La Amnistía del procés: una necesidad histórica

La Amnistía del procés es el resultado de unos pactos nacidos de una correlación de fuerzas favorables a los avances democráticos, por tanto, contrario al statu quo de la Transición; de ahí la férrea negativa de las derechas reaccionarias a aceptar la Amnistía, pues ello equivale a reconocer el carácter plurinacional de nuestro país y, por tanto, asumir la necesidad de avanzar en la democratización del Estado.

Puede parecer una exageración afirmar que yo observo la actual dinámica política como una pugna entre dictadura y democracia, pero no es así.

Veamos.

Como resultado de una Transición intervenida por el aparato franquista, muchas de las estructuras de poder del viejo régimen perviven hasta nuestros días; son el mismo perro con distinto collar. Siguen, pues, haciendo suyo el viejo dogma de la unidad indisoluble del Reino de España, por oposición a una República federal o confederal, moderna y avanzada.

Las citadas derechas tratan de imponer manu militari un fantasmagórico estado de derecho, incoherente y contradictorio, producto de los déficits democráticos de la Transición y, por tanto, origen de graves disfunciones, irresolubles bajo el régimen del 78.

Ello resulta evidente; no solo por la extremada agitación reaccionaria, que perturba el buen funcionamiento de ciertas instituciones, y las degrada, sino también por la actitud inamistosa y ceñuda del rey Felipe VI durante la jura del presidente Pedro Sánchez.

El corsé de hierro impuesto por la monarquía está herrumbroso, y sus remaches comienzan a saltar ante el empuje y las ansias de libertad de las viejas naciones sin Estado; es decir, de Catalunya, Euskadi y Galicia.

De entre las ruinas del aparato franquista, emerge un nuevo ciclo democratizador. Su éxito está condicionado a una sólida alianza entre las fuerzas plurinacionales que sustentan al Gobierno de coalición.

De la inteligencia estratégica de las citadas fuerzas, coaligadas de hecho, dependerá que la dialéctica entre dictadura y democracia no derive en grave involución.

Tengo la firme convicción de que sabrán avanzar con valor y perseverancia, codo con codo, formando un amplio frente democrático, pese a los vientos contrarios que soplan ya con fuerza. No queda otro camino.

Aviso a navegantes

Argentina, Milei y la herencia peronista: Inflación superior al 142 % con el 40 % de pobreza extrema y reservas en mínimos. La debacle de la izquierda en las elecciones argentinas llevará a más precariedad, hambre, desprotección y desesperación, abonando así el terreno a soluciones autoritarias aún peores.

Manuel Ruiz Robles,
Capitán de Navío de la Armada (R), antiguo militante de la UMD, portavoz del colectivo de militares demócratas “Anemoi”.
Madrid, 20 de noviembre de 2023

Ante la nueva oleada de declaraciones sediciosas de altos mandos militares, aparecidas en los medios digitales y cadenas de TV en horas de gran audiencia, creando alarma social, manifestamos nuestras más rotunda condena.

La primera oleada ha consistido en un manifiesto, publicado por la franquista Asociación de Militares Españoles (AME), sin firmar, en el que un grupo de militares retirados (según nuestras fuentes, 7 generales, 23 coroneles, 4 tenientes coroneles, 7 comandantes y 9 capitanes) piden a las Fuerzas Armadas que destituyan al Presidente del Gobierno de España y se convoquen nuevas elecciones.

La segunda oleada, se refiere a declaraciones, publicadas por el diario “El Mundo”, de altos mandos de las Fuerzas Armadas en activo, que

podrían haber incurrido en un presunto delito de sedición militar, castigado por el Código Penal Militar con penas muy severas.

El retorno, de tales intimidaciones militares de extrema derecha, es a nuestro juicio, responsabilidad, cuando menos, del silencio cómplice del Rey, de la inacción del PSOE y de la actuación presuntamente prevaricadora de su Ministra de Defensa, que protege a los “fuertes” y hace callar a los “débiles”; como lo ha hecho en los casos del Teniente Segura, expulsado por denunciar valientemente la corrupción interna, del Cabo Santos, expulsado por su ideología democrática y la Artillera Valdearcos, vilmente acosada, calumniada y expulsada.

18 de noviembre de 2023

Luces de bohemia: la farsa constitucional

El martes 31 de octubre se representará en las Cortes una nueva escena de Luces de bohemia: el juramento solemne de la cadete Borbón ante los representantes del pueblo español.
Su jura civil simboliza -unos días después de su jura militar- el carácter militarista y reaccionario del sistema político emanado de la dictadura, pues no hubo a su término un auténtico proceso constituyente en libertad.
De llegar a reinar, será jefe del Estado español como consecuencia de las leyes de sucesión decretadas por el dictador genocida Franco, aún vigentes.

