Misiles o pensiones

Un artículo de La Vanguardia del 23 de enero resumía con este título la situación de Francia, tras el levantamiento de la clase obrera francesa contra la reforma de las pensiones anunciada por el Presidente Macrón mientras, paralelamente, también anunciaba un aumento del gasto militar que llega a los 413 000 millones de euros (un aumento del 35%). Más de 2 millones de trabajadores participaban de la huelga y las movilizaciones. Sin embargo, a pesar de la resistencia de la clase trabajadora, la reforma se ha concretado en el aumento de la edad de jubilación de 62 a 64 años, aumentar de 42 a 43 los años para tener la jubilación al 100 por cien y empezar a desmantelar los regímenes especiales. La lucha en defensa de las pensiones continúa en Francia liderada por La Francia Insumisa haciendo tambalear al gobierno de Macron.

Pero, si en Francia se produce esta batalla, «cuando veas las barbas de tu vecino cortar…». Hace unos días, la Comisión Europea lanzaba una amenaza a España: la penalización máxima del Fondo de Recuperación si incumple con la reforma de las pensiones. ¿Y cuál es esta reforma de las pensiones que exige la UE para los españoles?

Cómputo de la pensión

La ampliación progresiva del periodo de cómputo de la pensión a 30 años, pero descartando los dos peores años cotizados. UGT y CC.OO piden. que, en líneas generales, se mejore el acceso a la jubilación porque «no hay ningún país en el que se exijan 15 años para cobrar una pensión».

Factor de sostenibilidad

Europa exige que España tenga un factor de sostenibilidad que automatice el equilibrio de las

pensiones, pero este sistema, aprobado por el PP en 2013, no lo quiere el PSOE. España quiere un Mecanismo de Equidad Intergeneracional para que las pensiones suban un 0,6 % de los cuáles el empresario se haga cargo del 0,5 % y el resto lo ponga el trabajador.

Aquí no se tiene en cuenta el aumento progresivo de la esperanza de vida y, por lo tanto, de cobro de pensiones durante más tiempo ni de otros aspectos demográficos como la natalidad o la inmigración.

Por la auditoría a las cuentas públicas

Mientras el debate sobre las pensiones cruza las fronteras para cernirse sobre nuestro país, sigue sin cumplirse la auditoría pública a las cuentas de la seguridad social, que demostraría la viabilidad del actual sistema de pensiones, y el expolio de la caja única de las pensiones cuyos fondos se han saqueado a lo largo de los años para trasladarlos a otros fines. Una vez más, desde Tribuna Socialista trasladamos la exigencia de cumplir con este compromiso.

Más presupuesto para misiles

Mientras se exige menor gasto en pensiones, por otra parte los compromisos adquiridos con la OTAN se van cumpliendo, produciéndose un incremento del gasto militar que este año está previsto en 12317 millones de euros.

Por ello, entre pensiones y misiles: ¡Pensiones!

¡Alto a la guerra!

Baltasar Santos
Comité de Redacción de TS

Salvemos el planeta…

¿pero en beneficio de quién?

Todos estamos de acuerdo en que la naturaleza está siendo sobreexplotada y que las consecuencias de estos excesos son nefastas. En lo que quizás ya no estemos tan de acuerdo es en quién es el sujeto responsable del cambio climático.

Diversos medios de comunicación, políticos de todo signo y algunos de los que dicen ser expertos en la materia, generalizan y echan la culpa a la humanidad, en su conjunto, y se quedan tan tranquilos. Desde un punto de vista científico no hacen falta muchas más evidencias, la causa inmediata del cambio climático y de la destrucción del planeta es la forma de extraer, transformar y transportar la materia prima y los productos acabados. Es decir, la forma de producción del modelo económico hegemónico.

Una minoría de la sociedad se ha hecho millonaria con la extracción, refinado y comercialización del petróleo, como por ejemplo John D. Rockefeller, el gran explotador de esta materia prima desde 1870. Es solo un ejemplo. Otros, los “Rockefeller” de hoy en día, son los que se pasean por la estratosfera para ver la tierra desde 100 km de altura, emitiendo 100 veces más CO2 por pasajero que un vuelo comercial. O los que han acudido a la Cumbre de Glasgow en 400 jets privados. Son estos mismos magnates y líderes mundiales los que nos dicen que es necesario transformar la economía para salvar el planeta.

