El cambio necesario en Andalucía

Desde la última gran crisis de 2007, la ciudadanía progresista en toda Europa ha ido escorándose cada vez más hacía posiciones más tendentes a castigar cualquier pacto con la derecha o con políticas liberales, la irrelevancia en la que han venido cayendo partidos socialistas, como el francés, el griego, el laborismo británico o el SPD alemán, son clara muestras de ello; incluso en España desde 2007 el PSOE había venido perdiendo capacidad política a medida que perdía apoyo entre los electores progresistas que se decantaban por otras opciones ‘más a la izquierda’.

En el contexto europeo ha hecho falta que en Reino Unido apareciera un líder como Jeremy Corbyn, para volver a poder disputar el gobierno a los Tories (al margen de cómo se desarrollen las elecciones del próximo 12 de diciembre), o que en Alemania el SPD haya anunciado que romperá su acuerdo con los conservadores de Merkel, o que en Portugal gobierne el socialismo con apoyos de los comunistas y otras fuerzas de izquierdas, o que en Italia hubiera de sufrirse la política de la extrema derecha para que las distintas opciones progresistas, hasta ese momento profundamente enfrentadas, se unieran para formar gobierno. Todo esto ha venido empujando a la opinión pública progresista para acabar clamando la unión de las diferentes políticas de izquierdas. De este modo en toda Europa una esperanza de cambio se vislumbre como una alternativa real y plausible contra la imposición neoconservadora y ultraliberal que parecía no tener contestación en este siglo XXI.

Asimismo en España ha hecho falta que el PSOE pasara por una fuerte crisis interna -que no es el objeto de análisis de este artículo- para que éste virara hacía posiciones menos liberales, llevándolo en primer lugar a hacer que triunfara por primera vez en nuestra historia una Moción de Censura, al ser capaz de aglutinar en torno suyo a todas las opciones progresistas, y en segundo lugar a ganar ampliamente las elecciones por dos ocasiones seguidas, lo cual ha alimentado una esperanza de cambio entre todos los progresistas, no sólo en España, sino también en toda Europa.

Mientras todo esto ocurría la Federación Socialista Andaluza parecía mantenerse al margen de esta vorágine política que asolaba toda Europa, en parte porque era de los pocos lugares en Europa donde las fuerzas progresistas gobernaban y donde parecían tener una alternativa a las políticas liberales/conservadoras. Así era percibido, al menos, por gran parte de los electores progresistas. Pero el pasado 2 de diciembre de 2018, del que ahora cumplimos un año, los electores progresistas en Andalucía le volvieron la espalda a un PSOE-A que había dado muestras de no ser sensible a este anhelo de cambio social; la Federación Socialista Andaluza había venido manteniendo una política más cercana a los sectores liberal-conservadores de lo admisible para la ciudadanía progresista. Internamente había liderado una gestora que había propiciado, sin contrapartidas algunas para la ciudadanía en su conjunto, un gobierno de derechas a nivel nacional; externamente había roto su pacto de gobierno en la Junta de Andalucía para forzar unas elecciones tras las que pacto con un partido liberal que se escoraba cada vez más a la derecha, renunciando así a gran parte de su programa progresista tolerando a cambio políticas liberales, el resultado de esta apuesta política tuvo su punto final en las elecciones del pasado 2 de diciembre, cuando el PSOE-A perdió el gobierno de la Junta de Andalucía, hundiéndose con la mayor pérdida de votos en unas elecciones andaluzas, en las que el dato de abstención fue el más alto desde 1990. Desde entonces el PSOE-A se ha mostrado incapacitado para conectar con una ciudadanía cuyas demandas, que se han visto amplificadas por los últimos acontecimientos sobre los ERE’s, versan en torno a un profundo cambio en toda la estructura del PSOE-A, pues sigue viendo al frente de ellas a todas las personas que propiciaron las líneas políticas que antes hemos descrito. Otra consecuencia de todo esto, e indisoluble de ello, es que hemos perdido cualquier empuje político y cualquier capacidad de hacer oír nuestra voz en los grandes temas nacionales.

