
El cambio climático es una realidad innegable. Los efectos
destructivos de un sistema económico capitalista basado en la
especulación, el consumismo, la expoliación de los recursos
del planeta y en la explotación del hombre por el hombre, y
en manos del poder financiero, son claros. No me extenderé
sobre ello.
Es necesario tomar medidas para atajar el problema que el
cambio climático supone para el conjunto de la humanidad
y especialmente para las generaciones futuras. Pero el gran
peligro está en que la transición verde y la digitalización de
la economía se ha convertido en el nuevo discurso único, en
el que derechas e izquierdas están de acuerdo, como antes fue-
ron discursos únicos el cumplimiento de los indicadores ma-
croeconómicos que nos llevaron al austericidio o la prima de
riesgo, que llevó a recortes en el sistema público, nunca más
revertidos,
Tenemos ejemplos concretos que nos deben llevar a los so-
cialistas a romper con ese discurso único, con ese consenso
aparente, que solo está produciendo destrucción de empleo,
pobreza y desafección a la política, No es cierto que todos ten-
gamos la misma responsabilidad en el desastre planetario, ni
por asomo. Es el sistema económico el que hay que cambiar.
La única alternativa es el control público de lo que es de
todos: el planeta y los recursos naturales. En manos del poder
financiero, solo encontraremos más destrucción de las fuerzas
productivas y más desigualdad. Mientras unos se frotan las
manos con la transición verde, gastando el dinero público en
financiar cierres de empresa, deslocalizaciones y reestructura-
ciones de plantillas, con la excusa de la transición verde, otros,
la mayoría social, la clase trabajadora sufre las consecuencias.
Veamos algunos ejemplos en Cataluña que no son diferentes
a los que se producen en el resto del Estado español y en el
mundo entero:
-La banca: con la excusa de la digitalización de los servicios,
han dejado de prestar un servicio del que el conjunto de tra-
bajadores somos reos. Decenas de miles de puestos de trabajo
menos en el sector bancario, reducción del número de oficinas
y se deja colgado a miles de personas incapaces de realizar las
operaciones más elementales de forma digital.
-El Sector de la Automoción: Tras el cierre de Nissan y el
Bluf de la china GWM se ha producido la expulsión del mer-
cado de trabajo de miles de personas. En las demás empre-
sas del sector, la fabricación del coche eléctrico (de dudosa
eficiencia ambiental por el impacto ecológico de las baterías)
conllevará la expulsión del mercado de trabajo de al menos el
40% de las plantillas al necesitarse menos mano de obra.
11
noviembre de 2021
Este mes de noviembre, en una región ampliamente desin-
dustrializada (el Penedès-Garraf). se ha anunciado un nuevo
cierre de empresa de componentes para el automóvil que no
serán necesarios para fabricar el coche eléctrico. Mahle de Vi-
lanova i la Geltrú cierra dejando en la calle a 343 trabajado-
res. La multinacional alemana fabrica piñones de motor para
vehículos. Esa pieza no se utiliza en los motores eléctricos de
coche.
Este cierre se une al de la división de Glass de Saint Gobain
en L’Arboç, la Robert Bosch en Castellet i la Gornal, Alfisa
en Santa Margarida i el Monjos, El Corte Inglés en La Bisbal
del Penedès, entre otras. La desindustrailización del Penedès
y Garraf avanza en un desangrado sin que se sepa nada de los
reclamados planes de reindustrialización necesarios ante un
desempleo creciente en unas comarcas en las que la presión
demográfica sigue creciendo con población procedente del
área metropolitana de Barcelona.
- Zonas de bajas emisiones en las ciudades: la imposibili-
dad de circular por amplias zonas urbanas y periurbanas con
determinados vehículos considerados contaminantes es una
cuestión que afecta negativamente a la clase trabajadora, es-
pecialmente con rentas más bajas, ante la imposibilidad de in-
vertir en un coche eléctrico (por su precio) y poder desplazarse
a trabajar. - Eléctricas: el mercadeo de las eléctricas es un claro ejem-
plo de especulación de las multinacionales con las denomina-
das energías verdes, que se traduce directamente en pobreza
energética.
Podría seguir poniendo ejemplos, pero la cuestión es que
hay que romper con ese discurso único. La transición verde no
puede ser justa cuando quita el sustento a millones de trabaja-
dores de todo el mundo, mientras el poder financiero invierte
en los objetivos de desarrollo sostenible para mantener e incre-
mentar su tasa de beneficio.
Los socialistas hemos de poner freno. Nuestra gente, la clase
trabajadora, está amenazada y el gran peligro es que de seguir
en el discurso único, los partidos de izquierda seremos vistos
por nuestra gente como parte del problema, causando desafec-
ción política y labrando el terreno para los negacionistas del
cambio climático y el populismo de la ultraderecha.
Hay que elevar la voz y exigir soluciones para la industria,
poniendo freno a los cierres y despidos y aplicando medidas
de control público sobre la industria y sobre las causas del
cambio climático.
Baltasar Santos
Primer secretario PSC El Vendrell
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