
Los problemas vienen de lejos. El 5 de julio de 2015 se realizó un referéndum en Grecia convocado por el Gobierno de SYRIZA, había que determinar; si el pueblo griego aceptaba o no los planes de rescate que las distintas instancias económicas internacionales querían imponer a los griegos. Pese a las presiones recibidas en favor del Sí e, inesperadamente para algunos, el 62% de los electores votó en contra del rescate con más de 20 puntos de diferencia sobre el Sí.
Alexis Tsipras presidente del gobierno que había hecho campaña por el no, desobedece el mandato del pueblo y acepta las condiciones de la Cumbre de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, en algunos aspectos más duros que los que proponían antes del Referéndum.
En las siguientes elecciones generales gana las elecciones Nueva Democracia (ND) obteniendo una mayoría de 158 escaños de los 300 que tiene la cámara de representantes griegos.
Durante estos 12 años, a los trabajadores del sector público se le han aplicado recortes salariales de hasta el 40% y el salario mínimo pese a haber percibido algún aumento está en 713€.

La huelga del día 9 de noviembre convocada por la Confederación General de Trabajadores (GSEE) y el Frente General de Lucha (PAME) sindicatos mayoritarios tuvo un gran seguimiento, miles de trabajadores y trabajadoras de todos los sectores sociales se manifestaron contra la subida de precios que el gobierno permite y exigen subidas salariales, subida de las pensiones y del salario mínimo. Además del restablecimiento de la negociación colectiva.
El lema contra la pobreza y la guerra fue ampliamente coreado por las manifestaciones convocadas.
Según algunos dirigentes la huelga fue masiva no porque fuese convocada por los sindicatos mayoritarios sino porque era una necesidad para la mayoría social, para gritar que hay que acabar con el saqueo al trabajo y salarios de hambre que no permite llegar a final de mes a las familias trabajadoras, contra las subidas de precios en la alimentación y la energía por la codicia de los patronos y empresas energéticas.
También fue muy extendido el grito contra la guerra, que los manifestantes no hacen suya.
Las declaraciones de responsables sindicales indican que la lucha continuará, y se preparan nuevas movilizaciones en el sector público y privado.
Sorprenderá la clase obrera griega cómo dice la editorial de T.S en este número.