En Andalucía, por poner simplemente algunos ejemplos: seguimos sufriendo una fuerte desigualdad estructural, que se traduce en uno altos índices de pobreza así como un alto porcentaje de paro permanente y que no sólo no parece responder ante estímulos exógenos, sino que según los últimos datos está creciendo aún con mayor intensidad; a esto hay que sumarle, además, un alto porcentaje de abandono de los estudios incluso en las etapas más primarias, por el contrario los mejores formados emigran por falta de salida profesional en nuestra tierra; padecemos de debilidades estructurales, que ante la opinión de los expertos, son especialmente críticas ante los cambios que se producirán por el calentamiento global y el fuerte deterioro exponencial de las condiciones climáticas y biológicas; los pilares de nuestra sociedad, sobre los que se cimientan el Estado del Bienestar, están siendo ferozmente atacados por la derecha, ahora en el gobierno andaluz, especialmente el Sistema Andaluz de Salud y la Educación (anteriormente mencionada); los niveles de pobreza (junto con los de Extremadura) son los más altos de todo el Estado español, especialmente el infantil; la tasa de inversión en políticas de atenuación para las personas dependientes está entre las más bajas de toda España…

En Andalucía, necesitamos, demandamos, un liderazgo que en primer lugar sepa aglutinar alianzas progresistas. Alianzas que deben dar como resultado políticas y proyectos que apuesten nítidamente por la defensa de la Justicia Social ante las opciones conservadoras; que apueste decididamente por el desarrollo de lo público, no únicamente como sostén social, sino también como campo de expansión económico, competitivo y tecnológico, ahí está nuestro potencial en el sector de la biomedicina o aeronáutico, por poner dos ejemplos recurrentes; necesitamos liderar el desarrollo de políticas de transición ecológica ya no sólo que fomenten el desarrollo sostenible -el futuro no nos perdonaría que lideráramos un cambio de paradigma en el sector energético, teniendo unas condiciones envidiables para ello- sino que necesitamos un liderazgo que apueste sin vacilación por  introducir medidas urgentes para paliar los efectos actuales del cambio climático, no exclusivamente sectores como el agrícola, ganadero, pesquero o el turismo dependen de ello, toda nuestra sociedad, todo nuestro futuro depende de ello.

En el contexto de la actual problemática de Estado, necesitamos en Andalucía una voz firme que desde nuestra comunidad defienda la solidaridad entre territorios como mecanismo para lograr una base más igualitaria entre individuos, y no una especie de suerte de ‘unidad nacional’ sobre el imaginario de una disputa de orden jerárquico Estado en contraposición a Comunidad Autónoma, como si fueran entes enfrentados. Desde un punto de vista progresista necesitamos un liderazgo valiente capaz de expresar, en sintonía con lo ya acordado y expuesto en la Declaración de Granada y de Barcelona, la necesidad de explorar la concepción orgánica de un Estado que permita partir hacia un desarrollo económico y social desde unas condiciones mínimas vitales garantizadas para todos mediante la aplicación de la solidaridad en el marco de un entorno federal.

Necesitamos, y esto en definitiva es lo más importante, un liderazgo capaz de seducir a la sociedad, con capacidad de pedagogía para convencer a la ciudadanía de que confíe en que somos capaces de llevar a la práctica políticas progresistas para el bien tangible de la sociedad y no para los intereses de unos pocos.

Jose Luis Bejarano Damas

Secretario de Política Institucional de la Agrupación del PSOE de Almensilla, Sevilla.

Autor: Baltasar Santos

Licenciado en Psicología, post grado en mediación, y máster en psicología forense. Curioso y en constante aprendizaje. Me encanta impartir clases, las TIC, pero sobretodo soy un apasionado de las personas. y disfruto aplicando psicología y formación para el desarrollo de personas y organizaciones. Desde 2019 tengo la responsabilidad de gestionar como regidor del Ayuntamiento de El Vendrell, los recursos humanos, la hacienda, secretaría, contratación y los departamenos de empadronament i Servei d'atenció al ciutadà.

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