España está celebrando la Semana Santa inmersa en la recta final de una bronca y reñida campaña electoral como no se conocía desde hace muchos años. Con el agravante de que no se tiene ninguna certeza de los posibles resultados finales y, por lo tanto, sin ninguna seguridad sobre el signo y la composición del próximo gobierno, a pesar de la última macro encuesta del CIS y de la ventaja que otorga al PSOE.
En estas circunstancias, la influencia de Catalunya: referéndum, aplicación indefinida del artículo 155- CE, exhibición y defensa de la Bandera, la Unidad de España… está siendo menos importante de lo esperado (como pretendía Pedro Sánchez). El protagonismo que todavía tiene se debe más bien a que el “Procés” sigue abierto y los presos siguen en la cárcel. En todo caso, la impresión de muchos es que el problema no ha empeorado desde las últimas elecciones en Catalunya y que la actitud de Puigdemont y de los exilados voluntarios preocupan muy poco a los ciudadanos. Por otra parte, su partido (PxCat) está atravesando una profunda crisis de identidad y observa con preocupación el fuerte ascenso en las encuestas que está experimentando Esquerra Republicana (ERC) y su previsible mayoría electoral, el próximo 28 de abril, dentro del bloque independentista.
En relación al bloque de derechas, todo indica que las soluciones extremas que está presentando el PP (propias de un partido perdedor) están llamadas a fracasar, Ciudadanos no está cumpliendo con sus expectativas electorales y Vox continúa con sus manifestaciones extravagantes, cuando no absolutamente reaccionarias. Por otra parte, dentro del bloque progresista, Podemos no acaba de perfilar una política comprensible para el conjunto del Estado sobre el referéndum de independencia de Catalunya y sólo el PSOE, al ocupar el espacio de centro político, abandonado incomprensiblemente por Ciudadanos, espera mejorar los resultados electorales de las anteriores elecciones generales, lo que explica la campaña moderada de Pedro Sánchez. Todo ello al amparo de una política dialogante que reconoce el problema catalán y busca soluciones pactadas- en un futuro marco federal- respetando la Constitución y oponiéndose con firmeza al referéndum y a la independencia.
Al margen de Catalunya, la gran mayoría de las propuestas electorales de la derecha, en particular las del PP, carecen de rigor y son claramente electoralistas y regresivas, sobre todo las que tienen relación con la reducción de impuestos. Debemos recordar que España está 7 puntos por debajo de la media europea en recaudación fiscal; debe cumplir con las exigencias de la UE sobre el déficit y pagar los intereses de la deuda; corregir las desigualdades, la pobreza y la exclusión social que sufren muchos ciudadanos; además de seguir financiando el Estado de Bienestar Social y, en particular, las pensiones, la dependencia, los servicios públicos, la vivienda social y las infraestructuras.
Por eso resultan más justas, creíbles y acordes con la realidad económica y social, las propuestas del PSOE y de Podemos. La pretensión es avanzar en el desarrollo del concepto de justicia social y por ello proponen desarrollar una fuerte actividad contra el fraude fiscal (dotando de medios económicos, técnicos y humanos a la Inspección fiscal), la evasión y los paraísos fiscales; en este último caso de acuerdo con la UE. Además de apostar por la progresividad y el establecimiento de un mayor impuesto a los que más ganan y a los que más contaminan.
En relación con el empleo y la intolerable precariedad (la mayor preocupación de los ciudadanos), las propuestas de la derecha que se conocen son lamentables, cuando no profundamente regresivas, al reforzar y profundizar en las reformas laborales y despreocuparse de cambiar nuestro modelo productivo y de aumentar el tamaño de las plantillas de las PYMES, que es donde se pone más de manifiesto el desempleo y la escasa productividad de nuestro tejido empresarial. Por lo tanto, en esta importante materia, sólo cabe esperar un compromiso del PSOE y de Podemos en cuanto a derogar definitivamente las reformas laborales, luchar contra la temporalidad y el trabajo a tiempo parcial no deseado, cambiar nuestro modelo productivo y, finalmente, elaborar un nuevo Estatuto de los Trabajadores que responda a los cambios que se están produciendo en un mundo digital y globalizado.
Otros asuntos importantes tienen relación directa con la igualdad de género, las migraciones (Vox desbarra proponiendo “muros en la frontera con Marruecos”) y el cambio climático. La derecha, sobreactuando en estos asuntos, está desnortada, sin propuestas y sin proyectos para abordar estos tres asuntos mayúsculos llamados a ocupar la atención de nuestros jóvenes, muy preocupados por su futuro y, en concreto, por la igualdad, la salud pública afectada por la contaminación y las libertades individuales. No es extraño que el bloque de derechas genere miedo con unas propuestas que nos remiten a un pasado rancio, intolerante y tabernario, lo que demuestra la baja calidad democrática de la derecha. En cambio, las políticas de la izquierda en estos puntos están bien argumentadas y son aprobadas por los ciudadanos, que las han valorado muy positivamente, sobre todo las propuestas medio ambientales elaboradas por la ministra Teresa Ribera.
Finalmente, en este somero recuerdo de los temas más acuciantes, que se deben tratar en la campaña electoral, no está de más recordar las propuestas que los sindicatos y el mundo de la cultura (representantes de la sociedad civil) han presentado a los partidos políticos progresistas. En concreto, hacen un serio llamamiento a la participación de los ciudadanos y plantean 10 grandes propuestas encaminadas a dar un profundo giro social a la política económica del próximo gobierno y a priorizar la centralidad del trabajo en el desarrollo de nuestra democracia.
1º. Modelo productivo. Plan estratégico para la industria, que desarrolle actividades de alto valor añadido y mejore la competitividad de las empresas. Incentivar una política de apoyo a la innovación, la investigación y el desarrollo. Establecer una banca pública y de calidad basada en las experiencias de la UE. Impulsar la transición energética y medio ambiental. Movilizar a las zonas rurales implementando la cohesión social y un Plan de regeneración y cuidado del entorno natural.
2º. Empleo de calidad. Derogar las reformas laborales de 2010 y 2012. Apostar por el diálogo social y la negociación colectiva. Combatir la precariedad laboral y recuperar la causalidad en la contratación, la ultra actividad y la prevalencia del convenio sectorial frente al convenio de empresa. Duplicar la dotación económica de las políticas activas de empleo. Establecer nuevas formas de organización del tiempo de trabajo. Luchar contra el fraude laboral, particularmente en las plataformas digitales.
3º. Recaudar más y de manera más justa. Apostar por una reforma fiscal que reduzca en la próxima legislatura a la mitad la diferencia que nos separa, en presión fiscal, de la UE. Elevar la tributación sobre el capital, el IRPF de los salarios más elevados y el impuesto de sociedades de las grandes empresas. Recuperar el impuesto de sucesiones y de patrimonio. Acometer un Plan de Choque contra el fraude fiscal y la economía sumergida, así como contra la elusión y los paraísos fiscales de las grandes empresas.
4º. Garantizar la igualdad entre hombres y mujeres. Reducir la brecha salarial. Implementar el Pacto de Estado contra la violencia de género. Fomentar la conciliación de la vida laboral y familiar y el cuidado de las personas en situación de dependencia.
5º. Impulsar las políticas sociales y la lucha contra la pobreza. Establecer un suelo de gasto social en la Constitución. Derogar el artículo 135-CE (reforma de 2011). Establecer una prestación de ingresos mínimos de inserción. Reformar el sistema de protección por desempleo. Garantizar el derecho a la vivienda y apostar por el alquiler a un precio razonable. Acabar con los desahucios de primeras viviendas. Establecer un mínimo social de suministro que permita combatir la pobreza energética.
6º. Garantizar la sostenibilidad de las pensiones públicas. Recuperar el Pacto de Toledo. Derogar la reforma de 2013 (factor de sostenibilidad y revalorización del 0,25% de las pensiones). Garantizar la financiación del sistema de pensiones aportando si es preciso dinero vía impuestos. Completar la separación de fuentes del Sistema.
7º. Garantizar unos servicios públicos de calidad. Incrementar los recursos públicos en sanidad, educación, vivienda y protección social. Aplicar y financiar la Ley de Dependencia. Derogar la LOMCE y sustituirla por una Ley asentada en un Pacto social y político por la educación.
8º. Garantizar la salud integral de los trabajadores. Implementar planes y campañas de inspección. Promover en las empresas una correcta gestión de la prevención de la salud. Clasificar por su gravedad los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.
9º. Igualdad de trato y de oportunidades. Aprobar una Ley de trato y no discriminación para todas las personas. Extender a las personas extranjeras víctimas de explotación laboral la posibilidad de residir en España. Facilitar el retorno de los que emigraron al exterior y su incorporación al mercado de trabajo. Garantizar los derechos de las personas LGTBI en cualquier ámbito de la sociedad.
10º. Mejorar la calidad de nuestra democracia. Derogar la Ley Mordaza; el artículo 315. 3 del Código Penal, que criminaliza facultades esenciales para ejercer el derecho de huelga; la Ley 10/2012 de tasas judiciales; y la modificación de la Ley de Extranjería que permite el rechazo de inmigrantes en frontera.
Estos puntos, relacionados con la Agenda Social, deberían incorporarse al ideario socialdemócrata y ser motivo de debate en la campaña. Su pretensión, sobre todo, es secundar las exigencias de justicia social que, particularmente, reivindican los jóvenes en sus aspiraciones de encontrar un empleo digno y con derechos, construir una familia y, como consecuencia, un futuro esperanzador e ilusionante. Por eso es muy importante la participación de los jóvenes en las urnas y, de la misma manera, que los numerosos indecisos perfilen definitivamente su voto, sobre todo los que tienen que acudir a las urnas por primera vez. El título de esta tribuna resume fielmente lo que nos depararán las elecciones del 28-A: involución o progreso; no hay más alternativas…
Antón Saracíbar