Se trata de un paripé superfluo, pues sería inviolable según el art. 56.3 de la constitución, por tanto, impune, aunque delinca, ya que no le sería reconocida responsabilidad alguna por actos contrarios a las leyes, y no podría ser detenida o juzgada. Por ende, en caso de perjurio no podría ser investigada, procesada y menos aún condenada; por ejemplo, si llegase a emular a su tatarabuelo Alfonso XIII.
Y, por si no bastase, tendría además el mando supremo de las fuerzas armadas. Mando supremo que su padre Felipe VI ejerció de forma amenazante con su abominable discurso del 3 octubre de 2017, emitido en directo ante todo el país por los medios de comunicación, tras el brutal apaleamiento del pacífico pueblo catalán por las “fuerzas del orden”.

Lo anterior, prueba que la función efectiva del rey -contrariamente a lo que opinan algunos juristas militares, quizá ingenuamente- no es en absoluto simbólica, sino último eslabón de la cadena de mando militar y, por tanto, garante del ordenamiento constitucional según el art. 8 de la constitución.
Algo totalmente insólito en los países de nuestro entorno.
La monarquía es un grave obstáculo para la salida pacífica de los conflictos derivados del carácter plurinacional del Estado, pues esa es su verdadera función constitucional.
Farsa constitucional que el próximo martes 31 de octubre escenificará la cadete Borbón como protagonista estelar, encarnando la continuidad de un régimen monárquico-parlamentario heredero de Franco.

Será, una vez más, la esperpéntica confirmación del carácter militarista del régimen, en donde el rey representa la última ratio de la oligarquía financiera frente a un posible cambio en la correlación de fuerzas sociales.
Una mayor unidad y empuje en la acción de los movimientos sociales, favorables a la autodeterminación de los pueblos del Estado, limitará la hegemonía de la oligarquía española, abriéndose paso la República de una vez por todas. Pues, como he expresado en más de una ocasión, tengo la convicción de que solo es posible democratizar el Estado aceptando su carácter plurinacional y el derecho de autodeterminación.
Mientras tanto, continúa el genocidio del pueblo palestino a manos del Estado de Israel sin que su padre, el rey Felipe VI, condene los evidentes crímenes de lesa humanidad del gobierno israelí. Por el contrario, se ha dado prisa en condenar hipócritamente el derecho del pueblo palestino a la resistencia contra el ocupante, calificándolo de terrorismo.

Manuel Ruiz Robles, antiguo militante de la UMD,
portavoz de la iniciativa “militares españoles por la paz”.

República y Futuro

Bajo el título “Republica y Futuro”, el Comité para la Alianza de los Trabajadores y Pueblos (CATP), con la colaboración de la Asociación Trabajo y Democracia (ASTRADE), ha celebrado el 14 de abril, 92º Aniversario de la proclamación de la II República, en la sede central de la Unión General de Trabajadores (UGT), en Madrid.

Al acto asistieron una treintena de militantes republicanos, organizados en distintas asociaciones y colectivos, muchos de ellos y ellas vinculados al CATP. Desde la mesa, intervinieron en este orden: Xabier Arrizabalo, en nombre de Información Obrera (IO), profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid (UCM); Ángel Pasero, presidente de Unidad Cívica por la República (UCR); y Roberto Tornamira, en representación de Tribuna Socialista y portavoz del CATP. Los intervinientes abordaron la cuestión República desde distintas ópticas.

Recordaron que la proclamación de la República estuvo impregnada de ilusión y de satisfacción de los pueblos del Estado español, por el logro conseguido por el propio pueblo con su acción; sentimiento que se definía en el cántico “El Rey no se ha machao, que lo hemos echao”. Sabían y/o intuían que no se había resuelto nada definitivamente, pero eran conscientes de que se había derribado el obstáculo principal, el más visible, de la opresión de una clase favorecida y minoritaria sobre otra mayoritaria pero desfavorecida.

La caída de la Monarquía abría el camino a las aspiraciones de los pueblos, en materias como la Educación Pública; sólo en los dos primeros años de la II República se abrieron más escuelas que en toda la historia de España. Y se produjeron grandes avances en la igualdad de la mujer, avances que no se entenderían ni hubiesen sido posibles sin la movilización y el empuje de la clase trabajadora, en esos y en otros aspectos.

Aseveraron que es la hora de la República y la hora de pasar definitivamente la página del franquismo, que está presente en todas las instituciones; una situación anómala que vivimos desde hace 45 años, desde que se aprobó la Constitución que nos endosó al Rey que había instaurado el régimen de Franco.

Cada vez son más los ciudadanos que consideran la Monarquía una institución anacrónica y contraria a los principios de la democracia. Para evolucionar y alcanzar la República es necesario crear tejido republicano a partir del debate y la acción política de los partidos que se reclaman de la izquierda. No se trata de cambiar el Rey por un presidente de la República, se trata de dotarnos de un nuevo contrato social en el que la herencia no pueda ser el criterio para la elección del jefe del Estado.

Los hechos históricos constatables dejan al descubierto los nudos del “Atado y bien atado” del dictador y su régimen. El primero de esos nudos es la Ley de Sucesión del 6 de julio de 1947, tan sólo 8 años después de acabada la guerra: Esta Ley cumplía con el compromiso contraído por Franco y los generales golpistas con la dinastía de los Borbones y, a la vez, traicionaba ese compromiso, pues se establecía la instauración de la monarquía y al mismo tiempo se nombraba a Franco jefe vitalicio del Estado. El otro nudo se ató el la Ley de Sucesión del 22 de julio de 1969, en la que ya sí, se instauraba La Corona, en la persona de, en aquel entonces, el príncipe Juan Carlos de Borbón, a condición de que Franco muriese. La Constitución de 1978 asumió el testamento del régimen franquista, incluso en las prebendas más groseras de la institución monárquica, como es la inviolabilidad y la irresponsabilidad del Rey, impunidad de la que gozaba también Franco y sus afines.

