tergiversación que se aleja de la realidad objetiva que convierten en imaginaria, mediante la victimización —siempre hay una campaña orquestada por el Gobierno contra ellos—, y la apropiación de conceptos propios de la izquierda que hacen suyos degradando su valor simbólico: ¡libertad! También a ellos les llegará su San Martín.

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario y Doctor
en Teoría de la Comunicación de Masas

Pugna catódica

En mis muchos años de ejercicio del periodismo no almaceno en la memoria que un programa de televisión haya recurrido a una campaña publicitaria radiofónica en diferentes medios, para reseñar que sigue siendo líder en su franja horaria. Al escuchar la cuña que daba cuenta a los oyentes de que <<El Hormiguero>> sigue teniendo más audiencia que su competidor, <<La Revuelta>>, recordé la frase del latín medieval de excusatio non petita, accusatio manifiesta (excusa no pedida, acusación manifiesta), que implícitamente desvelaba que Pablo Motos y Atresmedia están muy nerviosos, por la competencia tan potente con la que les ha plantado cara TVE1 con David Broncano y el programa <<La Revuelta>>. Propuesta que los ejecutivos de la tele abierta pensaron que sería un fracaso, confiados en que no iba a encajar con el espectador tipo de la 1. Creencia que se frustró con los primeros datos de audiencia que confirmaban que <<La Revuelta>> había superado el liderazgo de <<El Hormiguero>>, desatando el tembleque de Motos y los ejecutivos de su tele.

Cuando se tiene que recordar a los espectadores —también es válido en las relaciones jerárquicas y sociales— que sigues siendo el líder, implícitamente trasluces que ya no lo eres y, esto es lo peor, que te tomas la competencia que no esperabas como una batalla donde todo vale que termina por desnortarte. Por ejemplo, cuando das pábulo a tu cabreo al caer en la bajeza de impedir que tu competidor entreviste a un determinado personaje de éxito, acogiéndote al contrato que tu medio tiene suscrito con la promotora Dorna, poseedora de los derechos de explotación comercial del Mundial de Motociclismo que organiza. Acuerdo para la retransmisión de los Grandes Premios que se celebran en España, en el que una clausula establece que ciertos pilotos están obligados a dar entrevistas exclusivas a Atresmedia, antes que a otra televisión. Decisión lícita, sin duda, cuyo reverso es caer en el barro para laminar a tu contrincante, al que solo le haces cosquillas a costa de mostrar tu inseguridad: tu debilidad.

Pero la pugna que ha buscado Motos bloqueando una entrevista de su contrincante significa que se siente amenazado por Broncano, y que su disputa catódica no es un simple juego de egos, sino que tiene más recorrido detrás con un poso político, de concepto de programa televisivo, y de prestigio para TVE y Atresmedia. Cuando uno se siente imbatible se adocena en la creencia de que nadie le puede arrebatar su posición de privilegio que conduce, inexorablemente, a una autoestima ególatra que no admite rival, olvidando que todo evoluciona y más en la televisión donde el fluir de formatos, contenidos y presentadores son la esencia del medio.

A Pablo Motos le está pasando lo que le sucedió a Boabdil cuando al entregar las llaves de su Reino de Granada a las huestes de los Reyes Católicos, se preguntaba cómo era posible que unos palurdos como los brutos e incultos cristianos, que apenas se lavaban, hubieran acabado con el poder, refinamiento y sabiduría de su reino. No cayó en la cuenta de que sus oponentes contaban con la bombarda —origen del cañón— que terminó por derribar las murallas que le protegían a él y a su reino.

Broncano ha llegado a la 1 con la bombarda televisiva de <<La Revuelta>>, un formato que no juega con las reglas seculares del medio que gusta a los espectadores por su carácter formalmente disruptivo, que juega con el desconcierto de que nunca se sabe quién será el invitado del día y con la informalidad que supone que el director-presentador del espacio, él mismo, nunca sepa que le aguarda cuando sale a escena. Justo lo apuesto a <<El Hormiguero>>, donde todo está medido al milímetro y sujeto a un guion que Motos sigue a rajatabla, porque no sabe improvisar. Formato donde el espectador sabe de antemano quiénes o quién va a ser el entrevistado principal y la secuencialidad del programa, frente al poco guion con el que aparentemente se desarrolla <<La Revuelta>>, donde el espectador nunca sabe qué va a pasar a continuación.

Improvisación que gusta más, que atrae más que el formalismo a un público joven acostumbrado en su vida cotidiana, por el uso de las redes sociales, a esperar siempre lo impensable, lo que no está predeterminado ni configurado de antemano; aunque luego todo sea un trampantojo porque siempre existe, y más en la tele, un mínimo orden que Broncano, tiene la habilidad de opacar a ojos del espectador. Cumple así con el objetivo que buscaba la anterior dirección de TVE de atraer a esa franja horaria al público joven perdido con la apuesta por un presentador y un formato de éxito, <<La Resistencia>>, testado en la plataforma de Movistar Plus, donde expiraba su contrato en junio de este año. No fue sencilla la negociación de su presencia en la 1 por las exigencias de Broncano que, al final, se conformó con un contrato por dos años, él quería tres, con una subida de 27.500 euros, hasta los 87.500 por programa, respecto de los 60.000 que ganaba por programa de <<La Resistencia>>.

Pablo Motos se ha encontrado con un competidor que no esperaba, confiado en que su Reino de Taifas iba a ser eterno, sin darse cuenta de que, con o sin Broncano, <<El Hormiguero>> ha entrado hace tiempo en un estancamiento propiciado por él mismo al manchar el puro entretenimiento del inicio, introduciendo la intencionalidad política, de sesgo derechista, a través de las preguntas a sus entrevistados, muchos de los cuales le han cantado la gallina en directo por el contenido de las mismas que les empujaba a tener que pronunciarse políticamente sobre asuntos de la actualidad, formuladas con un claro interés espurio. Tendencia que el propio Motos viene confirmando desde hace muchos meses en sus comentarios, burdos y tendenciosos, cuando no faltones, que le cierran el paso a ampliar su espectro de audiencia.

Error en el que no incurre Broncano porque no le hace falta verbalizar, como hace Motos, ningún discurso político porque el formato con el que la <<La Revuelta>> se presenta a la audiencia es, en sí mismo, transmisor de la idea de cambio y progreso sin necesidad de mensajes declarativos. Esta es la razón por la que la rivalidad entre ambos programas y presentadores, ha trascendido más allá de la mera pugna catódica por las audiencias, por el planteamiento de polarización con el que plantea Motos esa rivalidad al evitar que su oponente entreviste a un personaje público, lo que convierte en una batalla lo que solo debería ser una apuesta por ver quien tiene más meninges y capacidad para atraer más espectadores.

Pugna en la que se juega el prestigio de ambos grupos televisivos: la televisión pública, TVE1, y la televisión privada liderada por Atresmedia. De momento son los primeros los que han dado el zapatazo a los que se sentían aposentados e inamovibles, mientras Broncano empieza a sacarle, día a día, varios cuerpos de ventaja a Motos. Las espadas siguen en alto y veremos a quién le tiemblan antes las piernas al ver la marcha de las audiencias. Y quien templa mejor los nervios, la tensión, de verse en el ojo del huracán de la mirada pública.

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario
Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas

Miedo al futuro, vuelta al pasado

Aunque no guste el triunfo arrollador de Donald Trump, que le devuelve a la Casablanca de la que salió a regañadientes con un amago de golpe de Estado, su victoria no se puede despachar con un análisis de brocha gorda, porque confirma el asentamiento del giro a la derecha radical en las sociedades occidentales que se viene produciendo desde principios de siglo, cuyo punto de arranque fue el ataque terrorista a las Torres Gemelas en 2001. Desde ese momento la sociedad estadounidense se dio cuenta, por primera vez, de su vulnerabilidad resumida en el titulo con el que la Fox, el canal de la derecha tradicional, comunicó la noticia que instaló el terror en salón de los norteamericanos: Attack on America.

Titular que les abrió los ojos a una realidad desconocida, al ver en imágenes que la seguridad en la que se sentían instalados como la nación más poderosa del mundo se derrumbaba, alumbrando una expectativa negra y de desconfianza sobre el futuro: eran vulnerables como cualquier otro país. Y ya sabemos que cuando el miedo se desata, el inconsciente tiende a buscar la seguridad que encuentra en el pasado que, de ese modo, se idealiza por encima de cualquier otra consideración contextual. Sentimiento que Trump, ha sabido captar y resumir en un lema sencillo, pero que lo dice todo: Make America great again. Eslogan que de manera latente lanza el mensaje de que la solución está en el pasado y no en un presente y futuro inestable, por la ruptura de los principios morales que forjaron la grandeza de los USA: Dios, familia y capitalismo libre.

Un pasado donde los usos y costumbres estaban claros, definidos y regidos por unos valores que—a juicio de los populistas y filo fascistas— los progresistas e intelectuales han destruido, al otorgar reconocimiento legal a nuevas realidades sociales que contravienen los hábitos anclados en la tradición: derecho al aborto, empoderamiento femenino, legalización del matrimonio gay, extensión de derechos a las clases más desfavorecidas como el Obamacare seguro médico asequible para millones de estadounidenses sin cobertura médica—, o las limitaciones al consumo sin límite de recursos que supone el reconocimiento del cambio climático, base del American wy of life.

