Entrevistamos a Mar Noguerol Álvarez

Pregunta.- Hace años que resulta evidente que faltan decenas de miles de médicos y enfermeras en el SNS. Todos lo reconocen, pero esto no cambia. ¿Qué crees que deben hacer los médicos para contribuir a revertir esta situación?

El déficit estructural de médicos se vive con especial crudeza en Atención Primaria. La medicina familiar y comunitaria es la especialidad más afectada, desde hace varios años, con un futuro sombrío por la cercanía a la jubilación de numerosos compañeros sin expectativas de recambio. Las crecientes necesidades en las urgencias hospitalarias, el crecimiento de la sanidad privada con grandes hospitales, o la fuga masiva de profesionales a otros países ante la precariedad y las malas condiciones laborales, han detraído masivamente profesionales y condicionado que el recambio sea insuficiente para garantizar siquiera el mantenimiento de la plantilla de los centros de salud.

Enfermería es el otro colectivo profesional con unas ratios claramente insuficientes máxime si las comparamos con las de otros países europeos, sin que haya habido voluntad política de potenciar el colectivo en competencias y efectivos.

Los médicos hemos hecho muchas cosas y las seguimos haciendo: denunciar la situación y proponer soluciones en todos los foros donde es posible, movilizaciones que han incluido la huelga, denuncias ante la opinión pública… Todas las tribunas han sido una oportunidad para alertar y exigir medidas tangibles. Agradezco que se me brinde esta.

La pandemia ha sacado a la luz, como nunca, la situación de deterioro estructural. Las nuevas tareas y necesidad de atención nos ha arrasado, con esta 6ª ola como puntilla.

En los centros de salud hemos reclamado insistentemente un aumento de los recursos, y como médicos, como directores de centros de salud, como entidades reivindicativas de la sanidad, hemos elevado múltiples solicitudes para cambiar la situación, con propuestas realistas y razonables que requieren un aumento de la inversión que se nos niega. Hemos llegado al punto de presentar una demanda colectiva al Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que dictó en marzo de 2021 una sentencia condenatoria para la Comunidad de Madrid por vulnerar los derechos de los médicos de atención primaria en materia de integridad física y salud, condenándola a elaborar un plan de prevención de riesgos laborales con determinación de la carga de trabajo: fijando los cupos, número máximo de pacientes a atender por jornada de trabajo y tiempo mínimo de dedicación a cada uno, así como al establecimiento de una plantilla acorde con ello y a la cobertura de las vacantes existentes en la misma. La Comunidad ha recurrido esta sentencia y estamos pendientes de la inminente vista en el Tribunal Supremo.

P.- ¿Qué piensas de la política sanitaria del Gobierno durante estos dos años de pandemia?

Curiosamente un ministerio que era considerado “de segunda” por recaer las competencias en las comunidades autónomas y sus servicios de salud, pasó a ser el centro del gobierno y de la política nacional. La primera ola fue tan inesperada y devastadora que limitó la capacidad de reacción y respuesta adecuadas. El resto me ha parecido un tanto errática, manejando la contradicción entre la falta de competencias y la necesidad de unificar criterios y de una autoridad sanitaria con credibilidad y claridad. Sí ha habido un esfuerzo por generar consensos y el Consejo Interterritorial no ha debido reunirse tanto en toda su historia, pero hacían falta algo más que reuniones, y a las CCAA, al menos a la de Madrid, hay que pedirle rendición de cuentas de los fondos que se le entregan, porque desde luego en atención primaria no llegan o llegan en gastos absurdos, pero no en lo que realmente hace falta que son recursos humanos. Los consensos en ocasiones han sido más políticos que científicos y, en mi opinión, hubiera sido deseable haber implicado en mayor medida a la comunidad científica en órganos consultivos estables más allá de los efectivos ministeriales.

El principal acierto considero que ha sido la apuesta firme por la vacunación, con una de las mayores coberturas a escala internacional.

En atención primaria no hemos vivido un apoyo significativo y tangible en momentos particularmente difíciles, como esta 6ª ola que nos ha arrasado. Hubiera sido muy positivo sentir un gobierno que no permite diferencias entre comunidades tan abrumadoras, por ejemplo en la gestión de las incapacidades temporales por COVID. Esperamos también que se hagan realidad los fondos anunciados para atención primaria, con rendimiento de cuentas incluido.