Los hechos, 45 años después, constatan que la arquitectura institucional, de la que nos dicen e insisten que la “clave de bóveda es la Corona, está montada para los intereses de la minoría privilegiada que no soporta los avances en derechos y libertades. De la misma manera que no soportaron el esfuerzo educativo y cultural de la República, no soportan mantener hoy los servicios esenciales como la Sanidad, las Pensiones o la Educación. Los ataques a los presupuestos para los servicios públicos se producen en un momento en el que no se escatima en el incremento de los presupuestos para la guerra.

Sobre estas exposiciones giró el debate en el que intervinieron militantes socialistas del PSOE, de la UGT, y comunistas; todos ellos y ellas con el común denominador de ser firmantes del Manifiesto Internacional ¡Alto a la Guerra!

Se llamó a participar en la 2ª reunión de firmantes que se mantendrá telemáticamente el lunes 17 de abril y se invitó a participar en la reunión abierta que prepara el CATP para el 6 de mayo. En la reunión amplia del CATP se abordará la campaña internacional contra la guerra, la lucha por la defensa de la Sanidad Pública y la continuidad de la campaña por la Auditoría, para defender las Pensiones Públicas.

El acto terminó con todos los y las presentes en pie entonando La Internacional. Tras este acto se celebró una cena republicana.

Roberto Tornamira
Portavoz del CATP

14 de abril: España por la República.

Como cada 14 de abril en miles de municipios se conmemora la proclamación de la II república y se homenajea a los caídos en su defensa y contra el golpe de Estado del ejército nacional que dio lugar a la dictadura franquista. 92 años después, la monarquía heredera del regimen franquista está más que cuestionada. ¿Es la hora de la República?

El debate está en la calle, aunque los medios de difusión no se hacen eco de ello. ¿Monarquía o República?. El debate, ha sido avivado por el retorno del Rey «sinmérito» Juan Carlos de Borbón para participar en las regatas a bordo del «bribón» (curioso nombre para la embarcación real), pero más allá de la coyuntura, nuestro país necesita una república liderada por un jefe de estado elegido por el pueblo en el ejercicio de una democracia.

Dentro del PSOE, en las agrupaciones la gran mayoría de militantes se consideran republicanos. Las Juventudes socialistas se han pronunciado en diversas ocasiones por la república e incluso la corriente interna Izquierda Socialista ha reclamado recientemente un referéndum sobre la forma de Estado que debe haber en España y preguntar sobre «Monarquía o República», pero el debate se queda ahí.

Hoy, 92 años después, y en vísperas de unas elecciones municipales recordamos que hace 92 años, en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, el periódico «el socialista» publicaba un artículo que llevaba por título «España por la República». Para los socialistas el pueblo estaba convencido de que la Monarquía era el desorden, el caos y la anarquía y se celebraba que la esperanza de salvación para España fuera la República. Pidiendo con firmeza que todo el mundo respetase y acatase la “soberana voluntad del país”. (Fuente: Periódico El Socialista, número 6920).

Baltasar Santos
TribunaSocialista

¡¡¡8 DE MARZO POR EL ALTO A LA GUERRA!!! ¡¡¡POR LAS REIVINDICACIONES!!!

Todo conflicto bélico abre una situación de inestabilidad política, ya que provoca hambre, muerte, paro, destrucción masiva… De manera brutal en los países implicados, en este caso Rusia y Ucrania, pero también en Europa y más allá. Utilizando la guerra como la pandemia, los Gobiernos de Europa intentan realizar la unión nacional y el consenso con la mentira de defender a Ucrania.

Es por ello que Mujeres Republicanas sitúa como una prioridad la lucha contra la guerra, contra los presupuestos de guerra (en nuestro país representan ya el 2,17 % del PIB) y contra las bases militares (que incluye el combate contra la ampliación de las bases de Rota y Morón), al servicio de la OTAN.

Nos indignamos frente al silencio o al cinismo de la dirección de las organizaciones que dicen defender los derechos de las mujeres y participan en la política de guerra.

Nuestra tarea se inspira en la tradición del movimiento obrero internacional que avanzó en paralelo con el combate por la emancipación de la mujer.

No somos neutrales, ni el Gobierno ruso, ni el de Ucrania, ni EE.UU., ni la OTAN, ni la ONU darán solución válida para la clase obrera. Solo puede darse a partir de la movilización de los pueblos y con la retirada de las tropas. Es por ello que para nosotras la posición del Gobierno del Estado español al lado de los intereses del imperialismo de EE.UU. se alinea con su política interna de frustrar los intereses de la clase trabajadora eliminando buena parte de lo que unos y otros incluso llevaban en sus programas electorales. Denunciamos su unidad en defensa de los presupuestos de guerra y en particular en defensa de las instituciones heredadas del franquismo.

