Llamamiento a la paz de militantes rusos y ucranianos


«Leído en Informations ouvrières n.º 875»

RUSIA/UCRANIA

«La guerra nunca conducirá a la paz: restituir a los pueblos su derecho a la autodeterminación»

Publicamos a continuación un llamamiento, también publicado en L’Insoumission. Lo firman conjuntamente militantes rusos y ucranianos que, en unidad, denuncian a los promotores de guerra de ambas partes, y llaman a la paz entre los pueblos. Este llamamiento tiene enorme importancia en el momento actual.

Es infinitamente ingenuo creer que la guerra conduce a la paz. Ni Putin, ni Trump, ni Zelenski, ni los dirigentes europeos han sido capaces de aportar lo esencial a los pueblos: la paz. Los cálculos basados en una victoria militar se han venido abajo, así como los intentos de «toma y daca» entre dirigentes a costa de los pueblos. Hoy, no solo la izquierda, sino cualquier fuerza democrática debe unirse, pero no en torno a un programa de militarización y violencia, sino bajo lavandera de la paz inmediata.

Nosotros, militantes pacifistas rusos y ucranianos, hemos sido privados de nuestra patria por esta guerra. Cientos de miles de compatriotas nuestros han muerto, hay millones de mutilados, decenas de millones reducidos a la desolación y privados de esperanza. Esta carnicería multiplica cada día el sufrimiento y nos arrebata, a nosotros y a nuestros países, cualquier futuro. Se encarcela a nuestros compañeros y se reprime con brutalidad cualquier disidencia. Conocemos el precio de la guerra: nos ha privado de nuestra voz y del derecho a decidir nuestro destino. La única posibilidad de poner fin a esta pesadilla es devolver a nuestros pueblos ese derecho, el derecho a la autodeterminación.

La dictadura de Putin, que desencadenó la guerra, se sustenta en el miedo, la violencia y la desigualdad para transformar a decenas de miles de pobres en carne de cañón en nombre de sus ambiciones imperiales. Pero no se puede derrotar a esta monstruosa máquina con sus mismos métodos. En Ucrania, se abate sobre los pobres una verdadera caza del hombre: son detenidos, golpeados, enviados a la fuerza a las trincheras. ¿En nombre de la «independencia»? Pero el gobierno de Zelenski firma acuerdos leoninos con Trump que entregan todas las riquezas nacionales a una potencia extranjera. ¿En nombre de la «libertad»? Pero Ucrania cuenta con centenares de presos políticos. Las ideas comunistas están prohibidas, y cualquier disidencia puede implicar represión o violencia de la extrema derecha. ¿En nombre de la «dignidad»? Pero mientras que los pobres mueren en el frente, los funcionarios y hombres de negocios afines al poder se revuelcan en la corrupción y el lujo.

La dictadura de Putin amenaza a todos los pueblos de Europa. Pero la guerra hace a los países occidentales similares a la Rusia de Putin. Los dirigentes europeos firman con Trump acuerdos humillantes y desiguales, transformando sus países en apoderados de Washington, igual que Putin ha convertido a Rusia en instrumento de la política china. Los gobiernos se preparan abiertamente a sacrificar el modelo social en el altar de la economía de guerra, exactamente como los ha hecho el dictador del Kremlin. Los responsables políticos alemanes y franceses lamentan que Europa pueda convertirse en víctima de un mercado entre Trump y Putin, pero olvidan que ellos mismos han sido los arquitectos de esta catástrofe. Por un lado, durante años han considerado al régimen ruso como un «colaborador socialmente próximo» en la carrera neoliberal por el beneficio; por otro, han alimentado con entusiasmo la mecánica de la dominación atlántica. Esta impopular política de desigualdades y militarización trae consigo el retroceso de los derechos democráticos: gobiernos y medios de comunicación persiguen a los disidentes y se niegan a reconocer los resultados electorales. ¿Dónde está la diferencia con el putinismo?

Un ejemplo palmario de esta persecución es la crítica injustificada que se abate sobre Jean Luc-Mélenchon y LFI desde su discurso del 22 de agosto. Mélenchon formuló unas tesis a las que nos adherimos plenamente, e incluso consideramos evidentes: la política de Francia y de Europa debe perseguir la paz y no la victoria militar; una paz duradera es imposible sin una profunda democratización, sin la participación directa de los pueblos en la decisión de su destino; la voluntad y la determinación de los pueblos priman sobre las fronteras trazadas por dictadores o políticos; es impensable resistir a la dictadura con métodos dictatoriales; Ucrania y Europa precisan profundas transformaciones democráticas; en lugar de un tributo pagado al complejo militar-industrial estadounidense y de la construcción de una economía de guerra, Francia necesita reformas sociales y reducción de desigualdades; Ucrania y Rusia necesitan garantías de seguridad, y la OTAN ha desempeñado un papel trágico en la transformación autoritaria de Rusia y en la legitimación de la política de Putin; una vuelta al derecho internacional exige el abandono de la lógica de los bloques y de las pretensiones imperiales a la hegemonía occidental, etc. En respuesta, hasta los medios de comunicación de izquierda han acusado a Mélenchon de «campismo» y de «utilización de narrativas putinistas». No se trata solo de la vergonzosa atribución de etiquetas infamantes a sus oponentes (¡una técnica de propaganda muy apreciada por Putin!), es también una manipulación evidente. Podría hablarse de campismo más bien en el caso de los que llaman a «la guerra hasta la victoria final», los que exigen la victoria de «su» campo sobre el campo enemigo. El campismo niega la complejidad interna de una sociedad, sus contradicciones, y lo reduce todo a una lucha entre Estados y coaliciones de Estados. Mélenchon llama precisamente a rechazar este marco conceptual, devolviendo a los pueblos la posibilidad de actuar, en vez de a políticos corruptos y desconectados, que especulan sobre los «intereses de los pueblos».

Los que atacan a Mélenchon y a LFI de manera tan injusta son infinitamente ingenuos. Creen que puede ganarse la guerra inyectando más y más miles de millones en la industria militar. Pero no es otra cosa que legitimar el mismo enfoque del bando enemigo. Creen poderse refugiar tras fórmulas constitucionales y especulaciones periodísticas, proclamando la integridad democrática del régimen ucraniano. Sus palabras no podrán frenar a decenas de miles de ucranianos que desertan del frente. Millones de ucranianos no quieren combatir y no sienten que su país les pertenezca. Si queréis fortalecer su ánimo, ayudadles a reencontrar su voz, su derecho a decidir, y sí, devolvedles su igualdad social.

Todos los que desean la caída del proyecto imperialista de Putin deben reflexionar sobre el modo en que puede vincularse su causa con la de cientos de miles de soldados rusos, y la de millones de trabajadores rusos en la retaguardia. Ya que en definitiva, es en sus manos donde se juega el destino del Kremlin. Ahora bien, lo que proponéis hoy son solo bombas y una guerra sin fin. Jean-Luc Mélenchon ha sido el primero en invitaros a una conversación de igual a igual. Y para la dictadura de Moscú eso es más peligroso que los misiles y obuses de la OTAN.

Liza Smirnova, activista de izquierda rusa.
Andrii Lebediev, activista de izquierda ucraniana.
Viktor Sydorchenko, activista de izquierda ucraniana.
Andrii Konovalov, activista de izquierda ucraniana.
Aleksei Sakhnin, activista de izquierda rusa.
Alexander Voronkov, activista de izquierda,
miembro del movimiento «Las izquierdas post-soviéticas».

Contra el genocidio en Palestina

El genocidio en Palestina fue el eje central de la reunión de la comisión ejecutiva del PSC del Vendrell del pasado sábado 31 de mayo.

Ante la opinión unánime sobre la tibieza de la comunidad internacional sobre la situación en Gaza, la ejecutiva local resolvió actuar a nivel comarcal y provincial con alianzas con todos los partidos políticos y entidades para exigir el Alto el fuego en Palestina, la liberación de todos los palestinos secuestrados por el régimen sionista de Israel (entre ellos, el director de Hospital Abu Safiya), y que la comunidad internacional actúe de forma contundente contra los genocidas.

Entre las acciones anunciadas, a consensuar con otros participantes, está la constitución de un comité contra el genocidio en Palestina, una manifestación en el Vendrell, una cacerolada popular, y la presentación de una moción tanto en el pleno del consejo comarcal del Baix Penedés como en el Consejo de Federación del Camp de Tarragona.

Baltasar Santos
1er Secretario PSC el Vendrell

Sobre la Mocion presentada…

Un genocidio sostenido en el tiempo

Lo que está ocurriendo en Gaza provoca planteamientos profundos en cómo percibimos nuestro contexto vital y político. Me explico.

La intoxicación mediática impide que las masas salgan a la calle a exigir la ruptura de relaciones diplomáticas, y de todo tipo, con el Estado de Israel -la ausencia de información también intoxica a la opinión pública-. Además, lo impide que las grandes organizaciones políticas y sindicales tengan una posición clara y contundente frente al exterminio de gazatíes que está cometiendo Israel, pero que no decidan ponerse al frente de esa exigencia. Las dos cosas juntas, combinadas: intoxicación mediática e indecisión de las direcciones de las organizaciones de la izquierda, es la única explicación que encuentro a que la sociedad no esté movilizada contra el genocidio en Gaza.

La BBC informaba el 23 de marzo que ya eran más de 50.000 los muertos en Gaza -hace dos meses- y que los ataques en el sur de la franja se estaban intensificando tras la ruptura de la última tregua, por parte de Israel. Más de una cuarta parte de esos 50.000 muertos son niños y niñas, no menos de 15.000.

Aunque resulte una obviedad, no me resisto a no comentar la actitud asesina de la derecha española, al apoyar abiertamente a Netanyahu, en el caso de VOX, y el cínico balbuceo del PP para no condenar este genocidio. No cabe esperar otra cosa de los añorantes del franquismo y la División Azul.

La situación me lleva al sentimiento de que cada día me cuesta más apoyar al gobierno de coalición, pues siento que mantiene un doble lenguaje, en tanto que, por un lado, dice ser solidario y reconocer el Estado palestino; cosa cierta, pues ha sido un gobierno pionero en Europa en el reconocimiento del Estado palestino, pero por otro lado mantiene lazos comerciales, incluso de armamento y munición, con el gobierno sionista de Netanyahu. Este crimen de masas, este exterminio de un pueblo que se está cometiendo, no puede justificarse con diplomacias ni con atenerse a consensos en Europa, ni por intereses comerciales ¡es una cuestión de principios! Un genocidio no puede consentirse ni abordarse con paños calientes.

Ya sé que el criminal es el gobierno de Israel y las instituciones de ese Estado que merece cualquier calificativo excepto el de democrático. Ya sé que la prepotencia asesina de Israel sería imposible sin el apoyo que viene recibiendo de Washignton, tanto de la actual Administración con Trump como de la anterior con Biden. Pero me causa asco el cinismo que llevan implícitas las buenas palabras de los gobiernos europeos y que nadie plantee la ruptura con esos criminales genocidas, con ese estado fascista-sionista.

Estas reflexiones me llevan a la cuestión de a quienes estamos considerando nuestros aliados: ¿es EE.UU., nuestro aliado? ¿es correcto continuar en una estructura militar como la OTAN, comandada por los cómplices de una atrocidad del tamaño de lo que Israel está cometiendo? ¿Es esta Europa la que los pueblos europeos necesitan, cuando sus instituciones miran para otro lado o incluso, a la mínima oportunidad justifica el sionismo?

Resulta triste pensar que si estuviese gobernando la derecha las grandes organizaciones políticas y sindicales de este país estarían movilizando a la sociedad, como correctísimamente hicieron en 2003 para mostrar el rechazo de la sociedad española a la guerra de Irak en la que nos involucró el PP de Aznar, con consecuencias trágicas.

La brutalidad de lo que está ocurriendo en Gaza hizo posible que miles de personas, llagadas de distintos lugares, se manifestasen el día 10 de mayo por las calles de Madrid y que llenasen hasta rebosar la Puerta del Sol.

Miles de personas que viajaron a Madrid desde distintas comunidades autónomas: Euskadi, País Valenciano…, y por supuesto muchas y muchos madrileños. Convocados por partidos minoritarios, asociaciones y colectivos que, a falta de los grandes partidos y sindicatos de la izquierda, convocaron por redes sociales y en sus círculos próximos en un contexto de bochornoso silencio de los medios de comunicación de masas; más ocupados por dar aire a la concentración filofascista que el mismo día y a la misma hora se había convocado a poca distancia, en la Plaza de Colón. Concentración que se saldó con un estruendoso fracaso, silenciado también.

Como conclusión he de decir que me embarga un sentimiento de orfandad política. Una ausencia de organizaciones que no están a la altura de lo que representan ante las cuestiones de principios; revindicar el embargo de armas y bienes de un Estado ocupante que está exterminando a la población del territorio ocupado lo es. El hecho de que en el gobierno estén los partidos de la izquierda tradicional (PSOE, IU y Sumar) debería favorecer la movilización social desde estos partidos, y si me apuras desde las instituciones del Estado, pues estas no pueden ser ajenas a esta cuestión, salvo que La Corona, los jueces… se inscriban abiertamente entre los fascistas que apoyan el sionismo y la matanza de inocentes que está cometiendo Israel.

En todo esto no cabe argumentar ignorancia, pues este es un crimen sostenido en el tiempo: desde que la Sociedad de Naciones avaló la ocupación de Palestina, por parte de Gran Bretaña, a principios del s. XX, pasando por la vulneración de las resoluciones de la ONU, del derecho internacional y de todas las normas de defensa de los derechos humanos.

El pueblo palestino lleva décadas resistiendo opresión, asesinatos, exilio, así como los gazatíes llevan 20 meses resistiendo la lluvia de bombas, drones e incursiones de un ejército armado hasta los dientes y la hambruna que está provocando la negativa de Israel a que entre ayuda humanitaria en Gaza. Su resistencia es un aval para la libertad de todos los pueblos del mundo, por eso todos los pueblos del mundo tienen que salir a las calles a exigir a su gobiernos el embargo de armas y la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel.

Pascual Sánchez
Militante Socialista no afiliado
Dos planos diferentes de la Manifestación del 10 de mayo a su llegada a la Puerta del Sol (Madrid)

El gobierno tiene las manos manchadas de sangre

“Triste, atroz e inaceptable” es que el Gobierno aún tenga relaciones militares con Israel

El pasado 20 de marzo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, publicó un mensaje en la red social X (antes Twitter) donde compartía un artículo de El País sobre la ruptura del alto al fuego y el asesinato, en un solo día, de 400 personas palestinas por parte de Israel. El Presidente añadía: “Triste. Atroz. Inaceptable.”

Al poco, la Relatora especial de las Naciones Unidas sobre los Territorios Palestinos Francesca Albanese le respondió: “Es un genocidio, Presidente. Atroz, triste, inaceptable y CRIMINAL. Por eso debe detenerse, llevarse ante la justicia y castigarse.”

Además ese día salieron a la luz unos datos deleznables. Según el portal oficial DataComex, en el mes de enero de 2025 España exportó a Israel material de defensa por valor de 22.730 euros, concretamente en partes y accesorios militares. En el mismo mes, el Gobierno importó desde Israel armamento por un valor de 2.150.000 euros, de la categoría de bombas, granadas y proyectiles. Estos datos desmienten el relato oficial y demuestran que, lejos de suspenderse, las relaciones bilaterales en materia militar siguen plenamente activas en plena ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza.

Lo que es “Triste, atroz e inaceptable” es que el gobierno aún tenga relaciones militares con Israel. Porque mientras Sánchez tuitea sobre el asesinato de personas palestinas, España sigue vendiendo, comprando y permitiendo el tránsito de armamento con destino a Israel. Y lo hace mintiendo a la población.

Las contradicciones del gobierno: decir una cosa y hacer otra

Según datos recogidos por Centre Delàs, en los últimos años España ha formalizado acuerdos con empresas israelíes por más de 1.000 millones de euros, destinados a adquirir tecnología militar utilizada en territorio palestino.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, afirmó en el pleno del Congreso de los Diputados, el 5 de diciembre de 2023, que desde el 7 de octubre “no se habían producido operaciones de exportación de armas españolas a Israel”. Fue la primera vez que lo dijo, pero han sido múltiples las veces desde entonces que representantes del gobierno han declarado no tener relaciones militares con Israel desde el 7 de octubre. Mienten.

España nunca ha dejado de comprar armamento a Israel, ni de permitir el tránsito de armas en su territorio, ni siquiera después del anuncio gubernamental de suspensión tras el 7 de octubre. Las cifras recogidas en registros oficiales demuestran que las importaciones desde Israel continúan activas y que numerosos buques sospechosos de transportar material militar han hecho escala en puertos españoles o han cruzado nuestro espacio marítimo. El comercio y la colaboración militar con Israel no se han detenido en ningún momento, pese a las declaraciones del Gobierno.

El ejemplo más reciente de esta participación en el tránsito de armas hacia Israel es el del buque Nexoe Maersk, que pasó por los puertos de Barcelona, Valencia y Algeciras los días 14, 16 y 23 de abril, respectivamente (las movilizaciones populares y de trabajadores han retrasado su calendario inicial). Su objetivo es encontrarse en el puerto de Tánger con el Maersk Detroit —buque vinculado al programa militar estadounidense Maritime Security Program—, donde tiene previsto cargar componentes de aviones de combate F-35. Estos serán recogidos por el Nexoe Maersk, con destino final en la base aérea israelí de Nevatim. Aunque el puerto de Haifa figura como destino final, esta escala no aparece en el itinerario público del buque, en una práctica habitual de ocultamiento y opacidad por parte de Maersk, que ha llegado a apagar sus sistemas de identificación automática (AIS) y a ocultar al menos cuatro visitas previas a Israel durante 2024. Tanto el Gobierno español como el sistema judicial han rechazado las peticiones de inspección y retención del buque, alimentando así la cadena de complicidad con el genocidio.

Mientras el Gobierno proclama su solidaridad con el pueblo palestino, buques cargados con armas han seguido haciendo escala en puertos españoles o cruzando el espacio aéreo bajo control del Estado. En marzo de 2024, tras la presión popular ejercida por la sociedad civil organizada, se denegó el atraque en Cartagena al barco Marianne Danica, que transportaba armas con destino a Israel. Tras esta decisión, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, declaró: “Es la primera vez que lo hacemos, porque es la primera vez que detectamos un barco que lleva un cargamento de armas a Israel y que quiere hacer escala en un puerto español. Les adelanto que esta va a ser una política consistente con cualquier barco que lleve armas (…) a Israel y quiera hacer escala en puertos españoles. Desde el Ministerio de Exteriores rechazaremos sistemáticamente esas escalas por un motivo que es evidente: Oriente Medio no necesita más armas, necesita más paz”. En noviembre de 2024 se denegó el atraco a dos barcos más.

Pero esta decisión —tardía y motivada por la presión de la sociedad civil— no oculta la realidad: el Marianne Danica, Borkum, Overseas Santorini (a estos dos segundos no se les denegó atraco pero los barcos no pararon gracias a la presión popular), Maersk Denver y el buque Maersk Seletar son solo la punta del iceberg. La mayoría de los buques con cargamento militar rumbo a Israel no han sido detectados o simplemente han pasado sin restricciones. Como afirma el investigador Alejandro Pozo del Centre Delàs d’Estudis per la Pau “El tránsito por España de envíos de armas a Israel es la norma y no la excepción”. España forma parte de una cadena logística global que sigue permitiendo, directa o indirectamente, el tránsito de armas hacia un genocidio donde se están cometiendo crímenes atroces. Lo que el Gobierno ha hecho hasta ahora es una ínfima parte frente a la magnitud del problema.

La presión popular funciona. Debemos aumentarla.

Durante estos meses, la sociedad civil organizada ha conseguido que el Gobierno haya dado pasos. La campaña Fin al Comercio de Armas Con Israel, liderada por la Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina (RESCOP), e integrada por más de 600 organizaciones de la sociedad civil, han conseguido hitos impensables desde hace poco más de un año: la negativa del Gobierno a permitir la escala de tres barcos sospechosos de llevar armamento a Israel, la exclusión oficial de Israel como expositor en FEINDEF, la feria de armamento más grande del Estado español, el anuncio de la Secretaría de Estado de Comercio asegurando que rechazó en el primer semestre de 2024 hasta 47 solicitudes de exportaciones a Israel formuladas por empresas españolas y el anuncio de la puesta en marcha para rescindir una compra millonaria de balas para la Guardia Civil de la filial de Elbit Systems, IMI Systems, de la cual la empresa Guardian Defence & Homeland Security hizo representante de la adjudicataria (aunque el 23 de abril el Gobierno se contradijo y cerró el contrato con la empresa).

Estos logros demuestran que la presión popular funciona y que lo que hacemos, importa y puede marcar la diferencia. Que cuando miles de personas se movilizan, el gobierno no puede seguir ignorando la complicidad española con el genocidio. Pero también indican que esto no es suficiente.

Porque mientras se dan estos pequeños pasos —muchos de ellos reversibles, como demuestra la reanudación de exportaciones en enero— las relaciones militares con Israel siguen intactas en su mayoría. Se siguen comprando sistemas de vigilancia, se siguen manteniendo convenios de colaboración tecnológica, se siguen autorizando transferencias bajo el paraguas del “doble uso” o el “material no letal”.

¿Y qué significa esto en la práctica? Significa que mientras Pedro Sánchez condena públicamente los ataques israelíes en la Franja de Gaza, su gobierno sigue participando activamente en el sostenimiento del aparato militar israelí.

Lo que se financia, se apoya

Los datos oficiales dicen que desde octubre de 2023, más de 60.000 personas palestinas han sido asesinadas en la Franja de Gaza. En Cisjordania aumentan los derribos de viviendas, el control de la población y más de 40.000 desplazamientos forzosos. La prestigiosa revista médica The Lancet advirtió en julio de 2024 que el número de muertos podría alcanzar los 200.000 si se tienen en cuenta las personas fallecidas por hambre, falta de atención médica, enfermedades y condiciones de vida inhumanas. Ningún lugar es seguro en la Franja de Gaza. Los hospitales han sido destruidos o inutilizados. Las universidades, arrasadas. Las viviendas, convertidas en polvo. Es una destrucción sistemática de la vida.

Esta no es una guerra. Es un genocidio. Y como tal, obliga a todos los Estados del mundo a actuar. No solo a denunciar. A actuar.

La poeta y activista palestina Rafeef Ziadah lo resume así: “Lo básico, si realmente los gobiernos se opusieran al genocidio, es suspender su comercio de armas hasta que Israel deje de hacer lo que está haciendo en Gaza.”

España tiene el poder de cortar la complicidad. Puede hacerlo mañana mismo. Puede decretar un embargo total de armas a Israel, tal como piden desde hace décadas desde Palestina, reclaman las organizaciones de derechos humanos, y más de 50 países que ya han exigido un embargo desde foros como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

No hay excusas legales que lo impidan. El derecho internacional y la legislación española obligan a suspender la venta y cooperación en materia de defensa cuando existe un riesgo de que esas armas se usen para cometer crímenes de guerra.

Además, el pasado mes de julio más de 500 organizaciones sociales registramos una propuesta de ley ante el Congreso de los Diputados para imponer un embargo de armas a Israel. El texto está sustentado jurídicamente y es apoyado por una amplia mayoría social. Solo falta voluntad política.

Si de verdad está con Palestina, deje de financiar su exterminio

Si el gobierno español quiere estar, como dice, con el pueblo palestino, tiene que actuar en consecuencia. No basta con palabras. No basta con tuits.

Porque lo verdaderamente triste, lo atroz y lo inaceptable es que el Estado español siga financiando, directa o indirectamente, a quien perpretra el genocidio contra el pueblo palestino.

No hay neutralidad posible. Las armas no son neutras. Lo que se financia, se apoya. Y España, a día de hoy, sigue apoyando —económica, tecnológica y políticamente— al aparato militar israelí.

España puede y debe decretar mañana mismo un embargo de armas a Israel. No es un gesto radical. Es lo mínimo.

Si España quiere estar al lado correcto de la historia, debe dejar de ser parte del engranaje del genocidio. Y debe hacerlo ya.

Alys Samson Estapé
Campaña Fin al Comercio de Armas con Israel

Replica: https://tribunasocialista.com/2025/04/28/no-el-gobierno-no-tiene-las-manosmanchadas-de-sangre/

Campaña por la liberación del Dr. Abu Safiya

Entrevista exclusiva de la publicación Informations Ouvrieres con Gheed Kassem, abogada del Dr. Hussam Abu Safiya tras su última visita en prisión, el jueves 20 de marzo. Hay que recordar que fue encarcelado el pasado 27 de diciembre, al igual que todo el personal del hospital Kamal Adwan (norte de la Franja de Gaza) que él dirigía.

Gheed Kassem, abogada, nos ha dicho: «El doctor Abu Safiya ha sido severamente golpeado en seis ocasiones por sus carceleros desde nuestra última visita hace 10 días. Le han roto cuatro costillas y sus ojos están claramente amoratados por las palizas».

Gheed Kassem informa que a pesar de lo que está sufriendo, el doctor Abu Safiya procura conservar la moral. Y añade: «Sabe que hay una masiva campaña internacional para liberarlo. Le preocupa la reanudación de la guerra. Hace muchas preguntas sobre el hospital, sobre el personal del hospital, sobre los pacientes del hospital, sobre su hijo que fue asesinado por el ejército israelí y está enterrado en el patio del hospital… Pregunta si el cuerpo fue trasladado fuera del hospital, si fue trasladado de la tumba a un cementerio de Gaza».

En cuanto a las condiciones de detención, Gheed Kassem dice: «Apenas hay alimentos para él y los demás detenidos, y el baño solo está disponible una hora a la semana y solo durante un minuto. Solo hay una toalla por cada cinco internos».

Añade que ya ha visitado a 121 ex detenidos gazatíes y explica: «Todos los detenidos de Gaza que han sido liberados y todos los que he conocido dijeron que los carceleros les habían introducido un bastón por el ano, que habían sido atacados por perros que les habían infligido mordeduras en sus cuerpos».

En cuanto al doctor Abu Safiya, su abogada explica que «su estatuto jurídico es el de “combatiente ilegal”, lo que significa que podría pasar años encarcelado sin juicio».

Al finalizar la entrevista, Gheed Kassem llama a la intensificación de la campaña internacional por la liberación del doctor Abu Safiya, así como de todos los presos gazatíes encarcelados sin pruebas ni juicio.

Comite de Redacción de Tribuna Socialista

Se cumplen tres años de guerra en Ucrania


Declaración de la Asociación Trabajo y Democracia “ASTRADE”

No se trata de celebrar ni rememorar. Nuestra intención es la de volver a tomar posición sobre una guerra que fue impuesta, por los mismos que ahora pretenden imponer la paz a Ucrania, incluso sin contar con ella, y cobrándole a un alto precio la ayuda recibida y haciendo negocio también con la reconstrucción.

En nuestra participación en el Comité para la Alianza de Trabajadores y Pueblos (CATP), venimos compartiendo el rechazo a esta guerra bajo el lema “Ni Putin ni OTAN”. En estos tres años nos hemos sumado a manifiestos contrarios a la guerra en general y a esta en concreto, hemos participado en actos y, en Tribuna Socialista, se han publicado editoriales y artículos argumentando nuestra posición. En los debates públicos y en los comentarios en redes hemos escuchado cosas como que teníamos una posición de equidistancia. No somos equidistantes. Nos situamos con el pueblo ruso y el pueblo ucraniano que rechazan esta guerra. Nos oponemos a tomar partido por la oligarquía rusa que defiende Putin o por los intereses de las multinacionales de la energía que defienden Trump, Zelensky y la Comisión Europea.

Suponemos que hoy, viendo la jugada de los USA y la salida que quiere darle al conflicto, es más fácil entender que no es lo mismo equidistancia ante una situación de guerra que el rechazo a unos y otros.

También hemos recibido opiniones de quienes tomaban partido: unos, en pro de Putin, manteniendo que es continuador de la Revolución de 1917 y, por ende, que poco menos que pretende reconstituir la URSS. Otros en contra, con un argumento similar, que Putin representa el neo comunismo y que quiere invadir Europa y que Ucrania es un primer paso.

“Ni Putin ni OTAN” significa que no asumimos la propaganda, ni de unos ni de otros; conscientes de que la primera víctima de la guerra es la verdad.

Se acaba de cumplir un mes de la toma de posesión de Trump como presidente de los Estados Unidos. Treinta días en los que la ola de exabruptos y provocaciones pretende establecer una ceguera colectiva, de hecho, para eso es la polvareda. Sin embargo, hay cosas que se ven claras, a poco que nos fijemos. Una es que Trump es continuador de las administraciones estadounidenses que le han precedido. Veamos.

Trump no es el iniciador en la presión a los países miembros de la OTAN para que incrementen sus presupuestos en Defensa. Fue Obama, en abril de 2016, en una reunión que mantuvo con Ángela Merkel, en Hannover (Alemania), previa y preparatoria de la cumbre de la OTAN de aquel año, cuando fijó el objetivo de destinar el 2% del PIB para gastos militares. Con esto no pretendemos blanquear a Trump ni ofender a Obama, sencillamente queremos establecer que esto es una estrategia del aparato de Estado de los USA, independientemente de quién ocupe la Casa Blanca.

Esto sería lo de menos, pues cada nación tiene el derecho, o debería tenerlo, a organizar sus presupuestos como mejor convenga a las necesidades y prioridades de su pueblo. La cuestión que nos debemos plantear es ¿por qué Estados Unidos propone esto?, al margen de que Obama y Biden lo proponían con palabras educadas y Trump lo exige con chantajes incluidos.

No obstante, no podemos dejar pasar que elevar del 2 al 3% la partida en Defensa significa para el Estado español destinar 48.000 millones de euros a gastos militares, y que de hacer caso al incremento del 5% que propone el actual Secretario General de la OTAN, portavoceando los deseos de Trump, sería destinar 80.000 millones de euros cada año. Dinero que habría que restar de los ya de por sí recortados presupuestos de Sanidad, Educación, Pensiones y Dependencia.

Para no quedarnos en meras opiniones, establezcamos algunos datos que nos pueden ayudar a entenderlo:

En junio de 2007 del Real Instituto El Cano, informaba que las importaciones de gas ruso de los países de Europa, variaba entre el 15% y el 50%:

– Un 15%: Bélgica, Irlanda, Luxemburgo, Holanda, Portugal, España, Suecia, Suiza y Gran Bretaña.

– Entre un 20 y un 40%: Francia (23,5%), Italia (31,7%) y Alemania (40,3%).

– Más de un 50%: Austria, la República Checa, Grecia, Hungría, Polonia, Rumania, Eslovenia y Turquía.

En agosto de 2016, el Observatorio Económico del BBVA para los Estados Unidos, emitía un informe de “Análisis Sectorial”, en el que decía:

Esta situación está provocando que los exportadores estadounidenses diversifiquen y busquen más allá de los mercados asiáticos. En este contexto, Europa se ve como una alternativa viable, dado el tamaño de su mercado, interés en la diversificación y su relativamente bien distribuido sistema de terminales de importación. En 2014, el gas natural suministró 21% del total de las necesidades energéticas de los 28 países de la UE. Cerca del 66% del consumo interno tuvo que importarse y ocho países europeos importaron el 100% del gas consumido. Asimismo, existían 23 terminales de importación en el continente con una capacidad de procesamiento de 7.1 Tcf. Estas terminales operan con una capacidad muy baja (25% en 2014), lo que sugiere que existe margen para absorber el GNL estadounidense”.

A cierre de 2023, la situación ya se había dado la vuelta. Las compras de gas ruso de los países europeos, en los dos primeros años del conflicto cayeron al 8%, en promedio. Mientras que las importaciones de Gas Natural Licuado (GNL) desde Estados Unidos pasaron del 18,9% de 2021 al 56,2% de 2023 (Fuente: Comisión Europea a partir de ENTSO-G y Refinitiv). -a pesar de ser extraído por la técnica del “Fraking”, recordemos el “drill baby, drill” de Trump- triplicándose en estos últimos tres años. A esto hay que añadir que el gas estadounidense se ha comprado un 40% más caro que el gas ruso, siendo en buena medida lo que inició la ola inflacionaria que ha afectado a todos los países del continente europeo desde el inicio de las hostilidades, lo que por ha provocado la grave crisis que sufre la industria alemana, con repercusiones en toda Europa.

Más allá de lo que nos cuentan las partes interesadas, lo que es evidente es que la confrontación por el suministro de GNL y petróleo a Europa viene planificándose desde hace años. Las tremendas inversiones de los EE.UU., en las infraestructuras portuarias que hacen posible el transporte de Gas licuado a Europa no se han hecho en dos días. Y parece obvio que a Putin y a los oligarcas que él protege, lo que les preocupa es la pérdida de ese mercado, y no tanto la apropiación de territorio ucraniano.

Desde que comenzó el conflicto, la UE ha facilitado más de 134.000 millones de euros a Ucrania https://www.consilium.europa.eu/es/policies/eu-solidarity-ukraine/#economic Estados Unidos por su parte, por las cifras que aportó Zelensky el 19 de febrero, ha aportado unos 66.000 millones de dólares en ayuda militar. Las cifras de gasto en GNL que dan las webs de los principales operadores, dicen que EE.UU., facturó unos 44.000 millones de euros a la UE en 2024. Es decir, que en tan solo un ejercicio y medio la Administración estadounidense ha amortizado su “inversión”.

Estos son los datos de los negocios, al servicio de los cuales está la política. El problema es que, como dijo Clausewitz: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios”.

El problema para la humanidad y para la democracia es que la guerra, y por tanto esta política, tiene consecuencias nefastas para los pueblos y las personas que los componemos: Se habla de un millón de muertos entre ambos bandos, algún día sobremos las cifras concretas. A ello hay que sumar los millones de desplazados de sus hogares, dentro y fuera del territorio en conflicto. Y no podemos olvidar que esta guerra ha desatado una guerra social, a base de especulación de precios, que está empobreciendo a las sociedades europeas. Además de la desestabilización política que sufren países como Alemania, sin duda, producto de toda esta situación.

Los datos ayudan a entender el shock que ha supuesto para las instituciones europeas que Trump pretenda dar carpetazo a la Guerra, dejando fuera a quien acató las órdenes de los USA, dictadas a través de la OTAN,; a los gobiernos europeos que se han mostrado sumisos al imperialismo estadounidense y han colaborado alimentando la guerra. Y por supuesto se entiende el disloque que sufre Zelensky, al que se le pretende imponer una paz leonina.

Para Putin, la propuesta de Trump es una salida a una guerra que se le está atragantando; consigue territorio, aunque no fuese su prioridad, salva, de momento, que la OTAN se asume a su frontera oeste, y se frota las manos con la guerra arancelaria que abre Trump.

Lo único positivo de la situación actual es la posibilidad cierta de que acabe la guerra y con ello que se ponga fin a la barbarie que está desangrando a la juventud rusa y ucraniana.

Nos reafirmamos:

“Ni Putin ni OTAN”, “Ni Trump ni Putin”,

“No a la Guerra”.

La Junta Directiva
24 de febrero de 2025

El imperio contraataca

El gran imperio edificado durante el siglo XX por los EE.UU., de América se siente hoy amenazado. El nuevo “emperador” recién elegido así lo manifiesta, y el que se va abre más las puertas de la guerra.

Los EE.UU., forjado desde las rebeldes colonias británicas, con millones de emigrantes europeos y de todo el mundo, con sangrientas matanzas de los pueblos originarios y tremendas guerras intestinas, a finales del siglo XIX y principios del XX liquidó al ya moribundo imperio español haciéndose con territorios y grandes zonas de influencia. Tras la segunda guerra mundial, con la guerra fría, confrontó con la otra gran potencia del siglo XX, la Unión Soviética, hasta extenuarla multifactorialmente y conducirla a su desaparición. Tras cien años de dominación los USA llegaron a pensar que la historia había terminado y que el modelo capitalista de desarrollo por ellos encabezado era el único posible. El fin de la historia y el pensamiento único fueron teorizados y proclamados, por pensadores y usufructuarios varios del sistema.

De pronto, y sorpresivamente para muchos, aparecieron resistencias varias en América Latina. En la patria grande de Simón Bolívar, descendiente de mil batallas, surgieron en 1994 indígenas zapatistas en México oponiéndose al Tratado de Libre Comercio de las Américas; un militar de bajo rango trató de imitar la técnica golpista de toma del poder en Venezuela, fracasó y después gano la Presidencia electoralmente; en Brasil apareció la voz “Otro mundo es posible”, movilizando a miles de personas de buena voluntad por todo el planeta a favor de otra globalización no neoliberal y un sindicalista surgía desde la clandestinidad para llegar democráticamente a la presidencia; un dirigente indígena cocalero alcanzaba la presidencia en Bolivia, y así por toda América Latina se levantó desde las cenizas de los golpes de Estado que acabaron con la vida del Presidente Allende y la experiencia de la vía chilena al socialismo, desde las profundidades de las históricas consignas tierra y libertad o crear dos tres muchos Vietnams, se levantó una incipiente muralla contra el capitalismo neoliberal dominante.

Este, enfrentado a los riesgos del cambio climático que él mismo ha generado, junto con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la concentración creciente de la propiedad de esas tecnologías, de los medios de producción, de cambio, de los recursos naturales y ahora de la inteligencia artificial están transformando las relaciones sociales y de poder intensamente, impulsando las desigualdades sociales y económicas entre los países y dentro de cada país.

Mientras, las ex potencias colonizadoras europeas construían, acabada la segunda guerra mundial, una institucionalidad nueva, una integración para la paz y la prosperidad, un instrumento conocido hoy como Unión Europea. Simultáneamente colaboraban en la articulación del brazo militar trasatlántico, “occidental”, la OTAN. Aparato político-militar que actuó por primera vez fuera de sus territorios bombardeando Belgrado a finales del siglo XX y que ahora pretende cercar a la potencia postzarista y postestalinista, Rusia, abriendo una nueva guerra en tierras europeas con final imprevisible.

Y en paralelo, en oriente, a partir de la victoriosa guerra prolongada de Mao Tse Tung, tras la segunda guerra mundial empezó la construcción de lo que hoy es la primera o segunda potencia mundial, China. Ese proceso, junto con la perdida de la India por el imperio británico, modificaron sustancialmente la correlación de fuerzas demográficas y económicas existentes en el siglo XX. Alcanzando hoy un alto nivel de conflictividad señalado por la definición USA/OTAN de China como enemigo estratégico.

Estos complejos hechos, brevemente descritos, están forzando la aparición de una neo guerra fría, con dos polos de atracción, Norte Global vs. Sur Global, entorno a los cuales se están alineando las fuerzas. También existe un tercer polo, no alineados, que trata de sobrevivir y evitar la barbarie generalizada.

El siglo XX, y los tiempos anteriores, han parido un mundo multipolar donde las potencias euroamericanas, “occidentales”, con todas sus zonas de influencia se están confrontando con las nuevas/viejas potencias euroasiáticas. Confrontación económica, política y cada vez más militar. Pareciera ser que la humanidad tras siglos de avances de todo tipo, en la ciencia, en la tecnología, en el conocimiento de lo más pequeño y lo más grande, no ha sido capaz todavía de encontrar las fórmulas para resolver los conflictos por la vía pacífica. Que todavía domina la idea del imperio romano Si vis pacem, para bellum, o la de Clausevitz la guerra es la extensión de la política por otros medios, siendo la política, en su sentido más noble, la forma de organizar y resolver los conflictos de intereses y de poder en la sociedad.

Si a todo ello se añade el desarrollo sangriento, genocida, del conflicto Israel/Palestina, con los múltiples efectos colaterales en todo oriente medio y más allá, si contemplamos los recientes vuelos de misiles fabricados en EE.UU. o Gran Bretaña y lanzados por Ucrania contra Rusia, si observamos la creación en la Unión Europea de una nueva área de defensa con voluntad de poner en pie un ejército europeo, y si se analiza fríamente la ingente y acelerada carrera armamentística actual, no queda sino exigirnos un último esfuerzo que evite la catástrofe final anunciada de una Tercera Guerra mundial apocalíptica.

Las voces contra la guerra se alzan cada vez más fuertes en España, Europa, los EE.UU. y el resto del mundo. Esas voces y lo que representan han de crecer frente a las que están creando las condiciones para la guerra. La articulación y desarrollo de los BRICS como posible contrapeso de los bloques “occidentales”, las recientes intervenciones de los presidentes de Brasil, Colombia y México en la reunión del G20 apelando a la paz y al alto el fuego, aparecen como rayos de esperanza. La necesaria lucha contra el cambio climático, contra el hambre y la pobreza y contra las desigualdades es incompatible con el desplazamiento de las ingentes cantidades de recursos humanos y económicos hacia la guerra que se está produciendo.

Para tratar toda esta problemática, contrastar la información de cada país, reflexionar sobre las propuestas que vayan en el camino de la paz y la justicia social se han reunido en Berlín a principios de noviembre sindicalistas, fuerzas políticamente organizadas de diferentes tradiciones, de Alemania, Francia, España, Portugal, Suecia, Noruega, Polonia, Grecia, Serbia, Rumania, Grecia, Croacia y Macedonia. La guerra en Ucrania y la guerra genocida en Gaza fueron analizadas en profundidad. Al final hubo coincidencia generalizada en levantar la voz y gritar con fuerza y hasta con rabia:

  • ¡Alto al genocidio contra la población palestina!
  • ¡No a la expansión de la guerra de destrucción de Israel hacia el Líbano y Siria!
  • En Palestina como en Ucrania: ¡Alto el fuego inmediato!
  • ¡No a las entregas de armas!
  • ¡No a la guerra!
  • Defendamos la carta universal de los derechos humanos, los derechos que de ella se derivan y el derecho internacional.
Vicent Garcés
Exdiputado europeo, Izquierda Socialista-PSOE.
Valencia, 21 de noviembre de 2024

Entrevista: Vicent M. Garcés Ramón


Vicent Garcés en el Parlamento Europeo (Bruselas)


Nacido en Llíria (Valencia), es ingeniero agrónomo por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Valencia, especializándose en Economía y Sociología Agraria. Cursó estudios de posgrado en Francia, en el Instituto Agronómico Mediterráneo de Montpellier, en la especialidad Planificación y Desarrollo Rural; estudió el Doctorado en el Instituto Nacional Agronómico de París y se especializó en Desarrollo Económico y Social en el Instituto de Estudios de Desarrollo Económico y Social de la misma ciudad. Fue miembro del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Valencia. En 1972 y 1973. trabajo en la Oficina de Planificación Agraria del Ministerio de Agricultura de Chile en el gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende. Regresó a España en 1974 participando en la reconstrucción organizativa y política del socialismo en el País Valenciano y en España, a través del PSPV, la FPS y el PSOE. Concejal del ayuntamiento de Valencia entre 1979 y 1987. Diputado de las Cortes Valencianas, de 1987 a 1999. Eurodiputado desde octubre de 2007 a julio de 2009 y desde diciembre de 2011 a julio de 2014. Miembro y fundador de la corriente de opinión Izquierda Socialista-PSOE.

Pregunta. – Eres firmante del Llamamiento europeo que pide parar la guerra, como fruto de la reunión que tuvo lugar en París el 4 de mayo del presente año, en la que participasteis militantes de 16 países, ¿qué experiencia te supuso este evento?

Esa reunión en París fue una iniciativa del Comité de Enlace Europeo contra la Guerra, del que formo parte. Allí se acordó el “Llamamiento” pidiendo el alto el fuego en Ucrania y Palestina, el cese de la intervención de la OTAN en Ucrania, el cese del genocidio contra el pueblo palestino y el final del envío de armas a los dos escenarios. Ese “Llamamiento”, firmado ya por miles de ciudadanos y ciudadanas de 20 países europeos, recoge las aspiraciones por la paz y la justicia social sentidas por los pueblos europeos, por los trabajadores y los sectores populares, que observan como día a día se está imponiendo la barbarie frente a la vida, la paz y al derecho internacional.

Pregunta. – Cada día son más las voces que, desde las bases de la izquierda, se posicionan contra la acción de la OTAN de alimentar la guerra en Ucrania y no solo en Ucrania, en lugar de dedicar esos esfuerzos a buscar la paz, ¿piensas que la guerra en Ucrania tiene algún trasfondo, más allá de la ocupación de territorio ucraniano por el ejército de Putin?

En la guerra de Ucrania se están enfrentando dos potencias. Una es el imperio económico y militar dominante desde la segunda guerra mundial, los EE.UU., con sus intereses geoestratégicos. La otra es una potencia nuclear, Rusia, que no olvida que además de imperio fue la gran potencia articuladora de la exURSS, también con sus propios intereses. La primera no quiere aceptar el mundo multipolar que ha aparecido tras el fin de la guerra fría, el desmorone de la URSS y la presencia de China como potencia emergente del siglo XXI. La segunda que no acepta el cerco económico y militar, a través de la OTAN, al que la someten los EE.UU., y sus aliados “occidentales”. En realidad, está en desarrollo una neoguerra fría, bien caliente en territorio europeo, con carrera armamentística incluida, y el establecimiento de alianzas defensivas y ofensiva por ambas partes.

Desde el inicio del enfrentamiento hasta ahora se estima que la OTAN en su conjunto ha gastado más de 1,26 billones de euros en la guerra de Ucrania. Por su parte la UE ha proporcionado apoyo económico, humanitario y militar a Ucrania por un valor de más de 88 000 millones de euros.

Pregunta. – La guerra en Ucrania cumplirá su tercer año dentro de cuatro meses, ¿qué efecto está teniendo en la vida de los pueblos de Europa?

Esa guerra está arrastrando a los pueblos europeos y del mundo hacia una economía de guerra, hacia el fortalecimiento del principal instrumento de guerra que es la OTAN y hacia grandes riesgos de confrontación bélica abierta. Algunos afirman que estamos cerca, sino dentro, de la tercera guerra mundial. Esperemos que no.

El Parlamento Europeo acaba de aprobar estos días un nuevo préstamo a Ucrania de hasta 35.000 millones, que Kiev dice pagará con los beneficios de activos rusos congelados.
Hay que considerar que, como producto de las sanciones impuestas, unos 210.000 millones de euros rusos permanecen paralizados en la UE. que pretende utilizarlos para apoyar tanto los esfuerzos militares como la futura reconstrucción de Ucrania. Con esta decisión, los pueblos europeos se ven cada vez más involucrados en una guerra no deseada, además de ver con estupor como ingentes cantidades de recursos humanos, materiales y económicos se consumen en la guerra y sus complejidades en vez de destinarse a fortalecer la justicia social, la lucha contra el cambio climático, la mejora de la sanidad, la educación, la cultura, los servicios sociales y la vivienda.

Pregunta. – Se ha cumplido un año de la reacción del Gobierno de Netanyahu al ataque de Hamas del 7 de octubre, reacción que se ha cobrado más de 42.000 muertos, a los que habrá que sumar los miles de desaparecidos ¿Estamos ante el derecho de Israel a defenderse o estamos ante un genocidio, como denunció el Estado sudafricano ante la Corte Penal Internacional?

La posición del Gobierno de Sudáfrica es compartida por muchos países de los cinco continentes. Israel tiene derecho a la autodefensa, como todos los pueblos del mundo, pero no a aplicar políticas genocidas como las denunciadas. El Derecho Internacional, los DD.HH., y las resoluciones de las Naciones Unidas así lo dicen. Las decenas de miles de muertos y heridos en Gaza, Cisjordania y el Líbano, la destrucción inmensa allí producida, merecen justicia y el inmediato alto el fuego. La coincidencia en el tiempo de la guerra en Ucrania y en Palestina no hace sino multiplicar los riesgos de una confrontación bélica de mayor alcance.

Las guerras de Ucrania y de Palestina con todos sus efectos colaterales se están dando en un cuadro más global de mutación del capitalismo neoliberal hacia regímenes políticamente autoritarios y socialmente conservadores.

Pregunta. – Israel ha extendido sus ataques al Líbano, Siria, Irán, incluso ha atacado emplazamientos de los Cascos Azules de la ONU. Desde tu punto de vista, ¿por qué nadie pone freno al Estado de Israel?

El Estado de Israel cuenta con el apoyo del gobierno de los EE.UU., y sus aliados, entre ellos la Unión Europea y sus zonas de influencia. El Consejo de Seguridad de la ONU está bloqueado, las resoluciones de la entidad no son aceptadas por Israel que ha llegado a declarar persona “non grata” a su Secretario General. Mientras esta situación continúe nada bueno es esperable. Al contrario, la violencia, la muerte y la destrucción continuarán, con riesgo cada vez mayor de ampliación e intensificación del conflicto. En la región y fuera de ella.

Las políticas neocoloniales y genocidas practicadas por Israel en Gaza y Cisjordania, la invasión militar del Líbano y las múltiples injerencias violentas en Irán, parecen conducir a la extensión del conflicto armado en toda la región con consecuencias imprevisibles y terribles.

Pregunta. – Israel señala y acusa de antisemita a todo aquel que no le da la razón, ¿crees que se está levantando una ola de antisemitismo o se trata más bien de antisionismo?

El antisemitismo tiene siglos de existencia. Contra él se levantan hoy el muro de la civilización, de los DD.HH., de la memoria histórica y de la conciencia humana. Después de la barbarie nazi/fascista europea del siglo XX nadie puede ser antisemita. De otra parte, el sionismo es un movimiento político judío que ha buscado en sus inicios la formación del Estado de Israel, conseguido en 1948, y que ahora defiende las políticas colonizadoras y expansivas de ese Estado por todos los medios. El sionismo extremo actual evidencia un irrespeto de los DD.HH., del derecho internacional, de la ONU y, sobre todo, de los derechos del pueblo palestino a la tierra, al agua, a los recursos naturales, a su soberanía y a su vida.

Pregunta. – ¿Qué puede hacer España en este contexto?

Desde mi punto de vista el actual gobierno español debería apoyar en todos los ámbitos políticas en defensa de los derechos humanos, la justicia social y la paz. Además de reconocer al Estado de Palestina y prestarle la ayuda humanitaria necesaria, debería embargar el comercio de armas con Israel y preconizar en todas partes con su diplomacia internacional el alto el fuego inmediato en Palestina y Ucrania.

Por otro lado, los BRICS acaban de hacer un llamamiento a un alto el fuego inmediato en Palestina y el Líbano, a evitar una escalada en la región y apoyando el ingreso de Palestina a la ONU como miembro de pleno derecho. Habrá que estar muy atentos a los posicionamientos políticos y económicos de los BRICS, bloque emergente del Sur global con el que se tendrá que contar cada vez más para fortalecer los caminos de la paz y el desarrollo.

Pregunta. – Si no estoy mal informado, participarás en la conferencia de Berlín convocada para el 2-3 de noviembre, ¿cuál es el objetivo de esta y que esperas que salga de ella?

Si, en efecto, asistiré a esa Conferencia, llevando una voz de los sectores sociales que en España están contra la guerra, por el alto el fuego inmediato en Ucrania y en Palestina/Líbano. Por la paz y la solidaridad entre los pueblos. Esos días en Berlín, ciudadanos y ciudadanas de toda Europa, organizaciones políticas, sindicales y asociaciones cívicas por la paz y de todo tipo unirán sus manos y sus voces pidiendo “Nunca más la guerra. Alto el fuego inmediato. Palestina Libre.

No a la carrera armamentística. Paz y solidaridad internacional”. Desde Berlín se lanzará un claro y potente mensaje dirigido a las instituciones políticas y hacia los pueblos del mundo, contra la barbarie y a favor de la justicia social y el desarrollo en paz de la humanidad. También se definirán algunas iniciativas dirigidas a cambiar la actual trágica pendiente hacia el abismo.


Vicent Garcés en un acto contra la Guerra. Sede de CCOO “Abogados de Atocha”. Madrid, 26/09/2024
Valencia, 24 de octubre de 2024.
Roberto Tornamira para Tribuna Socialista

EEUU e Israel transmiten en directo sus crímenes en Palestina con el silencio mundial

El imperialismo norteamericano se ha remangado y se muestra sin ningún tipo de rubor como el carnicero humano que es. Lo hace de la mano del sionismo, que no del pueblo judío. Es imprescindible iniciar el relato con esta precisión porque el sionismo europeo se esconde detrás de los mitos religiosos de Israel para justificar las atrocidades que escandalizan a todas las personas del mundo comenzando por los propios judíos. Miles de ellos participan en las acampadas universitarias a lo largo de distintos países donde se dan estas respuestas al crimen atroz con que cada día despertamos.
Estas personas se movilizan con nosotros, sufren con nosotros, denuncian a EEUU e Israel junto a nosotros y abogan por la convivencia en palestina y cualquier otro lugar con nosotros.
Del otro lado está la jauría humana. Una parte de ella son las élites de EEUU e Inglaterra siempre asociadas al gran capital sionista que los Rothschild y otros como ellos representan.

No podemos identificar el pueblo judío que clama contra la barbarie en el mundo entero, y el sionismo encarnado en Netanyahu y la familia Rothschild

Son la voracidad acaparadora como enfermedad antisocial.
Han sido educados en el Supremacismo absoluto de su Dios superior a toda creencia y a toda la Humanidad. Su Dios por supuesto, es el dólar.
Diariamente corrompen políticos, organizan bandas armadas, establecen los objetivos y mandan allá a sus perros de guerra, eufemismo de asesinos a sueldo del gran capital mundial.
Están tan seguros de su poder destructivo que ya se han retirado la última de sus caretas amables para llamar y organizar el exterminio de todo el pueblo palestino, de sus jóvenes y ancianos, de sus hombres, mujeres y niños.
Lo vemos todos los días pero nadie hace nada a excepción de otros pueblos de la zona que también pagan la osadía de desafiar al mismo Diablo con ataques recibidos en sus territorios de la mano de los hasta ahora impunes ejército y aviación israelíes.
El resto del mundo se sumerge en el dolor y el horror del espectáculo obsceno de las consecuencias de los ataques terroristas de las bandas armadas sionistas a toda persona árabe en los pueblos y ciudades que soportan esta barbaridad.
Hay que organizar manifestaciones, actos de denuncia clamando para que los que dicen representar a la humanidad sancionen y aislen a los genocidas.
Mientras eso no suceda, los servidores del gran capital mundial se seguirán creyendo intocables porque hasta ahora así ha sucedido.
Sin embargo hay que estar atentos al ruido de la hierba al crecer.

Hacen falta manifestaciones y actos de denuncia exigiendo que se sanciones y se aísle a los genocidas

EEUU e Israel han demostrado a las claras y sin rubor alguno que las empresas occidentales de alta tecnología son parte del aparato militar occidental, ora en conflictos USA, ora en el genocidio palestino.
Han demostrado que lo han hecho muy bien creando esos entramados.
El problema surge el día después de las explosiones de película que todo el mundo ha podido ver.
La reflexión común a lo largo y ancho del planeta es que los aparatos que compramos con aparente uso comunicativo y doméstico, que no solo pueden dar detalles de nuestra vida para cualquier uso ilegal o chantajista sino que además, convenientemente elaborados con cargas explosivas en su interior, revientan la casa y a quienes se encuentren en ese momento en ella.
Eso ha sucedido en Beirut. Miles de personas han sido atacadas con decenas de muertes y cientos de amputaciones.
¡ Gran trabajo, el del Mossad !.
Solo que el mundo no ha acabado en ese día y quienes se muestran como claros desafectos de la causa del Tío Sam saben que los sistemas de control y escuchas presentes en nuestros aparatos ya han reportado nuestro perfil a sus correspondientes corresponsales de control de la ciudadanía.
A deshacerse de los aparatos yanquis, de inmediato. Los controles de seguridad fueron pasados y a saber de qué manera y cuánto dinero se ha invertido en sobornos en este desgraciado episodio.
Nada será como ayer. Los productos de países OTAN aparecen como una fuente de peligro para cualquier persona en los países que EEUU trata de entrar arrasando todo lo que se oponga a su exigencia de dominación y vasallaje.
Un caso extremo de vasallaje sin lugar a dudas es el increíble estado de postración de la Unión Europea respecto a todos los aspectos a pesar del encarecimiento prohibitivo de la vida y la demanda de envíos de tropas y material militar a los conflictos de especial interés estadounidense.
Sucede con Ucrania y ahora además lleva a los países de la UE a participar de los ataques de EEUU e Inglaterra a Yemen y de desplazar barcos de guerra y tripulación especializada al Mar Rojo con la intención de impedir los ataque hutíes a los barcos de los estados de la agresión dantesca y genocida a Gaza que Netanyahu extiende a Cisjordania y Líbano.

Un caso extremo de vasallaje es el increíble estado de postración de la Unión Europea ante las órdenes de EEUU

Hay una necesidad urgente de no comprar producto alguno a las empresas señeras de la OTAN y/o representativas de la identidad productiva de los países de la agresión al pueblo de Palestina.
Y esto no solo por la solidaridad encomiable con las víctimas de este crimen colectivo contra la Humanidad llevado adelante por EEUU y sus palmeros habituales si no por la necesidad inmediata e inminente de preservar nuestra propia seguridad personal y colectiva.
Todo el planeta ha comprobado que hay empresas preparadas para asesinar a algunos de sus clientes. A quien se le asigne el papel de víctima lo decide la élite de la Cosa Nostra norteamericana en sociedad con el estado de Netanyahu.
Ya nadie está a salvo. Y urge crear un cordón sanitario que frene la sed de sangre de los que han creído que el mundo y quienes lo integramos les pertenece.
Esta es la segunda conclusión de la matanza palestina con apoyo de la ONU y todos los elementos de representación creados por USA a imagen y semejanza de sus intereses más inconfesables.
Es necesario un pacto mundial de ruptura con este tipo de mafias de inmediato.
Es evidente que no se trata de una decisión fácil. Se nos ha inducido a creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles con la metáfora de las metáforas establecida por Borrell.
Hemos sido los afortunados moradores del Jardín fuera del contacto con las chusmas que trepan por nuestras paredes para acabar con nuestro bienestar.
No es así. El precio del engaño es el silencio más miserable y la complicidad con la más criminal de las actuaciones contra la población palestina elevando la apuesta de estos últimos más de 70 años de represión a la categoría de Solución Final emulando la denominación que Hitler dio al exterminio del pueblo judío.

Tras 70 años de represión, el genocidio israelí al pueblo palestino emula la Solución Final con que Hiltler definió el exterminio del pueblo judío

El pequeño gran pueblo palestino con su resistencia ha señalado al asesino ante toda la población mundial. Netanyahu, Biden, Trump, Khamala Harrys, todos y todas son sirvientes leales de quien arranca vidas por todo el planeta para convertir en realidad los cambios demográficos y territoriales que lleven a entregar tierras fértiles, agua, litio, coltán, alimentos de inmediato a la propiedad de los Rothschild y demás elementos que arrastran la palabra Humanidad por el fango envuelta en fango, sangre y silencios cómplices obtenidos a golpe de sobornos y prebendas para esas élites con las que los pueblos, tenemos muchas cuentas por ajustar.

Joseba Izaga, militante obrero.

ALTO AL GENOCIDIO

Alto el fuego inmediato e incondicional

La Casa del Pueblo de la UGT en Madrid albergó un acto, el pasado día 21 de marzo, por el Alto el Fuego inmediato y contra el Genocidio en Gaza.

Tuve el honor de compartir mesa con miembros pertenecientes a distintas organizaciones: la Secretaría de Relaciones Internacionales de UGT, IU, Compromiso por Getafe, Izquierda Socialista-PSOE, el Frente Popular para la Liberalización de Palestina, CCOO, el Comité para la Alianza de Trabajadores y Pueblos y la Asociación Trabajo y Democracia; estas dos últimas promotoras del acto, junto a Tribuna Socialista.

Al acto asistieron unas 50 personas, todas ellas militantes y activistas comprometidos con la democracia y los derechos de los pueblos. El evento fue importante por la pluralidad y por el contenido de las intervenciones, tanto desde la Mesa como desde los asistentes participantes en el debate.

En la práctica totalidad de las intervenciones se introdujo la necesaria Unidad para parar de inmediato la masacre que se está cometiendo contra el pueblo palestino, es decir, un Genocidio. El ejército israelí ocupa el puesto 18 entre las 145 fuerzas militares mejor dotadas del mundo -según el ranking de Global Fire Power- y lleva seis meses bombardeando indiscriminadamente a población civil, hospitales, escuelas y atacando a la población cuando esta acude a recoger la ínfima ayuda humanitaria que entre en la Franja de Gaza. Por qué lo llaman guerra cuando se trata de un exterminio, perpetrado por un ejército contra población indefensa.

El resultado de esta barbarie es que en estos seis meses han sido asesinadas más de 32.000 personas, el 70% de ellas, más de 20.000 mujeres, niños y niñas. Cuando se mata a las mujeres y a los menores de edad es que se quiere exterminar a un pueblo, cercenar su futuro. A estas cifras hay que añadir los más de 8.000 desaparecidos, muy probablemente fallecidos bajo los escombros y las decenas de muertes por hambre que ya se están produciendo. De los 2,3 millones de habitantes en la Franja de Gaza, 1,9 han sido desplazados hacia el sur; donde el Gobierno sionista les instó a refugiarse, pero donde también son atacados y bombardeados.

No debemos olvidar que la ocupación del territorio palestino data de las postrimerías de la I Guerra Mundial, cuando Gran Bretaña ocupó la Transjordania y Siria desde 1915 a 1922 y por mandato de la Sociedad de Naciones, desde 1922 a 1947. Churchill, Roosevelt y Stalin, tras la II Guerra Mundial, decidieron partir y repartir el territorio con nula ecuanimidad, entre israelíes (minoría que recibió la mayoría del territorio) y palestinos (mayoría que recibió la minoría del territorio). Desde entonces, la ocupación e invasión violenta de los territorios palestinos no ha cesado, a base de guerras y provocaciones para el conflicto armado. Las consecuencias no son solo los miles de muertos, desaparecidos y desplazados de estos últimos meses. Hay más de cinco millones de palestinos y palestinas que viven exiliados fuera de sus fronteras, en campos de refugiados en Líbano, Siria y Jordania, entre otros lugares.

En base a lo anterior, es erróneo decir que el ocupante ilegítimo de un territorio tiene derecho a la autodefensa, de ser así, ¿está Putin ejerciendo su derecho a defenderse, cuando es atacado en territorio ocupado? Israel lleva más de 50 años desoyendo las resoluciones de la ONU, por la ilegalidad de los territorios ocupados por su ejército y sus colonos.

Es necesaria la Unidad en nuestro país y a nivel internacional. En relación a esto último, es muy destacable el contacto que han iniciado desde la Sección Sindical de CCOO en John Deere de Getafe, según se indicó en el acto, con los sindicatos del automóvil norteamericano, punta de lanza del rechazo a la acción cómplice que está ejerciendo la Administración Biden en el Genocidio que Israel está perpetrando. Hay que decir que la pauta que todas las administraciones estadounidenses ha sido la misma: de apoyo incondicional, de guardaespaldas de Israel, aunque unas lo hayan expresado con mayor o menor intensidad. En diciembre de 2017, Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel.

La sociedad no puede mirar para otro lado ni ser mera espectadora de esta injusticia ni de la masacre que se está produciendo. Para que no lo sea, corresponde a las organizaciones políticas y sindicales, como en 2003 contra la guerra de invasión de Irak, y a todas las organizaciones comprometidas con la defensa del pueblo palestino unirse para exigir al Gobierno que, además de buenas palabras, rompa relaciones económicas y diplomáticas con Israel. Es urgente. Mucho más urgente que reconocer a Palestina como Estado. Solo el aislamiento económico de Israel puede hacer que el Gobierno sionista de Netanyahu pare sus agresiones.

Los participantes en el acto mostraron ser conscientes de que la situación internacional es compleja, muy complicada, pero nadie tiene derecho a llevar a los pueblos a la confrontación. Hoy es masacrado el pueblo palestino ¿cuál será el siguiente? Esto nos lleva a no poder permanecer callados ante este crimen de lesa humanidad, y a no ser cómplices del mismo.

Solo la Unidad hará posible que la sociedad salga a las calles en masa, que se implique y en favor de una Palestina Libre.

Roberto Tornamira
Miembro de ASTRADE

Al finalizar el acto se dio lectura al siguiente Manifiesto:

¡Alto el fuego inmediato!
¡Alto al bombardeo y al bloqueo de Gaza!
¡Alto al genocidio del pueblo palestino!

En nuestra condición de organizaciones y ciudadanos de Madrid, que nos reclamamos de los derechos democráticos, manifestamos nuestra alarma por el genocidio que el Estado de Israel está cometiendo contra el pueblo palestino: a fecha de 26 de febrero y desde el pasado 7 de octubre ha asesinado a más de 30.000 personas palestinas en Gaza, incluidos más de 12.000 menores, a las que se debe añadir las más de 7.000 desaparecidas, probablemente sepultadas bajo los escombros de los edificios bombardeados. Esta cifra supone el 1,9% de la población gazatí, el equivalente a más de 820.000 personas de la población española, más que toda la población que habita la ciudad de Valencia, que es la tercera más poblada del Estado español. También la población palestina en Cisjordania es objeto de ataques criminales.

Hoy, se calcula que en la ciudad de Rafah, fronteriza con Egipto, se concentran más de un millón de personas a las que se niega lo más elemental: agua, comida, medicamentos, asistencia sanitaria.

La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948 define a éste como “un acto cometido con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”. La Corte Internacional de Justicia ha resuelto que Israel tome medidas inmediatas para no violar dicha convención, ante la denuncia presentada por Sudáfrica el 11 de enero. Resolución desatendida por Israel sin que ningún gobierno europeo haya hecho ningún movimiento sustantivo en apoyo de su cumplimiento.

Ante todo ello, como organizaciones y ciudadanos comprometidos con el derecho de los pueblos a su existencia en condiciones dignas, en particular del palestino:

Exigimos el Alto el Fuego Inmediato, que se detenga la agresión del Estado de Israel constitutiva de intento de genocidio. Instando al gobierno español a que decrete el embargo de todo envío de armas y la Ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con el Gobierno israelí.