¿Se encuentra nuestro Partido una vez más como a lo largo de su historia, en una de sus grandes encrucijadas? Y, como consecuencia de ello, ¿Volveremos los socialistas a poner en juego el único patrimonio que tenemos, El Partido, todo a cambio de un mal sentido del patriotismo? ¿Merece la pena seguir perdiendo tanta credibilidad ante la ciudadanía para mantener esta sociedad tan injusta y desigual?
Así, podríamos estar haciéndonos preguntas indefinidamente que podríamos resumir en aquello de «Barco sin honra u Honra sin barco”.
Soy de los que creen que el partido no puede ser una jaula de grillos y por tanto de los que piensan que tenemos que recuperar el sentido de la disciplina democrática y el respeto a las decisiones de nuestros órganos, y por ello hay que recuperar el valor de la honestidad como cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse respetando los valores de la justicia y la verdad. La honestidad como valor humano que significa que la persona que la tenga no solo se respeta a sí mismo sino también al resto de sus semejantes.
Es evidente que nuestro Partido se ha convertido en una cámara de resonancia donde todo lo que escuchamos es nuestro propio eco en lugar de escuchar las voces de la ciudadanía. Es como si viviéramos en mundos paralelos: el Partido en uno y los ciudadanos /as en otro.
Por ello propongo como una necesidad imperiosa el que recuperemos el Pensamiento Crítico, y con ello no nos perdamos en ése pragmatismo desnaturalizador que tanto conviene a los que defienden el final de las ideologías. Mientras existan dominadores y dominados, mientras existan explotadores y explotados, no puede haber final de las ideologías.
El socialismo, pues, se encuentra teorizado como proceso y no como acto y, por consiguiente, como actuación política esencialmente ideología.
El socialismo sin ideología improvisa, se aferra a un falso pragmatismo: se identifica como “Partido de gobierno», en lugar de ser el Partido de la sociedad.
La burocracia orgánica cambia el valor político de las ideas por la defensa tecnocrática de la excusa, reconoce con su pragmatismo que los principios y valores en los que se sustenta, se han quedado viejos, trasnochados y arcaicos, ya no son válidos para transformar la sociedad.
Este estado de cosas, desde la mirada de IS-PSOE, genera una endogamia funcional donde el acto político queda reducido a una lucha de poder, o a una mera gestión burocrática de gobierno sin sentimientos ni horizonte.
Los equilibrios territoriales que además son ajenos a las ideas y a los proyectos colectivos, nos desnaturalizan, y nos llevan a parecer, más una confederación de partidos, a liderazgos mesiánicos o caudillistas que evita los debates colectivos, y nos arrastran hacia la imposibilidad de ampliar a miembros distintos al grupo de poder, cuantos menos seamos mejor, esto es lo que el compañero Juan Antonio Molina denomina como los PROTEINEICOS, aquellos que encontraron en la política un ecosistema y un estatus de promoción social que les lleva a tener un solo objetivo, la preservación de su situación, en lugar de pensar en cómo solucionar los problemas de los ciudadanos/as, aunque para ello tengan que poner en cuestión su dedocrático empleo. Claro que en este juego es difícil que participen quienes nada tienen que ver con el proyecto, pues están en el gobierno no por socialistas sino por méritos tecnocráticos.
El socialismo, compañeros/as, se ha quedado sin sociología y la socialdemocracia sin novio al pie del altar del sacrosanto Mercado; todo ello en virtud de una mercadotecnia que ha convertido al PSOE en un ente de gestión en el que la eficacia consiste en alejarnos del modelo de sociedad que propugnamos, llevándonos a la creencia de que el socialismo es un objeto fugaz que puede ser salvado al margen de aquello que debe constituirlo.
Desde IS creemos que son muchísimos los ciudadanos/as que creen que en el socialismo está el futuro; que esperan un socialismo renovado, que piense no tanto en políticas concretas, sino en cómo modificar las relaciones de poder que ha permitido que esta sociedad sea tan injusta y desigual. Son muchos los que mantienen sus esperanzas e ilusiones de una vida plena en libertad e igualdad y que solo un socialismo renovado y recuperando sus valores y principios y que cumpla lo que promete les puede dar.
Ya dijo Ortega que nada había tan pernicioso como hacer historia sin sentido histórico, y pienso que existe una deriva en nuestro Partido que lo aleja del sentido histórico de la nación, sino de lo que es más grave de nuestra propia historia; hoy ser SOCIALISTA no se premia con la confianza, casi se castiga, hoy estamos en el esnobismo, cualquiera que sea independiente es mejor, como si la independencia y no los valores y principios socialistas fuera el valor a preservar y promocionar.
No faltaran compañeras/os bien intencionados, que nos llamaran a la responsabilidad por el interés de España, para que permitamos que gobierne RAJOY y su PP, nos pedirán que olvidemos que ha sido el PP el responsable de la situación tan desigual e injusta en que vivimos.
Desde IS-PSOE decimos NO y siempre No. Ningún ciudadano/a que ha votado al PSOE puede entender que los socialistas avalemos esas políticas tan injustas y desiguales.
Los ciudadanos/as nos han colocado en la oposición, para ejercerla y desde la misma ser capaces de generar un proyecto capaz de empatizar con la ciudadanía.
Nos preocupa desde IS la sangría de votos que hemos cosechado en Extremadura, pues a pesar de mantener el tipo con respecto a otros territorios, lo cierto es que hemos perdido más de 30000 votos, además mal de muchos, consuelo de tontos, nos preocupa porque además somos gobierno y ello nos debe hacer pensar, ¿qué no hemos hecho? ¿O que hemos hecho que los extremeños/as, no han entendido?
Los socialistas hemos de aprender que los miedos se vencen enfrentándonos a ellos y así evitar convertirnos en un Partido perdedor de manera crónica, nuestro objetivo no era quedar por delante de Podemos, nuestro objetivo era ganar al PP, para acabar con sus injustas y desiguales políticas.
Quiero terminar diciendo que Pablo Iglesias fundó dos organizaciones: La Unión General de Trabajadores y el PSOE. Desde las dos se sirve al proyecto socialista y las dos son necesarias para su consecución, y por ello no creo que sea bueno que la Unión cierre o devuelva el patrimonio sindical, que tanto esfuerzo costó recuperar, así que os ruego a los dirigentes que habléis con los de la Unión y tratéis de ayudarles para que no se cierre ninguna de las casas del pueblo, pues las sedes de la Unión son las casas de los ciudadano/as que tienen depositadas sus esperanzas e ilusiones en una vida mejor.
Salud y gracias