No somos neutrales. Estamos del lado de las miles de mujeres rusas detenidas y muchas de ellas en paradero desconocido por manifestarse contra la guerra. Del lado de las cientos de miles que han huido o lo intentan, tanto compañeras ucranianas como rusas, y están en manos del gran negocio de la trata en los países de la «Europa libre». Del lado de las miles de desaparecidas a manos de torturadores. Del lado de las refugiadas. Del lado de las que, obligadas a quedarse, sufren la violencia en todas sus formas: física, mental, sexual y económica con total impunidad.

Estamos del lado de las miles de compañeras y compañeros que continúan manifestándose en Francia contra la reforma de las pensiones, del lado de las compañeras y compañeros que luchamos por defender nuestro sistema de pensiones también en nuestro país, del lado de las manifestaciones de los trabajadores alemanes contra la carestía de la vida, del lado de las manifestaciones en defensa de la enseñanza pública, del lado de las compañeras y compañeros sanitarios en las huelgas a lo largo y ancho de todo el Estado en defensa de la sanidad pública, del lado de las huelgas del sector del metal, de la industria, de las compañeras del servicio de ayuda a domicilio, de las trabajadoras de residencias, de todos los sectores en lucha por salarios dignos.

Aumentar el presupuesto militar va en detrimento de los gastos sociales y no hará otra cosa que destruir aún más los servicios públicos, recortar nuestros derechos y ahondar aún más en la explotación de la clase obrera y la de la mujer en particular. La posición del Gobierno, alineándose con los otros Gobiernos que están al servicio de los promotores de guerras, incluso apoyándose en la Iglesia católica, hace que nos reforcemos en la necesidad de mantener una posición enérgica de defensa de los derechos y las reivindicaciones. Lo que se avecina es profundizar en un ataque brutal a toda conquista social. También el mantenimiento de leyes como la Ley Mordaza, con la que pretenden mantenernos a raya en cualquier movilización.

Las mujeres somos víctimas de todo conflicto armado, y también las primeras en movilizarnos en contra.

ES POR ELLO QUE PARA NOSOTRAS LA LUCHA CONTRA LA GUERRA ES LA LUCHA POR LAS REIVINDICACIONES

Crisis del Estado, cambio de Régimen y Fuerzas Armadas (II)

Por Manuel Ruiz Robles

El capitalismo neoliberal ha extendido su control sobre las conciencias, con una eficacia nunca vista en otros periodos de la historia. Es una forma insidiosa de totalitarismo que impregna al conjunto de la sociedad, genialmente anticipado por el escritor George Orwell (1903-1950), combatiente antifascista en la Guerra de España.

Oligarquía y Fuerzas Armadas en el Estado español

La razón última esgrimida por el Estado es la razón de la fuerza. Ante una crisis terminal el Ejército pasa a primer plano. En tal situación éste puede sentirse impelido a sostener la Monarquía en declive o, por el contrario, a dejarla caer.

El Ejército está organizado y jerarquizado de forma que la ideología imperante entre sus cuadros de mando tiende a identificarse con los intereses de la oligarquía financiera, que es la que realmente manda; tanto más cuanto más altos se encuentran aquellos en la pirámide jerárquica.

La oligarquía, o clase dominante, controla la inmensa mayoría de la actividad social, ejerciendo su influencia mediante los aparatos ideológicos que domina, puestos a su servicio: TV, prensa, enseñanza, clero, etc. El capitalismo neoliberal ha extendido su control sobre las conciencias, con una eficacia nunca vista en otros periodos de la historia. Es una forma insidiosa de totalitarismo que impregna al conjunto de la sociedad, genialmente anticipado por el escritor George Orwell (1903-1950), combatiente antifascista en la Guerra de España.

La severa alienación impuesta por los poderes financieros, solo puede ser contrarrestada en parte por mecanismos de comunicación independientes, no controlados por el poder establecido; como lo son, en cierta medida, las redes y colectivos sociales.

El relativo aislamiento de los militares, generalmente forzado, promueve la endogamia y el mantenimiento de rancias tradiciones familiares, creando un mundo estanco a los valores de la mayoría social.

Algunos apellidos conocidos se repiten a lo largo de generaciones en las altas jerarquías de los ejércitos; son los llamados príncipes de la milicia, y constituyen una casta privilegiada. Esta forma de clasismo fomenta un sentido patrimonial de la institución, llegando estos a percibirla como si de su propio feudo o cortijo se tratase.

El Rey, como jefe del Estado y jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, refuerza el carácter oligárquico de las cúpulas militares, pues constituye un elemento de referencia ideológica y de clase entre la oficialidad, desde el inicio de su carrera en las Academias, o en la Escuela Naval, hasta su pase a la situación de reserva o de retiro.

La oficialidad se identifica emocionalmente con el Rey, pues él también fue cadete o guardiamarina, por tanto “compañero”.

