Internacional Socialista: El socialismo que viene

Si hay algo que ha caracterizado históricamente a los partidos socialistas en la defensa de los intereses de la clase trabajadora es su carácter internacionalista, pero como todos reconocen, la IS no ha sido una herramienta útil en las últimas décadas.
Esta semana, en el marco del XXVI Congreso de la IS celebrado en Madrid bajo el lema “El socialismo que viene”, Pedro Sánchez, ha sido nombrado nuevo presidente de la IS sustituyendo a Yorgos Papandreu.

Pedro Sánchez presentó hace unos meses su candidatura a presidir la internacional con el objetivo de renovarla y revivirla. En aquel momento, Alfonso Guerra recordó que ya hacía 30 años que había calificado a la internacional socialista como “una agencia de viajes”. Esta inactividad ha sido reconocida por la mayoría de representantes, incluído el propio Sánchez.

A finales de este mes de noviembre, Pedro Sánchez ha sido elegido por unanimidad de los asistentes al Congreso como nuevo Presidente de la IS. El aval con el que se ha presentado ha sido su gestión de gobierno: actualización de las pensiones conforme al IPC, la subida del SMI o el impuesto a las eléctricas, las grandes fortunas y la banca. en un contexto marcado por las secuelas económicas de la guerra de Ucrania.

Los militantes de las agrupaciones no hemos recibido información sobre este congreso, y de la poca información a la que he podido acceder, destaco la publicación aparecida en la página web del PSOE, en la que Hana Jalloul, secretaria de Política Internacional y Cooperación al Desarrollo del PSOE, escribe en su tribuna de “El Socialista”: “Una vez más nos volvemos a reunir, no solo para renovar los órganos de dirección, sino también para debatir sobre los retos que afrontamos, y que a día de hoy están marcados por hechos tan convulsos como la guerra de Putin, la postpandemia de la Covid y la amenaza del cambio climático”.

Precisamente en su intervención Pedro Sánchez se ha referido a los retos que debe afrontar la IS, y que pasan por abordar estrategias conjuntas en la lucha contra el cambio climático, la colaboración de la IS con los organismos internacionales, principalmente con la ONU y la reincorporación a la internacional de partidos que en su día la abandonaron, como es el caso del SPD alemán, o los socialistas suecos, estandartes del concepto del estado de bienestar en Europa

Para el que suscribe, esta renovación de la IS nace con mal pie, para empezar, por la nula participación de la militancia en los debates, algo que las nuevas tecnologías permiten realizar a la perfección, y que permitirían situar el debate en aquellos temas controveridos sobre los que la socialdemocracia hoy se ha posicionado sin contar con las bases, como por ejemplo, la posición sobre la guerra

de Ucrania, esa guerra que está destruyendo Ucrania entera y empobreciendo a los trabajadores tanto de Ucrania como de Rusia como del mundo entero.

El socialismo que viene tiene que defender los intereses de la clase trabajadora. En esta misma edición de Tribuna Socialista nos hacemos eco de varios ejemplos de resistencia de la clase trabajadora, defendiendo los derechos sociales (nuestro salario diferido, la sanidad, la educación, las pensiones…), luchando contra el empobrecimiento de los salarios,..en formas de movilizaciones y Huelgas, en Grecia, en Bélgica, en el Reino Unido, en Francia, en España y en todo el mundo. El socialismo que viene tiene la obligación de representar estos intereses. Desoirlos, y en ocasiones, enfrentarse a ellos, solo conduce a la pobreza, a la barbarie y a la creciente desconfianza en nuestras organizaciones que tienen como con- secuencia una creciente desafección y que abre la puerta a los populismos y a los fascismos.

Es cierto que la internacional socialista debía renovar- se, pero sobre todo, debe recuperar las alianzas internacionales entre los pueblos con el objetivo de poner fin a la destrucción de sectores productivos enteros, abordar las verdaderas causas de la inflación (que ya aumentaba antes de la guerra de Putin) y de la bajada de poder adquisitivo de los trabajadores en el mundo entero, abordar la producción energética pública que garantice el confort térmico y evite la especulación, abordar la distribución de la riqueza,y abordar en definitiva, un modelo de sociedad basado en la justicia social, la fraternidad entre los pueblos y la paz.

Estos son bajo mi punto de vista los retos que este congreso no ha abordado adecuadamente y que el socialismo que viene tiene la necesidad y obligación de trabajar, representando los intereses de la clase trabajadora.

Baltasar SantosMilitantedelPSCy

miembro del comité de Redacción de TS

Canciones con Poder: La Internacional

Iniciamos 2022 con una nueva propuesta para la sección de Cultura de Tribuna Socialista. A lo largo del año, traeremos canciones e himnos con los que la clase trabajadora se ha identificado a lo largo de los tiempos; en algunos casos desde hace siglos, en otros, décadas, pero que, todos, han quedado instalados en la memoria musical de generaciones y generaciones.

No había otro modo de comenzar que no fuese con la internacional. Como en este caso, cada número de Tribuna Socialista contendrá una canción y unas pinceladas de su origen, contexto en el que fue escrita e historia.

Espero que esta iniciativa que ponemos en marcha sea de vuestro interés y que os aporte algo más de lo mucho que estas letras, ya históricas, han aportado a nuestra clase social.

Roberto Tornamira
Miembro del Comité de Redacción de TS

La letra original, en francés, pertenece a Eugène Pottier, quien la escribió en 1871, dentro de su obra Cantos Revolucionarios. Pottier, fue un obrero francés, del gremio del textil, que participó en la revolución de 1848; fue miembro del consejo de uno de los municipios y las barricadas de la Comuna de París.

En 1888 Pierre Degeyter la musicalizó por encargo Gustave Delory, dirigente del Partido Obrero Francés en la ciudad de Lille (Francia), para el repertorio de la coral del partido. Fue interpretada por primera vez por la Lira de los Trabajadores, en la taberna La Liberté de la rue de la Vignette de Lille.

Durante algunos años sólo fue conocida por los obreros franceses. En 1892 fue aprobada por la II Internacional como el himno oficial de los trabajadores. Luego la letra ha sido modificada según el país y la corriente política que la cantara.

En el Congreso Internacional de Copenhague, el 3 de noviembre de 1910, se convirtió en el himno de todos los trabajadores del mundo. En 1919 Lenin la oficializó en la Tercera Internacional y se convirtió en el himno nacional de la Unión Soviética hasta que el 15 de marzo de 1944 fue sustituida por la composición con música de Aleksandr Aleksándrov y letra de Serguéi Mijalkov.

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