Cambios que delinean un nuevo orden social que destruye tradiciones y pone trabas al libre comercio y los beneficios por la explotación de recursos naturales sin fin. Principios sacrosantos inoculados en la mente de los norteamericanos desde niños, que abominan de un Estado social que ayude y ampare a los más necesitados, por ir en contra del cuarto principio: búscate la vida porque esta es la tierra de las oportunidades y si tienes talento triunfarás. Y si no lo tienes: <<te jodes y te aguantas>>.

Pero hay algo más profundo que la mera economía para justificar el giro conservador por el descenso del poder adquisitivo de los norteamericanos, por la elevada inflación que han padecido en la última década que ha orientado el voto hacia los republicanos, huyendo de las políticas que atribuyen la reducción de su capacidad de compra a la administración Biden, justo cuando la inflación está ya controlada y la Reserva Federal baja los tipos de interés

Ese algo más, es la revolución tecno científica que, en menos de década y media, ha dado la vuelta al modelo de circulación de la información, ahora global y compartida por todos los ciudadanos que ya no son sujetos pasivos, sino activos en la difusión de contenidos con mayor o menor apoyo en hechos reales y verificables, que da lugar a la propagación de bulos masivos, diarios y sin límite. Tergiversaciones interesadas de la realidad objetiva que generan una confusión profunda en la mente de las personas, a la hora de reconocer y distinguir que es verdad y qué no lo es. Polución mediática, que es el caldo de cultivo para la aparición de salva patrias, auto convertidos en defensores de los valores tradicionales que asimilan con el ser esencial del pueblo norteamericano — o español, inglés, alemán, francés, etc.—, que repudian todo lo que, a su juicio, pervierte los valores patrios esenciales.

Cambio tecno científico que nos introduce en un proceso civilizatorio que los subvierte, porque afectan a la consideración conceptual del ser humano cuyo papel como eje del desarrollo social se ve comprometido, sustituido, por unos seres que van más allá del mero robot, los llamados humaniodes o ciborg. Máquinas creadas por los humanos como una representación de sí mismo, inmersas en una dinámica, por ahora imparable, en el que la tecno ciencia las va añadiendo nuevas capacidades que superan las del homo sapiens, no solo en cuanto al almacenamiento y tratamiento de datos e información —la IA es el mejor ejemplo—; sino en cuanto a la capacidad imitativa para aprender de sus propios errores y adquirir capacidades emocionales y sensoriales cada vez más parecidas a las humanas.

Avances que configuran un nuevo orden social que está más cerca de lo que pudiéramos pensar, que asusta a gran parte de la ciudadanía porque afecta a su propia identidad y sentido como ser humano, al borrar la barrera que existía entre el hombre y la máquina. Proceso que arrancó en el siglo XVIII con la mecanización del mundo cuando las máquinas comenzaron a estar cada vez más presentes en la vida cotidiana avizorando, en aquel momento, un futuro esperanzador expresado en la idea de progreso, cuya conceptualización se ha ido convirtiendo en desesperanza y miedo, conforme la mecanización fue revelando su impacto convirtiendo al hombre en suministrador de la máquina y no al revés. El mejor ejemplo de ello es la película de Charles Chaplin, <<Tiempos modernos>>.

La combinación de estos fenómenos que viajan a velocidad luz generando empresas transnacionales que gobiernan la economía global, el cambio de modelo comunicativo y el avance sin fin tecno científico, choca con la velocidad a la que funciona la mente humana que requiere de más tiempo, tiempo humano, para asimilar estos cambios tan profundos, que quiebran la base de su propio sentido existencial. Cambios que unidos a los problemas económicos generados por las sucesivas crisis habidas desde 2008, el cambio climático y las restricciones que impone al consumo desbocado de bienes y recursos naturales, generan un conglomerado inmanejable para las personas.

Disfunción que es el caldo de cultivo donde fermenta el miedo al futuro y la sensación de estar en un presente inestable, que conduce a mirar al pasado, que despierta el imaginario emocional de que en él está la seguridad y tranquilidad de siempre. Surgen así los gurús del desastre que mediante la estigmatización del otro que nos come el pan, los emigrantes, la mentira y los bulos que perversamente asimilan las disfunciones al fracaso del sistema democrático: que ni funciona ni sirve para atender las necesidades de las personas. Democracia que debe ser sustituida por un gobierno fuerte, una dictadura o una oligarquía de ricos, como la que está configurando Trump, como paradigma de gobernanza exportable a los países occidentales. Mensaje maligno y perverso sustentado en la pérdida de derechos ciudadanos, laborales, de libre circulación y movimiento de las personas, y en la censura de la libertad de pensamiento e información libre, que hay que combatir siempre.