El rey Felipe VI ya no necesitará escenificar de nuevo un golpe de efecto para afianzar su corona, como en el famoso 1 de octubre, o durante su infame discurso dos días después; ni tampoco la irrupción, pistola en mano, de ningún coronel en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. Decenas de escaños fascistas y ultramonárquicos, incluidos generales retirados, son ahora el brazo político de su guardia pretoriana, decidida a impedir cualquier progreso democrático.

El pasado 16 de octubre, un exdirigente y exmiembro del partido ultraderechista con representación parlamentaria, denunció en el programa “Salvados” cómo un destacado fundador y dirigente de la organización incita a sus militantes a portar armas.

Imperialismo, militarismo y conflictos bélicos

El reparto territorial del mundo entre las potencias imperialistas es especialmente visible en la actual fase de acumulación capitalista. Su impacto en la configuración de las alianzas militares, sus implicaciones geoestratégicas, así como la generalización de los focos de conflicto armado, presentan un oscuro panorama y un trágico balance de sufrimiento y destrucción.

El imperialismo moldea la ideología de sus Fuerzas Armadas, y las de los países sobre los que ejerce su supremacía, imponiendo un militarismo favorable a sus intereses.

La competencia por el dominio de los mercados y los recursos materiales entre potencias imperialistas fue la causa de la I y II Guerra Mundial. La segunda (1939-1945) tuvo como preludio la Guerra de España (1936-1939), provocada por el golpe militar del 18 de julio contra el gobierno legítimo de la II República, golpe inmediatamente apoyado por la Alemania nazi y la Italia fascista.

Una nueva colisión imperialista a gran escala está gestándose en el corazón de Europa. Las causas no hay que buscarlas en la mente diabólica de ningún dirigente, sino en las contradicciones que se vienen dando en la esfera internacional, tras la disolución de la URSS y la transformación de la República Popular China en un gigante económico, en evidente conflicto de intereses con los USA.

El imperialismo hegemónico intenta seguir manteniendo su supremacía global. Su pretendido altruismo -la defensa de la democracia- no tiene la menor credibilidad. Washington utiliza la guerra como medio de imponer su hegemonía a escala planetaria. Para ello ha establecido un férreo cerco militar, instrumentado por la OTAN, que aprieta como un dogal sobre el cuello de Rusia, potencial aliado de China.

La escalada de provocaciones ha situado a la corrupta oligarquía rusa, contestada internamente, ante un grave dilema. Lamentablemente, el presidente Vladimir Putin ha elegido el camino equivocado. Su intervención militar directa en el conflicto civil originado en 2014 tras el golpe del Maidán, bajo análogos pretextos que la corrupta oligarquía occidental, ha desembocado finalmente en la Guerra de Ucrania.

Un primer paso de la estrategia puesta en práctica por los USA, en competencia global con la República Popular China, está consistiendo en la utilización de Ucrania como ariete contra Rusia a fin de fragmentarla y, de ese modo, alcanzar el control sobre sus recursos -minerales, gas y petróleo- primordiales para su supremacía tecnológica.

Determinados minerales estratégicos son esenciales para la industria moderna, en particular para la producción de materiales especiales y fabricación de armamento moderno. China posee un tercio de las reservas mundiales de tierras raras y controla el 75 % de su producción, seguida de Brasil, Vietnam y Rusia. Por otra parte ha superado a los USA en el desarrollo y producción de tecnología 5G para la telefonía móvil. Mantiene a su vez un esfuerzo titánico para el desarrollo y producción de microchips avanzados, a fin de asegurarse el autoabastecimiento de estos dispositivos, base de la digitalización, que está impulsando vertiginosamente la nueva revolución industrial y mediática.

El objetivo inmediato de los USA es la erradicación definitiva de toda colaboración existente entre los países de la Unión Europea y Rusia, asestando de paso un serio golpe a la industria alemana, motor económico de la Unión. El sabotaje de los gaseoductos imposibilita el suministro de gas ruso, imponiendo de este modo Washington su gas licuado y su petróleo, procedentes del fracking, de elevado precio, mediante transporte marítimo.

El rey Felipe VI, jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas, ha tomado descaradamente el partido de la guerra, es decir el de la OTAN, dominada por los USA, de la que es un ferviente fan, poniendo en grave riesgo la seguridad nacional.

Los USA sitúan a nuestro país, por su posición geoestratégica, como primera línea de batalla en su guerra contra la Federación de Rusia. Las provocadoras declaraciones del Sr. Borrell y de la ministra de defensa Sra. Robles no dejan lugar a dudas. Mientras tanto, la República Francesa pide contención en la escalada verbal.

Los pueblos europeos -sobre todo los ucranianos y rusos, golpeados directamente por el conflicto- se oponen a la guerra y abogan por una solución política al desastre.

Las élites políticas de Occidente, subordinadas a la supremacía de los USA, siguen pretendiendo a toda costa una derrota humillante de Rusia. Algo difícil de imaginar sin que se produzca una escalada sin freno, que desembocaría en la III Guerra mundial, de la que España no saldría indemne.