P.- La Atención Primaria es competencia del Gobierno de la Comunidad de Madrid ¿Crees que los incumplimientos, del Gobierno de Díaz Ayuso, pone a los madrileños y madrileñas en una indefensión equiparable a la que sufren nuestros mayores en la red de residencias?

El Gobierno de Díaz Ayuso es un enemigo declarado de la Atención Primaria, en la que, según sus palabras, se atiende mal al ciudadano, se cuelgan los teléfonos y de repente no hay médicos. Cuando alardea de haber aumentado los recursos y haber renovado los contratos de refuerzo, debería informarle la gerencia de Atención Primaria que no ha habido más que una ridícula contratación de gestores COVID y de algunos refuerzos en enfermería y unidades de atención al usuario, que no se han renovado en muchos casos, o que se han renovado hasta finales de marzo, para lo cual tuvimos que organizar una protesta exigiéndolo, por parte de los Equipos Directivos de 202 centros de salud (de un total de 267) y sus 97 consultorios locales.

En realidad, lo que hace IDA y sus lacayos de la consejería y viceconsejería de sanidad es echar cortinas de humo sobre el problema de fondo que es la infrafinanciación crónica de la sanidad madrileña y especialmente de la atención primaria, con años y años de inversión nula en centros de salud que se caen de viejos y cutres, y especialmente con una antipolítica de recursos humanos que nos ha llevado a un debilitamiento estructural y un estallido en la pandemia.

Sí, profesionales y pacientes estamos en una situación intolerable de indefensión y crispación ante una nave que va a la deriva y que cada día vemos como se empeñan más en destruir. Nuestro modelo de sistema sanitario público con una primaria como columna vertebral no les interesa porque no es permeable a la penetración del capital privado de los lobbies sanitarios y restringe la capacidad de expansión de la sanidad privada, así que su apuesta es el abandono y la desinversión.

P.- ¿Se han recuperado los recortes que sufrió la Sanidad entre 2008 y 2017?

No, las infraestructuras no se han renovado, las plantillas no se han recuperado y el avance de la sanidad privada en estos años ha sido impresionante en la Comunidad de Madrid, al punto que será difícil de revertir si en el futuro no hay un cambio de política sanitaria que apueste por el fortalecimiento del sistema público.

P.- ¿Qué se debe hacer para retener a los profesionales que están pensando abandonar la Sanidad Pública y para recuperar a los que ya se han ido?

Mejorar las condiciones del ejercicio profesional y de los niveles asistenciales. Acabar con la precariedad, mejorar las retribuciones, apostar por la conciliación familiar. El diagnóstico y el tratamiento está hecho hace tiempo, en atención primaria hasta lo hemos sintetizado en unas cifras sencillas como son la inversión del 25% del presupuesto sanitario y los 12’ por paciente o el máximo de 28 pacientes día, y la plantilla necesaria para ello, que estimamos entre 600-1000 médicos de familia y 150-300 pediatras. Las cifras más bajas implicarían al menos igualarnos con la media del resto de CCAA, pues es público y notorio que la CM es la que menos invierte en sanidad en porcentaje sobre el PIB y por habitante, y específicamente en atención primaria con una inversión del 10-11% del presupuesto, muy alejada de la media de las CCAA en torno al 14%.

P.- Los cuatro pilares básicos del Estado de Bienestar: Sanidad, Educación, Pensiones y Dependencia, por distintas causas, han sufrido recortes económicos y sus consecuencias se han visto agravadas por la pandemia. Pensionistas, familiares de fallecidos en las residencias, colectivos sanitarios y educativos se movilizan en defensa de estos servicios públicos ¿No sería el momento de unificar los esfuerzos en la defensa de los servicios públicos?

La pandemia ha implicado aislamiento, miedo al encuentro social, desmovilización y agotamiento. La evolución en oleadas sucesivas y sorprendentes, como en el caso de esta 6ª que estamos viviendo que ha acabado con las expectativas optimistas tras la vacunación y que augura un futuro todavía incierto tras 2 años de sufrimiento, hace todavía más difícil sobreponerse y poder hacer planes de futuro. El cambio a un tipo de relación social y comunitario basado en las redes y lo virtual, a las protestas y propuestas virtuales, y a la confianza o expectativa de cambio o mejora sobre todo desde las instituciones, es otro de los regalos envenenados que nos ha traído la pandemia, que además de haber sido una lección de humildad a la humanidad, para quien quiera entenderla, y una oportunidad de cambio, ha sido también portadora de muchos cambios vitales entre ellos de la forma de luchar, al menos de momento. Pero si algo nos ha dejado claro es la necesidad de unos servicios públicos fuertes que nos protejan y estén preparados para responder a situaciones extremas, y que además sean los que puedan corregir la desigualdad en aumento de nuestra sociedad, garantizando a los sectores más desfavorecidos y vulnerables los derechos básicos. Por supuesto, es el momento de que todos nuestros esfuerzos se centren en ello.

Entrevista realizada por Roberto Tornamira, para Tribuna Socialista

Recortan, engañan y hacen el ridículo

El pilar básico de un Estado del Bienestar, de una sociedad que se precie de ser moderna, desarrollada y con visión solidaria, es disponer de un firme sistema de salud público, universal y gratuito. Es incuestionable (aunque desgraciadamente muchos no lo creen) que todos, todas, debemos tener una sanidad pública de calidad, que garantice una atención básica a nuestros posibles problemas de salud.

El gran problema es que ese “pilar básico” se está viniendo abajo en Andalucía. Todo indica que el gobierno de las derechas del Partido Popular con Ciudadanos, apoyado por la ultra derecha de Vox, está dejando caer el sistema de la sanidad pública, apoyando la privatización de este derecho básico.

No lo digo por criterios subjetivos, que también los tengo, ya que llevo un par de meses queriendo “ver” a mi médico de atención primaria y es imposible. Lo digo por criterios objetivos, de esos que son irrefutables, y que los puedo resumir en los tres siguientes.

En primer lugar, recordar que hace solo dos meses, el Gobierno de la Junta de Andalucía dejó en la calle a más de 8.000 profesionales del Servicio Andaluz de Salud, con el argumento de que ya había pasado el COVID-19 y que no tenían presupuesto para sus contratos. Mentira que haya pasado los efectos de la pandemia (obvio) y mentira que no haya presupuesto, ya que hace unas semanas presentaban el mayor presupuesto que nunca haya tenido la Junta de Andalucía.

En segundo lugar, la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, órgano independiente, señaló hace unos días en su informe anual, que Andalucía es la segunda Comunidad Autónoma con menor inversión sanitaria por habitante, por detrás de la Comunidad de Murcia y por delante de la de Madrid, a propósito, todas ellas gobernadas por el Partido Popular. Mientras que el gobierno andaluz dedicará en 2022 unos 1.388 euros por habitante en gasto sanitario, en Castilla León, Extremadura, Navarra, Asturias o Euskadi, superarán los 1.800 y 1.900 euros por persona, es decir un 35% más. Es una evidencia indiscutible.

En tercer lugar, porque el lumbrera de turno (Consejero de Salud), apoyado por el Gobierno PP-C`s, no tienen otra idea para solucionar el colapso del sistema sanitario andaluz, que pedir la incorporación de jubilados sanitarios para paliar el despido de los 8.000 profesionales. Esa estrategia, digna de alguien que no tiene ni idea de la realidad que gestiona, logra que solo se incorpore un médico jubilado (al que habría que hacerle un monumento en la puerta del hospital al que se incorpore), y falla en el 99,99% de sus estimaciones, convirtiendo a Andalucía en el hazme reír de toda España. Inaudito. En cualquier otro lugar dimitiría por honestidad o ética, debido a su ineptitud, en Andalucía el gobierno de las derechas lo apoya.

Todo es demasiado vergonzoso, demasiado triste, demasiado trágico, pero lo peor de todo es que es verdad … y no pasa nada.

Rafael Fuentes

Militante socialista de Málaga

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