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario y
Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas

La obsolescencia de la ONU

El genocidio, a sangre y fuego, que desde hace un año viene cometiendo Israel sobre el pueblo palestino, excede con mucho su justificación por el ataque terrorista de Hamás, el 7 de octubre de 2023. Pogromo que los judíos sufrieron a manos de los nazis y que ahora, constituidos como estado de Israel, reproducen con los palestinos ante la mirada de espanto de la ciudadanía universal que asiste atónita a la película de terror y muerte, sin medida ni fin, que las televisiones de todo el mundo muestran a diario. Desgarro que aumenta al comprobar la incapacidad de mediación de la ONU para alcanzar una tregua, y mucho menos para forzar el fin de este y otros conflictos. Intervención que se limita a enviar a los conocidos cascos azules que establecen una imaginaria barrera de contención entre las fuerzas enfrentadas que, en la práctica, se vulnera por los contendientes cuando la estrategia militar lo demanda porque los cascos azules, que actúan siempre en misión de paz, no tienen mandato para intervenir militarmente.

El genocidio de Israel sobre el pueblo palestino, excede con mucho su justificación por el ataque terrorista de Hamás, el 7 de octubre de 2023

Circunstancia que ha reverdecido la pregunta que se viene planteando desde hace mucho tiempo en las cancillerías del mundo, y en la propia sociedad global: ¿para qué sirve la ONU?, más allá de gestionar la ayuda humanitaria en las zonas de guerra, cuando las partes enfrentadas les dejan, o paliar las situaciones de hambruna prolongada, o prestar atención sanitaria y educativa a la población infantil y juvenil desamparada en estados fallidos. Tareas sin duda loables y necesarias que solo son paliativos, pues raramente encarrilan proyectos de futuro para mejorar las sociedades de los países donde actúa. Acción que no cambia la raíz de los problemas.

Labor necesaria que la ONU desarrolla como puede, aunque no es ese el fin primigenio con el que se creó en la Conferencia de San Francisco, celebrada tras el fin de la II Guerra Mundial, en 1945, que convirtió en hecho consumado la propuesta planteada en pleno conflicto bélico por el presidente de los EEUU, Franklin D. Roosevelt, en 1942, a un grupo de 26 países para crear una alianza contra los países del eje. Propuesta que fue aprobada ese mismo año y ha pasado a la historia como la Declaración de las Naciones Unidas.

El acuerdo, que fue suscrito por cincuenta países en San Francisco y entró en vigor en octubre de 1945, se denominó Carta de las Naciones Unidas, donde se definen los principios y objetivos de la ONU. Los cuatro fundamentales: mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar la cooperación entre los países, proteger los derechos humanos y promover el progreso económico y mundial. Carta a los Reyes Magos, porque desde su origen arrastra el lastre que supone el derecho de veto que ejercen los países fundadores en el Consejo de Seguridad—EEUU, Reino Unido, Francia, Unión Soviética, y República de China— que impusieron al resto de naciones, para evitar que la ONU adoptara decisiones que fueran en contra de sus intereses.

Derecho al que se opusieron numerosos países lo que provocó la respuesta airada y contundente del representante de EEUU, Tom Connally, quién amenazó a los opositores con que no habría Carta de Naciones Unidas —de hecho, se levantó y rompió en público un primer borrador de la misma— si no se aceptaba el derecho de veto de los países fundadores. Es así como la ONU nació de un trágala impuesto por los países vencedores de la II Guerra Mundial, que se auto concedieron un privilegio que les situaba por encima del resto de naciones. Privilegio que se intentó suavizar dando entrada en el Consejo de Seguridad—el único órgano de la ONU que puede tomar resoluciones vinculantes y obligar a su cumplimiento—, a los denominados miembros no permanentes que no tienen derecho de veto, diez en total, elegidos de cinco en cinco para un periodo de dos años por la Asamblea General.

La ONU arrastra desde su origen el derecho de veto que ejercen los países fundadores en el Consejo de Seguridad—EEUU, Reino Unido, Francia, Unión Soviética, y República de China— para evitar que la ONU adoptara decisiones que fueran en contra de sus intereses

Modelo de gobernanza mundial que sigue vigente setenta y nueve años después, que pudo tener sentido durante los años de la guerra fría, pero que se ha quedado obsoleto en un mundo multipolar donde las llamadas potencias emergentes y la agrupación de países en entes supranacionales, como la UE, reclaman un cambio en la gobernanza de los problemas globales. Cambio que es inapelable para evitar los centenares de miles de personas que mueren sin sentido por el veto que utilizan los que pueden hacerlo, de manera recurrente EEUU y Rusia, para evitar sanciones de obligado cumplimiento a los países que siguen siendo sus satélites en distintas partes del globo. Es el caso de Rusia y China metidas en una pugna para tener mayor influencia en África, dando apoyo a sátrapas que gobiernan en muchos de esos países.

El modelo de gobernanza mundial de la ONU se ha quedado obsoleto y no sirve para evitar los centenares de miles de personas que mueren por el veto que utilizan los que pueden hacerlo

O de EEUU, que desde siempre veta en el Consejo de Seguridad toda resolución de condena contra Israel, aunque sean crímenes de lesa humanidad como los que viene cometiendo sobre el pueblo palestino desde hace un año, con el afán, declarado por miembros del actual gobierno israelí, de exterminarlos y quedarse definitivamente con sus territorios. Todo porque la comunidad judía de EEUU tiene un poder económico inmenso con el que presiona al ejecutivo de Washington, al que le viene bien tener un país como Israel que ejerce de portaviones del ejército USA en una zona en permanente conflicto de raíz étnica y religiosa. Cuestión que dejo como apunte para profundizar en ella en otro momento.

EEUU siempre veta en el Consejo de Seguridad toda resolución de condena contra Israel, aunque sean crímenes de lesa humanidad como los que viene cometiendo sobre el pueblo palestino

El mundo es muy diferente al de hace casi ochenta años, para empezar porque se ha globalizado merced a la digitalización que expone todo lo que sucede en el planeta en la palestra pública global, en la que todo termina por saberse, y los movimientos de los países y sus gobiernos están sometidos al escrutinio constante de la comunidad global. Y por el resurgimiento de los llamados países emergentes—los más significados Brasil, India, México, Turquía, Suráfrica y Corea del Sur— que reclaman una mayor cuota de influencia y participación en la gobernanza mundial. Como la propia Unión Europea, lastrada también en su operatividad por la obligada unanimidad de todos sus miembros para tomar decisiones. Esta nueva sociedad global debe forjarse sin los privilegios de unos países sobre otros para que todas las naciones participen de las decisiones que afectan al planeta, y todas se sometan a los mismos parámetros de exigencia democrática en el gobierno de sus sociedades con el fin de evitar guerras y genocidios.

La comunidad judía de EEUU tiene un poder económico inmenso con el que presiona al ejecutivo de Washington, al que le viene bien tener un país como Israel que ejerce de portaviones del ejército USA

Nuevo orden mundial que pasa por una reforma de la Carta de Naciones Unidas que libere a la ONU de las ligaduras que supone el derecho de veto de los cinco países fundadores que ha generado una plutocracia en la gobernanza mundial. Reforma que afecta también a la representación de los países en la Asamblea General, que debería realizarse por grupos de naciones con problemas e intereses similares, como debería hacer la UE, para evitar que el poder de los países grandes anule su representación y capacidad de decisión en los temas globales que les afectan de manera directa; el mejor ejemplo, el cambio climático. Reforma que la ciudadanía debe exigir presionando a través de los canales de comunicación global. Nueva gobernanza global en la que deben participar todas las naciones.

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario
y Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas

No es censura, es defender la democracia.

El modelo comunicativo digital convierte a los usuarios de las plataformas y redes sociales en nodos de comunicación que reciben, elaboran y difunden contenidos a voluntad, desde y a cualquier lugar del planeta. Hecho qué combinado con la facilidad para crear a bajo coste páginas web y plataformas en internet, y unido a las redes sociales que favorecen la expresión de opiniones sin ningún control en la práctica; generan un volumen diario de información ingente, incontrolable y constante, de bulos y mentiras: de desinformación.

El modelo comunicativo digital genera un ingente volumen diario de desinformación, bulos y mentiras incontrolable

Basura informativa cuya autoría muchas veces se desconoce por enmascararse con un sobre nombre, un nik, para poder lanzar, libres de responsabilidad, todo tipo de mensajes vejatorios y falaces, o se mantiene en nebulosa quienes son los propietarios y cómo se financian los medios que los difunden, por la falta de transparencia sobre su estructura y financiación. Se configura así un conglomerado explosivo cuya acción conjunta es ya una seria amenaza para la democracia.

La falta de transparencia sobre la autoría de las noticias y la propiedad, la estructura y la financiación de los medios supone una seria amenaza para la democracia

Defender la democracia de la desinformación que degrada el sistema democrático y sus instituciones, es el eje axial que justificó la aprobación por el Parlamento Europeo de la Ley de Libertad de Medios cuyo objetivo no es censurar, sino proteger a los medios de comunicación de la Unión Europea de la influencia del poder político y empresarial indebida, con el objetivo de fomentar el pluralismo informativo y la información veraz, mediante la aplicación obligatoria de medidas de trasparencia que permitan a los destinatarios saber quién está detrás de esos medios, quién los dirige, cómo se financian y en qué proporción entre empresas privadas y públicas, quienes o qué empresas tienen el mayor número de acciones, los números verificados de lectores, oyentes, televidentes o usuarios únicos en los medios digitales, y una política clara en el nombramientos de los principales responsables del medio y su equipo directivo.

El objetivo de la Ley Europea de Medios de comunicación no es censurar, sino proteger a los medios de la influencia del poder político y empresarial

Norma que entró en vigor el pasado mes de mayo y que ahora los distintos países de la Unión deben trasponer a sus legislaciones actualizando o creando, si no las hubiere, nuevas normas de obligado cumplimiento, acordes con el marco europeo aprobado por la UE. Medidas que los 27 países de la Unión deberán tener en vigor en agosto de 2025, para lo que se creará un nuevo organismo de control y vigilancia, el Consejo Asesor Europeo o Comité Europeo de Servicios de Comunicación Independiente, formado por representantes de las autoridades y organismos de medios de comunicación, que se encargará de elaborar un reglamento y un sistema de control de la propiedad de los medios de comunicación, mediante la creación de una base de datos por países. Norma que complementa la Ley de Servicios Digitales, en vigor desde noviembre de 2022, donde se establece una relación de normas para los servicios de intermediación en línea: las redes sociales —en especial para las grandes plataformas con más de 45 millones de usuarios— relativas al modo de diseñar sus servicios y procedimientos y establece nuevas responsabilidades para los operadores, al objeto de limitar la difusión de contenidos ilícitos y aumentar la protección de los menores mediante el establecimiento de mecanismos de alerta.

Normativa legal europea que España debe incorporar a su legislación en la que se incardina el Plan de Regeneración Democrática, presentado por el Ejecutivo, con el mismo objetivo: acabar con la desinformación, los bulos, las mentiras, con medidas que básicamente consisten en aplicar la ya existente Ley de Transparencia, para desmontar la trama de pseudomedios creados con el único objetivo de difundir un discurso disruptivo, de los que no se sabe quién está detrás y cómo se financian.

El Plan de Regeneración Democrática tiene el objetivo de acabar con la desinformación, los bulos y las mentiras

Plan que no impone ningún tipo de censura, contrariamente a lo que afirma la derecha, pues ninguna de sus propuestas limita la libertad de expresión ni de critica; sino que van orientadas a poner en conocimiento de quienes reciben la información, los destinatarios, quién o quiénes son los dueños de ese medio, cómo se reparte la cuota accionarial entre empresas y particulares, que parte de su financiación viene de instituciones públicas y cuanta del sector privado, su estructura jerárquica y qué personas la conforman en sus diferentes grados de responsabilidad. Básicamente la aplicación de Ley de Trasparencia en vigor, que la mayoría de medios incumple, para que los destinatarios sepan de dónde procede la información que le llega y puedan valorar, libremente, el grado de intencionalidad de la misma.

Contrariamente a lo que dice la Derecha, el Plan no impone censura, ni limita la libertad de expresión o crítica, sino que obliga a informar a los ciudadanos de dónde procede la información que les llega y puedan valorar libremente el grado de intencionalidad de la misma

Medidas de un Plan que no entra en definir qué es y que no es un medio de comunicación, sino que deslinda a los medios que cumplen con la ética periodística y la defensa del derecho de los ciudadanos a recibir una información veraz, verificada, y diferenciada de la opinión de los que abdican de estos principios básicos. Pseudomedios, que incumplen la Ley de Trasparencia por haber sido creados, y financiados muchos de ellos solo con dinero público, expresamente para generar bulos y desinformación falseando la realidad y tergiversando los datos y los hechos con el objetivo de difamar y degradar las instituciones democráticas y a sus legítimos representantes, o para hacer propaganda de determinadas ideas y posiciones políticas.

Muchos pseudomedios han sido creados expresamente para crear bulos y desinformación falseando la realidad y tergiversando los datos y los hechos con una clara intencionalidad política

De ahí el sentido de las medidas de saneamiento democrático del sistema de medios de comunicación que incluye el Plan, que no es establecer censura alguna a la libertad de expresión, pues su objetivo es acabar con los pseudomedios que difunden desinformación que responde a intereses espurios que degradan el propio periodismo y la democracia. Para cumplir con este objetivo el Plan incluye una reforma de la Ley de Contratación de Publicidad por las Administraciones Públicas para que no se pueda adjudicar a dedo, y para favorecer el reparto de ese dinero de manera equilibrada entre los medios del ámbito territorial del que se trate.