Manuel Ruiz Robles es antiguo miembro de la Unión Militar Democrática

Crisis del Estado, cambio de Régimen y Fuerzas Armadas (I)

Por Manuel Ruiz Robles

La crisis del Estado español, acrecentada por el declive de la Monarquía, desembocará, antes o después, en un cambio de Régimen, focalizado por la crisis económica, la guerra de Ucrania y la crisis territorial.

Crisis económica, estimulada por el efecto adverso de las sanciones impuestas por la Unión Europea a Rusia, agravada por la inminente recesión, abatiéndose con intensidad sobre las capas populares.

Guerra de Ucrania, criminal y odiosa, como todas las guerras. Guerras en las que las víctimas civiles no son “daños colaterales”, sino objetivos militares deliberados: Gernika, Carretera de la Muerte (Málaga-Almería), Dresde, Hiroshima, Kiev…

Crisis territorial, motivada por el antagonismo entre el núcleo duro del nacionalismo español (que controla el aparato del Estado) y las naciones sin Estado (Cataluña, País Vasco, Galicia).

Crece la desigualdad económica y se generaliza la pobreza

La incomprensible actuación de los dirigentes políticos de Europa, arrastrados a la guerra por los USA, así como a la imposición de sanciones a Rusia, estancan el conflicto y debilitan la industria alemana, motor de la economía europea.

La crisis, agravada por la guerra, está provocando una subida incontenible de precios, especialmente de los productos básicos -energía y alimentos- golpeando a las clases populares.

Los pobres serán más pobres, las clase medias trabajadoras perderán poder adquisitivo y los ricos serán más ricos.

Tales desigualdades económicas, junto a la insoportable generalización de la pobreza, provocarán conflictos sociales prolongados en el tiempo.

Los militares y el modo de producción capitalista

Los militares formamos parte de la sociedad a la que tenemos el deber de servir.

Sin embargo, la sociedad está atravesada por contradicciones propias del modo de producción capitalista, que la divide en clases con intereses antagónicos. Este antagonismo da lugar a ideologías contrapuestas.

Pese al férreo control que el régimen del capital ejerce sobre los ejércitos, sus miembros no son ajenos a los conflictos sociales nacidos de los antagonismos de clase.

Estos conflictos surgen como consecuencia de las relaciones de producción existentes entre explotadores y explotados, es decir entre los grupos sociales mayoritarios que producen los bienes -la riqueza- y aquellos otros grupos minoritarios que detentan el poder de decidir el destino de la riqueza producida.

Una de las principales contradicciones del sistema de producción capitalista es la apropiación privada del trabajo social.

El saqueo perpetrado a lo largo de decenios de la caja de la Seguridad Social y la pretensión de privatización de las pensiones públicas, está ocasionando una ola de protestas.

El llamado “rescate” de las grandes entidades financieras, con cantidades ingentes de dinero público, no ha sido aún recuperado en su totalidad por el Estado.

La creciente privatización de los servicios sanitarios, acompañada de los recortes en la sanidad pública, degradan uno de los pilares esenciales del llamado estado del bienestar, socavando la salud y la esperanza de vida de la población.

La pauperización de la enseñanza pública con salarios indignos e interinidad abusiva, unida a las excesivas ratios de alumnos en las aulas, redundan en el bajo rendimiento escolar y en las altas tasas de abandono educativo temprano.

Esa dinámica, que tiende a acrecentarse, afecta sobre todo a la clase trabajadora, por tanto a la mayoría de los militares, y más concretamente a las escalas de tropa y marinería. La actividad sindical en los cuarteles, prohibida por ley, impide a estos compañeros la defensa de sus derechos más elementales.

Las escalas de oficiales, por el contrario, detentan privilegios abusivos. Su clasismo de grupo cerrado determina su ideología; ajena al funcionariado, que repudian. Por ello tienden a adoptar creencias y actitudes propias de los sectores más conservadores y reaccionarios de la sociedad.

¿Colapsará el modo de producción capitalista?

No parece probable que los medios de producción, en un próximo cambio de régimen, pasen a ser propiedad colectiva de la clase trabajadora, pues nadie en sus cabales desea una guerra civil, salvo algunos exaltados fascistas con mando en plaza.

No se trata, por tanto, de plantear la viabilidad del cambio del modo de producción, ni tan siquiera de su conveniencia, cuya concreción plantearía dudas razonables.

En efecto, la Revolución de Octubre de 1917 -que trató de construir un mundo sin explotadores ni explotados, despertando grandes esperanzas entre las clases populares- involucionó hacia formas muy alejadas de las teorías desarrolladas por K. Marx (1818-1883) y F. Engels (1820-1895) en el siglo XIX. Teorías que pusieron genialmente en evidencia las contradicciones internas del sistema de explotación capitalista.

La crítica de tal modo de producción cambió para siempre la forma de analizar los procesos sociales: “toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases”.

El inevitable antagonismo de clases transcurre en nuestros días sometido a constituciones y leyes desiguales. Constituciones resultantes de los procesos históricos por los que cada país ha transitado. El desarrollo de tales procesos determina finalmente el status y el prestigio social de sus Fuerzas Armadas, así como la ideología de éstas y sus valores internos.

La constitución española del 78 refleja el punto de equilibrio entre los antagonismos de clases -jurídico y militar- impuesto por el aparato de la dictadura franquista, que transitó indemne hacia el nuevo régimen. En la llamada Transición, la clase dominante siguió detentando idéntico poder al que ejerció durante la dictadura, quedando en papel mojado toda la falsa retórica constitucionalista referente a los derechos sociales. Mientras tanto, se blindaban los exorbitantes privilegios del Rey, jefe de fila de la oligarquía.

Cuando la lucha de clases se agudiza por efecto de las contradicciones internas del sistema, ésta puede llegar a forzar un cambio de régimen en sentido progresivo o, por el contrario, en sentido regresivo. En ambos casos -de producirse un cambio cualitativo en la correlación de fuerzas- cambia la base jurídica fundamental, es decir la Constitución, que rige de forma estructural la pugna de intereses entre ambas clases.

Un cambio de régimen no implica necesariamente una revolución que destruya el régimen de producción capitalista; ni, por el contrario, una contrarrevolución que derive en una dictadura militar fascista, forma extrema de la explotación capitalista.

(Manuel Ruiz Robles es antiguo miembro de la Unión Militar Democrática)

¡Pueblos del Estado, construyamos la República!

Por Manuel Ruiz Robles

Frente a la gigantesca ola reaccionaria, blanqueada por el régimen del 78 impuesto por la reforma de la dictadura, es urgente que avancemos en la construcción de la República. La errónea política de apaciguamiento está facilitando el regreso amenazante de un monstruo que nunca se extinguió.

El franquismo es culpable del golpe militar contra el gobierno legítimo de la II República, además de ejecutor de la sanguinaria represión contra la oposición al golpe una vez acabada la contienda, con más de 130.000 desapariciones forzadas que no prescriben.

La dictadura terrorista del general Franco se prolongó cuatro décadas, asesinando opositores incluso hasta los días previos a su mutación engañosa.

El franquismo sigue hoy muy vivo en las actuales Fuerzas Armadas, de imposible reforma. Su blanqueamiento sistemático por los sucesivos ministros de defensa no ha cambiado su esencia, como lo prueban los continuos sucesos de enaltecimiento del franquismo, pese al tiempo transcurrido. Esta intolerable situación representa una amenaza muy real para los intereses de los trabajadores, las trabajadoras y las libertades populares tan duramente conquistadas.

La República que construyamos ha de ser respetuosa con la soberanía popular, expresión política de la libertad de los pueblos y base del poder capaz de disputar de forma efectiva la hegemonía política a la oligarquía financiera y terrateniente.

Una oligarquía cuyo instrumento de dominio fue la dictadura franquista y hoy lo es un régimen monárquico escasamente parlamentario, subordinado a la dictadura impuesta por el tratado de Maastricht, enemigo de los pueblos.

La amenaza reaccionaria agita por doquier, hoy como ayer, la bandera rojigualda de la dictadura franquista, que adoptó la bandera de los Borbones. Una dinastía que jamás trató fraternalmente a los pueblos y naciones del Estado español.

Lo prueba el inconstitucional y agresivo discurso del rey Felipe VI contra la Generalitat de Catalunya, representante legítima del pueblo catalán, cuyas más altas autoridades electas fueron procesadas, condenadas y encarceladas; si bien parcialmente indultadas, aunque no amnistiadas.

Nuestra querida Catalunya, una nación sin Estado, fue brutalmente apaleada por las fuerzas del orden borbónico, es decir violentamente reprimida por querer ejercer pacíficamente su legítimo derecho a decidir su futuro. Un pueblo humillado por un rey medieval, vergonzosamente adulado hasta la náusea, que como su patético progenitor es inviolable e impune aunque delinca.

Y por si fuese poco:

Al Rey, jefe del Estado, le corresponde el Mando Supremo de las Fuerzas Armadas, así como, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra y hacer la paz. (CE 78)

El escudo de la Segunda República tampoco representa a los pueblos del Estado, pues éste ignora a muchos pueblos y naciones que constituyen parte de nuestro ser histórico; una realidad plurinacional que rechazó suicidamente aquella añorada República, debilitando a las fuerzas republicanas frente al agresor nazi-fascista. La historia no se repite, pero a veces regurgita venenosas toxinas.

Un pueblo que oprime a otros pueblos no puede ser libre. La unidad no nacerá jamás de la coerción violenta, sino del libre consentimiento. Por ello, dadas nuestras circunstancias históricas, algunos militares pensamos que solo una República confederal en una Europa de los pueblos, libre a su vez de la dictadura neoliberal impuesta por el tratado de Maastricht, tendría un largo recorrido en paz y en libertad.

Por ello la bandera roja, amarilla y morada -enseña histórica de progresistas, demócratas y republicanos desde la década de 1830- limpia de símbolos equívocos, puede llegar a ser la de una República confederal, libre y fraterna, que está por construir.

Algunos republicanos de izquierda replican erróneamente que algunas fuerzas del llamado bloque de investidura no son republicanas. Su concepto ortodoxo de la República -fundamentalista y jacobina- explica que alguno de sus lideres históricos se haya manifestado junto a fuerzas neofascistas en Barcelona, no hace tanto tiempo, exigiendo la “sagrada unidad” de la patria.