Llaman al consenso mundial para transformar, aunque quizás deberían decir reconvertir, la industria, su industria; pero claro, esa idea ya la utilizaron en la década de los 80 y 90, y está muy manida. Esos que no han dudado en despilfarrar y en contaminar, son los que nos llaman a la comprensión porque SU transformación incluye la destrucción de millones de puestos de trabajo.

Claro que hay que tomar medidas contra el cambio climático, pero verdaderas medidas que paren la degradación del medioambiente y respeten las condiciones de vida y trabajo de millones de personas: los trabajadores y sus familias. El único criterio que parece prevalecer en las medidas que algunos dirigentes económicos, políticos y mediáticos proponen es cambiar de materias primas para continuar incrementando el beneficio empresarial…

“Cambiemos algo para que todo siga igual “.

Veamos unos datos que nos da la publicación Nature Geoscience, en un artículo publicado en noviembre de 2013 (vol.6), bajo el título “Metales para una sociedad baja en carbón”, cuando compara el consumo de materiales de las instalaciones eólicas con las actuales tecnologías:

A capacidad equivalente, las infraestructuras eólicas precisan hasta 15 veces más hormigón, 90 veces más aluminio y 50 veces más hierro, cobre y cristal”.

Nosotros repudiamos el negacionismo, pero no por ello tenemos que dejarnos llevar por la propaganda interesada y pagada por quienes anteponen su beneficio económico a la salud de los seres humanos y a la defensa de la naturaleza.

Del 31 octubre al 13 de este mes de noviembre, se ha celebrado la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), en Glasgow, en la que además de dirigentes mundiales han participado empresas como Iberdrola, entre otras muchas; tan preocupadas por lo que le pasa al planeta como por si podemos poner la calefacción o la lavadora. De lo poco en lo que se han puesto de acuerdo ha sido en que hay que destinar, cada año, miles de millones de los contribuyentes a combatir el cambio climático. Y de lo poco que sabemos sobre qué significa para estos señores “combatir”, es que la transformación verde y digital va a costar millones de puestos de trabajo.

Tenemos un ejemplo, no muy lejano en el tiempo, de lo que significa dar dinero público a las empresas para que se saneen y aborden su transformación tecnológica: la banca. De los 60.000 millones de euros que se les entregaron, un 6% del PIB, han devuelto escasamente un 10%, pero, desde 2010 han vertido a la sociedad más de 120.000 puestos de trabajo destruidos y grandes dosis de exclusión financiera, con el cierre de más del 50% de las oficinas.

Exigimos una Transición Justa, que la sostenibilidad no sea sólo un eslogan, que debe tener tres aspectos fundamentales:

  • Sostenibilidad Medioambiental.
  • Sostenibilidad Económica, sabiendo que el incremento permanente del beneficio es insostenible.
  • Sostenibilidad Social.

Teniendo en cuenta el momento en el que nos encontramos, la llamada Transición Verde, debe poner en el centro de atención a los ciudadanos y muy particularmente a los trabajadores (hombres y mujeres en plano de igualdad) y a los jóvenes.

No podemos seguir con unos costes energéticos de transición que se convierten por necesidad de unos en un lastre para la mayoría y negocio para los de siempre. No se pueden repetir anteriores cambios sociales perjudiciales, originados como consecuencia de Revoluciones Industriales que lejos de mejorar los medios y condiciones de vida de los trabajadores, empeoraron y crearon modelos políticos injustos y antidemocráticos que sólo el movimiento obrero pudo conjurar.

Estamos ante un cambio de modelo productivo de gran calado, y en consecuencia de Sociedad. Una sociedad que se revela, como lo comienzan a hacer los trabajadores de la industria.

No debería ser un cambio repentino como el que está imponiendo la banca a sus clientes, sino gradual, con grandes inversiones públicas en investigación y ciencia, lo que nos permitiria tomar decisiones democráticas en un sentido progresista y social; es por ello que consideramos necesario e imprescindible, establecer un nuevo PACTO SOCIAL.

Los ciudadanos, los trabajadores no podemos pagar las consecuencias de un modelo económico que ha causado semejante problema, una gravísima crisis climática, una secuencia de crisis económicas cada vez con mayor frecuencia y que además ha hecho aguas ante la gran crisis sanitaria de la que aún no hemos salido.

Estamos a tiempo.

Eduardo Hernández Oñate

Roberto Tornamira Sánchez

Militantes socialistas del PSOE en Madrid

A %d blogueros les gusta esto: