
El imperialismo norteamericano se ha remangado y se muestra sin ningún tipo de rubor como el carnicero humano que es. Lo hace de la mano del sionismo, que no del pueblo judío. Es imprescindible iniciar el relato con esta precisión porque el sionismo europeo se esconde detrás de los mitos religiosos de Israel para justificar las atrocidades que escandalizan a todas las personas del mundo comenzando por los propios judíos. Miles de ellos participan en las acampadas universitarias a lo largo de distintos países donde se dan estas respuestas al crimen atroz con que cada día despertamos.
Estas personas se movilizan con nosotros, sufren con nosotros, denuncian a EEUU e Israel junto a nosotros y abogan por la convivencia en palestina y cualquier otro lugar con nosotros.
Del otro lado está la jauría humana. Una parte de ella son las élites de EEUU e Inglaterra siempre asociadas al gran capital sionista que los Rothschild y otros como ellos representan.
No podemos identificar el pueblo judío que clama contra la barbarie en el mundo entero, y el sionismo encarnado en Netanyahu y la familia Rothschild
Son la voracidad acaparadora como enfermedad antisocial.
Han sido educados en el Supremacismo absoluto de su Dios superior a toda creencia y a toda la Humanidad. Su Dios por supuesto, es el dólar.
Diariamente corrompen políticos, organizan bandas armadas, establecen los objetivos y mandan allá a sus perros de guerra, eufemismo de asesinos a sueldo del gran capital mundial.
Están tan seguros de su poder destructivo que ya se han retirado la última de sus caretas amables para llamar y organizar el exterminio de todo el pueblo palestino, de sus jóvenes y ancianos, de sus hombres, mujeres y niños.
Lo vemos todos los días pero nadie hace nada a excepción de otros pueblos de la zona que también pagan la osadía de desafiar al mismo Diablo con ataques recibidos en sus territorios de la mano de los hasta ahora impunes ejército y aviación israelíes.
El resto del mundo se sumerge en el dolor y el horror del espectáculo obsceno de las consecuencias de los ataques terroristas de las bandas armadas sionistas a toda persona árabe en los pueblos y ciudades que soportan esta barbaridad.
Hay que organizar manifestaciones, actos de denuncia clamando para que los que dicen representar a la humanidad sancionen y aislen a los genocidas.
Mientras eso no suceda, los servidores del gran capital mundial se seguirán creyendo intocables porque hasta ahora así ha sucedido.
Sin embargo hay que estar atentos al ruido de la hierba al crecer.
Hacen falta manifestaciones y actos de denuncia exigiendo que se sanciones y se aísle a los genocidas
EEUU e Israel han demostrado a las claras y sin rubor alguno que las empresas occidentales de alta tecnología son parte del aparato militar occidental, ora en conflictos USA, ora en el genocidio palestino.
Han demostrado que lo han hecho muy bien creando esos entramados.
El problema surge el día después de las explosiones de película que todo el mundo ha podido ver.
La reflexión común a lo largo y ancho del planeta es que los aparatos que compramos con aparente uso comunicativo y doméstico, que no solo pueden dar detalles de nuestra vida para cualquier uso ilegal o chantajista sino que además, convenientemente elaborados con cargas explosivas en su interior, revientan la casa y a quienes se encuentren en ese momento en ella.
Eso ha sucedido en Beirut. Miles de personas han sido atacadas con decenas de muertes y cientos de amputaciones.
¡ Gran trabajo, el del Mossad !.
Solo que el mundo no ha acabado en ese día y quienes se muestran como claros desafectos de la causa del Tío Sam saben que los sistemas de control y escuchas presentes en nuestros aparatos ya han reportado nuestro perfil a sus correspondientes corresponsales de control de la ciudadanía.
A deshacerse de los aparatos yanquis, de inmediato. Los controles de seguridad fueron pasados y a saber de qué manera y cuánto dinero se ha invertido en sobornos en este desgraciado episodio.
Nada será como ayer. Los productos de países OTAN aparecen como una fuente de peligro para cualquier persona en los países que EEUU trata de entrar arrasando todo lo que se oponga a su exigencia de dominación y vasallaje.
Un caso extremo de vasallaje sin lugar a dudas es el increíble estado de postración de la Unión Europea respecto a todos los aspectos a pesar del encarecimiento prohibitivo de la vida y la demanda de envíos de tropas y material militar a los conflictos de especial interés estadounidense.
Sucede con Ucrania y ahora además lleva a los países de la UE a participar de los ataques de EEUU e Inglaterra a Yemen y de desplazar barcos de guerra y tripulación especializada al Mar Rojo con la intención de impedir los ataque hutíes a los barcos de los estados de la agresión dantesca y genocida a Gaza que Netanyahu extiende a Cisjordania y Líbano.
Un caso extremo de vasallaje es el increíble estado de postración de la Unión Europea ante las órdenes de EEUU
Hay una necesidad urgente de no comprar producto alguno a las empresas señeras de la OTAN y/o representativas de la identidad productiva de los países de la agresión al pueblo de Palestina.
Y esto no solo por la solidaridad encomiable con las víctimas de este crimen colectivo contra la Humanidad llevado adelante por EEUU y sus palmeros habituales si no por la necesidad inmediata e inminente de preservar nuestra propia seguridad personal y colectiva.
Todo el planeta ha comprobado que hay empresas preparadas para asesinar a algunos de sus clientes. A quien se le asigne el papel de víctima lo decide la élite de la Cosa Nostra norteamericana en sociedad con el estado de Netanyahu.
Ya nadie está a salvo. Y urge crear un cordón sanitario que frene la sed de sangre de los que han creído que el mundo y quienes lo integramos les pertenece.
Esta es la segunda conclusión de la matanza palestina con apoyo de la ONU y todos los elementos de representación creados por USA a imagen y semejanza de sus intereses más inconfesables.
Es necesario un pacto mundial de ruptura con este tipo de mafias de inmediato.
Es evidente que no se trata de una decisión fácil. Se nos ha inducido a creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles con la metáfora de las metáforas establecida por Borrell.
Hemos sido los afortunados moradores del Jardín fuera del contacto con las chusmas que trepan por nuestras paredes para acabar con nuestro bienestar.
No es así. El precio del engaño es el silencio más miserable y la complicidad con la más criminal de las actuaciones contra la población palestina elevando la apuesta de estos últimos más de 70 años de represión a la categoría de Solución Final emulando la denominación que Hitler dio al exterminio del pueblo judío.
Tras 70 años de represión, el genocidio israelí al pueblo palestino emula la Solución Final con que Hiltler definió el exterminio del pueblo judío
El pequeño gran pueblo palestino con su resistencia ha señalado al asesino ante toda la población mundial. Netanyahu, Biden, Trump, Khamala Harrys, todos y todas son sirvientes leales de quien arranca vidas por todo el planeta para convertir en realidad los cambios demográficos y territoriales que lleven a entregar tierras fértiles, agua, litio, coltán, alimentos de inmediato a la propiedad de los Rothschild y demás elementos que arrastran la palabra Humanidad por el fango envuelta en fango, sangre y silencios cómplices obtenidos a golpe de sobornos y prebendas para esas élites con las que los pueblos, tenemos muchas cuentas por ajustar.




















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