El bloque de investidura es sin duda esperanza de un futuro más democrático y solidario. Un futuro que deseamos fervientemente, en donde la libertad y la fraternidad, que brotan de la justicia social, sean sus líneas de acción prioritarias, pues sin libertad no hay justicia social ni patria que valga ni paz que resista.

Es de esperar, por tanto, que el bloque que sostiene actualmente al Gobierno de coalición progresista, sea capaz de construir y ensanchar «…las grandes alamedas por donde pasen la mujer y el hombre libres para construir una sociedad mejor».

Manuel Ruiz Robles, activista del movimiento de militares republicanos y republicanas.

¿Gobernar sin ideales?

A pesar de mis setenta y siete años cumplidos, sigo siendo un poco iluso, toda mi vida, especialmente esa parte donde mi implicación política fue mas directa y activa, he sido catalogado como “utópico”, por la mayoría de las personas que me rodearon, mi mujer y mis hijos lo llevan con resignación, pero lo curioso es que las mayores confrontaciones e incomprensiones por mi utopía, las he sufrido siempre de quien en teoría menos se debería de esperar, de mis propios compañeros de ideología.

Ideología, eso que cada vez existe menos en la política actual, ideología que en los grupos de la derecha nunca existió, pues básicamente sus actos están dirigidos e inspirados desde siempre, por cuestiones exclusivamente macroeconómicas y la finalidad de su empeño, es siempre la de aumentar los dividendos de las empresas que manejan a la sociedad, este hecho, que viene siendo así desde que el ser humano abandono el trueque y se inventó la moneda, era propio de la sociedad conservadora, y también de la que se hizo conservadora, al conseguir el espejismo de unas mininas comodidades ficticias, que quiso conservar ante los compañeros que aún no las tenían.

Pero desde que los socialistas, tuvimos la desgracia de tener que gobernar nuestro país con mayoría absoluta, nuestra derechización ha sido constante y progresiva, perdiendo una tras otra, nuestras señas de identidad que nos diferenciaban, justamente por esa utopía que era la persecución de una sociedad justa.

Perdimos el pudor, cada vez éramos mas sumisos a los caprichos del Capital, cada vez nuestros ideales se difuminaban, con una desvergüenza que nunca antes habia sido propia de un socialista.

Una y otra vez, sucumbíamos a los caprichos de las multinacionales, asumiendo sus premisas que imponían sus brechas sociales, aun sabiendo que eso iba en contra de nuestros planteamientos éticos y morales, que cada vez son menos éticos y menos morales.

A día de hoy, el retroceso de las clases sociales más débiles, es cada vez mas evidente, pues a la falta de socialización de nuestros dirigentes, se unen una serie de crisis económicas y sociales que nos golpean una y otra vez, lo que crea un caldo de cultivo ideal, para en crecimiento desmesurado de la extrema derecha, que esa si que tiene unos ideales muy claros además de los económicos y son los facticos, con los correspondientes recortes de derechos y sometimiento de las clases mas desfavorecidas.

Hoy gobierna nuestro Partido, pero son escasas las señas de identidad socialista, que de sus decisiones se desprenden, evidentemente con la “ayuda”una Izquierda tan fragmentada de forma tan irreconciliable, que lo único que consigue es el regocijo de la derecha, que espera ansiosa nuestra total descomposición, para entrar a destruir esos pocos logros sociales, que tan lentamente con tanta timidez se van consiguiendo.

Quizás nuestro presidente lo tenga claro, yo no, yo no tengo claro, porque hemos abandonado a los saharauis, entregándoselos sin miramientos a un monarca depredador, quizás nuestro presidente tenga claro, que lo mejor ante un conflicto es armarse hasta los dientes, aumentando el odio en lugar de fomentar el dialogo, yo desde luego eso no lo tengo tan claro, quizás él, también tenga claro, que a los que huyendo de guerras en el cono africano, intentan llegar a nuestro país buscando una vida, se les asesine y masacre en colaboración con el Monarca Alauí

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Se que es complicado gobernar con ideales, teniendo que contentar a tantos socios, que a pesar de presumir de tendencia social, solo están a nuestro lado como carroñeros, esperando satisfacer las pretensiones que no conseguirían nunca de otra forma, pero mi pregunta es ¿vale realmente la pena humillarnos destruyendo nuestros principios?, sabiendo que estamos destruyendo o colaborando a la destrucción de nuestro tejido social.

Querido presidente, querido compañero, ¿no crees que gobernar sin ideales lo hacen mejor los que hoy en la oposición esperan tu caída?, diferénciate de ellos, recupera nuestros principios, recupera nuestra ética, olvida eufemismos “socialdemócratas” y vuelve al socialismo real, esa es nuestra seña de identidad, nuestro espíritu, no es adquirir y conservar, lo nuestro, lo realmente socialista, es compartir equitativamente.

¡¡SI SOY UTOPICO, Y ESPERO SERLO MIENTRAS EL UNIVERSO ME MANTENGA COMO HUMANO PENSANTE!!

Paco Ascón
Xares, 15 de Julio de 2022