El pasado 15 de febrero Pedro Sánchez convocó elecciones generales tras perder la votación de los presupuestos generales para el 2019 en cortes.
Pedro Sánchez fue atacado por la derecha desde el minuto cero. Tras ganar la moción de censura, y el correspondiente desalojo del PP del Gobierno, a la mayoría social se le abrió una luz de esperanza, había posibilidades reales de ver satisfechas las demandas que Rajoy negaba, mientras aplicaba con puño de hierro todas las reformas que las clases pudientes deseaban.
Ni el PP ni C,s reconocieron la legitimidad de su Gobierno. Debían impedir a toda costa que el Gobierno socialista llevara a cabo la derogación de la reforma laboral y la reforma de las pensiones del 2013 o que reformara el Atc. 315.3 del código penal, la ley mordaza o toda la lista de compromisos que había contraído durante su campaña de primarias.
La sensación de que se han perdido 8 meses, existe en amplias capas de votantes socialistas. Habrá que trabajar duro y adquirir compromisos, sin ambigüedades, si queremos ganar las próximas elecciones para evitar la nueva oleada de recortes que tienen preparadas los poderes económicos internacionales, FMI, BCE etc.
Pero, sobre todo, no podían tolerar que el conflicto catalán encontrase soluciones mediante el diálogo y la negociación, sacándolo de la vía judicial al que fue avocado por Mariano Rajoy y sus acólitos.
No solo la derecha neofranquista, abiertamente declarada, se muestra contraria al diálogo y la negociación. «El fuego amigo», de la vieja guardia encabezada por Felipe González y Alfonso Guerra, expresan la parte más arraigada del estado, para que el enfrentamiento se produzca. A estas declaraciones se suma la resolución del Parlamento extremeño, cuyo presidente de comunidad es socialista, las declaraciones de García Page; Lambán y Ximo Pons nos hacen ver cómo. Los de dentro de nuestras filas, que ayudaron a que Mariano Rajoy formara Gobierno en el 2016, coinciden hoy con los que convocaron la fracasada manifestación en la Plaza de Colón de Madrid, el pasado 10 de febrero contra Pedro Sánchez llamándole golpista, traidor y acusándole de defender la línea trazada por ETA.
A la lista de los que se oponen al diálogo y la negociación hay que añadir al Rey Felipe VI, que en el mismo momento en el que están siendo juzgados los políticos catalanes, interviene con una declaración intransigente, que parece tener el objetivo de influir en la mesa del Tribunal Supremo.
El pasado 9 de enero enviamos una carta al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que en la actualidad han firmado más de 800 militantes. Dicha carta llevaba por título «Diálogo y negociación frente a judicialización y represión». Más allá del apoyo de los militantes socialistas, creemos importante resaltar el apoyo de la ciudadanía. La Vanguardia publicó el día 17 de febrero una encuesta en la que solo el 13,5% optaba por aplicar el art. 155, mientras que un 78,5 % prefería el diálogo entre gobiernos.
«Diálogo y negociación» son necesarios para evitar el enfrentamiento y para llegar a acuerdos que sirvan para resolver las demandas que la mayoría social está reclamando. Solo así podremos parar los ataque que están recibiendo nuestros derechos y libertades.
José A Iniesta.
TS Barcelona