Medidas con las que se pretende reducir la polución desinformativa circulante obligando a los medios a exponer públicamente una información básica que permita al destinatario juzgar si la información que recibe de ese medio responde al ejercicio responsable del derecho de los ciudadanos a recibir una información plural y veraz, del que los medios de información son garantes; o si esta sesgada, corrompida, por intereses ocultos para azuzar la pugna política. Nada se dice en el Plan de recorte alguno del derecho a la libertad de expresión de los medios y ciudadanos, sino que suponen una ampliación de esos derechos al proponer la despenalización de la crítica, explicita o teatralizada, contra las instituciones y símbolos que representan al Estado, en especial los que afectan a la Corona, que aún es objeto de debate entre los socios del Gobierno. O las referidas a la modificación de una parte de la Ley Mordaza, relativa al derecho de los ciudadanos a grabar a las fuerzas de seguridad en el ejercicio de su función coercitiva.

El Plan amplia el derecho a la libertad de expresión al despenalizar la crítica a las instituciones del Estado, incluída la Corona o el derecho a grabar a las fuerzas de seguridad en el ejercicio de su función coercitiva

Así pues, dar pábulo a las denuncias sobre el pretendido deseo del Ejecutivo de imponer la censura informativa a los medios, es otra más de las patrañas y falacias lanzadas diariamente a la palestra pública, sin datos que lo avalen, por una derecha que de manera infame e irresponsable acrecienta el fango. Claro ejemplo de desinformación intencionada que los políticos, en el ejercicio de su libertad de expresión pueden realizar, pero no los medios de comunicación que se tengan por tales.

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario y Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas

Los efectos sociales y políticos del FOMO y el SELFIE

El impacto social de las redes digitales es ya un hecho innegable y verificable por cualquier observador atento a las tendencias sociales que en ellas se gestan, que los internautas extienden a la sociedad a través de sus acciones y comportamientos, condicionados por lo que éstas exigen para ser un agente, un nodo de comunicación, activo. Efecto que altera la psicología de los usuarios que trasladan a la población general, a la ciudadanía, a través de dos fenómenos surgidos en ellas que ya son cotidianos: el FOMO y el SELFIE. Fenómenos complementarios que expresan la ansiedad, la necesidad, de conocer, estar e, incluso, ser protagonista de todo lo que se cuece en la actualidad global que ofrecen de continuo las redes, por la velocidad de circulación de la información que imponen, definiendo así el perfil de ciudadano al que hay que ajustarse para estar en la onda de la era digital.

                El FOMO (Fearof Missing Out), es el miedo a perderse algo, bien sea una experiencia de valor significativo que otras personas disfrutan, o cualquier evento de ocio, cultural, familiar o de la vida pública, verificados a través del SELFIE (auto retrato) que ejerce de notario de tu presencia en el lugar donde dices estar, para certificar que no te pierdes nada de la amplia oferta que la dinámica de las redes sociales ofrece de continuo. Para verificar que has estado allí. La acción conjunta de ambos fenómenos disloca la dinámica por la que se venían guiando las acciones y conductas de las personas en todo tipo de cuestiones de la vida en general, con claros efectos perniciosos que este verano han protagonizado la actualidad. El más notorio es el turismo masivo desbocado y, el otro, el político donde la necesidad de estar a todo lo que salta, lleva al desarrollo de discursos sin fondo ni proyecto, centrados solo en girar la actualidad al enfoque que interesa para atizar al enemigo, con y por lo que sea, olvidando la hemeroteca.

El miedo a perderse algo y el Selfie han irrumpido en la política creando discursos sin fondo ni proyecto

                Las protestas ciudadanas de este verano en decenas de ciudades contra el modelo actual de turismo masivo —en especial en zonas muy tensionadas como las islas Baleares, Sevilla, Canarias…—, mostradas en los medios con multitud de imágenes y datos, reflejan su impacto negativo concretado en la pérdida de calidad de vida que sufren los ciudadanos que viven a diario su acoso: porque los recursos para mantener los servicios públicos de la población autóctona (sanidad, agua, limpieza urbana, seguridad…), son insuficientes para una población que los turistas duplican, triplican o cuadruplican en verano. Turismo que ha acabado con el concepto de viajero, de viajar, trasmutado en un simple peregrinaje por aquellos lugares de fama mundial por donde debes pasar y verificar que has estado allí.

En las ciudades turísticas el gran problema es la insuficiencia de los recursos necesarios para mantener los servicios públicos para una población que se duplica, triplica o cuadriplica en verano

                Fenómeno favorecido por el descenso en los últimos años del precio de los paquetes turísticos que incluyen estancia y vuelo o la navegación en barcos convertidos en auténticas ciudades que, si bien entrañan una democratización del derecho a viajar, suponen una irrupción masiva en la vida de las personas y entornos culturales y naturales que se visitan. Fenómeno aderezado, incentivado, por el FOMO y el SELFIE, que convierten las ciudades y espacios naturales en parques temáticos masificados que los peregrinos digitales recorren, mayoritariamente, no para adquirir cultura sobre lo que visitan y patean —aunque sea de garrafón—, sino para certificar que han estado en el monumento que no se puede dejar de visitar, en la playa o espacio renombrado por sus valores naturales o en las áreas comerciales que convierten las ciudades, grandes y medianas, en sucursales clónicas de las mismas marcas y modelos de negocios. El efecto, la pérdida de valor de lo autóctono que desaparece al no haber hueco en el programa del peregrino turístico, que debe recorrer lo pre configurado sin tiempo para hablar con los pobladores del lugar: la vía para adquirir un conocimiento más amplio y enriquecedor sobre las costumbres del lugar que visita.

                Hay una tercera pata que es la floración exponencial, sin control en la última década, de las habitaciones y pisos turísticos que han acabado, o están a punto de hacerlo, con el modelo de convivencia clásico entre los vecinos del barrio rico en monumentos y vida social, que ese turismo masivo convierte en un castigo destructor del costumbrismo que lo hace especial, y provoca la subida de precios de las viviendas que obliga a los autóctonos a abandonar su casa de toda la vida presionados por sus caseros que, como las hienas, huelen el dinero fácil y rápido de los turistas. Así, lo que distinguía al barrio, a la zona que se visita, se difumina y trastoca por la regla de la igualdad de modelo social y comercial que impone el turismo de masas. La única diferencia son los objetos que se expenden en las tiendas de recuerdos, de souvenier, también de garrafón.

              Se genera así un conflicto de calado social, y claramente político, donde una vez más se pone en juego qué debe prevalecer, la vida de las personas o el negocio turístico: la niña bonita de la economía nacional.

El turismo de masas conlleva un incremento de habitaciones y pisos turísticos que provoca la subida de precios de las viviendas

Conjugar ambas cosas no es precisamente por dónde se encarrilla, hoy por hoy, la búsqueda de soluciones que contenten a todos, porque los gestores que pueden regular el problema y plantear el turismo desde otra óptica (Ayuntamientos, Comunidades y Gobierno central), actúan desde una perspectiva ideológica que vemos reflejada en ciudades y comunidades gobernadas por la derecha donde, a lo sumo, se impone un pequeño impuesto por viajero o la idea se rechaza sin ambages; como la de limitar el número de pisos turísticos a partir de un determinado número en la idea de propiciar el negocio y no limitarlo. Mientras otras administraciones imponen fuertes multas a los pisos turísticos ilegales o incluso deciden prohibirlos a partir de 2028, tras una progresiva supresión de licencias para este tipo de negocio, como ha decidido el Ayuntamiento de Barcelona. O aumentan el impuesto por turista, para contribuir a sufragar el coste social de su estancia como ha acordado el Ayuntamiento de Venecia al elevar, de manera sustancial, las tasas de pernoctación diaria que van de los 0,45 euros a los 5,según el tipo de alojamiento y el barrio donde está ubicado.

                El turismo masivo que llega a España puede matarnos de éxito si los agentes sociales y políticos no lo encaran como una cuestión de estado que exige disposición al acuerdo, que siempre supone aceptar que cada parte y, aquí hay muchos sectores implicados, no debe imponer su planteamiento de máximos. El turismo es y puede seguir siendo nuestro petróleo, pero enfocado de otro modo que ponga en valor lo que nos diferencia: nuestro estilo de vida, y el uso del tiempo y nuestros recursos naturales que el turismo masivo destruye a pasos agigantados, que deben protegerse por encima del negocio de unos pocos.

Es necesario que el Ejecutivo promueva un pacto de Estado con el objetivo de elaborar una nueva estrategia nacional para un modelo de turismo agotado

Pacto de Estado que el Ejecutivo debe promover con la apertura de un proceso de diálogo con todas las partes implicadas, con el objetivo de elaborar una nueva estrategia nacional que renueve un modelo agotado. De nuevo salta el interrogante: ¿está la derecha dispuesta a ese pacto?¿Tiene alguna propuesta al respecto?

Vicente Mateos Sainz de Medrano.
Periodista, profesor universitario
y Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas